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La historia es mucho más que las cosas del pasado. Es la explicación de porqué tenemos este presente. Va más allá de fechas y personajes. Más allá de monumentos y héroes. Estamos rodeados de historia y sí, la historia está en tu vida.
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La historia es mucho más que las cosas del pasado. Es la explicación de porqué tenemos este presente. Va más allá de fechas y personajes. Más allá de monumentos y héroes. Estamos rodeados de historia y sí, la historia está en tu vida.
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La historia es mucho más que las cosas del pasado. Es la explicación de porqué tenemos este presente. Va más allá de fechas y personajes. Más allá de monumentos y héroes. Estamos rodeados de historia y sí, la historia está en tu vida.
The history is more than just things from the past, it explains why we have the present, it goes beyond dates and characters, beyond monuments and mistakes. We are surrounded by history, and yes, history is in your life. In this episode, we talk to Dr. Iván Mora about how history is constantly being written and rewritten. History is not just a general knowledge of society, it is also a profession. It has expanded to include the perspectives of common people, not just the elites. By understanding the past, we can interpret the present in a different way and have more possibilities for action. History allows us to accumulate experience and postulate expectations for the future. It also helps us understand ourselves as a nation and recognize our repetitive attitudes. History is not written once and for all, it is constantly being rewritten. It can be used as a political tool, with different ideologies presenting different versions of history. It is important to analyze how politicians use La historia es mucho más que las cosas del pasado, es la explicación de por qué tenemos este presente, va más allá de fechas y personajes, más allá de monumentos y errores. Estamos rodeados de historia, y sí, la historia está en tu vida. Hola ¿cómo están? Soy Gabriel Morales y les doy la bienvenida a este primer episodio de La Historia en tu Vida. En esta ocasión platicamos con el Dr. Iván Mora, coordinador de la maestría en Historia de la Facultad de Filosofía en la Universidad Autónoma de Querétaro. Con él platicamos sobre cómo se escribe y se reescribe continuamente la historia. Comenzamos. La historia la tenemos alrededor, determina siempre lo que somos ahora, pero no siempre nos detenemos a entender cómo se hace historia. Es un gusto platicar hoy con el Dr. Iván Mora, el coordinador de la maestría en Estudios Históricos de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro, para que platiquemos con qué se come la historia y cómo nos puede ayudar a entender mejor lo que nos rodea y a tomar decisiones también. Muy bien, muchas gracias Gabriel, muchas gracias Leonardo Ríos también por la invitación. Bien, lo primero que debo comentar, la historia como conocimiento general de la sociedad. Cualquier persona que le preguntes en la calle ¿qué es la historia? quizá tiene una idea general, tal cual, desde el estudio del pasado de los hombres, del pasado en sociedad de los hombres, tal cual. Pero lo que tenemos que también abordar es que es una profesión, finalmente se ha convertido en una profesión poco a poco, quizá desde el siglo XIX en Europa, en Estados Unidos fueron los primeros en estipular e integrar en las universidades programas de historia o estudio de la historia con ciertos métodos, formas de hacerse la práctica historiográfica como le llamamos en el gremio. Pero bueno, en ese sentido se va complejizando porque sí, como estamos comentando, como estoy comentando, es un conocimiento general de la sociedad, de esos hombres y mujeres, de lo que hicieron en el pasado socialmente, culturalmente, sus pensamientos religiosos, sus tradiciones también, que se ha ampliado en los últimos años, en las últimas décadas, el conocimiento histórico de mayor alcance, porque bueno, en un principio, en el siglo XIX y principios del siglo XX, se privilegiaba el estudio estatal, es decir, la historia nacional evidentemente, que era el gran eje de la disciplina. Conocernos a nosotros mismos como nación, y además las naciones latinoamericanas, cuando surgen en el siglo XIX, entonces se han ampliado las perspectivas hacia más ámbitos, es decir, la gente común, qué es lo que pensaba o hacía la gente común en el pasado, porque bueno, finalmente hemos superado la idea que no solamente los grandes hombres y las grandes mujeres, los políticos, los intelectuales, los artistas, son los que necesitamos conocer, necesitamos saber. Entonces, eso es lo primero que diría, se ha ampliado esa visión, esa perspectiva, y nos permite, de cierta manera, al conocer ese pasado, interpretar de una manera diferente el presente. Eso lo voy a dejar en stand-by también para seguir platicando en ello, que tradicionalmente se entiende la historia como su función primordial ser maestra de vida, es decir, no cometer errores al conocer el pasado te posibilita no repetir, por lo menos, errores que se piensan iguales o similares en el hoy. Actualmente, pues bueno, tenemos cierta distancia en esta idea de la historia maestra de vida porque conocemos y sabemos que los eventos son únicos, es decir, no va a volver a ocurrir una Segunda Guerra Mundial, aunque parezca algo similar, con líderes políticos quizá totalitarios como Hitler, quizá extremamente racistas, clasistas en algunos casos, pero no va a ser Hitler, no va a ser Mussolini, Roosevelt, no van a ser los mismos actores, pero sí lo que sí nos permite la historia es que no es el caso de no cometer errores, pero sí tener más posibilidades de acción, es decir, más perspectivas a elegir y más argumentos, lo comentábamos fuera de la entrevista, más argumentos para sustentar tu punto de vista, tu plan de trabajo evidentemente a presente y con posibilidades a futuro, porque sabemos que el futuro no existe y el pasado ya no es, es un continuo presente, pero en ese presente, como dice Cosele, que bueno, me traje aquí un librito que es casi bíblico en lo que uno puede sacar de conocimiento de la historia y él dice, desde el presente tenemos experiencia, obtenemos obviamente de la memoria y con esa memoria, con esa experiencia podemos postular expectativas o esperanzas a futuro, no podemos pensar el futuro, dice Cosele, si no tenemos memoria, en ese sentido no podemos aventurarnos a lo que puede pasar mañana o en cinco años o en diez años, el pasado nos permite acumular experiencia como lo tenemos los individuos de manera personal, porque tenemos una memoria personal, pero los pueblos, las naciones, los grupos, las comunidades pierden naturalmente esa memoria, entonces los historiadores, los antropólogos también lo sumo y por qué no los filósofos retomamos esa experiencia perdida. Ahora, la historia no se escribe de una vez y para siempre, sino se está escribiendo y reescribiendo, hay un libro que hace como esa historia de cómo se ha ido escribiendo la historia de México a lo largo del tiempo, desde que México es México, de Christopher de Floresca, no creo que se llame así, de la historia de las historias de la nación mexicana y esas nuevas escrituras con esta nueva visión nos pueden ayudar a entendernos mejor, casi como algo psicoanalítico, como pueblos, entendernos mejor, no sólo entendiendo cómo pensaban los gobernantes, sino ahora recopilando cómo era el día a día, podemos entender mejor el contexto. Sí, sí, es una de las labores, ese conocimiento de sí mismo que se ha insistido siempre Florescano obviamente con esta historia de las historias de la nación mexicana, o reprocesar cómo se ha escrito la historia desde diferentes momentos. Y insisto también en ello, como nos imaginamos el pasado o lo presentamos a los demás, habla mucho de nosotros y también habla mucho de nosotros nuestras formas de pensar lo que viene. Al conocernos a nosotros mismos como nación, por ejemplo, sí tenemos esa experiencia, esa memoria, que nos permite entender los pros y contras de nuestras ciertas actitudes repetitivas también, un cierto psicoanálisis social, como comentas, porque bueno, tenemos ciertas actitudes que una y otra vez repetimos en los pueblos, en las comunidades, y nos permite quizá vislumbrar otras posibilidades, es decir, bueno, tenemos esta visión del propio México, una visión quizá a veces estática, porque pareciera eso a veces la historia, también lo comento mucho en clases, se piensa como si el mexicano fuera mexicano de todo tiempo y lugar, y de todas las latitudes, es decir, es mexicano el de Tijuana, el de Mérida, el de Querétaro, el de Nayarit, y nos debe importar mucho pensar que tenemos similitudes pero también muchas diferencias, es decir, hacer énfasis que la historia también nos permite ver la diferencia, las similitudes lo han destacado quizá mucho tiempo, muchas décadas, la disciplina y la propia comunidad que le interesa la historia, pero esas diferencias nos permiten también acercarnos a la otredad, en eso también es muy importante porque nos hemos, de cierta manera, la disciplina antropologizado, que fuéramos primero los antropólogos al quererse enterar del otro, obviamente a finales del XIX los ingleses, franceses, alemanes, ir a estudiar a los aztecanos, en el Amazonas, las culturas originarias de América, esa necesidad de la otredad me parece que es muy sana y la hemos entendido muy bien todavía en la actualidad la disciplina, que nos debemos de acercar a esas otras formas de pensar, y dicen algunos autores, que me parece muy atinado, que la historia también puede ser un medio para incentivar un espíritu democratizante, ¿en qué sentido democratizante? en el que la democracia, como entendida comúnmente, el gobierno de la mayoría, pero también hacer énfasis en que un espíritu democratizante es reconocer al otro, es decir, el voto del otro en la acción política, si la mayoría votó por un gobernante, aceptar esa decisión pues es un esfuerzo, no es tan fácil, es un esfuerzo cotidiano, y el pasado finalmente es el otro, es el ajeno, hoy siglo XXI, vamos al siglo XIX y nos parecen otros, es decir, son otros en realidad, son hombres y mujeres, entonces tratar de ponernos en sus zapatos es un ejercicio de honestidad y un ejercicio de salir del egocentrismo natural quizá que tenemos los seres humanos. Parece que se tomaban decisiones con lo que tenían a su alcance en ese momento, no con las que tenemos ahora. Ahora, otra cosa que hay que vamos a entrar en polémica es que en ese reescribirse a la historia, pues muchas veces se usa como herramienta política, que es algo de lo que flota ahorita en el debate sobre los libros de texto, y algo que se le critica mucho al presidente actualmente, que cuenta una historia que a lo mejor no es la misma historia que otros tienen introyectada, entonces parece que dependiendo de la ideología cada quien puede tener su propia historia, claro. Sí, eso es muy claro, muy latente y patente. El político o los políticos van a usar la historia como arma, eso es evidente, yo siempre también lo digo en las clases de licenciatura y maestría, es la historia de que eso lo vamos a reconocer muy fácilmente, es decir, se usa en topares como un arma política para bien o para mal, si se es liberal en el caso del presidente actual, o los opositores a él, qué tipo de liberalismo está retomando, no, en el pasado, en ese sentido del liberalismo del siglo XIX, y yo siempre argumento, digo que sí lo reconozcamos. Por un lado está la historia como arma política, la podemos estudiar como tal, es decir, a los actores presentes, cómo están usando la historia, y analizar su discurso, su posicionamiento, a quién exaltan, si a Benito Juárez, o por el otro lado, a Maximiliano Rasburgo, pero por el otro, si nos interesa realmente ese hombre o esa mujer del pasado, insistir o intentar, como digo, separarnos de un momentáneo mito, obviamente, de nuestros zapatos, entrar en ese siglo XIX, ese siglo XVIII, porque también lo digo siempre, es una celes justicia finalmente, lo dije hace poco en una clase, es una celes memoria, porque estamos sobre sus restos, pues los restos institucionales, restos culturales, tradiciones, entonces ellos y ellas, en su momento específico de vivir, tuvieron errores, virtudes, como todos lo tenemos ahora, maneras de enfrentar una catástrofe, yo pongo el ejemplo tal cual de la pandemia, en un futuro, 100 años, 200 años, los historiadores, o las historiadores del futuro, o los políticos, que son los que lo hacen más, utilizan el discurso de la pandemia, o recuerdan la pandemia como un arma política, pues no nos hacen justicia, no nos reconocen de que vivimos y tomamos decisiones como ciudadanos comunes, políticos, intelectuales, hubo polémica, nos encerramos en nuestras casas, entonces si no se reconoce eso, pues no nos hacen justicia Por eso también es necesario estar reescribiendo la historia, porque la política tiene vaivenes, y el presente de hoy es el pasado reciente, pero en unos años más ya va a ser un pasado que una generación ya no va a recortar el contexto, por eso hay que hacer historia, diría Álvaro Delgado, de lo inmediato, y también repasar la historia de que está mucho más lejana. Sí, eso es fundamental, cada generación tiene sus propias necesidades, es decir, la historia que se escribía en los años 50, volviendo a Florescano, con esa reflexión que hizo en su libro, tenía sus propias necesidades, es decir, quiero conocer lo económico, el pasado reciente, o el propio Ocosio Villegas dice, vamos a reescribir la historia del porfiriato, después de esos años revolucionarios y de la revolución institucionalizada, dice, hay mucha paja, mucha niebla sobre el porfiriato, pues regresemos a estudiarlo, con una visión más sosegada, tranquila, cuando las aguas ya se tranquilizaron de cierta manera, regresamos a ciertos periodos históricos y los vemos como prosólogos. Cada generación tiene esa posibilidad, y la generación actual obviamente tiene otras necesidades, donde la disputa por qué es el género, el feminismo, por otro lado, las masculinidades, son los temas dominantes, de hecho, en la actualidad la gente quiere estudiar esos temas, las mujeres en la historia, los niños, los subalternos que le llaman, los que no tienen esa voz, ese poder tan inmediato para hablar, para dejarse oír, o dejar prestarse a su existencia de cierta manera, entonces sí, cada generación reescribe su historia, por eso es una disciplina que no tiene fin, es decir, mientras vivamos como humanidad, se va a reescribir. Siempre me da risa esos slogans en las librerías o en los libros mismos, que por ejemplo dicen biografía definitiva de Porfirio Díaz, ya no le busques más, esta es la única que existe, o más bien es la más actualizada, nuevos archivos, nuevas perspectivas, ya no se va a volver a hacer una biografía de Porfirio Díaz, y eso es una mentira, obviamente, siempre se va a volver a hacer los personajes icónicos, porque lo retoman los hombres y mujeres del presente. Eso se ve mucho en el cine, que ya pasaron 70 y tantos años y seguimos haciendo películas de la Segunda Guerra Mundial. Claro, sí, es un tema icónico. Por ejemplo, doctor Iván Mora, me da mucho gusto comenzar esta serie de entrevistas, de podcast sobre la historia en la vida de hoy, la historia en tu vida, la historia en la cotidianidad, para que nos la apropiemos y le demos sentido a lo que nos rodea, que le veamos ahora sí que la practicidad de hacer estudios históricos. Muchísimas gracias y bienvenido, aquí tienen su casa para difundir el pensamiento histórico. Muchas gracias, Gabriel. Gracias. Muchas gracias por acompañarnos en este episodio, déjanos tus comentarios y dinos qué temas te gustaría abordar en este espacio. Yo soy Gabriel Morales y espero que nos escuchemos en la próxima ocasión. Chao.