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Episodio 3a. Zombies

Episodio 3a. Zombies

AloneInTheROLAloneInTheROL

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Hace un año desde que apareció una extraña plaga que se propagó por todo el mundo. Casi toda la humanidad ha sucumbido y se ha "unido" a ella. Solo unos pocos afortunados han sobrevivido y cuatro de ellos viven en un almacén cercano a una ciudad española. Su día a día, vicisitudes, alegrías y convivencia durante trece meses donde la densidad de zombies está bajando inexplicablemente. (Parte: 1 de 2) Year of the Undead es un pequeño juego de rol para 1 a 4 jugadores.

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A year has passed since the infection began. It started in China and quickly spread to the rest of the world. In Spain, authorities initially underestimated the severity of the virus. The infected become aggressive and eventually die from heart attacks. Two days later, they come back to life as zombies. Four survivors, Cristian, Paki, Sara, and Migue, live in a warehouse and have specific roles. They search for resources and try to maintain unity. The group faces challenges and finds a stash of supplies, but they are all expired. They also deal with an infected survivor and must find a cure. Despite the difficulties, they remain hopeful and continue to survive together. En pocos días se cumplirá un año desde que la placa sobró el país. Unos meses antes, informaciones fugaces llegaban desde China. Una extraña infección producía que los enfermos cayeran en un aire irrefrenable. La información era escasa, pero la infección se iba extendiendo. Primero por toda China y países asiáticos, y luego por el resto del mundo. A España entró a través de Italia. Los vuelos internacionales hacían la propagación muy fácil. Con los primeros casos, las autoridades subestimaron la gravedad y se limitaron a aislar a los enfermos. Sostuvieron durante meses que el contagio local era poco preocupante, y que todos los casos eran de extranjeros que viajaban al país. Al inicio pudiera ser así, pero el periodo de incubación era de varios días, y cualquier infectado podía extenderlo sin saberlo antes de tener los primeros síntomas. La ira y la violencia era la más llamativa, pero no la más peligrosa. Los infectados, después de varios días bajo la ira, sucumbían por un paro cardíaco. El corazón explotaba por el estrés sometido al continuo bombardeo de adrenalina. Después de esto, llegaba lo peor. Dos días después, los cuerpos volvían a la vida, extendiendo su ira ahora irrefrenable. Ahora el país, y el resto del mundo, es un páramo de zombies que solo buscan nuevas víctimas para intentar reprimir su ira. Desde hace unas semanas, habéis observado que la densidad de zombies ha bajado mucho. Parece que algo ha cambiado. Situado en un polígono industrial cercano a una ciudad de tamaño medio, un almacén hace las veces de hogar de cuatro supervivientes. El hogar posee dos plantas y un pequeño sótano. Tiene dos entradas principales y una pequeña lateral. Las principales están cerradas y reforzadas. En la planta alta se encuentran los colchones para dormir y hace las veces de despensa y cocina. La planta principal es donde se guardan y arreglan los útiles, herramientas y armas. El sótano está creado como un último inexpugnable refugio ante un ataque inabarcable. El almacén está rodeado de un terreno libre que facilita vigilancia. Ahora vamos a definir a los cuatro protagonistas de esta aventura. El primero de ellos se llama Cristian. Lleva una vestimenta de un pantalón vaquero, camiseta negra y gorra. Sus motivaciones las indica la P.I.C.A., que se define por actuar rápidamente con ingenio e intelecto para superar los problemas. Las tres palabras que definen su personalidad es cauto, bromista y hábil. Antes del holocausto zombie vivía en un piso en la misma ciudad del almacén. Tiene 43 años y abandonó su casa por la gran cantidad de zombies que tenía en la zona. Ahora es uno de los encargados de la vigilancia nocturna. Mantiene los útiles en funcionamiento y a veces acompaña a otro protagonista en sus salidas. Tiene tres metas. Buscar un lugar alejado y seguro, mantener unido al grupo y conseguir útiles. Ahora vamos a concretar los puntos de supervivencia que tiene con la tirada de un dado de 6. La segunda protagonista se llama Paki. Su vestimenta es mallas, camiseta de tiranta y bota. Su motivación es la de diamante. Aprovecha los recursos que tiene para adquirir los que no posee. Administra los recursos muy eficientemente. Su personalidad es dispuesta, seca y avispada. Antes del apocalipsis vivía en un piso de una gran ciudad. Era cocinera, tiene 52 años y llegó a esta ciudad con un grupo que huía de la gran ciudad. Solo llegó ella. Actualmente en el refugio se encarga de la comida y las raciones que tienen que comer cada uno. Es la actual pareja de Christian. Sus tres metas son alimentar, crear hogar y encontrar más supervivientes. Para concretar sus puntos de supervivencia tiramos un dado de 6 y tiene 3. La tercera protagonista de esta aventura se llama Sara. Tiene una vestimenta de un vestido de colores. Y su motivación es corazón. Sus interacciones dependen de las conexiones y sentimientos con los demás. Unen al grupo y se centran en la cohesión. Su personalidad en tres palabras es quejica, habladora y obediente. Antes del apocalipsis vivía en una casa familiar en un pueblo pequeño. Tiene 13 años. Viajaron en coche al poco del inicio del apocalipsis y llegaron a esta ciudad. Es hija del cuarto protagonista, Migue. Ayuda a Paqui en la cocina y también en las vigilancias diurnas. Sus metas son encontrar otros niños y divertirse. Y tiene de puntos de supervivencia 4. El cuarto y último protagonista es Migue. Lleva un pantalón corto, camiseta y deportivas. Su motivación es trébol. Confía en las armas para ayudarse. Su personalidad en tres palabras es hablador, en forma y despistado. Antes vivía en una casa unifamiliar en un pueblo pequeño junto con Sara. Tiene 55 años y era oficinista en una multinacional. Actualmente es uno de los encargados de las vigilancias nocturnas. Y hace salidas en busca de útiles. Sus tres metas son proteger a Sara, tener armas y asegurar la zona. Y tiene de puntos de supervivencia 1. En el juego para representar el paso del tiempo se utiliza una baraja francesa de 52 naipes. En el que cada naipe representa una semana de supervivencia. Pero para no alargar la partida mucho con las 52 cartas voy a seleccionar 13 cartas. Donde cada carta va a representar un mes. En estas 13 cartas voy a introducir un as, que es una horda, para asegurar que haya una horda en el juego. Porque tanto los 4 como los ases son hordas. Pero como no estamos seguros si va a aparecer alguno en las 13 seleccionadas aleatoriamente, introduzco un as. Comenzamos la aventura en el primer mes de supervivencia. Y para saber que ocurre sacamos una carta del mazo. Y sale el rey de diamantes. Por ser rey es un problema de suministros. El grupo descubre un alijo de suministros que necesitan urgentemente. ¿Cómo lo encuentran? ¿Cómo le ayudan? Un año conviviendo en tan pocos metros cuadrados no ha mermado la convivencia entre los 4. La dura realidad hace minimizar cualquier discrepancia aunque no las elimina totalmente. La mañana ha despertado luminosa y despejada, un típico día de junio. La natura agradable desde hace unos meses ha hecho olvidar a los 4 el frío invierno pasado, sobre todo a Sara. El invierno, aunque duro, se ha sobrellevado con las provisiones acumuladas. Ahora comienzan a mermar y se necesita aumentarlas para el verano como para el siguiente invierno. Migue juega las cartas con su hija Sara en el colchón de Edgar. Paqui prepara un espartano desayuno basado en cereales y zumo. Mientras Christian en la planta baja revisa las puertas y ventanas. Yotea los alrededores desde la seguridad del almacén. Migue ha decidido esta mañana salir a por recursos. Las zonas cercanas están más que peinadas, por lo que va a dirigirse a una urbanización cercana a la que todavía no había ido. Le pide un arma a Christian y se dirige a paso ligero hacia allí. 45 minutos de carrera suave le ha costado a Migue llegar a la urbanización. No parece muy grande, pero sí prometedor. En la primera calle encuentra un edificio diferente a los duples que puebla la zona. Migue grita de júbilo. Se trata de un almacén de barrio desde el que se reparte a las diferentes tiendas de la zona. Está intacto y el barrio parece vacío. No se ven zombies ni destrozos significativos. Cautelosamente entra en el almacén. Está toda oscura, pero se distingue en palés de lata de comidas varias. Sin pararse Migue coge varias de ellas, unas diez, y las mete en la mochila. La vuelta al refugio le costó un poco más de tiempo. El peso añadido influía. Ya en el refugio le contó al grupo el enorme suministro que había descubierto y sacó las latas de la mochila. Guisos, albóndigas, garbanzos y una lata de melocotones que apartó para subir. La alegría duró poco. Paqui abrió la primera lata de albóndigas y estaba mala. Todas estaban caducadas y deshacía mucho. El alijo encontrado fue un fallo total, pero la urbanización seguía intacta. Vamos a ver qué ocurre en el segundo mes. Sacamos una nueva carta, que es el 5. La infección. Un superviviente ha sido mordido y la infección se propaga. Tarda 24 horas en pasar de la mordida al resto del cuerpo. El grupo debe interactuar para encontrar alguna cura antes de esas 24 horas, o amputar el miembro en la primera hora y evitar la propagación del mismo. Para determinar el grado de éxito, vamos a tirar el grado de 6, saliendo 5, que nos determina un éxito parcial. El éxito parcial determina que el superviviente ha superado la infección, pero que debe pagar un precio por ella. Empieza a anochecer y la temperatura al fin baja algo. El aire en el almacén está estancado y la sensación de calor aumenta. Está siendo un duro mes de julio. Paqui le comenta a Cristian la posibilidad de abrir la puerta lateral para ventilar antes de que anochezca y el peligro sea mayor. Cristian se niega. El riesgo de eliminar una barrera ante una posible horda la atemoriza. Migue escucha la conversación e intenta de convencer a Cristian también. Tras unos minutos cede. Pone solo una condición y es que Migue vigile el área mientras dure la apertura. Este acepta. La persiana metálica hace un ruido sordo al ser levantada. Todos gotean los alrededores por si el sonido hubiera atraído algún zombi, pero parece todo tranquilo. El aire fresco que entra es un alivio instantáneo para todos. Sara da saltos de alegría. Todos más contentos siguen a sus quehaceres. Paqui sube con Cristian a la parte alta para preparar la cena. Aunque las provisiones siguen siendo escasas, aún hay algunas. Migue se sienta en una silla en el lateral de la puerta y vigila antes de volver a cerrar el refugio en unos minutos. Sara juega al otro lado. El frescor le ha evadido de la situación y juega sin preocuparse por nada. Migue vigila con un arma en la mano. Un machete encontrado hace unos meses. Comienza a afilarlo. Mientras, Sara ve algo en el lateral del edificio. Algo de color rojo. Mira a su padre distraído y se opesa a salir. Sabe que no debe hacerlo. Se lo tienen prohibido, pero ¿qué será eso rojo? Sin hacer ruido sale y se pega a la pared. Asegura que su padre no lo ha visto y se aproxima entre la hierba alta al objeto rojo. Es una pelota. Una pelota roja. Se pone muy contenta. Al fin algo con lo que jugar y encima algo con lo que también podrá jugar con los demás. Baja la mano para coger la pelota cuando siente algo que le agarra al tobillo. Un grito sale de su boca. La mitad superior de un torso se arrastra con un brazo y con el otro agarra a Sara. Lo que antes era una niña ahora es un amasijo de carne putrefacta que intenta recuperar su antigua pelota. El grito ha puesto a todos en alerta. Migue llega a la altura de Sara y de un golpe seco secciona el brazo de la niña zombi. Agarra a Sara y se la lleva adentro. Christian se cruza con él intercambiando el machete. Remata a la bestia y todos vuelven al interior. Christian se lamenta de la imprudencia de haber levantado a la persiana. En un colchón la niña llora por su herida en el pie. Todos la rodean y miran con preocupación. Migue se lamenta y autoculpa por su distracción. Paqui corta rápidamente las quejas. Va por un barreño con agua para lavar la herida. Todos saben que como haya sido mordida su futuro está escrito. La herida está muy sucia. Hierba, barro y sangre la tapan. Cuidadosamente Paqui va limpiando la herida mientras el padre intenta decalmarla. Christian no quita ojo a la herida esperando no ver marcas de dientes. Al retirar toda la suciedad los tres respiran tranquilos. No hay bocado, aunque el fuerte agarre le ha producido a Sara una herida y lo que parece un pequeño esguince. Un par de semanas de inmovilización y todo habrá pasado. Aunque Sara tendrá pesadillas garantizadas por un tiempo más prolongado. Avanzamos un nuevo mes y para saber que ocurre sacamos una nueva carta que es un 8 que es de comerciante. Un grupo nómada desea comerciar. Determina que tienen y que quieren. Para ver el grado de éxito que tenemos en esta acción tiramos el dado y sacamos un 6 que es un éxito total. Principios de agosto y el calor que lleváis sufriendo durante meses parece que no va a disminuir. Incluso algunas noches son insoportables. Desde el incidente con Sara, Christian no ha permitido abrir más la puerta principal. Solo se abre las ventanas de la planta superior y es más que insuficiente para el piso de abajo. Sara ya se encuentra bien de su herida. Ha cicatrizado sin problemas pero el esguince le ha dejado algo de secuela y se le resiente el tobillo. Ahora está en la planta superior vigilando por si surgiera algún zombie que pudiera causar problemas. De golpe comienza a llamar a su padre. Ha visto algo y se inquieta. Desde el incidente está muy atemorizada por todo y cualquier ruido le perturba. Migue corre hacia ella y con ayuda de unos prismáticos mira lo que parece una pequeña horda de no muertos que se acerca. Llama a Christian y Paki y los prismáticos pasan de mano a mano. Paki es la primera en darse cuenta. El andar de la horda no es la que corresponde a los zombies. Son personas. Personas vivas. El grupo se acerca al refugio y los cuatro permanecen a la espera a cautos para ver en qué condiciones vienen. Son unos 15, incluido varios niños. El jefe se acerca y comienza a parlamentar. Son un grupo que se traslada a un lugar lejano de la ciudad cerca de la sierra. Se mueven con todas sus posesiones pero buscan un lugar de descanso antes de proseguir y cosas para comerciar. Paki se frota las manos. Al fin van a poder reponer las provisiones. El grupo no posee armas eficaces algo que le sobra a nuestros cuatro protagonistas. Las negociaciones no son fáciles pero Paki consigue provisiones que durarán varios meses. Por contra pierden algunas armas fabricadas por Christian. El resto del día pasa heladamente. Paki y Miguel hablan con los nuevos. Christian bromea con otros y Sarah por fin juega con niños de su edad. Antes de partir, Christian habla con el jefe. Quiere informarse de la dirección que van a tomar por si en un futuro ellos se aventuran a hacerlo. Llegamos al mes cuarto, que es septiembre y para ver qué sucede sacamos una nueva carta. Y es un 2. Que es el sacrificio. Una situación donde un superviviente tiene que renunciar a algo para poder salvar a otro. Para ver el grado de éxito tiramos al lado. Sacamos un 2, que es un fallo parcial. Vamos a hacer uso de los puntos de supervivencia para poder llegar a un éxito parcial. Vamos a usar dos. Uno de Christian y otro de Miguel. Por lo que el fallo parcial pasa a ser un éxito parcial. Septiembre está siendo un mes tranquilo. La herida de Sarah está completamente curada y la convivencia con los niños de los comerciantes parece que le ha ayudado. Los víveres se han repuesto y el otoño está saldado. Christian y Miguel han salido en busca de cualquier cosa útil. El comercio con el grupo ha dejado mermado las reservas. Un almacén cercano del mismo polígono será el objetivo esta vez. Una antigua carpintería metálica dará los útiles para cualquier cosa necesaria en el refugio. La planta principal ya está trillada por ellos por lo que deciden bajar al sótano. La puerta está cerrada y parece reforzada. Miguel con su hacha tira bajo la puerta. El sótano está totalmente oscuro. No se ve más allá de un paso. Miguel se apresura a entrar y cuando da un paso cae en la oscuridad. Christian rápidamente se abalanza sobre él y le agarra por el cuello una camiseta. Las escaleras metálicas del sótano han sido cortadas y éstas han caído al suelo. Miguel cuelga de unos tres metros. Mal agarrado, Christian necesita un asilero para poder levantar a Miguel y subirlo. Con una mano agarrada y la otra con el hacha Miguel no puede aguantar mucho más cuando de repente oye un sonido en el sótano. Gira la cabeza y deduce, porque no puede ver nada, que un zombi está allí y se acerca. Christian le grita que tire el hacha para que pueda cogerle las dos manos y elevarlo. Al regañadiente deja caer el hacha. Christian agarra las dos manos y comienza a levantar a Miguel. La diferencia de peso se siente mucho, pero finalmente lo consigue. El lento zombi no le ha dado tiempo a llegar a la entrada por lo que no ha habido un peligro elevado. Cabizbajos por lo sucedido, ambos vuelven al almacén sin nada. Llegamos al quinto mes de supervivencia, octubre, y para ver los sucesos de este mes sacamos una nueva carta que es un rey. El grupo descubre un alejo de suministro que necesitan urgentemente. Tiramos el dado para ver el grado de éxito y sale un 4, éxito parcial. Octubre está siendo un mes suave respecto a temperaturas, un mes tranquilo. Los suministros comerciados con el grupo se han prolongado lo suficiente hasta hoy. Se hace necesario salir a buscar para el próximo invierno. Pac y Miguel van a salir a buscar provisiones a la organización que meses antes había sido un fracaso en primera instancia. Le llevará un poco más de tiempo ya que a Carrera no pueden ir. El estado de forma no es el mismo. Una larga hora de caminata los lleva a la organización. Una vez allí, eligen una calle y se la reparten por aceras. Con el tiempo que les queda de luz podrán ojear unas cuatro viviendas cada uno. Ya como había supuesto Miguel en la primera visita al barrio, este está completamente vacío de zombis y las casas no están saqueadas. Después de unas horas, Pac y Miguel se juntan al inicio de la calle para juntar el botín y volver al refugio. Aunque ambos han conseguido suministros, sobre todo Pac ha recopilado diferentes tipos de alimentos que podrán extenderlo durante unos dos meses. Por contra Miguel no ha encontrado mucho. Vuelven a paso ligero al refugio con un buen botín, aunque escaso, que solo les servirá hasta el inicio de lo más duro del invierno. Nos adentramos en noviembre, el sexto mes de supervivencia, y para ver qué sucede sacamos una nueva carta que es un Ash, que es una horda. Para ver el tamaño de la horda primero tiramos el dado y sacamos dos, por lo que es una horda pequeña de menos de 10 zombis, que es fácil de manejar. Al ser fácil de manejar, añade más uno a la tirada de éxito. Tiramos la tirada de éxito y sale un éxito parcial, 4 más 1, 5, que sigue siendo un éxito parcial. Una horda se acerca. Aunque no es muy numerosa, unos 10 zombis, estos se dirigen directamente hacia el refugio. Rápidamente Christian y Miguel supervisan la consistencia de puertas y barricadas, mientras Paki se dirige al sótano para poner a salvo a Sara. La tranquiliza, le cierra la puerta y dice que no haga mucho ruido. Atemorizada, asiente y se sienta en un sillón a leer evadiéndose de la realidad mientras dure el ataque. La horda sigue acercándose. No se sabe por qué se dirigen hacia el refugio, no ha habido ruido o señal que atrajera su atención, pero parece que estos seres poseen un sexto sentido. Algo les dirige. Lo mejor de todo es el pequeño número de ellos. Entre los tres se podrán encargar de todos sin problema. Los zombies, aunque muy deteriorados, son resistentes a los daños y lo más eficiente para matarlos es destrozarles el cráneo. Desde la primera planta, Paki llama la atención al grupo que se sitúa bajo la ventana intentando alcanzarla. Algo imposible a la altura de un segundo piso, pero estos seres no se distinguen por su inteligencia. Mientras, Christian, desde la puerta lateral intenta que varios de los zombies vayan hacia él. Dividirlo es la mejor táctica. Algunos de ellos han picado. Se separan del grupo mientras el resto sigue con su intento de alcanzar a Paki. Cuando están cerca de la puerta, Miguel, vestido con unos ropajes gruesos a modo de armadura, sale con un arma larga fabricada por Christian y comienza a golpearlos en la cabeza. El sonido al que escagan los cráneos suenan como los de una nuez a romperse. Los tres primeros zombies caen rápido. La lucha llama la atención a los cuatro restantes que se dirigen hacia la figura de Miguel, pero la atención los espera. La atención del momento no les ha permitido verlos con tranquilidad, pero uno de ellos fue antaño un motorista. Lleva casco y ropa de cloro y protección. Miguel grita a Christian la situación y éste rápidamente cierra la puerta y se dirige al taller a buscar algo para luchar contra este contratiempo. Paki también grita a Miguel que retroceda, que no va a poder con los cuatro. Ella no puede moverse, sino los tres que se entretienen al ataque. Miguel va retrocediendo poco a poco y gracias al gancho porra mantiene a distancia a los lentos zombies. En ese retroceso ha conseguido eliminar a dos, pero quedan otros dos y uno de ellos el motorista. Christian sale del almacén con un sulfatador a sus espaldas y se dirige a paso ligero hacia donde está Miguel. Por la espalda de los zombies comienza a rociarlo con lo que parece gasolina. Cuando termina de rociarle le grita a Miguel que corra hacia el almacén Este, describiendo una gran curva para alejar más a los zombies facilita la carrera a Miguel y Christian. A unos escasos cinco metros Miguel cae al suelo por el peso de la ropa que lleva. Es incapaz de levantarse. Parece que se ha lesionado. Christian se quita la mochila del sulfatador y coge de los brazos a Miguel intentando ayudarlo para levantarse, pero no puede. Los zombies se acercan cada vez más y más. Tras varios intentos Christian comienza a dudar y le dice a Miguel entrar en el almacén. Los zombies cada vez están más cerca. Cinco metros. Cuatro metros. Tres metros. Se les ve como se preparan para balanzarse. Cuando de repente un fugonazo deslumbra a los dos supervivientes. Paki grita de júbilo. Ha lanzado un mechero encendido desde la ventana y ha acertado de pleno. Los cuatro zombies se retuercen mientras caen al suelo y se consumen. Sin el estrés Miguel por fin se levanta y ayudados por Christian llegan a la seguridad del refugio. Paki baja a ver cómo se encuentra Miguel. Sin ya la distracción de Paki, los dos zombies que quedan giran sobre sus pies y se dirigen hacia las fogatas que son sus antiguos cuatro compañeros y miran inmutables. Ya dentro del almacén Miguel y Christian se recuperan. Han perdido el sulfatador que arde con los zombies y la poca gasolina que les quedaba. Paki coge una tubería y sale afuera para arrematar a los dos seres que miran impasibles el fuego.

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