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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
The transcription is about the martyrdom of Saint Thomas Becket, Archbishop of Canterbury, and the question it poses about peace and commitment to truth and justice. Becket was assassinated for his political commitment to truth and justice. The homily of Becket on Christmas Day urged listeners to meditate on the mystery of Christmas and the peace that comes from having a soul at peace. The peace that Christ gives is not the same as the peace of the world. Martyrs are not just Christians who die for their faith, but those who remain in communion with the Lord and defend truth and righteousness. We need martyrs in the church and society today. Our actions and choices reflect who we truly are. Peace and blessings for a joyful Christmas. Palabra de Vida Hoy Viernes de la octava de Navidad, celebrando a Santo Tomás Becket, al pan por la palabra. El martirio de Santo Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, aún hoy nos sitúa ante una pregunta siempre actual. Cuando somos pacíficos y mansos en la sociedad, buscamos una paz ficticia, que es rendición ante el mal, o la paz del reino, que nos exige permanecer siempre firmes, incluso al precio de la propia vida. En 1170, cuatro sicarios asesinaron a Becket durante su homilía de Navidad, por dar con su compromiso político por la verdad y la justicia. Una respuesta a esta pregunta desde la pertenencia al Señor, antes que al rayazuelo de torno. En esa homilía, Santo Tomás movía a sus oyentes a meditar el misterio de la Navidad, el único día del año en que explícitamente celebramos a la vez el nacimiento de nuestro Señor y su pasión y muerte en la cruz. Decía Santo Tomás, «¿Quién en el mundo llorará y se regocijará a un tiempo y por la misma razón? Sólo quien tenga la paz en su alma. «Pensemos», continuaba el santo, «pensemos en el significado de la palabra paz, en cómo el Señor Jesucristo mismo habló de la paz. ¿A qué se refería el Señor? «La paz que os doy no es la que os dé el mundo». Para entender estas palabras, hemos de mirar a quienes mejor lo comprendieron y lo supieron vivir, los mártires. No imaginemos a un mártir sólo como un buen cristiano que murió por serlo. Pensemos en él como un buen cristiano que fue elevado a la compañía de los santos por no haberse apartado de la comunión con el Señor, por defender una conciencia recta y una conducta coherente con ese resplandor de la verdad que fortalece nuestra voluntad y da alas a nuestro entendimiento. Mirando a santo Tomás y a tantos otros, pensemos en el mártir no sólo como un cordero de Dios degollado por ser de Dios, sino primero miremoslo como alguien seducido por Jesucristo, persuadido por la verdad de la revelación y testigo activo e insubornable ante los poderes del mundo y sus ideologías. Muchos mártires de estos se necesitan hoy en la iglesia y en la sociedad. ¿Y nosotros, de quién seremos finalmente portavoces con nuestra vida, con nuestras opciones, con nuestros silencios? Por sus frutos los conoceréis, o citando una película que reformula esta afirmación del Señor, se nos conoce por nuestros actos. Paz y bien para todos vosotros, deseando que una feliz Navidad arraigue en vuestros hogares y en vuestro corazón.