LUNES VI TO

The transcription is a reflection on the concept of belief and faith. It emphasizes that belief is not just a feeling or a way of looking at the afterlife, but rather a way of living, thinking, and feeling. Belief brings salvation in the face of injustice, death, and guilt. It implies going against societal norms and facing friction and suffering. The strength of faith, along with sacraments, prayer, and constant formation, gives believers motivation and resilience to live and think differently. This often leads to criticism and persecution, but belief also brings vigor and joy. Believers should remain faithful to themselves and respect those who think differently. The message concludes with a reminder not to neglect these ingredients in nurturing our Christian testimony. Palabra de vida hoy, lunes, sexto del tiempo ordinario, día doce de febrero, al pan, por la Palabra de la Carta de Santiago. Al ponerse a prueba vuestra fe os dará constancia y seréis perfectos e íntegros. Del Salmo responsorial. Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata. Reconozco Señor que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste sufrir. Del Evangelio según San Marcos. En aquel tiempo se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo. ¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación. Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla. Hasta la teología escolástica en la Edad Media y la racionalización teológica de la fe cristiana primero y el giro racionalista que dio descartes al pensamiento occidental siglos después, la palabra creer no se identificaba con el solo sentimiento del entendimiento, no se identificaba ni se reducía a un modo de mirar el más allá. Creer era y expresaba entonces un modo de vivir, de pensar, de sentir. Ese creer traía a la persona la salvación frente a la injusticia sin solución ni salida, frente a la muerte como punto y final del propio yo y frente a las propias culpas como algo imposible de borrar. Creer como modo de regir la propia vida supone autodeterminarse de las corrientes sociales dominantes que existen en todo tiempo y eso siempre trae fricción y sufrimiento. Creer implica tener otras miras y perseguir una escala de prioridades alternativa con unos valores que forjan un estilo de vida diferente. Esto hace que el creyente en cierta medida se automargine, que viva al margen de lo políticamente correcto o más popular, lo que le acarreará sin sabores, ser señalado e incluso perseguido. La firmeza de la propia fe, su cuidado y cultivo por la vida de gracia a través de los sacramentos y la oración, así como la formación permanente dotará al creyente de la motivación y la fuerza para perseverar en una forma de vivir y de pensar desde la que propondrá opiniones diferentes y modos de afrontar las cuestiones más palpitantes de cada momento que le pondrán en el centro de las críticas y, a menudo, a los pies de los caballos. A pesar de ello, creer imprimirá en el creyente tal vigor y alegría que siempre habrá quien se siente interpelado por lo que la vida de fe introduce en quien permanece, con libertad de conciencia y búsqueda de coherencia, siendo fiel a Dios desde la fidelidad a sí mismo y el respeto a los que piensan de otro modo porque todavía no pueden creer. Que no se nos quede en la despensa ninguno de estos ingredientes a la hora de cocinar nuestro testimonio cristiano. Un afectuoso saludo franciscano de paz y bien de parte de vuestros hermanos menores desde Toledo.