LOS TRES CERDITOS EQUIPO 1

Queridos niños y niñas, estad todos muy atentos porque llega la hora del cuento. Una bonita mañana de primavera, tres cerditos jugaban cerca de un arroyo y entre todos decidieron que ya eran mayores y que era hora de ir a recorrer el mundo. Hijos míos, tened cuidado. Más allá del arroyo hay muchos peligros. Prometedme que allá donde estéis construiréis una casa para protegeros. Os lo digo de verdad, prometedmelo. Tras varios días explorando y caminando, llegaron a un claro del bosque y decidieron instalarse allí y construir su casa. Hagamos de aquí nuestra casa. Es un sitio muy bonito. A mí no me apetece nada trabajar hoy. Podemos jugar y mañana podemos pensar en construirla. ¡Sí, sí, a jugar! Al día siguiente, un lobo que pasaba por allí y acababa de comerse dos ovejas, se acercó a los hermanos. No corráis. No voy a comeros. Tengo la panza llena ahora y no me entra nada más. Pero no os apuréis. Si no es hoy, será mañana. O pasado, ya veré. Pero vosotros tres formaréis parte de mi comida. ¡Yam, yam! Chicos, tenemos que tomarnos esto en serio. Voy a construirme una casa para estar a salvo de este malvado lobo. Haré una casa de ladrillos con una chimenea para poder preparar comidas. Si no, podemos salir de ella porque acepté el lobo. Sí, sí, yo también. Pero primero voy a jugar. Después haré una casa con los tablones de madera que he visto junto al río. ¡La mía será de paja! La paja es flora y se puede sujetar con facilidad. Terminaré muy pronto y podría jugar. Los cerditos pequeños pasaron gran parte del día jugando y luego, rápidamente, elaboraron su casa. Sin embargo, el cerdito mayor trabajó duro y duro y con mucho esfuerzo en su casa. ¡Cerditos! He vuelto y tengo mucho trabajo. ¡Cerditos! He vuelto y tengo mucha hambre. ¡Os voy a comer a los tres! Asustados, todos se echaron a correr y cada uno se escondió en su casa pensando que estaban a salvo. Eso es que no iba a poder llegar hasta vosotros. Esta casita de paja no será un obstáculo. Soplaré, soplaré y la casita derrebaré. ¡Hermano, hermano! ¡Habéis vuelto a vuestra casa! ¡Y no podéis ganar a la mía! ¡No corras! ¡No corras, pequeño cerdito! ¡Te voy a comer! ¡Qué bien! Ahora tengo a dos cerditos dentro de otra casita que también echaré abajo. Soplaré y soplaré y la casita derribaré. Tengo que hacer otro intento. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Este cuento se ha acabado.