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The power of the Gospel is grace. Understanding the power of the Gospel is important when sharing it with others. The Gospel is the foundation of the New Testament, but there are many misunderstandings about it. Mixing the law with grace corrupts the true Gospel. The Book of Romans was written by Paul to explain the Gospel. The Gospel is the power of God for salvation. The word "Evangelio" means "good news" in Greek, and it is difficult to believe because it is too good to be true. The Gospel and grace are used interchangeably. The Gospel liberates and releases God's power in our lives. The righteousness of God is revealed through faith. Sin does not hinder God's power for salvation, but trusting in our own good works does. We cannot save ourselves by fixing our lives first. We need to understand the grace and Gospel of Jesus Christ. Y vamos a ver el poder del Evangelio. ¿Cuál es el poder del Evangelio? Y sabemos ya, como lo he dicho, lo he repetido varias veces ya sin empezar, que el poder del Evangelio es la gracia. Ahora, este estudio es bueno que tomes lotas porque te puede servir para hablarle a otros de Cristo Jesús, ¿ok? Y con eso no quiero decir que tengas que repetir estas palabras o este estudio palabra por palabra cuando le hables a alguien de Jesús. Lo que sí estoy diciendo es que necesitas entender cuál es el poder del Evangelio y por qué Dios estableció la gracia como el poder del Evangelio para poder explicarle a la gente, coger conceptos, aprender los conceptos, aprender lo que hay detrás de la gracia de Dios para poder compartir el Evangelio con otras personas que no conocen a Cristo Jesús, ¿ok? Así que tomar notas si queréis y podéis. Vamos a ver, vamos a empezar entonces y como vamos a estar mucho, vamos a ver muchos versículos en Romanos, y lo voy a explicar en un momento por qué Romanos. Así que si tenéis vuestras Biblias a mano, abridlas en Romanos, empezando con el capítulo 1 y vamos a empezar. Con la ayuda de Dios, el Evangelio, la palabra Evangelio. El Evangelio es lo más básico, ¿ok? El mensaje más básico, más fundamental. Cuando digo fundamental es que es el fundamento, todo lo demás está sentado sobre la base del Evangelio. El Evangelio es la base fundamental del Nuevo Testamento, sin embargo, aunque debería ser y es el fundamento, el más básico de todo el Evangelio, hay muchos malentendidos acerca del Evangelio. Hasta el punto, ¿ok? Me atrevo a decir, hasta el punto de que en el sistema religioso de hoy, que estamos viviendo hoy, no predican el mismo Evangelio que predicaba Pablo, ¿ok? Y espero que lo veas hoy con la ayuda de Dios. Lo mezclan, como vimos en el último estudio, se mezcla con la ley, y el momento que tú mezclas la ley con la gracia o la ley con el mensaje del Evangelio de Cristo Jesús, ya no es el Evangelio, ¿ok? Y os he dicho que busquéis, que abréis vuestra Biblia en Romanos, porque el Libro de Romanos fue escrito por Pablo precisamente para explicar el Evangelio, para que cualquiera pueda entenderlo, ¿ok? Pablo lo escribió, lo hizo tan simple, tan sencillo, que necesitas que alguien trate de explicártelo para confundirte y para que lo malentiendas, ¿ok? Y como he dicho antes, es lo que pasa, se han malinterpretado, se han malentendido, se han malexplicado, se ha corrompido, mezclándole conceptos humanos y conceptos de la ley. ¿Por qué escribió Pablo, por qué escribió Pablo la Carta a los Romanos? ¿Por qué en el Libro o en la Carta a los Romanos Pablo explica el Evangelio? Porque la Iglesia, los creyentes que habían en Roma, se convirtieron al Señor por la predicación de otro, de otro hombre, de otro discípulo, no de Pablo. Entonces Pablo no los conocía en absoluto para nada, ¿ok? Y entonces para asegurarse de que la base, como he dicho antes, el fundamento, lo tenían bien sentado, bien puesto, bien echado, para asegurarse de que estaban creyendo en Cristo Jesús como se debe creer en Cristo Jesús, Pablo escribe la Carta a los Romanos para explicar el Evangelio. Y empieza en Romanos 1.16, empieza, 1.16 empieza diciendo, porque no me avergüenzo del Evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primeramente y también del griego. O sea que ahí vemos unas palabras poderosas, no me avergüenzo del Evangelio, ¿por qué no me avergüenzo del Evangelio? Porque es el poder de Dios, el Evangelio es el poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y también del griego. Y esto es una declaración fuerte de parte de Pablo. Quiero aclarar un poco lo que significa la palabra, la palabra Evangelio. En el texto original, en griego, lo estaba buscando, lo estaba leyendo precisamente hace unos minutos en el griego. La palabra es una palabra en griego muy poco usada, sobre todo en los tiempos cuando Romanos fue escrito, porque la gente no hablaba de esta forma. La palabra Evangelio quiere decir literalmente algo demasiado bueno para ser verdad. Buenas nuevas, ¿ok? En español lo producimos como buenas noticias, buenas nuevas. Unas nuevas, unas noticias tan buenas que es difícil creer que son verdad. Ese es el significado completo en el griego. Y es por eso que no se usaba mucho, no era una palabra muy común, porque es difícil o encontrar alguna noticia o algo que justifique el usar esa palabra. Tenían otra serie de palabras para hablar de buenas nuevas. Pero para nosotros como creyentes quiero que os quedéis con esa definición. Las buenas nuevas que son tan buenas que es difícil creer que son verdad. Y por eso hay tanta confusión en cuanto a Evangelio, ¿ok? Porque es difícil creerlo. Con nuestra mente humana limitada nos cuesta creer lo que vamos a estudiar hoy. Y por eso queremos añadirle cosas y añadirle conceptos que no están en la Biblia. El apóstol Pablo dice, no me avergüenzo del Evangelio. ¿Por qué no? Porque es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree. El Evangelio es el poder de Dios. Y está hablando acerca de gracia, ¿ok? Podríamos cambiar la palabra Evangelio por la palabra gracia. La gracia es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree. El Evangelio es el poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree. Vamos a ver en Hechos 20-24, perdón. Hechos 20-24. Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que he recibido del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del Evangelio de la gracia de Dios. ¿Os dais cuenta cómo usa las dos palabras? Evangelio, que es buenas nuevas, ok, el Evangelio, demasiado buenas para ser de verdad, de la gracia, las buenas nuevas de la gracia de Dios. En Galatas 1-6 tenemos algo parecido. En Galatas 1-6 dice el apóstol Pablo, me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un Evangelio diferente. O sea que vemos que la palabra Evangelio y gracia se usan intercambiablemente. Aquí podríamos leer, por ejemplo, el maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por el Evangelio de Cristo para seguir una gracia diferente. Ok, gracia, Evangelio, como podéis ver en estos dos casos se usa intercambiablemente para hablar del Evangelio de Cristo Jesús, el Evangelio de gracia, el Evangelio de Cristo, la gracia de Cristo, el Evangelio de Cristo Jesús. ¿Y qué quiere decir entonces? No me avergüento porque es poder de Dios. Quiere decir que el momento que tú entiendes el Evangelio o entiendes la gracia de Dios, que estudiamos en el último estudio, libera el poder de Dios en tu vida, libera el poder de Dios en tu vida para vivir en libertad, para vivir en victoria, para vivir libre de cadenas y de ataduras impuestas por el pecado y por el hombre. Continuamos en Romanos, ok, estamos en Romanos. En Romanos 1, vamos a ver ahora el versículo 17. Dice porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe. Como está escrito, más el justo por la fe vivirá. Ok, esa palabra y no está en el texto original. O sea que podíamos leer ese versículo porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por fe para fe. Se revela por fe para fe. Como está escrito, más el justo por la fe vivirá. Si os dais cuenta que la justicia de Dios no es revelada de ley, por la ley, para la ley, de obras buenas, para obras buenas, sino que dice que es revelada por fe, para fe. Revelada por fe en nuestro espíritu para producir fe en Cristo Jesús, para hacer crecer y fortalecer nuestra fe en la obra completa de Cristo Jesús. Os voy a decir algo y quiero que pongáis atención. El pecado no puede impedir o no va a impedir el poder de Dios para salvación en tu vida, pero confiar en tus propias buenas obras, sí. No sé si me habéis entendido. El pecado no va a impedir que el poder de Dios obre para salvación en tu vida, pero confiar en tus propias buenas obras, sí, que impide que el poder de Dios obre tu vida para salvación. Si habéis entendido ese punto que acabo de decir, vais a entender por qué es tan importante la gracia y por qué es tan importante el conocer el Evangelio de Cristo Jesús. Hay muchos ejemplos de esto. La mujer Pilar de Aradusterio, que lo usamos en el último estudio, el pecado que había en su vida, el pecado en su vida, no impidió que el poder de Dios obrara en su vida para salvarla. Ahora, si esa mujer se hubiese retado de justificar a sí misma delante de Dios, como vamos a ver dentro de un minuto, entonces el poder de Dios es incapaz de obrar para salvación. Y es lo que quiere decir este versículo. La justicia de Dios se revela por fe para fe. Eso quiere decir que recibes la justicia de Dios por gracia a través de la fe. En Efesios 2, 8, dice la Palabra de Dios, dice, porque por gracia habéis sido salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, fíjense bien lo que dice, no de vosotros, porque es don de Dios, es un regalo de Dios, es don de Dios. Dios no va a retraer, Dios no va a quitar, Dios no va a dejar su poder, el poder del Evangelio, porque haya pecado en tu vida. Y es por eso, como he dicho al principio, que la Palabra Evangelio quiere decir nuevas, buenas nuevas, tan buenas, que son difíciles de aceptar o de creer que son verdad. ¿Cómo puede Dios salvar a un pecador? ¿Cómo puede Dios redimir a una persona que está viviendo en rebeldía? ¿Cómo puede Dios salvar a un leproso? ¿Cómo puede Dios salvar a un adúltero? ¿Cómo puede Dios salvar, entendéis, es imposible, algo tenemos que hacer, algo tenemos que añadirle, Dios no va a hacerlo así porque sí. Primero, ok, esto os sonará un poco extraño, pero yo lo he escuchado en algunas iglesias, primero tienes que arreglar tu vida, y entonces puedes acudir a Dios para que Él te salve. Si primero tenemos que arreglar nuestra vida para que Dios nos salve, no necesitamos la salvación de Dios. Ok, el momento que tú hablas esto que estoy hablando ahora, el pecado no puede impedir que el poder de Dios para salvación obre en tu vida. Automáticamente, ok, las personas amadas con espíritu religioso reaccionan, ok, y empiezan a decir cosas así, ¿qué pasa con el pecado entonces? ¿Estás permitiendo el pecado? ¿Estás diciendo que el pecado está bien? No estás en ningún momento. ¿Le estás dando permiso para que la gente peque? Entonces, si el pecado no impide el poder de Dios, le estás dando permiso a la gente para que peque. Ok, como dije hace poco, la gente, desde que yo sepa, nunca no necesitaron, nunca han necesitado permiso. Adán no necesitó que nadie le diera permiso para pecar. Caín no necesitó permiso de nadie para matar a su hermano. Ok, lo han hecho siempre porque hay una rebeldía y un alejamiento de Dios en nuestro ser. Pero esa es la reacción en la gente cuando no quiere entender o cuando no puede entender lo que es el Evangelio. Muchos predicadores, muchos cristianos creen que primero tienes que hacerle ver a la gente su pecado y la ira de Dios sobre sus vidas para que después acepten a Cristo Jesús como Señor y Salvador. No sé si has escuchado esto antes o no, seguro que sí. Si llevas más de cinco años en el cristianismo, seguro que has escuchado a personas, a predicadores incluso decir, hay que hacer que la gente primero reconozca. Hay que hacer que la gente vea que son pecadores, vea su pecado y la ira y el castigo de Dios que viene sobre sus vidas para que se arrepientan y acepten a Cristo Jesús como Señor y Salvador. La Biblia no dice eso en ninguna parte. Allí precisamente dice lo contrario. Aquí en Romanos, estamos estudiando en Romanos, en Romanos dice cosas como que es la bondad de Dios la que lleva a la gente al arrepentimiento. La bondad de Dios, no el que le predica es la ira. Ok, esto lo habrás visto, como he dicho y lo habrás escuchado si llevas tiempo en el cristianismo, evangelistas o predicadores que antes de enseñarle el Evangelio, antes de predicar el Evangelio y salvación, predican los mandamientos por ejemplo. Este mandamiento, este otro, no adulterarás, no robarás, no calumniarás, no tendrás otros dioses. Tú has tenido dioses antes te preguntan, tú has adulterado, tú has mirado a una mujer con mala sensación, entonces ya le has faltado a Dios y la ira de Dios está sobre tu vida y Dios te va a destruir. Pero hay una solución, Cristo murió por ti y te ama. Ok, eso no es lo que la Biblia enseña acerca del Evangelio. Vamos a ver algunos versículos porque creo que no estáis totalmente convencidos de lo que acabo de decir. En Romanos 1 versículo 18 a 19, dice porque la ira de Dios se ha revelado, ok, o se revela, dice alguna versión, porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia restringen la verdad. Porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente y fijarse en las palabras que usa el apóstol, porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Después nos explica, ok, algunos aspectos de cómo Dios ha revelado al ser humano. ¿Qué es lo que está diciendo aquí el apóstol Pablo? Está diciendo en primer lugar que lo que se conoce acerca de Dios, de que Dios es un Dios santo, de que Dios es un Dios de poder, de que Dios es el Dios que de tal manera mueve el mundo que envió a su Hijo, está manifestado, ¿dónde? ¿Dice la Biblia que se le manifestará a ellos cuando alguien les predique o dice que ya ha sido manifestado dentro de ellos por Dios, porque Dios lo hizo evidente? ¿Os dais cuenta que no dice que se le manifestará o se le revelará lo que conocen acerca de Dios, el conocimiento acerca de Dios se les revelará a ellos cuando alguien les predique? No dice eso. Dice el conocimiento acerca de Dios es evidente dentro de ellos. Dios ya se lo ha revelado. Dios ha puesto en cada ser humano que ha nacido en este planeta, que respira el aire de este planeta un conocimiento intuitivo de que son pecadores y de que se merecen el rechazo en vez de ser aceptados. No hace falta que le digas a la gente los pecadores que son, ya lo saben. Ok, y acordarse que esta es una regla general. Dios no nos ha llamado a convencer al mundo de pecado, sino a convencerlos de que la única forma de obtener justicia, el estar bien ante Dios, el poder presentarse a Dios como que jamás has pecado, es poniendo su fe en lo que Cristo Jesús ha hecho por ellos, no en algo que ellos han hecho. No si me entendéis o no. Si queréis un versículo para apoyar esto, el versículo donde dice la palabra, el apóstol Pablo dice, dice porque os enviaré al Espíritu Santo y cuando él venga, el apóstol Pablo, pero en la Biblia dice y cuando él venga convencerá al mundo de pecado. ¿Quiénes es el convencer al mundo de pecado? ¿Tú o Dios? Es el Espíritu Santo. Sin embargo a nosotros, a nosotros se nos ha dado el ministerio de reconciliación, predicar y anunciar la reconciliación al mundo. Ok, quiero que veáis la diferencia. El hombre, como he dicho antes, tiene un conocimiento intuitivo en su ser de que está mal, de que le falta algo, de que es pecador, de que se merece el rechazo de Dios. Es por eso que el hombre en general, en su mayoría, trata de inventarse filosofías para negar a Dios, para no tomar a Dios en cuenta, para alejarse de Dios, para no reconocer que necesitan a Dios como Señor y Salvador de sus vidas. Vamos a ver otro ejemplo en la Biblia, en Lucas 18, por si alguno aún no lo entiende. En Lucas 18, versículo del 9 al 14, esto seguro que lo habéis leído varias veces, Jesús le refirió una parábola a unos que confiaban, y aquí está más claro que el vocabulario, fijarse bien en el vocabulario, refirió una parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos y despreciaban a los demás. Y después nos dice la parábola, dos hombres subieron al templo a orar, uno era fariseo, el otro recaudador de impuestos. Los recaudadores de impuestos en los tiempos de Jesús eran judíos, que trabajaban para el gobierno romano, entonces eran mal vistos, era lo más bajo de la sociedad judía, eran criticados, perseguidos, calumniados, etc., mal vistos. El fariseo puesto en pie, ok, los dos hombres van al templo a orar a Dios, uno era fariseo, el otro recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí, de esta manera, Dios te doy gracias porque no soy como los demás hombres, estafadores, injustos, adúlteros, ni aún como este recaudador de impuestos, yo ayuno dos veces por semana, doy el tiempo de todo lo que tengo, de todo lo que gano. Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, alejado para que nadie lo viera, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo Dios, ten piedad de mi pecador. ¿Quién le dijo que era pecador? Dios, ok, me refiero, o sea, enfatizo eso, ¿quién le dijo que era pecador? En ese, en ese, hasta ese entonces, ok, Cristo Jesús aún no había muerto en la cruz de Calvario, aún no había redención, aún no había salvación por la sangre de Cristo Jesús. Sin embargo, como hemos visto antes en, hemos visto antes en Romanos 11 y 18, esa intuición interior, ok, de que hay algo mal en su vida. Ok, después viene la conclusión a esta historia. Jesús les dice a la gente, os digo, que éste, el pecador, el recaudador de impuestos, éste descendió a su casa justificado, pero el fariseo no. Porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado. Ok, este, este pasaje normalmente lo usamos para hablar de la humildad. Aquel que se humilla será ensalzado, el que no se humilla será rechazado. Pero si os dais cuenta, no está hablando de eso, sino que está hablando de qué. Referió esta parábola a unos que confiaba en sí mismos como justos y expresaban a los demás. Este hombre fariseo estaba confiando en sí mismo, en sus ayunos. ¿Es malo ayunar? No, pero si lo haces para añadirle a la obra que Cristo Jesús ya ha hecho por ti en la cruz del Calvario, estás mezclando ley con gracia. ¿Es malo ser diferente que los demás? No, pero si tú te crees que porque eres diferente mejor que los demás, o diferente que los demás, te va a dar más favor con Dios, ya no estás viviendo bajo la gracia, bajo el Evangelio. Ok, ¿es malo? Y después menciona, no soy estafador, no soy injusto, no soy adúltero, ayuno dos veces por semana y todo el tiempo. Este hombre estaba confiando en sí mismo y ahí está el problema. El pecado, voy a repetir lo que he dicho antes, el pecado no puede impedir el poder de Dios para salvarte, lo que sí impide el poder de Dios para salvarte, es el confiar en tus propias obras. Entonces la pregunta que tenemos que hacernos esta tarde, ¿eres como el fariseo o eres como el recalador de impuestos? Y no estoy hablando aquí, no estoy hablando aquí de las acciones, de las obras, ¿ok? Porque tú a lo mejor como el fariseo no eres estafador, no eres injusto, no eres adúltero, no estoy hablando de las obras, estoy hablando de la confianza. ¿En qué estás poniendo tu confianza? ¿Estás poniendo tu confianza en lo que tú haces por el Señor o lo que el Señor ha hecho por ti? Si una persona, si cualquier persona pone su fe en todas sus obras religiosas, que pueden ser muy buenas y perfectas, en toda su santidad, en todo lo que hace por el Señor, esa actitud actualmente, porque la Biblia lo enseña, lo acabamos de ver, bloquea, impide que recibamos la justicia de Dios y que tengamos o que podamos tener una relación con Dios. Y quizás a una persona que no haya sido tan buena, sin embargo se han humillado delante de Dios y han clamado a Dios y han reconocido que Dios es el único que puede salvarlos a través de Cristo. Entra, esa persona entra en la justicia de Dios, en la posición de estar bien con Dios. Ok. En Romanos 9, seguimos en Romanos. Y este es el evangelio, el poder del evangelio, lo que estoy tratando de compartir hoy. En Romanos 9, versículo 30 al 32, ¿qué diremos entonces? Que los gentiles que no iban tras la justicia, los gentiles no buscaban a Dios, los gentiles no buscaban la justicia. Que los gentiles que no iban tras la justicia alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe, pero Israel que iba tras una ley de justicia no alcanzó la ley. ¿Por qué? Porque por fe, porque no iban tras la justicia por fe, sino que iban tras la justicia como por obras. Pues ok, aquí nos dice que hay dos tipos de justicia, la justicia que es por fe y la justicia que viene por la ley. ¿Lo estáis viendo ahí o no? La justicia que es por fe y en el versículo 31 la justicia que es por ley. Dos tipos de justicia. La justicia que es por la ley es una justicia basada en actos, en hechos, en obras. Podríamos decirlo autojusticia, la persona se autojustifica a sí misma. Y la verdad, la verdad es, la verdad es que nadie puede actuar y portarse lo suficientemente bien para ganarse la justicia que es por la ley. ¿Ok? Y si alguien no cree lo que estoy diciendo, si alguien dice, sí, yo soy súper bueno. En Isaías 64, versículo 6, ¿qué dice? Isaías 64, versículo 6, dice, todos nosotros somos como el inmundo, el leproso. Esa palabra inmundo en los tiempos hebreos, judíos, leproso, intocables, sucios, y somos como trapo de inmundicia. Todas nuestras obras justas son como trapos de inmundicia. Todos nosotros somos como el inmundo y como trapo de inmundicia todas nuestras obras, todas, incluso las buenas, como trapos de inmundicia. ¿Ok? Si queréis saber lo que son trapos de inmundicia, no voy a explicarlo esta noche, podéis preguntarle a vuestras madres después. En Santiago, capítulo 2, versículo 10, Santiago 2, 10, dice la Biblia, porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un solo punto, se ha hecho culpable de toda la ley, de no cumplir nada de la ley. Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos los puntos. O sea, que solamente con fallar en un detalle de la ley, ya dejamos de cumplir la ley. Entonces, en otras palabras, si tú has cumplido 99 de las 100 leyes, por ejemplo, y haces una cosa mal, ya has quebrado toda la ley de la justicia, serías considerado injusto. Pero, si tú pones tu fe en Jesús, recibirás, recibirías su justicia, que es la justicia de fe. Aunque hubieras hecho 99 de las 100 leyes mal. Ese es el Evangelio de Cristo Jesús. Hay muchas personas hoy, muchos creyentes, que si tú les preguntas si se consideran a sí mismos que están buscando, si creen que están tratando de conseguir, o de buscar la justicia por la ley, por las obras. Muchos de ellos te dirían que no. No, yo vivo por gracia, yo vivo por gracia. Sin embargo, la verdad es que sí, que están tratando de buscar la justicia por las obras, por la ley. Porque su única esperanza es el entrar en el cielo, en vez de irse al infierno. Y creen que si van a la iglesia, que si se puertan bien, que si viven a cierto estándar de moralidad establecido por la iglesia o por el hombre, Dios los va a aceptar en el cielo. Y estos versículos que acabamos de leer están hablando acerca de este error, ¿ok?, de no confiarnos en nuestra bondad. Los judíos estaban buscando la justicia por sus obras, mientras que Dios quiere que consigamos la justicia por fe. Es tratar de conseguir lo que Dios les ha dado como un regalo, obrando y trabajando por él. Y como dice el versículo, como dice en Romanos 9, 32, termina diciendo, porque para ellos, este, perdón, porque no iban tras la justicia por fe, sino como por obras. ¿Y qué es lo que les pasó? Tropezaron en la piedra de tropiezo. Y esa piedra de tropiezo, como sigue diciendo Romanos 9, es Cristo Jesús mismo, ¿ok? Dice más adelante, para que lo veáis, he aquí, pongo en Sion una piedra de tropiezo. Cristo Jesús es una piedra de tropiezo. El evangelio de Cristo Jesús es una piedra de tropiezo. El evangelio de gracia, como hemos visto al principio, es un evangelio, es una piedra de tropiezo y la roca de escamblo. Sin embargo, el que crea en esta piedra, y cambia el pronombre de piedra de un objeto a él, usa el pronombre él, que está hablando una persona, Cristo Jesús, y el que crea en Jesús no será avergonzado. No será avergonzado. Ok, lo que está diciendo entonces es que es ofensivo, sobre todo para aquellos que son muy buenos. Aquellas personas que se consideran buenas, ¿ok? Y no digo que no sean buenas, hay muchas. Si han hecho muchas obras buenas, si han dado diezmo y ofrenda toda su vida, si han ido al campo misionero a predicar, han hecho un retiro de seis meses cuando eran jóvenes, han ido a un campo misionero a predicar el evangelio, que no han faltado ningún culto, han ido a la iglesia desde que nacieron, etc, etc. Si tú vas y les dices, ¿sabes que ninguna de esas cosas buenas que has hecho te sirven para hacerte justo delante de Dios? Se ofenden, porque es una piedra de tropiezo. Y encima, si le añades un poco más, como dice Mateo, vamos a hablar de Mateo 21, si le añades, ¿sabes que los pecadores que han puesto su fe en Cristo Jesús son más justos que tú? Eso sí que lo sabe tropezar. En Mateo 21, 28, aquí Jesús está dándonos otra parábola y dice, ¿pero qué os parece? Un hombre tenía dos hijos y llegándose al primero, le dijo, hijo, ve, trabaja hoy en la viña. Y respondió él y dijo, no quiero. Pero después se arrepentió y fue a trabajar en la viña de su padre. Y llegándose otro hijo, le dijo, lo mismo, ve y trabaja en la viña. Pero él respondió y dijo, yo iré. Padre, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Y ellos le contestaron el primero. Jesús les dijo, fijarse bien lo que vamos a leer ahora. Jesús les dijo, en verdad os digo que los recaudadores, lo más bajo de la sociedad, los recaudadores de impuestos, las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros. Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia, y no lo creísteis. Pero los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron. Y vosotros viendo, viendo el efecto que lo que predicaba Juan hacía en esta gente, ni siquiera os arrepentisteis después para creerle, para creer el mensaje de Juan. ¿Qué es lo que predicaba Juan? Arrepentíos, porque el reino de Dios se ha cercado y viene el Mesías. Eso es el Evangelio. Las rameras y los recaudadores de impuestos entran, aquí usa el verbo continuo, presente, entran en el reino. Están constantemente entrando antes que vosotros, antes que los que se justifican a sí mismos. Yo conozco gente, creyentes que han dicho, me han dicho a mí como pastor, ¿por qué entonces me he estado comportando bien todo este tiempo? ¿Por qué entonces he estado haciendo lo correcto todos estos años? No quiere decir que las buenas obras no te sirvan. Te sirven hasta cierto nivel en tu relación con la gente, a tener un buen testimonio, a tener autoridad para hablar de la gente y tener un buen testimonio. Te ayudan hasta cierto nivel en tu relación con la gente, pero no te van a dar, no te van a dar ninguna influencia con Dios. Tú puedes tener obras más santas que cualquier persona en la faz de la tierra, pero la pregunta que me hago yo es ¿quién quiere ser el mejor pecador en el infierno? Como dice Romano 3.23, porque todos pecaron y no alcanzamos o no alcanzan la gloria de Dios, porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Necesitamos un Salvador y lo único que tenemos para ofrecerle a Dios, lo único que tenemos para ofrecerle a Dios es nuestra fe. Necesitamos creer el Evangelio de la gracia, el Evangelio de Cristo Jesús, de que Cristo Jesús murió por nosotros, pagó la deuda que nosotros no éramos capaces de pagar y nos dio una justicia que nosotros no somos capaces de ganar con nuestras obras. La justicia que viene por la fe. Aunque habrá alguno que diga, sí, yo creo en Jesús, pero también creo que tengo que vivir santo y hacer buenas obras para ser aceptado por Dios. Eso, hermanos, y entenderme bien, eso, hermanos, es como decir que lo que Cristo Jesús pagó en la cruz del Calvario por el pecado no es suficiente, que tienes que añadirle algo al sacrificio de Cristo Jesús, y para mí, ¿ok?, ese es el pecado más grande que hay. ¿Por qué? Es uno o lo otro, o Cristo Jesús pagó por todo o no pagó por nada. El Evangelio no es Cristo Jesús más tus buenas obras, es Cristo Jesús o tú. No es tú haciéndolo mejor, es Cristo Jesús el que hace la diferencia en nuestras vidas por su gracia y por su misericordia. Ok, si tú mezclas esas dos cosas, has contaminado lo que Cristo Jesús ha hecho, estás menos, ¿cómo se dice?, quitarle valor, menospreciando lo que Cristo Jesús ha pagado. Estás creyendo que tienes que añadirle lo que es la justicia que viene por fe o la justicia que viene por obras, no una combinación de las dos, como dice Romanos 11, versículo 6. Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia, aquí está bien claro, la gracia ya no es gracia y si por obras ya no es gracia, de otra manera la obra ya no es obra, lo que es Romanos 11 versículo 6. ¿Quiere decir que no hagamos cosas buenas? No, no he dicho eso en absoluto. He dicho que si tú las haces, las haces como resultado de tu vida transformada desde justicia en Cristo Jesús, no, no para mejorar tu relación con Dios, no para ganarte la justicia. Ok, yo sé que esto es difícil de entender y es por eso que necesitamos una revelación del Espíritu Santo, es por eso que la Biblia dice que el Espíritu Santo es el que produce el nuevo nacimiento en nosotros, pero una vez que lo entiendes, una vez que lo entiendes, entiendes lo que estamos estudiando hoy, entiendes lo que es el Evangelio, entiendes lo que Cristo Jesús es, transforma tu forma de ver a Dios, tu forma de tratar con Dios, de relacionarte con Dios, tu forma de recibir de Dios. Y es por eso, vuelvo a repetir lo que dije al principio, el Evangelio es el poder de Dios para la salvación. Ok, porque he dicho la forma de recibir de Dios, porque seamos sinceros hermanos, pero la mayoría de creyentes, el problema más grande que tenemos por convivir por fe o por recibir algo de parte de Dios, es porque creemos que nos falta algo, que no hemos sido lo suficientemente buenos, que no agradamos a Dios, que no lo merecemos, ¿entendéis o no? Sin embargo, cuando tú tienes tu confianza totalmente puesta en Cristo Jesús y en lo que Él ha hecho, entonces cambia tu forma de recibir de Dios. El recibir de Dios y la fe, vivir por fe es un reposo, no es una lucha, es un reposo. Entonces, ¿cuál es el desafío para esta noche? Es que nos humillemos delante del Señor y pidamos a Dios que nos dé una revelación sobrenatural de esta verdad increíble y tremenda, esta verdad que hemos visto. Cuando tú verdaderamente enciendes la gracia de Dios, te garantizo de que te librará del pecado. No te da libertad, no te va a dar libertad para pecar, porque Dios te va a amar igual, sino todo lo contrario, te va a dar libertad para no pecar. Vas a vivir en santidad sin darte cuenta, sin hacer un esfuerzo, porque vas a servir a Dios por amor más estrictamente y más fuertemente que jamás lo hubieras podido hacer bajo la ley. Es por eso que en Juan 8.32, y termino con esto, dice y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. ¿O estáis cuenta que la verdad no te hace libre? ¿Qué es lo que te hace libre? Lo que te hace libre es la verdad que conoces. Ok, la verdad no te hace libre, la verdad la tenemos todos en nuestra Biblia escrita. Cristo Jesús es la verdad, el camino y la vida. Es la verdad que conoces. Es por eso que os he dicho por falta de conocimiento mi pueblo perece, porque hay mucha verdad que no conocemos, no conocemos porque no la hemos visto, no la conocemos porque no nos la han enseñado, o no la conocemos porque nos la han enseñado mal, y no somos libres. Es la verdad que conoces la que te hace libre. Pero antes de conocerla, como dice Romanos 10.17, la fe viene por el oír y el oír por la palabra. Tienes que oírla. Alguien tiene que explicártelo. El Espíritu Santo tiene que revelártelo en su palabra. Conoceréis la verdad y esa verdad que conocéis os hará libre. Algunos creyentes son libres en unas áreas y en otras no. ¿Por qué? Porque necesitan conocer toda la verdad de Jesucristo para ser libres. Amén. Vamos a dejarlo ahí. Espero que lo hayáis entendido.

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