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Historias Frente a la Hogera Educación (Edicíon de Audio)

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Reciban todos un cordial saludo. Este podcast es realizado con un proyecto de los estudiantes de grado décimo de la Joraja de la Tarde, de la institución educativa Ana Josefa Morrea de Tucumán, de Santander de Quilchao. Mi nombre es Francisco Sampos. Soy docente de tecnología y informática de la institución educativa Ana Josefa Morrea de Tucumán. Historias Frente a los Veras es un proyecto para recuperar esa antigua tradición de las familias colombianas, de contar historias frente al fuego de un fogón, en épocas donde los medios de comunicación y las tecnologías no eran parte de la vida cotidiana de muchos. No hay una temática especial en el contenido de estos audios, solo historias contadas por parte de los estudiantes, esperamos que sean de su agrado. No habiendo dicho más, empecemos. Historias Frente al Fuego. Buenos días, tardes o noches. Somos Historias Frente a la Hoguera y el día de hoy les vamos a presentar 5 historias trágicas y de suspenso, las cuales les van a dejar pensando sobre todo esta noche antes de ir a dormir. Hola, muy buenas. Mi nombre es Steven y voy a contar la historia de Ramírez, un pintor excéntrico, el cual en una tarde pintando se da cuenta que alguien entró a su casa, topándose con una enorme sorpresa. Era una tarde como cualquier otra, Ramírez con más inspiración que nunca estaba pintando tranquilo en su cuarto. Él vivía solo, era un amante de la soledad, pero él muy bien sabía los peligros que conllevan a ir de este modo, así que guarda algunas armas de autodefensa en su propio cuarto. Ya antes había admitido a robar a una de sus amadas pinturas, así que no va a dejar que volviera a ocurrir lo mismo. Continuando con Ramírez, mientras él seguía sumergido ante su más grande obra hasta el momento, no se percató de que alguien había entrado a su vivienda, no se dio cuenta hasta que escuchó un horroroso estruendo, como si alguien cayera al piso. ¿Quién entró en mi casa? exclamó Ramírez con un tono enfurecido más que con miedo. Ramírez sale de su cuarto sin antes sacar un bate para poder atacar al intruso y empieza a buscar por todos los sitios. Después de una ardua búsqueda, ya solo queda el sótano. Ramírez bajó, no con la valentía que tenía al principio de su búsqueda, sino más bien con un fuerte presentimiento de que lo que ocurría no era normal. Antes de terminar de bajar, Ramírez pregunta. ¿Hay alguien ahí? Para sorpresa y amargura de él, empezó a escuchar un leve sollozo. Ramírez se arma de valor y termina de bajar hacia el sótano. Prende la luz y se da cuenta de que hay alguien en la esquina en cuclillas. Ramírez camina hacia él amenazándolo. ¡Eh tú! ¿Qué haces aquí? La persona se levanta y camina rápidamente hacia él. En ese momento Ramírez se da cuenta de que en realidad era él mismo, pero el miedo pudo con él y no se paró a pensar dos veces y al momento le pegó un batazo en la cabeza. La caída de su otro yo junto con el eco del sótano generó un gran estruendo. Ramírez horrorizado y sin saber qué es lo que en realidad estaba ocurriendo, escuchó una voz familiar que venía de su cuarto. ¿Quién entró en mi casa? Los celos, sentimiento que se manifiesta durante el amor, es la causante número uno de las rupturas en las parejas, como en las desgracias. Mi nombre es Fabio Alejandro Viera Valencia y el día de hoy les quiero presentar La Pesadilla. Hacía días que la veía inquieta, iba y venía del instituto sin apenas hablar y en las noches cuando no se sumía en su sueño febril y sudoroso, se desaparecía hasta altas horas de la noche sin dar ninguna explicación, solo murmurando que eran cosas del trabajo. Una tarde vino desacostumbradamente temprano y a pesar que se le notaba bastante cansada, dijo que debía regresar al trabajo, así que tomó un baño y se preparó para salir. Yo la observaba en silencio mientras ella afanosa se calzaba un al llamativo al medio el de encaje negro y un olregio estacón el rojo, lo que me parecieron prendas inapropiadas para ir al trabajo y se lo dije, a lo que ella contestó que se trataba de un pequeño experimento de laboratorio y que no me preocupara. Pero la verdad era que si estaba preocupado, desde hacía una semana Ofelia no era la misma de antes, ahora siempre estaba inquieta como si algo la angustiara o alguien la estaba persiguiendo y a veces entre sueños balbuceaba frases ininteligibles. Ahora bien, había también la cuestión de los malditos celos, que siempre me aguijoneaban la piel hasta volverme loco, así que debía de tratar las cosas con calma, pero esa noche en especial sentía que si no me cercioraba de su salida, iba a morir de rabia y dolor, así que finalmente decidí desentrañar el misterio y averiguar a donde iba. Para esto me armé de paciencia y cuando la vi cruzar el umbral de la puerta, la seguí sigilosamente hasta la entrada del edificio, donde la vi subir a un taxi. Decidido averiguar que estaba pasando, me trepé a mi viejo Mustang y fui tras ella, la seguí a través de calles y avenidas interminables hasta la parte más populosa y deslucida de la ciudad. Allí, ella bajó en una callecita estrecha y maloliente, junto a la entrada de un barcito que ofrentaba un luminoso y exagerado cartel luminoso. La vi entrar en él y acercarse a la mesa de un hombrecito jorobado y desagradable, con quien se puso a charlar animadamente mientras disfrutaba de una burbujeante bebida. Luego de un largo rato, los dos salieron en dirección a un callejoncito adyacente, que culminaba en un improvisado altillo. Allí, subieron por unos enriqueces escalones y se perdieron tras una puerta cartonada, sintiendo que el corazón me latía más fuerte que nunca, y ya enloquecido por los celos, subí tras ellos. Al entreabrir la puerta, vi al deforme hombre mirar embobado a mi mujer, mientras ella distraída fumaba un cigarrillo. Ya sin pensarlo dos veces, y llevado por esa furia de celos que me quemaba las entrañas y me transformaba en un monstruo casi desconocido para mí, en un salvaje sin entendimiento ni lógica, entré precipitadamente en la instancia y con un gruñido casi gutural, me abalancé sobre mi esposa, clavándole en el pecho la cuchilla que siempre llevaba conmigo. Como en una secuencia de cámara lenta, y ante la mirada atónita del desconocido, vi como su cuerpo caía inerte al piso, manchándolo todo de sangre. Fue entonces que reaccioné, y de nuevo en mis cabales, me sentí horrorizado por brutal acción, y ya en un estado casi catatónico me alejé de ahí, y ya no supe más de mí. No sé cuántas horas dormí después, ni cómo llegué a mi cama, pero cuando desperté, sentí un terrible dolor en la cabeza y una sensación de vacío en el estómago. De pronto, y para mi desconcierto, me topé con el cuerpo de Ofelia, enredado entre las sábanas y con su recién estrenado baby doll de encaje negro. Recuerdo que en ese instante, el alma me vino al cuerpo, y tuve un segundo de claridad. Todo había sido un mal sueño, producto de mis endemoniados celos. Pero luego, cuando arrepentido, quise besar los labios de Ofelia, me di cuenta que estaba toda empapada de sangre, y mientras trataba de reanimarla, pude ver el mango de mi cuchilla clavado en su pecho. Muy buenos días, mi nombre es Valeria Muñoz. El tema el cual les voy a contar se llama Ven a jugar conmigo. Hace un tiempo, una amiga mía y yo decidimos hacer espiritismo por primera vez, ya que nunca antes nos habíamos atrevido a hacerlo. Llamamos a otras dos amigas para que nos acompañaran, ya que a mí me habían dicho que probablemente con solo dos personas sería más difícil que pasar algo. Nos costó trabajo convencerlas, pero al final se dieron. Lo preparamos todo y, un poco asustadas, comenzamos a hacer la wea. Durante la sección, una de las compañeras a la que habíamos llamado dijo Yo me voy aquí, menúa tontería esta de la wea. Nos asustamos un poco y decidimos dejarlo para otro momento. Al cabo de unos días, la compañera que se había ido me llamó aterrorizada, diciéndome que, de camino a casa después de haber ido a estudiar a la biblioteca, al pasar por delante de una casa en ruinas que es cerca de su hogar, una niña vestida de blanco le había pedido que jugara con ella. Mi amiga le dijo que no podía ya que tenía prisa por llegar a su casa. Y acto seguido, la niña comenzó a llorar con lágrimas de sangre. Mi amiga salió de allí corriendo y al llegar a casa fue cuando me llamó. Hasta ahí fue lo que me contó mi amiga. En un principio me lo tomé a broma, pero algo me hacía pensar que mi amiga hablaba muy en serio. En mi habitación comencé a darle vuelta al asunto y ni acordé del día en que habíamos hecho espiritismo y de las malas maneras con las que mi amiga se había retirado. Pensé que no tendría nada que ver y me fue a dormir. Al día siguiente, esa misma amiga me llamó porque iba a quedarse sola en su casa estudiando y tenía miedo. Así que decidí acompañarla, ya que yo tenía que estudiar también. Cogí un autobús y ya en su casa nos pusimos a estudiar. De repente, oímos a nuestra espalda un ruido como de arañazos. Las dos miramos y comprobamos arorizadas que la niña que ella me había descrito estaba sentada sobre la cama de mi amiga arañando la pared. Salimos corriendo de la habitación y al llegar a la puerta observé que mi amiga no estaba, pero yo estaba demasiado asustada para esperarla. Un rato después, la policía llamó a mi casa informando que mi amiga había muerto de un ataque de asma. La habían encontrado en las escaleras de su casa. Con una expresión de terror en su cara, yo tuve un tratamiento psiquiátrico hace unos meses y ya me estaba recuperando. Pero el otro día, en mi buzón, apareció una nota escrita con la letra de la niña pequeña que decía Tu amiga murió por no jugar conmigo. Tengo una muñeca nueva. Yo creo que es una broma, ya que nuestra historia se ha hecho bastante popular en el pueblo, pero por otra parte tengo miedo. ¿Vendrá por mí? Y antes de continuar, vamos con el patrocinador del día de hoy. ¿Cansado decimos de teletienda? Pues yo no, y por eso les traigo la flexicinta, el celofán de caucho a prueba de balas. Pégale a tu acuario con la fuerza de cien dioses de la guerra. Puedes cerrar el grifo o ponerle flexicinta, tú eliges. ¿Tienes un cubo que genera agua infinita? Pues ya no, con flexicinta. Flexicinta es el secreto mejor guardado por el gremio de fontaneros. El supertóxico adhesivo de la flexicinta es tan poderoso que es ilegal en toda Europa. La flexicinta es tan radioactiva que me ha conferido fuerza sobrehumana. Llevadme al hospital. Arregla coches. ¿Qué pasa? Arregla casas. Arregla huesos. Arreglo mi matrimonio. Arregla fallos de guión. Arregla la economía. Tapa agujeros de gusano. La flexicinta puede parar inclusive... ¡El tiempo! La flexicinta acabo de matar a Dios. La flexicinta es nuestra nueva deidad. Para demostrar el poder de nuestro salvador, la flexicinta, ¡Hémero! Para demostrar el poder de nuestro salvador, la flexicinta, ¡Hemos cortado un barco a la mitad! Pero no temáis, he arreglado el motor gracias a flexicinta, y ahora cualquier fuga podría causar una gran explosión. Pero gracias a flexicinta, nadie salió lastimado en esta simulación. ¡Quiño, quiño! Hola, soy Daniela Molina. Hoy les contaré una historia la cual se llama Morir Ahogado. Les daré una breve introducción de esta historia. Un padre y su hijo en alta mar a puntos de ser ahogados por las fuertes olas. El padre no quería que su hijo muriera de la peor forma, y este decide hacer algo al respecto. El parco se mecía por las olas como un juguete que es sumergido por un niño. La noche había caído sobre sus cabezas. Padre e hijo habían decidido pasar un fin de semana en alta mar para pescar un poco y olvidarse de la cotidianeidad. Pero les había tomado por sorpresa con una tormenta que haría temblar hasta el más alto contra maestre. No había opciones a la vista. Era obvio que el barco no soportaría más las imponentes olas. Ahogarse es una manera terrible de morir, pensó el padre agobiado mientras sostenía a su hijo. En ese momento tomó una decisión que ningún padre querría decidir. No quería que su hijo muriera de la peor forma. Y con un rifle en mano apuntó a su pequeño y diciéndole cuánto lo amaba. Disparó contra su humanidad. Sin duda un disparo era una manera más rápida y menos dolorosa. Tomó el rifle ahora apuntándose para quitarse la vida. Y cuando este estaba decidido a jalar el gatillo, una ola volchó el parco dejándole inconsciente. Despertó el hombre pensando que había muerto, pero fue un médico quien enfrente de él le comentó que había sido encontrado en la playa, que la tormenta había cesado. Hola, hoy les vengo a contar una historia llamada La Cosa. La historia trata de dos amigos que están en un campo de hinabos y de repente se les aparece un señor en forma de esqueleto. Teb, Martín y Sam Miller eran buenos amigos. Ambos pasaban mucho tiempo juntos. En esa noche en particular estaban sentados sobre una valla cerca de la oficina de correos hablando sobre nada en particular. Había un campo de hinabos enfrente de la carretera. De repente vieron algo arrastrarse fuera del campo y ponerse en pie. Parecía un hombre, pero en la oscuridad resultaba difícil saberlo. Luego desapareció, pero pronto apareció de nuevo. Se acercó hasta la mitad de la carretera. En ese momento se dio la vuelta y regresó al campo. Después salió por tercera vez y se dirigió hacia ellos. Llegados a ese punto, Teb y Sam sentían miedo y comenzaron a correr. Pero cuando finalmente se detuvieron pensaron que se estaban comportando como unos bobos. No están seguros de lo que les había asustado, por lo que decidieron volver y comprobarlo. Lo vieron muy pronto porque veían a su encuentro. Llevaba puestos unos pantalones negros, camisa blanca y tirantes oscuros. Sam dijo, intentaré tocarlo, de ese modo sabremos si es real. Se acercó y acudriñó su rostro. Tenía unos ojos brillantes y maliciosos. Parecía un esqueleto. Teb echó una mirada y gritó. Y de nuevo él y Sam corrieron, pero esta vez el esqueleto lo siguió. Cuando llegaron a casa de Teb, permanecieron frente a la puerta y lo observaron. Se quedó un momento en el camino y luego desapareció. Un año más tarde, Teb enfermó y murió. En sus últimos momentos, Sam se quedó con él todas las noches. La noche en que Teb murió, Sam dijo que su espectro era exactamente igual al del esqueleto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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