Técnica-de-meditación_Aileen-Cháfuel

Antes de comenzar, encienda una vela y la colocas en frente de ti. Vamos a comenzar cerrando los ojos. Asegúrate de que estés sentado cómodamente en una posición recta. Tus pies han de estar apoyados completamente en el suelo. Iniciamos con una meditación sobre las sensaciones corporales. Durante el siguiente minuto, más o menos, suelta las preocupaciones del día. Este momento es solo para ti. No hay nada que tengas que hacer o pensar. Haz una inspiración profunda. Ya al expulsar el aire, suelta todas las tensiones que puedas sentir y relájate. Presta atención a las sensaciones de relajación física que puedas identificar. ¿Cómo se siente tu cuerpo al empezar a relajarse? ¿Se siente cálido? ¿Pesado? ¿Te sientes que te hueles? Quizás notes una sensación cálida de bienestar en el abdomen o en tus manos y dedos. Durante el siguiente minuto, simplemente suelta la tensión. Y presta atención tranquilamente a tus sensaciones corporales. Cada vez que empieces a pensar en otra cosa, simplemente suelta esos pensamientos. Y vuelva a prestar atención a las sensaciones que experimenta tu cuerpo. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. No te preocupes si el aire te siente cálido o pesado. Ahora, ahora piensa en todas las veces de tu vida en que has experimentado el suave, relajante y reconfortante movimiento del balanceo. Puedes imaginarte que te encuentras en un bote en medio de un lago, balanceándote suavemente hacia adelante y hacia atrás, según las últimas olas golpean suavemente el bote. O tal vez te encuentres sentado en una mecedora o colombiándote en una tomaca. Te encuentras en paz, no hay nada más en tu mente. De hecho, hay algo muy calmante y meditativo en el simple balanceo. Ahora comienza a balancearte hacia adelante y hacia atrás en tu silla. Deja que cada movimiento se vuelva más suave y lento. Balanceate sin esfuerzo. Deja que tu cuerpo se mueva por sí mismo, a su manera y a su propio ritmo. Todo lo que tienes que hacer es estar concentrado en el balanceo. Deja que cada movimiento se vuelva cada vez más útil, de tal manera que alguien que te estuviese observando apenas notaría que te estás balanceando. Durante el siguiente minuto, simplemente presta atención al suelo, Durante el siguiente minuto, simplemente presta atención al suave y silencioso balanceo. Cada vez que te distraigas, vuelve tu atención al simple balanceo. BALANCEO BALANCEO BALANCEO Suavemente deja de lado el balanceo. La meditación es muy simple. Si tu mente ha divagado, está bien. Si te distraes, no pasa nada. Vamos a continuar. Toma una respiración completa y relájate. Concéntrate en las fuerzas nasales. Deja que tu respiración continúe por sí misma de una forma libre y natural. No tienes que hacer nada. Simplemente presta atención al ojo de tu respiración, dentro y fuera de tu nariz, y vuelves a dirigir tu atención hacia ella cuando tu mente divague o se distraiga. BALANCEO BALANCEO BALANCEO Deja que una palabra relajante, tal vez la palabra paz, venga hacia ti como un eco en la distancia. Que la palabra se repita una y otra vez a su propio ritmo y volumen. No es necesario que la palabra vaya con tu respiración. Simplemente presta la atención según se repita una y otra vez por sí sola, de forma tranquila y reposada. Si tu mente divaga o te distraes, no pasa nada. Simplemente vuelve tu atención hacia la palabra escogida. BALANCEO BALANCEO BALANCEO Con los ojos cerrados, visualiza una imagen simple como un punto de luz, la llama de una vela o una estrella, y calmadamente presta la atención y vuelve a dirigirle la atención después de cada distracción. BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO Con los ojos cerrados, observa los sonidos a tu alrededor. Quizá todo es en silencio. Escoge un sonido que sea continuo y presta la atención. Escucha tranquilamente a este sonido. No hace falta que lo pienses, simplemente escúchalo. Cada vez que tu mente se distrae suavemente, vuelve a concentrarte en el sonido. BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO BALANCEO El mundo está lleno de vida con sonidos, vistas y sensaciones. Eres un espejo que calmadamente refleja lo que pasa delante de él. Eres un observador neutral que no hace nada. No hay necesidad de pensar en nada. Ahora, con los ojos cerrados y sin pensar en nada, presta atención a todos los estímulos dentro y fuera de ti que te vengan al ambiente. Cuando seas consciente de algún estímulo, un sonido, un sentimiento, un olor, obsérvalo tranquilamente. Identifícalo y apártalo de tu lado con suavidad. Siga observando hasta que aparezca el siguiente estímulo. Cuando seas consciente de otro estímulo, vuelve a hacer lo mismo. Lo identificas, lo apartas de tu lado suavemente y continúas prestando atención. Eres un observador neutral que no hace otra cosa más que observar lo que aparece en su mente. No tienes otra cosa que hacer más que observar el flujo de estímulos y pensamientos que aparecen y desaparecen en tu mente. Cada momento viene y se va. El río del tiempo pasa lentamente. Observa los momentos de silencio mental que se producen entre pensamiento y pensamiento. Siga observando hasta que aparezca el siguiente estímulo. Cuando seas consciente de otro estímulo, un sonido, un olor, observalo tranquilamente. Identifícalo y apártalo de tu lado con suavidad. Siga observando hasta que aparezca el siguiente estímulo. Cuando seas consciente de otro estímulo, un sonido, un olor, observalo tranquilamente. Identifícalo y apártalo de tu lado con suavidad. Cuando seas consciente de otro estímulo, un sonido, un olor, observalo tranquilamente. Cuando seas consciente de otro estímulo, un sonido, un olor, observalo tranquilamente. Cuando seas consciente de otro estímulo, un sonido, un olor, observalo tranquilamente. A continuación vamos a practicar diferentes tipos de meditación atencional. Estos ejercicios de meditación son muy sencillos. Simplemente has de prestar atención de forma relajada a lo que estés experimentando. Apartas cualquier tipo de pensamiento. Presta atención sin pensar, sin analizar. Empecemos. Meditación ambulante. Esta forma de meditación consiste en caminar lenta y relajada durante un tiempo. Practicaremos durante 10 minutos de pie y con el cuerpo rígido. Decide el camino a seguir. Puede ser un lugar interior o exterior. Si estás en el exterior, conviene seleccionar un área por la que poder dar vueltas una y otra vez y en donde no haya obstáculos físicos. Si estás en el interior, en una habitación, resulta una buena idea de caminar cerca de la pared. Y comienzas a caminar lentamente a un ritmo constante. Levanta un pie cada vez. No hagas esfuerzo al caminar. Despacio, camina en cámara lenta. Observa las sensaciones de cada pie al apoyarse en el suelo, levantándose en el aire y de nuevo pensando en el suelo. Fija tu pie en el suelo hacia adelante. Justamente fija tu pie en donde te harás el siguiente paso. Un paso tras otro. Observa el suelo justo enfrente de ti. Según caminas lentamente, cuando tu mente diva te distraiga o cuando empiezas a caminar más rápido. Baje el ritmo y concéntrate en tus movimientos simplemente. Continúa caminando mientras miras hacia adelante durante los siguientes 5 minutos. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. 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Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Observa tu mente. Los pensamientos que vienen y van. No es desear ni pensar nada. Tampoco necesitas intentar evitar o alejar los pensamientos. No tienes que perseguir o tratar de descifrar los pensamientos. No te aferras a ningún pensamiento. Simplemente espera y observa. Cada vez que un pensamiento o un sentimiento se produce en tu mente. Simplemente obsérvalos. Apártalos de tu atención suavemente. Pero con firmeza. Y sigue observando una y otra vez. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. 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Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Despacio, entreabre los ojos y se consiente del momento. No hay nada que tengas que hacer, pensar o resolver. Eres un simple espejo que refleja el río del tiempo, según va fluyendo, minuto a minuto, calmadamente. Observa cada vez que percibas algo, sea un estímulo visual, un sonido, un pensamiento o sensación. Déjalo marchar y vuelves a prestar atención, sin hacer nada. Abierto a lo que venga, eres un observador neutral que no piensa en nada y no hace nada. Permaneces centrado en el aquí y ahora. Durante unos cuantos minutos, continúa con tu mente abierta al mundo a tu alrededor. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. Sigue caminando. 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