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Entrevista con Gabriela Zahuita: El mercado, la comunidad y las artes

Entrevista con Gabriela Zahuita: El mercado, la comunidad y las artes

00:00-29:11

"Voces desde y para los mercados" es parte del proyecto postdoctoral "Popular infrastructural politics: Connecting grassroots knowledge and practice on marketplace governance" (ES/W005476/1, ESRC, Departament of Urban Studies and Planning, University of Sheffield). Este episodio utiliza la siguiente pieza: "Town Market" de Blue Dot Sessions (https://freemusicarchive.org/music/Blue_Dot_Sessions/), bajo licencia CC BY-NC 4.0. Más información en https://infrapolitics.org.

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Hola, soy Don Felipe Tellez Contreras, investigador postdoctoral en la Universidad de Sheffield. En este episodio de Voces desde y para los Mercados, entrevistamos a Gabriela Zawita, comerciante en el mercado Tepito 60. Hablamos sobre su experiencia como comerciante, representante gremial y gestora cultural. Gabi ha trabajado para establecer vínculos con instituciones como el Papalote Museo del Niño y la Compañía Nacional de Danza, con el objetivo de llevar actividades culturales al mercado. Estos esfuerzos han tenido éxito y han contribuido a fortalecer la comunidad de comerciantes. También se ha trabajado en cambiar la percepción negativa entre los comerciantes de la vía pública y los del mercado. Hola, mi nombre es Don Felipe Tellez Contreras y soy investigador postdoctoral en el Departamento de Estudios Urbanos y Planeación de la Universidad de Sheffield en el Reino Unido. En este quinto episodio de Voces desde y para los Mercados, tengo con mi invitada a Gabriela Zawita. Gabi es comerciante y representante del mercado Tepito 60 ropa y telas y hoy estará charlando con nosotros sobre su experiencia como comerciante joven, como representante de su gremio y como gestora cultural y comunitaria. Para mí es un gusto tenerte aquí con nosotros Gabi y me gustaría empezar esta conversación preguntándote algo muy sencillo ¿Quién es Gabi Zawita? ¿Puedes contarnos un poco sobre quién es Gabi Zawita y cuál es su trayectoria en el mercado? Pues, soy Gabriela Zawita Abuela, yo formo parte del acomodado del mercado Tepito 60 ropa y telas Granadita y básicamente pues una de las fundadoras fue mi abuela, que a ella le dan ese local en 1957 porque ella trabajaba en vía pública en la calle de Barcelona de las Casas. Ella toda la vida ha vendido calzado, ella fabricaba zapatos, entonces ella no cambió de giro al entrar al mercado y parte de pues el regreso ya porque si te soy honesta, o sea toda la parte de la, o sea cuando eres niño como que te da un poco igual todo y a mí me parecía muy divertido ir y estar ahí un rato. Ya cuando eres adolescente empiezan los problemas y no era mi lugar favorito en el planeta porque pues no había vacaciones, no había, tuvimos, tengo una hermana que es mi cuata y fuimos niñas que crecimos en los cursos de verano de los museos del centro histórico porque pues no había vacaciones, o sea si algo yo tengo bien claro es que el comercio es una de las profesiones que más se va a absorber en ese tema en cuanto a tiempo y en cuanto a tiempos como comunes, porque pues las vacaciones de todo el mundo obviamente no pueden ser sus vacaciones. Qué complicado, justo te imagino en el disfrute y el reto que supone ser niña, como hija de comerciantes de mercado público y tener la vida estructurada por una actividad tan demandante y claro, al final comparar el tiempo de vacaciones tuyo con el de tus otras compañeras y otros compañeros de la escuela debe haber tenido esta parte dulce y amarga constantemente. Oye Gaby, entonces cómo fue durante la adolescencia porque nos estabas diciendo que fue un poco más turbulento, ¿no? Yo tengo esa parte como de la adolescencia un poco en el derrinche de no quiero ir al mercado y ya después cuando yo estudié danza muchos años en una escuela del Instituto Nacional de Bellas Artes aquí en la Ciudad de México que está en Coyoacán, entonces yo me desarrollaba mucho como por el sur de la ciudad toda mi niñez y mi adolescencia y ya cuando salí de la prepa me rompí el ligamento de la rodilla izquierda, el ligamento cruzado, salí de la prepa y el cirujano me dijo que pues yo podía seguir bailando básicamente pero entonces tiene una decisión como de las decisiones más importantes de cómo fue seguir estudiando y ahí es cuando mi relación con el mercado empieza a tener otra forma muy menos dramática, ¿no? como menos dramática que cuando eres adolescente. Yo entro a Cláusios Orjuaná a estudiar gestión cultural para pues no sentirme tan lejana al ámbito en el que crecí que en este caso eran las artes escénicas pero pues yo siempre pensé que me iba a dedicar a la gestión escénica cuando pues vienen una serie de eventos que son parte de la vida. Mi abuela ya era una persona muy grande, ya era un adulto mayor y ella fallece cuando yo tengo 26 años. Entonces ella siempre había sido sin interés de que nosotros, mi hermana y yo regresáramos al mercado porque para ella era su lugar seguro. Yo no lo entendía hasta que ella se fue. Fue entonces el sueño de tu abuela y me haces pensar en el efecto poderoso que tuvo recordarla, el efecto que tuvo sobre la manera como concebías y te relacionabas afectivamente y prácticamente con el mercado. Vaya esta idea del lugar seguro, de seguridad, de certezas. Cuando ella fallece yo decido regresar al mercado ya como... A veces es muy complicado que la gente lo entienda si no creciste como en el medio del comercio. El comercio se hereda, no solo se hereda sino también se lo van enseñando poco a poco conforme vas teniendo edad y entonces ya llegas entre paréntesis a una edad en la que ya te puedes hacer responsable del negocio. Entonces, con que yo iba a 26, estaba haciendo mi seminario de titulación cuando mi abuela falleció y ya no prefiero trabajar en un museo en el centro, pero la verdad la paga era irrisoria. Entonces, con la misma idea de poder ya poner un estudio en forma, un estudio de danza, dije pues igual me voy al mercado, trabajo un año, cojo el estudio y que se vaya todo en paralelo. Yo regreso al mercado casi mediados del 2017 por cosas del destino, empieza la parte del cambio de la mesa directiva y entonces una prima mía de parte de mi papá porque al final también esa parte es como bien divertida, que al final tenemos mucha familia dentro de los mercados aunque a veces sea muy curioso. Evidentemente en mi caso la mayor parte de la familia que yo tengo en el mercado es de parte de mi familia materna, pero mi papá trabajaba en un banco. Entonces mi mamá conoció a mi papá cuando trabajaba en el banco y después de que ya empezaron a salir y cosas así, pues se dan cuenta que mi papá tiene familiares dentro del mercado. Entonces a mí esa parte me da mucha risa la verdad porque aunque no se conocieron dentro del mercado, al final siempre hay como una conexión ahí extrañísima. Qué coincidencias, ¿no? Exacto. Entonces esta prima de parte de mi papá me invita a participar en una planilla para la mesa directiva. Mi mamá pues nunca fue como que se metiera mucho en esos términos dentro del mercado y me dice, pues haz lo que quieras. Eres libre, haz lo que quieras. Seguramente van a perder porque la planilla con la que estábamos compitiendo, pues todo el mundo en el mercado los conocía. Yo entre paréntesis pues acababa de regresar. Yo nunca fui una niña que permitieran que estuviera corriendo por todo el lugar porque pues en esas épocas 90, 2000 todavía había un poco más de flujo de personas que lo que puede haber ahora y pues si era peligroso para un niño adolescente correr por un mercado público como en el que yo crecí. A mí no me dejaban andar jugando y corriendo por todo lugar y entonces pues muchas de las personas dentro del mercado, de mis compañeros, pues no la conocían. Y entonces, ¿cómo hicieron? Me imagino que fue una experiencia nueva bastante retadora. Se trabajó como se pudo trabajar el tema de la promoción y de esas cosas. Se llegan a las votaciones y por azares del destino ganamos. La verdad en ese momento yo no sabía que estaba ganando, pero ganamos. Éramos 7 personas al inicio, ahora quedamos 2. Y en ese interés de ir viendo y de ir conociendo un poco el tema sobre los mercados públicos, obviamente pues yo empecé a ejercer la asesión cultural comunitaria, lo cual la verdad nunca pensé que iba a suceder porque creo que hay algo que es muy complejo, es la asesión comunitaria, porque trabajas, no puedes trabajar en el imaginario y no puedes trabajar en la puesta en escena y ya terminó y ya cada quien se va a su casa y todos son felices, pues no es así, la parte comunitaria es un poco más compleja porque estás construyendo un universo y estás construyendo a partir de esa comunidad. Y cuando formas parte de esa comunidad, pues es todavía más complejo. Tiene sus cosas. La primera cosa que a mí me interesó mucho fue festejar un día del niño. Entonces el acercamiento principal que tuvimos fue con el papalote museo del niño, que entonces yo mandé un correo, me lo contestaron de regreso. El papalote, a diferencia de otros espacios, el papalote es privado. El papalote a diferencia de otros museos privados en la Ciudad de México, tienen un programa que se llama papalote para todos, que ayuda a todas estas comunidades en riesgo y que no tienen las posibilidades económicas para poder acceder a ir al museo. Entonces me contacta un chico de este programa, empezamos a trabajar y sale la primera visita oficial como mercado público, porque el museo siempre había tenido visitas como con escuelas y con, sobre todo con escuelas de la zona. Qué interesante, Gaby, porque al final esta pasión tuya por las artes abrió la puerta a nuevos vínculos entre el mercado y otras instituciones. Sí, la verdad fue, o sea, la primera visita fuimos 150 personas, obviamente más niños que adultos, pero yo sí dejé clara la parte con el museo y yo no me podía hacer cargo de los niños, porque no somos una escuela, entonces los niños tenían que ir con sus responsables. Fuimos 150 personas, a mí me pareció muy curioso ver que obviamente como todo se desarrolla dentro de las familias, pues había familias que tenían años sin hablarse, o sea los adultos tenían años sin hablarse y los niños sí se hablaban, pero como con reservas, si te dijiste que eres mi primo, y te dijiste que todo, pero a mi papá no le hablamos al tuyo, entonces nos reservamos. Cuando salimos del mercado y llegamos al museo, se empezaron a hablar los adultos, o sea después de casi, no sé, 10 años, uno sí me dijo, tiene 10 años que no le hablo, la verdad ya se me olvidó. O sea que esta iniciativa que vinculó al mercado con el museo, terminó posibilitando una transformación de las relaciones entre comerciantes que me imagino para algunas personas eran inimaginables. Exacto, porque creo que al final al verse fuera del espacio del problema, y ya pasando tanto tiempo, pues ninguno de los dos sabía por qué se había dejado de hablar, solo sabían que no se hablaban, y los niños sí se hablaban entre ellos, pero como que medían sus reservas. Cuando llegamos al museo, pues yo empecé a formar a todos, y las niñas como de manera instantánea se voltearon a ver y se agarraron la mano y se metieron juntas, y los papás fue como, pues ellas ya lo hicieron, nosotros quienes somos para romper ese vínculo, porque al final pues es un vínculo familiar. Me lo imagino perfectamente, y claro, aprendizajes a diferentes escalas, ¿no? Y entonces, ¿qué pasó? Llegamos a la megapantalla, de repente ya salimos de la megapantalla, les pedí una foto general que nos la dio el papalote, una foto general, y yo sí estaba con mi cara de espanto porque eran 150 personas que estaban entre paréntesis a mi cargo. Fue una cosa, pues una cosa muy compleja, la primer visita. Ya tenemos desde el 2017 a la fecha visitas ininterrumpidas, ni siquiera la pandemia tuvo esta parte de poder interrumpir esas visitas porque me parece que el museo cerró un tiempo y después volvió a abrir, y justo en el inter de que volvió a abrir me hicieron la invitación para ir y fuimos, y sí, fuimos obviamente con menos personas, con otra idea totalmente, pero ya todos estaban muy acostumbrados. Me decía el del papalote, ya tiene, del 2017 a la fecha pues ya son varias visitas, ¿qué tu gente no se aburre? Digo, es que no es la misma, ¿no? El que en el 2017 tenía un año, ahorita ya tiene cuatro, y ya interactúa de manera distinta dentro del museo, en el que el que acaba de nacer hace año y medio, pues ahorita ya tiene tres, ¿no? Tuvimos bebés en la pandemia, obviamente, digo, no yo, obviamente, pero en el mercado hubo bebés que de repente así llegamos a abrir después de tres meses cerrados, y fue como, y este nuevo compañerito, ¿qué no? Oye, entonces se trata ya de un trabajo consistente realizado a lo largo de varios años, y yo creo que estos ejemplos que nos pones resaltan el trabajo necesario para construir vínculos con instituciones para el beneficio de las comunidades de comerciantes de la Ciudad de México. Y una cosa que tú decías, y que es muy cierta, es que ser comerciante de mercado público de la Ciudad de México es una labor que demanda mucho tiempo, y justo por eso creo que es importante que pensemos en temas como el derecho al disfrute, al descanso y a la cultura de estas comunidades de trabajadores y trabajadoras de la ciudad y sus familias. Y en este caso se trata del vínculo con un museo, pero yo sé que tú has realizado este tipo de acuerdos con otras instituciones y otros grupos. ¿Nos puedes contar un poquito más de eso? Otra de las cosas también a la que me acerqué como de manera casi instantánea fue a la Compañía Nacional de Danza. Yo crecí con esta idea de ser princesa, o sea, el ballet clásico, el tutú de plato, las zapatillas de punta, todo este rollo que se maneja dentro de la danza clásica. Y entonces, obviamente, muchos de mis amigos de la infancia, pues algunos de ellos siguen bailando, algunos de ellos son bailarines de la Compañía Nacional. Entonces, en un primer acercamiento me acuerdo perfecto que una de mis amigas me invitó a ver Manon a Bellas Artes. Manon es de mis ballets favoritos en toda la existencia. Y entonces les dieron boletos, nos invitó, y en ese momento cuando salimos de Bellas Artes estábamos platicando, mi amiga, que es bailarina de la Nacional y yo, y me dijo pues ¿por qué no les pides boletos, chancho? Y te los dan. Y dije pues sí, chancho, y me los dan. Mandé un correo ya institucional, ya un correo de parte del mercado de Tixuzentarropa y Telas para la Compañía Nacional de Danza. Y efectivamente, la verdad, parte de las ventajas que yo he tenido es que he caído en blandito, es decir, que he caído con personas que tienen la sensibilidad suficiente como para darse cuenta que el arte es para todos, que la cultura está al alcance de todos y que todos tendríamos que tener esa oportunidad de pisar por primera vez Bellas Artes y ver Gitex, ¿no? O sea, este tipo de obras que a veces la gente cree que son confiscadas y que no las vas a entender, ¿no es cierto? Sí hay un sesgo educacional, no lo voy a negar, pero creo que cuando vas en comunidad, regreso como a esa parte, cuando vas en comunidad y cuando vas en equipo y cuando te sientes arropado por tus pares, pues ya es como entrar a un espacio totalmente nuevo. Lo mismo nos pasó con el sistema de teatro, con el Teatro de la Ciudad de Esperanza Iris, que está muy cerca del mercado y que a mí me parecía bastante triste que mis compañeros no tuvieran esos acercamientos y espacios que al final del día, pues son nuestros. Exactamente, y todavía más cuando pensamos que estos espacios pueden llegar a estar a la vuelta de la esquina. Lo bueno es que tu pasión por la danza y las artes abrió la puerta para democratizar un poco estos espacios. Sería interesante pensar en cómo los cientos de mercados de la Ciudad de México podrían construir relaciones más sólidas con instituciones como estas y otros espacios que se encuentran a su alrededor. Tal vez un poco en la línea de lo que planteó Claudia Hernández en un episodio previo, donde habló de convertir los mercados en espacios de arte, en espacios donde se desarrollaran actividades culturales. Ella nos hablaba justamente de aprovechar la afluencia de gente y la presencia de los comerciantes mismos. Yo ahora tengo curiosidad de saber cómo estas actividades que has venido empujando en tu mercado han resultado exitosas. No sé si pudieras contarnos un poco de los factores de la historia que hay detrás y que hacen que estas actividades siempre estén nutridas de comerciantes. Mira, primero que nada, obviamente acá en la zona de Tepito, desde mi mamá me cuenta que desde a partir del 85, cuando fue el temblor, se denominó el martes familiar porque era el único día que podían entrar todo el trabajo de gobierno, sea local o federal, para poder quitar los escombros y para poder buscar a las personas y para poder hacer todo lo que se tenía que hacer después de un temblor como el que hubo en el 85. A partir de ahí ya se empieza a hacer como un poco la costumbre, o sea, el martes en el barrio es como si fuera un domingo en todo el país. Entonces no trabajan todos, el mercado abre los 365 días del año, pero el martes es un día que puede ir menos del 50% o un poquito arriba del 50%, dependiendo del martes de la semana. Entonces bajo esa idea yo casi siempre escogía las salidas y los paseos en días martes para que no hubiera como el pretexto de, porque también viene una realidad que a mí hasta la fecha me sorprende, esta culpa de decir, ¡ay, el mercado está abierto y yo no voy a trabajar! Entonces a mí esa parte me parece ahora muy divertida porque, por ejemplo, tengo tías y para el tema del cierre del mercado es lo mismo, o sea, si el velador no ha bajado la cortina nadie se mueve, así el mercado esté solo. Entonces una de mis tías me decía, ¡ay, ya cierra! Y yo, yo no puedo cerrar. Entonces ese tema es bien complejo con los compañeros, pero también creo que se dieron cuenta, porque yo no lo había visto así hasta que pasó mucho tiempo, que sí era una válvula como de escape muy importante para todos como comunidad. Porque si bien tengo un grupo muy leal de entre 120 o 150 personas que tienen niños pequeños y que van a las actividades y que están preocupados por las actividades que se realizan, pues también está la otra parte que es la gran mayoría, soy uno de los 50 mercados más grandes de la Ciudad de México, somos 709 locales, lo que asciende a un aproximado de 2.500, 3.000 personas trabajando diarios. Entonces yo me di cuenta que era como una válvula de escape al tener estas salidas y al tener estas alternativas de qué hacer con tu tiempo libre. Porque a veces, creo que ahora con la pandemia todo se puso en una dinámica muy distinta, porque muchos se dieron cuenta de esta posibilidad del tiempo libre y otros lo tomaron ya sin culpa, porque era complejo. Yo las primeras veces dije, estos no van a ir a ningún lado porque no van a querer cerrar más temprano y porque no van a querer dejar de hacer lo que tienen años haciendo. La primera vez que nos invitaron a ver el Tascana, eso es que era temprano, no sé, a la una de la tarde en la Autoridad Nacional un viernes. Dijeron, ya fue, yo voy a intentar como animarlos para que vayan, pero si no van tampoco puedo obligarlos a que vayan. Y casualmente a mí me sorprendió muchísimo porque todos llegaron. Entonces, ¿por qué? O sea, están dándose cuenta que hay otra posibilidad de vivir sin tampoco perder de vista de dónde vienen, a dónde van y cuál es su comunidad. Porque también creo que parte muy importante de lo que pasa, creo que más allá de los problemas económicos, el sesgo que puede haber entre lo que muchos a veces hablan, tanto en Secretaría de Cultura local como federal, de estas diferencias de la alta cultura y la cultura popular. Este sesgo que al final quedas en medio y como sociedad a veces no te sientes listo para ir a ver el Tascana. Creo que esta parte de no sentirse parte de y que ahora mis compañeros no solo se sienten parte, sino que ahora ya participan de manera más activa en el tema de, por ejemplo, una señora me comentaba, oye, ¿qué puedo ir a ver al teatro? Mis hijos me dijeron que me van a regalar algo y como nunca saben qué regalarme, ahora que estoy yendo al teatro enseguida, me van a regalar boletos. ¿Qué pido? Digo, pues vayas a ver Mentiras, un musical. Ah, ok. Y entonces ahí cambia como la dinámica hasta familia. Entonces, hay otra cosa como bien importante en el tema de que nosotros como mercado no nos podemos salir del espacio en donde estamos. Entonces, el trabajo se hace de manera muy natural con todos los participantes que están tanto al interior del mercado como al exterior del mercado. ¿Por qué no puedo decir este no, tú no? O sea, eso a mí me parece que no va con mi forma de trabajo tampoco, pero yo sé que a veces había este sesgo entre el comercio en vía pública y el comercio al interior del mercado. Entonces, ustedes son lo que yo no soy, porque yo trabajo dentro del mercado. Oye, eso es muy interesante porque es una forma de transformar las percepciones que se tienen entre sí los comerciantes de la vía pública y los del mercado público, que además han estado rodeadas del conflicto y la tensión por muchos años. Lo que nosotros hemos procurado en todo ese trabajo es que si bien esa parte social va a seguir ahí, yo no puedo diferenciar entre... Fue muy curioso porque esta primera visita o segunda visita al Papalote, pues tenemos el perifoneo interno. Entonces yo lo suelo ocupar bastante para... Tenemos boletos para no sé qué y tenemos esto y tenemos esto y así. Entonces estaba perifoneando y entré al baño de mujeres y sale una niña como de seis años que sus papás trabajan afuera, venden, no sé, calcetas. Y la niña de volteabre me dice, nosotros también podemos ir o solo es para la gente del mercado. La verdad sí me sacó mucho de onda porque dije, no, sí, también pueden ir. Su mamá se acerca, ni se está segura. Y yo sí, que no... No puedo... O sea, las circunstancias de la vida nos han llevado a esta situación ahora, pero creo que no es necesario llevarla más allá. Al final todos somos seres humanos y al final creo que los niños tienen que aprender esto, que no hay una diferencia, no tiene por qué haber una diferencia hasta de clases sociales. No será lo que yo al principio cuando llegué me impresionaba mucho porque generaciones más grandes que yo, pues si tenían ese estesgo totalmente y esa razón de ustedes no son parte de nosotros. Cuando están en la puerta del mercado trabajando igual tres y sesenta y cinco días del año, entonces no se puede... hay cosas en las que nunca vamos a estar de acuerdo, eso lo tengo muy claro, pero hay cosas como de este tipo, de este tipo en específico de crecimiento humano y de acercar probablemente a espacios en los que nunca hubieran podido tener ese acercamiento si no hubiera sido de esta manera. Entender esa parte y dejarla fluir porque no puedes poner barreras todo el tiempo. Gabi, me parece excepcional el trabajo de vinculación comunitario, institucional y cultural que realizan en tu mercado. Es, para usar tus palabras, una manera de romper barreras y ayudar a generar nuevos encuentros, una manera de construir nuevas percepciones y descansos en una comunidad de comerciantes que trabaja los 365 días del año. Yo te agradezco que hayas estado en este episodio compartiéndonos un poco de tu trayectoria, de tu historia personal y profesional y de los proyectos que has venido empujando alrededor de tu mercado con tus compañeras y compañeros. Y bueno, pues ha sido un placer. No, pues muchas gracias. Ahí sí escuchas los ladridos, tengo cuatro salchichas, entonces luego enloquecen. No te preocupes. Pero si no, cuando quieras estamos a tu disposición. Muchas gracias, Gabi. Voces desde y para los mercados es parte del proyecto postdoctoral Popular Infrastructure and Politics, Connecting Grassroots Knowledge and Practice on Marketplace Governance, que es financiado por el Economic and Social Research Council del Reino Unido. Este proyecto es realizado en el Departamento de Estudios Urbanos y Planeación de la Universidad de Sheffield.

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