Details
Nothing to say, yet
Big christmas sale
Premium Access 35% OFF
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
The speaker is part of a community in Costa Rica that focuses on studying the book of Romans verse by verse. They are discussing the introduction to chapter 4 of Romans, which focuses on the illustrations of Abraham and David. The speaker emphasizes that religious labels and practices do not justify anything, and that the law does not save anyone. They discuss the importance of understanding that the problem lies in personal laws and beliefs. The speaker also distinguishes between personal faith and biblical faith, highlighting that biblical faith is based on the word of God and not personal experiences. La siguiente es una producción de la Comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Estamos tratando de caminar, de aprender, de estudiar, de profundizar el libro de Romanos verso a verso. Somos una comunidad que trata de enfocarse en el estudio verso a verso. No me gusta usar la palabra estudio porque suena arrogante. Prefiero usar la palabra Estamos intentando reflexionar en la palabra. Estamos intentando pensar, usar la cabeza, usar el cerebro. Y hoy nos toca la introducción al capítulo 4 del libro de Romanos. Nos toca introducirnos al capítulo 4 del libro de Romanos. Pero el capítulo 4 del libro de Romanos es un capítulo bastante simple, es un capítulo muy simple. Y al referirme a simple, es que Pablo de una vez entra, después del capítulo 1, el capítulo 2, el capítulo 3, el 4 es la ilustración. El capítulo 4 es la ilustración de lo que él viene hablando. Y de alguna manera lo que Pablo pretende es decirle a la gente que hay una persona, hay alguien, realmente se refiere a dos personas. Va a hablar de dos personas. Una se llama Abraham y la otra se llama David. Va a hablar de dos personas. Y es muy importante que cuando Pablo escribe la carta, por mano de Tercio, creo que fue, Tercio, Chico fue, ese mismo Chico, por mano de Tercio escribe la carta a los romanos. Cuando la carta está escrita, ya Pablo da por repasado y por entendido las partes anteriores. Y Pablo lo que viene diciendo en los capítulos anteriores es ni la religión, ni el hecho de llamarse usted cristiano, o llamarse usted evangélico, o llamarse usted Asamblea de Dios, o llamarse usted de la Pentecostal Unida, o llamarse usted de la Pentecostal... Nada, nada, no justifica absolutamente nada. Hace ocho días, tratando de introducirlos en el tema del capítulo 4, les hice entender que el versículo 31 claramente nos habla sobre la ley. Y les mostré que la ley, me traje las 613 leyes, y les mostré que las 613 leyes, no todas las leímos, leímos 30 o 40 aquí, las hice leídas rápido porque es cansado. Pero les mostré cosas interesantes con respecto a la ley, y les mostré que la ley es inteligente, les mostré que la ley es oportuna, les mostré que la ley es sumamente efectiva, les mostré que la ley tiene cosas impresionantes que tienen que ver con la agricultura, que tienen que ver con la propiedad civil, que tienen que ver con el derecho penal, que tienen que ver con el derecho legislativo, pero con el derecho... bueno, se me fue, pero lo importante es que usted entienda que la ley es bastante, bastante inteligente, y la Palabra de Dios dice que quien está bajo la ley está bajo maldición. Pero la semana pasada yo le estaba hablando de la ley de Moisés, porque la ley de Moisés, como ya le expliqué, tiene cosas más buenas que malas, y lo más importante es que la ley fue dada hace 4.000 años. No había papel higiénico, no habían relojes, no había luz eléctrica, no había agua potable, pero tenían la ley. Era una sociedad impresionantemente avanzada, impresionantemente avanzada, con sistemas de regulación que nadie tenía en el mundo. Y cuando usted se imagina cómo un Dios tan sabio pudo haberle dado a un pueblo nómada en el desierto, la forma en que escribían es una forma... no, no había papel, no había lapicero, no había nada. Les dije hace ocho días que la ley no sirve para salvar a nadie, y por más inteligente y buena que sea, el mismo Dios que la enseñó dijo, la ley no sirve porque la gente cree que es buena por lo que ya cumplió. Entonces yo les dije hace ocho días que el problema no es la ley de Moisés, el problema son las leyes de nosotros. El problema es tener mi ley de cuando yo me congrego, el problema es tener mi ley de cómo yo adoro a Dios. Alguien me contaba esta semana, me dijo, son de las personas que dicen que ellos leen la Biblia en la casa y lloran en la casa. Perdóneme, no se puede ser hijo de Dios sin ser cuerpo de Cristo. Si usted es hijo de Dios, es cuerpo de Cristo. Si usted no es cuerpo de Cristo, no es hijo de Dios. Sí me estoy dando a entender. No existe tal cosa de que yo ahora me alimento por YouTube, como dijo aquel YouTube. No existe tal cosa como yo veo mi forma, ya no hay cara, ya no hay... la iglesia está llena de hipócritas, por eso no voy a la iglesia. Dicen, el gimnasio está lleno de gordos y la gente baja en la vara. Hoy hace ocho días les dije que no podía entrar hasta que usted no entendiera que el problema son las leyes que usted y yo tenemos. La iglesia debería ser la excusa que usted tiene para faltar a todo, pero siempre estamos buscando una excusa para faltar a la iglesia. Ahora, yo no paso lista, gente. Yo no paso lista. Cuando yo tenía una semana o quince días de estar en este lugar, hace 18 años. Si alguien no me iba a venir un fin de semana, me llamaba por teléfono, me pasaba un mensaje y me decía, no puedo llegar, esta semana no voy a llegar. Y yo decía, ¿para qué será que me dice que no voy a llegar? Yo necesito que usted me entienda que el Dios lo tiene a usted en un proceso de vida. Dios lo tiene a usted en un proceso de vida y a mí en un proceso de vida. Y ese proceso no termina hasta el día que usted se muera. Algunos estamos buscando ser entretenidos en estos lugares. Y lo que estamos buscando es entretenimiento. Pero usted no entiende que usted es un monstruo y que yo soy un monstruo. Y que la gente que vive con nosotros sufre lo monstruosos que somos. No me digan amén. Algunos pensamos que con bajar la panza y sacar las nalgas ya estamos bien. Pero hay un famoso versículo que siempre me lo recitaba mi mamá, que es un versículo que jamás se me olvidó, aunque la mona se vista de seda, mona, se queda. ¿Y en cuál Biblia está eso? No se preocupe, de por sí. Entonces me toca a mí entrar hoy a Romanos 4. Y al entrar a Romanos 4, ya Pablo dio por entendido que usted entendió lo que los hermanos en la iglesia en Roma entendieron. Cuando la carta llega en el año 54, la carta es transportada por Febe, una muchacha yaconiza de la iglesia en Éfeso, que lleva la carta a Roma. Roma está en un hervidero sociopolítico, al año siguiente, dos años después, entra Nerón, muere el emperador que estaba. Nerón está loco, el loco es un artista. Y la gente empieza a entender que, lamentablemente, como ellos eran augustos, o sea, eran dioses, empiezan a ver a Nerón como tal, y Nerón le caen mal los cristianos, y los cristianos empezan una matazón terrible, y en el año 70 destruyen Jerusalén, y a eso lo hemos hablado un montón de veces. Al entrar al capítulo 4, dijimos la semana pasada, que finalmente lo que necesitamos es entender que somos una sola fe, o dependemos de una sola fe, una sola Escritura, solo por gracia, solo por Cristo, y solo para la gloria de Dios. Ahora, esta palabra es, es una palabra de dos letras y no se tilda, yo no sé por qué la máquina me la tildó, fe, fe. Todo el mundo tiene fe, todo el mundo tiene fe. Usted se mete chingo al baño, ¿verdad?, está chingo y hace así, usted tiene fe de que le va a caer agua, ¿sí o no? Usted se monta al carro, cuando se monta al carro y le hace así, usted tiene fe de que el carro va a arrancar. Todo el mundo tiene fe. Usted se siente en una soda, en un restaurante, y usted dice ahí, ahí dice, usted dice ahí, ahí dice, bistequen cebollados con papas, y usted... Y usted no sabe si las papas son de ayer, de antier, de hace un mes, de hace quince días, si el bisteque es de caballo, si es de... Usted tiene fe de que lo que usted está diciendo, que le van a vender, usted se lo va a comer. Escúcheme, por favor, todo el mundo tiene fe. Para comprar por Amazon hay que tener una fe, pero hay un problema, de esta fe no estamos hablando. Porque esto es lo más fácil, esta es la fe, que yo tengo que decirle a usted, que si usted ora bastante, y usted llora, y usted brinca, y usted trae, si usted trae sus diezmos y sus ofrendas, y usted trae su dinero, entonces Dios le va a dar a usted lo que usted le está pidiendo a Dios. Yo no estoy hablando de eso. Técnicamente, esta mañana quisiera empezar diciendo que la fe, hay dos tipos de fe, yo quiero que usted me entienda, que así es, hay dos tipos de fe. La primera fe que hay es la suya. Y la fe de nosotros, para lo que nos sirve es, bueno, yo ya no soy católico, bueno, yo ya no soy como muy pentecostal, yo ya no quiero esas cosas, porque a mí no me gusta eso. Tanto alboroto, y ahora son apóstoles, son profetas, reyes magos, ya no hay indios, todos son soldados, son caciques. Está la fe para presentarse el domingo, para llegar, para cantar canciones, es la fe. Y hay otra cosa que la gente no conoce, la gente no sabe que existe, se llama la fe bíblica. Fe bíblica. La fe bíblica, lo que quiero que usted me entienda, es que la fe bíblica, la fe bíblica, lo que quiero que usted me entienda, es que la fe bíblica, lo que estoy tratando de esta mañana compartir con usted, es que la fe bíblica se basa en la palabra de Dios. No se basa en las experiencias de nadie, no se basa en la experiencia que yo pueda tener, o que yo quisiera tener. Un día estaba aquí, hablando, y tenía un filo, un hambre. Y no se por qué razón dije, no, no lo dije, no lo dije, dije, que hambre tengo. Estaba pensando en que tenía mucha hambre, y que dije, no puedo hablar mucho, yo me estoy muriendo de hambre, y si yo me estoy muriendo de hambre, la gente está muriendo de hambre. Qué rico, oye carne. Bueno, eso fue, pensé. Ese día, al final del servicio, un hermano se acercó, me dice, jale almorzar, a la casa. Le digo, ve, jale, y adivinen qué había. Oye carne, me extrañás, joyita de carne. Perdóneme, yo no le estoy hablando de la fe basada en experiencias, porque la fe no se basa en experiencias. Las experiencias son buenísimas de cada uno. Y gracias a Dios, por las experiencias de cada uno. Ahora que llegué, don José me estaba contando algunas cosas que ha vivido, y son experiencias personales de él, bellísimas. Bellísimas. Pero, las experiencias no fundamentan la fe, según la Biblia. La fe, mis amados hermanos, en esta introducción. Más fácil, voy a decirlo así. Lo contrario a fe, no es incredulidad. Lo contrario a fe, no es incredulidad. Lo contrario a fe, no es ser incrédulo. Lo contrario a fe, es ser inteligente. Lo contrario a fe, es ser astuto. Lo contrario a fe, es ser disciplinado. ¿Lo entendí? Eso es malo, ¿no? No. No, pero esta es la razón por la cual usted cuando pone hoy, pone en la radio, pone en la televisión, usted se encuentra el montón de grupos religiosos, ponga YouTube, métase a Facebook, métase a las redes sociales, y usted oye el montón de grupos diciéndole que usted es un hijo del rey, que usted es una hija del rey, que usted es una reina, una princesa, y que Dios la quiere a usted viviendo como una reina, como una princesa, que Dios lo quiere a usted en lugares celestiales, que Dios lo quiere a usted siempre próspero, que Dios lo quiere a usted con unción de reino. Y eso suena muy bien. Pero hay un problema con la fe. Hay un problema con la fe. Viene el primer enredo con la fe. Enredo número uno. Enredo número uno. La gente confunde fe con simpatía, o con estar de acuerdo con algo. Sí, sí, qué bueno eso, qué bueno, qué bueno. Enredo número dos. Dios nos va a llevar en el mes de febrero a mejores lugares. Dios nos va a llevar a un punto en donde vamos a ver, wow, sí, sí, qué bueno, qué bueno. Simplemente es acuerdo, simpatía. ¿Por qué? Primer enredo con la fe. La gente se corrió. Usted cree que cree lo que hay que creer porque ya no cree lo que creía. Primer enredo. ¿Qué cree usted de lo que hay que creer? Porque usted ya no cree lo que creía. ¿Y qué es lo que creía? Bueno, yo no creo lo que creía antes, pero ahora sí creo lo que hay que creer. ¿Y qué es lo que cree? ¿Le creó que no creía lo que creía? Primer enredo. Nadie sabe lo que cree, pero cree en algo. ¿Yo le pregunto en qué? Número uno, yo no soy católico. Número dos, si yo no doy plata en la iglesia, entonces Dios me cierra los negocios. Número tres, yo tengo que portarme bien, porque si no me porto bien, estoy feo para la foto. Número cuatro, hay que ir a la iglesia. Y número cinco, hay que cantar bonito. Segundo enredo. Ahora ya no hace lo que hacía por hacer lo que otros hacen. ¿Qué es lo que usted hace? De mí me traen aquí, porque si no me dan, en la casa es un tanate. No me dejan ver tele ni nada, se imagina. No me prestan el play. Me quitan el internet. Ahora Drubal decía algo. Cuando Drubal decía no, presionen a los hijos. Nunca obligue a un hijo suyo a ir a la iglesia. Nunca lo haga. Nunca. No sirve. Es un problema de ellos y Dios. Le toca a usted orar por ellos y derramar lágrimas por ellos. ¿Qué es más fácil? Pegárselos una buena grita de amenazarlos de que les va a quitar el internet, el teléfono, les va a quitar el Wii, el U, el P, les va a quitar el Netflix, todo lo que les va a quitar, que decirle mi amor, voy a orar por vos. ¿Qué es más fácil? De quitarles el botón de chuches. Tercer enredo con la fe. Mientras me suceda lo que yo espero, usted cree que lo que cree es lo que hay que creer. Lo que hay que creer. Yo estaba orando porque estaba trabajando mucho y entonces me enfermé y yo caí en una enfermedad, una depresión, una enfermedad terrible y entonces lloré al Señor para que me quitara con fe, lloré con fe para que me quitara esa enfermedad y Dios me la quitó. ¿Y qué aprendió? ¿Y qué aprendió de la enfermedad? ¿Qué? No, no, lloré, lloré y le pedí a Dios que me quitara la enfermedad y Dios me la quitó. ¿Qué aprendió mientras estuvo enfermo? ¿Qué aprendió del proceso que vivió? No, no, nada, o sea, yo, yo, yo, no, no has entendido. Hermanos, solo existe una fe y la fe lo que hace es esto. Sin fe es imposible agradar a Dios con mayúscula. Sin fe, o sea, que el objeto de la fe no es, es Dios. Muy bien, entonces usted se curó de la enfermedad y seguramente Dios si lo curó, pero si usted no aprendió porque usted estuvo enfermo y porque usted cruzó por ese puente en ese momento, usted no ha entendido qué hace en esta tierra. ¿Podrían acompañarme a decirlo conmigo? Sin, duro, duro sin fe es imposible agradar a Dios, imposible. Ahora sí, hay un problema. ¿Cuál fe? La fe tiene cinco reglas, la fe tiene cinco reglas. Si no están, no es fe. Cinco, regla número uno. Si la fe no reconoce la voluntad de Dios, no es fe. No es fe. Es ambición, sueños, deseos, pero no es fe. Número uno, la fe reconoce la voluntad de Dios primero. ¿Por qué estoy enfermo? ¿Por qué estoy enfermo? Porque algo está haciendo Dios conmigo mientras estoy pasando por esto. Sí, pero es que los hijos de Dios no sufren. ¿A dónde dice eso? Sufren es bíblica. La palabra de Dios dice que en este mundo vamos a tener aflicción. ¿Le puedo pedir un avión a Dios? Si está en su voluntad, producto de la comprensión de la palabra en su corazón, yo no veo por qué no. Pero nadie que esté caminando en la voluntad de Dios está pensando en pedirle a Dios un avión, téngalo por seguro. Número dos, la fe sí es fe. Reconoce que Dios es soberano y Dios hace lo que Él quiera, como Él quiera, cuando Él quiera. Dios hace las cosas no por complacerme a mí. Dios es soberano. Dios es soberano. Dios es soberano. Dios es soberano. Y cuando yo entiendo que Dios es soberano, tengo que descansar en el hecho de que lo que Dios está haciendo es inteligente, es lógico y es lo que tiene que suceder. Dios es soberano. Adrubal perdió un hijo, grande. Ale perdió un hijo, hace poco. Y la única palabra que yo tengo para ellos es, Dios es soberano. Dios no hace, es que Dios hace las cosas buenas y las cosas perfectas. No, Dios no hace las cosas en función de lo bueno y lo perfecto, lo que Él hace es bueno y perfecto. Número tres, si es fe, no busca mi beneficio, no busca mi bienestar, busca la gloria de Dios. Me guiará, me guiará por sendas de justicia, por amor, por amor de su nombre. Nosotros caminamos en la senda de Dios para que el que quede bien es Él, no nosotros. ¿Me está escuchando? Por la gloria de Dios, no por nosotros. Qué raro habla ese muchacho, ves que le estoy leyendo lo que dice la palabra, es rarísimo. Porque como usted tiene que estar en un lugar y tiene que tener unción del Rey, pedir lo que Dios se lo va a dar. Cuarta ley de la fe, la respuesta de Dios puede ser no y tiene que estar agradecido. La respuesta de Dios puede ser después y tiene que estar agradecido. O la respuesta de Dios va a ser nunca y tiene que estar agradecido. Toda persona que tiene fe, respeta el tiempo. Cuando usted no tiene fe, usted dice Señor, declaro en este momento, declaro en este momento decreto. Siga declarando y siga decretando, pero no es fe. Quinta regla de la fe, si la fe no se basa en la palabra escrita, son experiencias, son experiencias. Ahora sí, ¿de dónde viene la fe? Ya lo dije, ¿de dónde viene la fe? ¿Cuál es el origen de la fe? De hecho, Él, de hecho en Él, en Él, Evangelio se revela la verdad de Dios, el orden de Dios, la voluntad de Dios, la justicia, se revela la justicia. Se revela la justicia que proviene de Dios, la cual, la cual es por fe, la cual es por fe de principio a fin, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito, tal como está escrito. El justo, tres pasos, tres pasos, paso uno, el justo, justo no es cualquiera, solo el que el Señor justifica, el justo, paso uno, paso dos, el justo, dos, paso dos, vivirá por la licenciatura. Licenciatura, me hice pelado aquí, no es pelado que me hice aquí que toque, no es, aquí, me voy a poner fe de aquí, para que me, que por lo guapo, por lo linda, por lo joven, por lo hábil que soy, que bueno soy hablando, que bueno soy. El justo no vive por los criterios que el resto de la gente vive, vive por la fe, creyendo que las cosas de Dios son superiores a cualquier otra cosa. Entonces es malo estudiar, no, lo que es malo es pensar que usted es alguien porque estudió, el origen de la fe, de donde viene la fe, la fe viene de la palabra, porque la fe viene del oír y el oír por la palabra de Cristo. ¿Por qué la fe viene de la palabra? Pablo, porque Dios no quiere que vos te perdás ni a la derecha ni a la izquierda, Dios quiere que sepas para donde vas. Cuando a uno le dicen que la fe viene de la Biblia, entonces uno verdaderamente lo que se le viene a la cabeza es, uno dice, claro, entonces hay que aprender algo, sí, sí, claro que hay que aprender algo, entonces hay que creer en eso. Eh, sí, pero está en rojo, porque no es suficiente, usted tiene que creer, aprender, creer, y aquí viene lo que a usted no le han dicho, y yo se lo voy a decir esta mañana, no porque Dios se encarga y porque sea simpático y cachetón. La Biblia dice, esposas, esposas sujetas a sus maridos, entonces aquí viene la broca y dice, es que a mí me cuesta creer en eso, no, no solamente eso, la Biblia dice, la Biblia dice que hay que creer que eso es. No hay otra cosa. Honre a padre y a madre para que dure más sobre esta tierra, dice la Biblia. Honre a papá y a mamá. ¿Qué se podría quedar ahí? Ah, que hay que creer en eso, sí, no, no sirve, hay que creer que eso es, y no termina ahí, hay un nivel más. ¿Cuál es ese nivel? Vivir de eso. Esto es lo que tiene que pasar si la Palabra fundamenta nuestra fe. Tengo que aprender, tengo que creer en lo que aprendí, tengo que creer que eso que aprendí es lo único que hay, y tengo que vivir de eso, porque la Biblia dice que el justo vive de la fe. Ahora, la definición de fe yo no la puedo dar porque la tiene que dar la Palabra. Si la fe no es esto, no es fe. ¿Cuál es la definición de la Biblia de la fe? Dice la Biblia, ahora bien, tener fe es estar, número uno, estar seguro de lo que se espera, es estar convencido de lo que no se ve. Si usted analiza este texto, este texto dice que la fe no se basa en las emociones, que la fe, es que yo le decía, yo sentí una fe, y un juerzón, y un juerzón, y ahí. No, la fe se basa en las convicciones, y las convicciones nos enseña la Palabra de Dios que vamos a orar por un enfermo, escúcheme, que vamos a orar por un enfermo y que el Señor lo va a sanar. Si Él quiere, o es probable que no lo sane, pero vamos a orar con fe, y vamos a ser muy respetuosos, y vamos a decirle al Señor, Señor, quisiéramos que por favor escuches nuestra petición, quisiéramos que lo sane, pero entendemos que Tu Palabra nos enseña que no todo el mundo por el que oremos se va a sanar. Hace algunos años conocí un caso de una situación de una persona que tenía un problema con una tarjeta de crédito, y tenía, debía no sé cuánto, en ese tiempo debía como seis o siete millones de pesos de la tarjeta de crédito. Y me dice, oremos, ayúdeme a orar por favor, para que, para que ver qué pasa con eso. Y oramos, oramos, y le digo al Señor, ayúdalo Señor, que Él salga adelante con esa deuda, con ese problema, y un primo le regala un pedazo de lotería. Y el pedazo de lotería eran dos millones más de la plata que debía. Pasaron dos años y me vuelvo a enterar que está dos veces más enredado en platas y cosas con el asunto de la tarjeta. Ya no era un asunto solamente de tarjetas, sino que negocios y cosas, oremos y oramos, y adivinen qué, Dios lo sacó. Pasaron seis meses, y a los seis meses estaba otra vez, tres veces peor de como estuvo las últimas dos veces. Y adivinen qué, la tercera vez Dios no lo sacó, porque Él tenía que aprender otra cosa. ¿Alguien me está escuchando? Hermanos, entonces no nos engañemos, Dios no es ajeno a toda la realidad que estamos viviendo. La fe es certeza y seguridad de lo que la Palabra dice que va a pasar en mi vida. Ahora, yo quisiera que usted me entienda, como le acabo de decir, que lo contrario a la fe es su actitud, es su inteligencia, son sus capacidades, es, vuélvame a ver, su esfuerzo personal. Un par de ejemplos, porque es enorme esto, un par de ejemplos, un par de ejemplos y nos vamos, permítanme. Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre justo y Dios aprobó sus ofrendas. Aunque Abel murió hace mucho tiempo, todavía nos habla por su ejemplo de fe. Youtube y libros están llenos de este texto, diciendo que la ofrenda de Abel se basaba en la calidad de los corderitos que él presentó, porque usted tiene que darle la ofrenda al Señor de la mejor manera. Usted no puede darle al Señor lo que le sobra, vean que fácil, este es el versículo que más se usa para manipular a la gente. ¿Por qué? Porque al dar, yo le puedo decir a usted, si usted es lo que le va a dar a Dios. Todavía ayer escuché a un hombre, que yo siempre lo he visto como una persona, la he respetado, y yo dije, no puedo creerlo. Cuando usted le da a Dios, tiene que darle lo mejor, Dios no es un limonero, Dios no está esperando que usted le dé una ofrenda, una limonda. Perdóneme, aquí no está hablando de esto, ¿sabe de qué está hablando? De que cuando había que presentarle la ofrenda a Dios, escúcheme por favor, Caín se fue por toda su parcela y sacó las mejores zanahorias, los mejores tomates, el mejor culantro, trajo cestas de los mejores frutos, para impresionar a Dios. ¿Y saben qué hizo él? ¿Quieren saber qué hizo Abel? Abel hizo así, ¿Qué le voy yo a dar a un Dios que todo lo tiene, siendo yo tan pecador y tan sucio? Lo más que yo puedo hacer, es sacrificar dos corderitos por mi pecado y presentar mi corazón delante de Dios, porque eso es lo que yo tengo. Y esa fue la ofrenda que le dio Abel a Dios. ¿Y adivinen qué dijo Dios? Y Dios dijo, se los dijo ahí mismo, Caín se reventó, se enojó, se encachimó, dijo mi mamá. Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre justo, porque él le dijo a Dios, ¿Qué le voy yo a dar a Dios? Entonces, si hay fe, la fe reconoce el corazón de cada uno de nosotros, y hay cosas que pedimos que no merecemos. Gracias. ¿Por qué no las merecemos? ¿Porque somos malos? No, porque queremos lo bueno, pero no queremos el proceso. ¿Lo escuchó? Fue por la fe que Noé, Noé, construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios. ¿Sabe cuánto tiempo tenía no llover en ese lugar? Veinte años. El palo de madera más cercano estaba en Pérez Celedón. El lugar estaba en alto. ¿Está loco? ¿Está loco? ¿Cómo se va a poder hacer un barco aquí? ¿Están haciendo un barco? Quien le advirtió de cosas que nunca antes habían sucedido. Por su fe, Noé condenó al resto del mundo y recibió la justicia que viene por la fe. Hermanos, cuando una persona sufre, y usted le pregunta por qué está sufriendo, la persona va a decir, porque mi vida es una sal, porque yo soy un desgraciado, porque a mí no me sale pero ni el diablo, porque yo estoy maldito. Cuando un hijo de Dios sufre, él dice, la tristeza de este mundo produce en mí mayor peso de gloria y me hace ser lo que Dios quiere que yo sea. Hay dos diferencias muy grandes. ¿Por qué? Porque el hijo de Dios no se rige por el mismo sistema que el resto de gente se rige. Es atípico. Por eso se llama fe. Ahora, y ahora sigue el último. ¿Por qué el último? Porque este es Abraham, y este es el que va a hablar Pablo, y esta es mi introducción en el capítulo 4. Que fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera otra que él le daría por herencia. Se fue sin haber ido donde iba. Se fue sin saber dónde iba. Se fue sin saber dónde iba. Hebreos 11.8. Abraham obedeció por adoración, no por beneficio. Incluso cuando llegó a la tierra que Dios le había prometido, vivió allí por fe, pues era como un extranjero que vive en carpas. Lo mismo hicieron Isaac y Jacob, quienes heredaron la misma promesa. Así que una nación entera provino de este solo hombre, quien estaba casi muerto en cuanto a tener hijos. Una nación con tantos habitantes y como las estrellas de los cielos y la arena de la orilla del mar. Es imposible contar. Abraham dejó todo, todo, todo lo que él podía tener siendo de una familia noble para seguir. Voces que oía que le hablaban. Mi tata, ¿qué le pasa? Dios me está hablando. Mami, me voy de aquí. ¿Para dónde? Me voy para un desierto, porque Dios me pidió que me fuera. Está loco. No, me voy. Ese mismo Dios le dijo que el único hijo que tenía, que lo tuvo casi a los 100 años, mátelo, sacrifíquelo. Y dijo que sí. Dijo que sí. Fue por la fe que Abraham ofreció en sacrificio cuando Dios lo puso a prueba. Abraham, quien había recibido las promesas de Dios, estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo único. El versículo 11.17, el 11.18 dice, Abraham estaba seguro de que si él mataba al hijo, Dios se lo resucitaba. Pero esto que les estoy mostrando de la fe, no es lo que quiero mostrarles. Quiero mostrarles cuál es la fe que agrada a Dios, porque nosotros no tenemos fe. Ahí sigue esto, ahí sigue. Capítulo 11 del libro de Hebreos está hablando sobre la fe. Se los dejo de tarea, no nos vamos a leer aquí larguísimos. Hubo mujeres que recibieron otra vez con vida a sus seres queridos que habían muerto. Dios se los devolvió. No se distraigan, pónganme atención que esto es lo más importante, porque la palabra dice que sin fe es imposible agradar a Dios. Sin embargo, atención iglesia, sin embargo, otros fueron... Sin embargo, los hijos de Dios recibieron la casa cuando hicieron la siembra de sus diadmos y sus ofrendas, y recibieron las ganancias. Note lo que dice la Biblia, dice, sin embargo, otros fueron torturados porque rechazaron negar a Dios a cambio de la libertad. Ellos pusieron su esperanza en una vida mejor que viene después de la resurrección. Algunos fueron ridiculizados, hermanos, algunos fueron ridiculizados. Y a veces nosotros, la gente ni cuenta, se da que somos cristianos. Porque hablamos exactamente igual que todo el mundo. Y algunos fueron ridiculizados, y sus espaldas fueron laceradas con látigos. Otros fueron encadenados en prisiones. Algunos murieron apedreados, a otros les cortaron por la mitad con una sierra, y a otros los mataron a espada. Algunos anduvieron vestidos con la mejor ropa que habían, con los mejores zapatos y los mejores carros. Ahí no dice eso, ahí dice, con pieles de ovejas y cabras, desposeídos y oprimidos y maltratados. Sigo, este mundo no era digno de la gente que tiene la fe que agrada a Dios. ¿Me está escuchando? ¿Alguien me está escuchando? La fe que agrada a Dios no es digna para el mundo. Y le estoy leyendo Biblia. Vagaron por desiertos y montañas, se escondieron en cuevas y hoyos de la tierra, debido a su fe. Todas esas personas gozaron de una buena reputación. Conmigo, vamos, aunque ninguno recibió todo lo que Dios le había prometido. Ninguno recibió. ¿Usted alguna vez ha estado en una iglesia donde le dicen que tenga fe, pero que a lo mejor... Llegó ese día. Para que usted entienda que sin fe es imposible agradar a Dios, pero solo hay una fe. En donde Dios es todo, todo. ¿Ven la diferencia entre la fe de nosotros y la fe que está en la Biblia? Y sí, hay muchas cosas a las que tenemos que denunciar. Porque algunos pensamos que... No lo leí, pero dice que José, por fe, siempre supo que los israelitas iban a salir de Egipto. Pero lo más impresionante de José es que José nunca valoró ni su anillo ni su cadena. Ni su puesto por encima de la promesa de ser la nación y el pueblo de Dios. Amados hermanos, estamos en el mismo marco, hermanos. Si ustedes me preguntan a mí cuántas cosas debería yo dejar para que esto que estoy hablando sea del... Bueno, pero por favor váyase de aquí entendiendo que si la fe no agrada a Dios, no es fe. Punto. Váyase de aquí entendiendo que la fe se basa en la Palabra. Y que si no hay Palabra, usted lo que cree es en que Dios es Aladino y la lámpara maravillosa. Aquí empieza el capítulo 4. La explicación de... No lo vamos a leer. Romanos 4.1. Pensemos lo que pasó y empieza Pablo a hablar en el capítulo 4. Yo no puedo entrar al capítulo 4 hasta que usted lo entienda. Que la fe que Dios dice que hay que tener no se parece a lo que nos están enseñando hoy. Señor, te doy gracias en este mañana.