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Andragogía volatil (EP2-T1)

Andragogía volatil (EP2-T1)

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Te presentamos la "Andragogía Volátil" el enfoque de formación de La Casa Nómada. En este episodio, realizaremos una breve reflexión en torno a los retos involucrados en la formación de un artista en tiempos de contemporaneidad, y luego, compartiremos con ustedes el enfoque de nuestras prácticas educativas y las dinámicas de acompañamiento particularizado que desarrollamos durante nuestras sesiones.

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The transcript discusses the challenges of educating artists in the contemporary art world. It explores the characteristics of contemporary art, such as its multidisciplinary nature and its expansion beyond traditional mediums. The concept of "andragogía volátil" is introduced, which aims to provide education that adapts to the needs of contemporary artists. The Casa Nómada proposes an approach that focuses on active listening, playful experimentation, and conceptual analysis to stimulate artistic reasoning. The process involves mapping the artist's ideas, analyzing concepts, and expanding connections between mediums and ideas. The Casa Nómada acknowledges the difficulties artists face in the art world but emphasizes the importance of a comprehensive and personalized education. ¿Cómo educar a un artista en la era del arte contemporáneo? ¿Cómo acompañar a un creador sensible para que pueda desarrollar un sistema propio de investigación que le permita construir su andamiaje de pensamiento? ¿Qué caracteriza al arte contemporáneo? ¿Qué es la andragogía volátil y cómo pretende atender las necesidades de formación de un artista en la actualidad? En este episodio conversaremos sobre el enfoque educativo de la casa nómada y trataremos de dar respuesta a todas estas preguntas. Hoy nos enfrentamos a un arte que propone nuevas formas de relación, nuevas formas de producción y sobre todo nuevos lugares para existir. Lugares que van más allá del tradicional museo o la galería. El arte contemporáneo ha realizado cambios muy importantes a lo largo de la historia, cambios que determinan un antes y un después y sobre todo marcan una pauta en el cómo nos relacionamos con las obras de arte. Si nos atrevemos a hacer una lectura general, tal vez podemos proponer la idea de que el arte en la era contemporánea, entre otras cosas, ha conquistado tres características importantes. Características que determinan claras diferencias en relación al arte moderno. Por ejemplo, la primera de ellas que podemos mencionar es que el arte en tiempos de contemporaneidad ha conquistado una condición poliédrica. ¿Qué significa esto? Quiere decir que el arte actualmente no se encuentra limitado a los grandes temas estéticos que protagonizaron por excelencia a lo largo de toda la historia. Tampoco está obligado a reflexionar únicamente sobre su propia condición o su propia naturaleza, sino que más bien el arte ha ampliado sus puntos de interés hacia múltiples lugares de reflexión. Lugares que hoy en día tienen que ver con la ciencia, con la política, con la sociedad, con la religión, con la filosofía, con el poder, con el sistema. En fin, con todo lo que tenga relación con el hombre, con el mundo en el que habita y sobre todo con la cultura que el hombre ha creado. El segundo cambio importante está relacionado con una conquista multidisciplinar. A estas alturas de la historia podemos entender el arte en la era de lo contemporáneo como algo que ya no se encuentra limitado o condicionado a existir solamente a través de disciplinas tradicionales como la pintura, el dibujo o la escultura. Incluso podemos adjuntar a este comentario lenguajes como el performance, el videoarte o la instalación, aun cuando se trata de lenguajes que han sido incluidos de manera reciente en la historia. Más bien el arte hoy puede ocurrir desde cualquier lugar y sobre todo puede ocurrir a través de cualquier recurso, siempre y cuando las ideas trabajadas por el artista sean coherentes a través de la obra que nos está presentando. Y por último, y no por ello menos importante, podemos decir que el arte en la era contemporánea ha alcanzado una condición rizomática. Es decir, la obra de arte se presenta ante nosotros como un cuerpo expandido, totalmente deslocalizado de un núcleo rígido de ideas. Un arte que es capaz de construir sus propias relaciones con el espectador y de conectar con planteamientos que viajan más allá de las propuestas originales del artista. En este sentido, hace tiempo que el artista dejó de ser entendido como un simple productor talentoso. Al contrario, también lo podemos y lo deberíamos entender como un individuo capaz de construir un marco de pensamiento en torno al mundo que lo rodea. El artista, más allá de producir un objeto, es un profesional que posiciona ideas y produce sentido a través de su obra. Por esta razón podemos afirmar que el arte expande sus horizontes a cada segundo. En la actualidad, el artista descubre nuevas posibilidades para realizar su trabajo. La información es abundante y el acceso siempre va a ser rico en alternativas y recursos tecnológicos. A parte de los grandes cambios estructurales que el arte experimentó durante la segunda mitad del siglo pasado, ahora debemos sumar dinámicas comunicacionales que marcan nuevas formas en relación con el evento artístico. Es natural que todo cambie. El arte hoy juega con otras estrategias. Ya no es el mismo de hace pocos años atrás, tampoco los artistas son los mismos, y por supuesto todo el sistema que lo contiene también experimenta cambios muy importantes. Después de todo, el artista siempre va a responder al tiempo que le ha tocado vivir. Ante esta realidad se nos presenta un importante punto que también debería cambiar con gran urgencia. Y me refiero a la educación, en especial a la educación centrada en la formación de artistas contemporáneos. Ya no es posible seguir formando a los artistas desde lugares limitados. Debemos conquistar un modelo de formación que se adapte a las demandas profesionales del artista contemporáneo, demandas que el artista debe estar en la capacidad de poder atender. Más allá de las nuevas formas y los nuevos lenguajes del arte actual, nos relacionamos de manera constante con una oferta cada vez más amplia en nuestro entorno profesional. Ofertas que llegan a nosotros en forma de múltiples ferias, múltiples proyectos de residencia artística y concursos de todo tipo. El lugar simbólico del arte y el mercado del arte cada vez se encuentran más fusionados por la acción de un sistema que cada día es más complejo. Un sistema que de una manera u otra diluye los límites que antes eran muy marcados. Si nosotros tenemos esto en cuenta, si aceptamos esta condición plural y extensa de la práctica artística, podemos entender con mayor claridad el por qué desde la casa nómada se nos hace profundamente necesario retomar las preguntas iniciales en este episodio. ¿Cómo educar a un artista contemporáneo? ¿Cómo acompañar al artista para que se adapte y esté a la altura de las dinámicas del arte actual? Es allí donde la casa nómada propone la andragogía volátil. La educación de un artista, formar a un artista, es un evento complejo. Es una situación que para todo docente nunca dejará de ser un acto retador. El gran problema es que hoy en día ya no basta con proporcionar la información necesaria que contribuye al desarrollo del talento o de una disciplina, sino que también es preciso acompañar al artista a través de un proceso complejo que le permita estar a la altura de las demandas contemporáneas. Hay que acompañar al artista hasta que él alcance una madurez que le permita construir sus propios marcos de reflexión en torno a sus inquietudes discursivas. El gran reto de la docencia es que a un artista contemporáneo, más allá de enseñarle a producir, también es preciso enseñarle a pensar. Y luego, de manera más compleja aún, el docente debe ayudar al artista para que pueda vehiculizar este pensamiento a través de la obra que produce. Y digo enseñar a pensar porque el acto de pensar es algo que va más allá de concebir una idea genial y pintarla en una tela. Pensar es algo que involucra procesar, digerir, contrastar, proponer, argumentar, y todo esto teniendo en cuenta que el artista no lo está haciendo a través de palabras en un papel, sino que todas estas ideas se deben comunicar a través de un algo que no es necesariamente descriptivo y que sin embargo se espera que pueda conectar al espectador con la obra. Con ese discurso que le ha sido encomendado. Claro, por supuesto que estoy hablando de la obra de arte, ¿no? Ahora bien, aparte de todo lo mencionado, no vamos a sumar en este episodio el otro cuerpo de dificultades adjuntas que el artista enfrenta cuando pretende insertar esa obra que está produciendo dentro de aquello que nosotros llamamos sistema del arte. Eso lo vamos a dejar para otro episodio. Pero lo que sí podemos atender, lo que sí nos queda claro con todo esto, es que cualquier persona que hoy desee ser artista y que tenga la capacidad de entender la dimensión del problema, es muy probable que de alguna manera pueda sentirse sobrepasada ante todo este escenario. En este sentido es que desde la casa nómada nosotros nos hemos planteado la andragogía volátil. Pero, ¿qué es la andragogía volátil? Y ¿qué puede aportar durante el proceso de educación de un artista contemporáneo? Cuando nosotros hablamos de arte y educación, la primera palabra que viene a nuestra memoria es pedagogía. De hecho, es común referirse a arte y educación casi como si fuesen sinónimos. Esto es natural porque lo más probable es que en nuestro entorno de formación, todo nuestro entorno de formación haya transcurrido en el marco de una estructura pedagógica. Sin embargo, la pedagogía no representa la totalidad de las formas educativas. Más bien se trata de un modelo extendido universalmente y que tiene como finalidad, haciendo una lectura general claro, tiene la finalidad de estimular las condiciones necesarias para transferir el conocimiento desde un individuo portador a otro individuo receptor. Por supuesto, involucrando en todo esto operaciones complejas para la correcta asimilación del contenido estudiado. En este sentido, podemos decir que la pedagogía tiende a desarrollarse en un entorno jerarquizado, desde una relación particular de poder donde alguien posee el conocimiento y lo comparte con el otro. En la pedagogía, el estudiante generalmente desempeña un rol pasivo dado que más allá de interactuar con la información que recibe, no participa de otras decisiones relevantes como, por ejemplo, escoger lo que va a aprender o dirigir incluso las pautas dinámicas o el ritmo de su propio aprendizaje. La andragogía en cambio presenta algunas diferencias. Aunque no sería correcto presentarlas como enfoques totalmente opuestos, en esencia, entre los conceptos pedagogía y andragogía es posible señalar algunas diferencias notables. En el caso de la pedagogía, la raíz de la palabra pedagogía suele estar relacionada con la idea de educar a niños, pero para los efectos de este episodio es algo que no vamos a tomar tan literalmente. Más bien, nuestra aproximación estará orientada a pensar en la palabra pedagogía como algo que se refiere a la formación de un individuo que aún no es. Es decir, a un individuo que se encuentra adquiriendo los conocimientos necesarios para transformarse en, y por ello aún no puede poner en práctica directa los conocimientos que recibe, como un estudiante universitario, por ejemplo. Y por lo tanto, nosotros vamos a entenderlo en este contexto simbólicamente como a un niño. En cambio, la raíz de la palabra andragogía es común describirla como un enfoque de formación orientado a las maneras particulares que tiene de aprender un individuo adulto. Por esto, en este momento, también, a los intereses de este episodio, tampoco lo vamos a tomar tan literalmente. Nuestra aproximación más bien estará orientada a pensar que la andragogía le habla a un individuo que ya es. Y la particularidad de este ser sugiere que es un individuo que ya está en el ejercicio pleno de la profesión, y por estar en el ejercicio de la profesión, naturalmente experimenta problemas que en su día a día necesitan ser atendidos. En la Casa Nómada, nosotros consideramos que esta situación coincide de manera perfecta con los retos que se presentan cuando se está trabajando en la formación de un artista contemporáneo. Dado que entendemos a todos los individuos que transitan desde el arte por un proceso de formación como individuos que necesitan una labor totalmente particularizada, aun cuando ya se presentan ante nosotros como profesionales. Claro, hay que mencionar desde el contexto andragógico que la adultez también está concebida como un punto cronológico que el individuo alcanza en un momento biológico, psicológico, social y legal. Pero esto es algo que vamos a hablar más adelante en otros episodios. En este caso, mi interés puntual es presentar la idea de que la experiencia andragógica es posible describirla como una relación de intercambio que se celebra entre un docente en rol de facilitador y un participante en rol de interlocutor, pero ambos entendidos como individuos adultos. Todo esto transcurre en un contexto condicionado por la horizontalidad, el intercambio mutuo, el respeto y la experiencia que ambas partes aportan durante todo el encuentro. Cuando se desarrolla una dinámica andragógica, se parte de la idea de que, independientemente de que uno de los dos individuos posea más conocimiento que el otro, ambos se encuentran mediados a través de una igualdad de condiciones, dado que aquello que realmente importa es poder enriquecer el conocimiento adquirido y promover soluciones ante los retos planteados. Insisto, para nosotros esta situación es muy cercana a la práctica de formar a un artista. Ahora bien, teniendo en cuenta todo lo mencionado, ¿cómo practicamos la andragogía en la casa nómada? En la casa nómada nos referimos como andragogía volátil a un enfoque aplicado a los procesos de formación artística. Nosotros entendemos que la formación de un artista en la contemporaneidad debería ocurrir de manera integral. Promovemos una experiencia que sea de carácter abierto, desde la cual podamos proponer y ensayar un grupo de prácticas experimentales no normadas, que son estructuradas a partir de necesidades específicas de cada caso. Nosotros hemos diseñado una metodología de trabajo que fundamenta sus prácticas a partir de la escucha activa, la experimentación lúdica y el análisis conceptual. Buscamos crear dinámicas efectivas que puedan estimular los procesos de razonamiento sensible. Para nosotros no tiene sentido educar a un artista de manera parcial, solo prestando atención al talento o al oficio, y no contribuir a fortalecer un proceso de investigación o incluso no formar al artista en cuanto a los aspectos vitales de sus futuras actividades como un profesional. Nuestro enfoque hace lo posible por ser, en la mayoría del caso, integral, a la vez que generamos una atención 100% particularizada. Desde las prácticas de la andragogía volátil, nosotros entendemos que cada artista es un caso de estudio y que por lo tanto cada experiencia debe ser diseñada a la medida justa de sus necesidades. Nuestra experiencia está diseñada en tres grandes bloques que vamos a transitar. El primero de ellos es un mapeo inicial. En esta etapa nos vamos a dedicar a aterrizar en papel todas las ideas y conceptos que orbitan alrededor de la obra del artista. Este ejercicio nos permitirá posicionarnos en relación al camino que el artista ha recorrido y nos permitirá despejar los intereses de investigación que se encuentran presentes en ese momento. Luego, en la segunda etapa, vamos a razonar en torno a cada uno de los conceptos involucrados en la obra. Nuestra intención será la de fortalecer argumentos que favorezcan la construcción de sentido. Vamos a analizar la correspondencia con cada eje y, de ser necesario, trataremos de complementar algún vacío relevante dentro del proceso de investigación del artista. Esta es una de las etapas más activas de la andragogía volátil. Durante esta etapa nos plantearemos proyectos experimentales y los mismos no estarán necesariamente enfocados a la producción de obras de arte. Más bien, tendrán por objetivo afinar las estrategias, las formas y recursos que puedan ser útiles a cada proceso desarrollado por el artista. Y, por último, en la tercera etapa, intentaremos ampliar las conexiones entre medios, ideas y conceptos. Todo esto con el fin de construir desde allí nuevas rutas de vuelo dentro de la investigación sensible. En esta última etapa estaremos enfocados en ampliar los ejes temáticos de la investigación. Toda esta experiencia nos dejará como resultado un gran mapa de vuelo, una herramienta documental que siempre va a servir de soporte a las futuras trayectorias que el artista proponga desarrollar dentro de su investigación. Ahora bien, puede que todo esto parezca complicado. La realidad es que en Casa Númera nosotros también somos artistas y asumimos la profesión desde toda la seriedad del reto. Sabemos que el camino no es fácil, pero también estamos convencidos de que no es imposible. Planteamos los retos en toda la amplitud, pero también procuramos acompañar al artista durante todo el proceso. En la Casa Númera nosotros asumimos el arte como un compromiso de vida y nos dirigimos al artista que desea dedicar su obra a la producción sensible. Nos dirigimos al artista que está dispuesto a aprender, al artista que está capaz de ver y aceptar la realidad de toda esta profesión sin maquillajes, sin eufemismos y sin esperar recetas fáciles. Nosotros entendemos las necesidades reales y trabajamos desde allí. Así de simple. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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