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In April 2003, heavy rain caused the Salado River to overflow, flooding the San Lorenzo neighborhood. People had to evacuate to safe places like schools and hospitals. The government provided some assistance, but there were also those who took advantage and took more than they should have. The return home was difficult, with houses destroyed and lasting water marks. Even 20 years later, the trauma and loss are still felt. The interviewee had to adapt and many needed psychological help. The flood left a permanent mark on the community, and it's important to remember and respect the 158 lives lost. This was an interview for La Zotea, the radio of Norman School. En abril del año 2003, llovía sin parar. Las lluvias se concentraban en el cauce bajo del río Salado y se acumularon 1.400 milímetros de agua. Esto provocó el crecimiento y el desborde del mismo, ya que las defensas aún no estaban terminadas. El día 29, pasando el mediodía, comenzó a ingresar el agua en Barrio San Lorenzo. La gente huía desesperada hacia un lugar seguro. Entrevistamos a Sandra Olmedo, una mujer de 54 años de edad, que nos va a comentar sobre su experiencia de lo sucedido. La entrevistada nos cuenta de su primera reacción al momento de enterarse lo que iba a suceder. Bueno, fue un momento de incertidumbre, no sabíamos que hacer porque la verdad que otras veces había sucedido, pero no había pasado nada, entonces pensábamos que no iba a pasar nada y tratamos de quedarnos hasta el último momento. Todas las personas fueron a distintos centros evacuados, escuelas, clubes, hospitales y lugares seguros donde el agua no llegaba. Al principio sobre el techo y después llegamos a una escuela y al otro día fuimos trasladados a un centro de evacuados, que en ese momento estaba en UPCN. El estado muchas veces se enfrenta a los momentos más caóticos, pero en este caso no fue así. La entrevistada nos cuenta cómo ella recibió esa ayuda tan deseada. Sí, hubo una ayuda económica. En principio cuando sucedió todo, fue todo muy desprolijo y algunos organismos como Defensa Civil y Gendarmería trataron de acomodar un poco la situación. La situación nos igualó a todos, me refiero a las personas que estábamos en la misma y las demás personas trataron de mostrarse solidarias. Yo siempre digo que sacó lo mejor y lo peor de la gente. Hubo mucha gente que colaboró mucho y hubo otra gente que se desesperaba por tomar más cosas de las que le correspondían a cada uno. Ese momento fue tan traumático que las cosas que tanto dolieron quedan rondando nuestra mente y jamás las olvidaremos. Bueno, los recuerdos, las fotos, los regalitos que nos hacían los chicos en el jardín, cuando eran chicos, los recuerdos básicamente, qué sé yo, su ropita de cuando eran bebés, cosas que no se pueden recuperar. La vuelta a casa fue lo más difícil. Llegar y ver la casa destruida por completo y las marcas de agua que perduran hasta el día de hoy. Bueno, fue muy difícil. En mi caso pude volver a los 20 días porque en principio el agua bajó un poco cuando hicieron explotar una parte de la autopista, pero como nuestro barrio es muy bajo, es como que el agua se quedó encajonada y permaneció ahí durante muchos días. La humedad dentro de las casas era terrible, la mugre. O sea, nuestras cosas eran una montaña de basura, digamos. Fue muy triste, muy terrible la vuelta a casa. Por último, la entrevista a los cuenta cómo vive hoy, 20 años después, de ese hecho tan desgarrador. Tuvo que adaptarse. A veces uno iba a buscar algo y se daba cuenta que eso ya no estaba más, que vino la inundación y se lo llevó, por ejemplo. Muchas personas necesitaron ayuda psicológica, se ponía feo el tiempo y todos como que nos empezábamos a poner nerviosos. Fue muy difícil, costó mucho olvidarse de eso, traumático. Básicamente eso, que nos han dejado una marca perpetua, que creo que nadie puede olvidarse de eso. En lo personal, por supuesto que es una marca, fue un antes y un después del 2003. Antes éramos de una manera y después fuimos de otra. Tuvimos que reinventarnos y trabajar el doble y tratar de recuperar todo lo que habíamos perdido. Y aún a 20 años uno ve esas imágenes y le causa mucho dolor y mucha angustia. Eso es lo que me ha quedado, digamos. Sandra nos pudo contar esto, pero hubo 158 personas que murieron por causa de esta catástrofe. Y hoy no puede contarnos su historia. Por esto hay que tenerla siempre en nuestra memoria y recordarla con mucho respeto. Esto fue una entrevista para La Zotea, la radio de la Escuela Norman.