In today's Gospel, we hear about Jesus facing temptations in the desert. He rejects the devil's attempts to lead him astray and remains faithful to God. Jesus teaches us to confront temptation with love for the Father, just as he did. We should seek God's presence in Scripture and the Eucharist to find the strength to resist temptation. Let us learn from Jesus and strive for conversion during this Lenten season.
Palabra de vida hoy, domingo primero de cuaresma, al pan por la palabra. Palos en cabeza ajena no escarmientan, pero enseƱan. El Evangelio del primer domingo de cuaresma presenta cada aƱo el episodio de las tentaciones de JesĆŗs. El EspĆritu Santo, que descendió sobre Ć©l despuĆ©s del bautismo en el JordĆ”n, lo llevó a afrontar abiertamente a SatanĆ”s en el desierto, durante cuarenta dĆas, antes de iniciar su misión pĆŗblica, seƱalĆ”ndonos un camino, el camino. Tras asumir nuestra realidad humana como suya, tras vivir la vulnerabilidad de la infancia y de la adolescencia, JesĆŗs vive el trabajo y la vida familiar, y se muestra justo antes de iniciar su vida pĆŗblica como uno de nosotros, tambiĆ©n en lo relativo a soportar las tentaciones, dejĆ”ndonos una enseƱanza para que podamos ser cada uno de nosotros uno de los suyos, por el modo de afrontar esas tentaciones para poder ganarlas.
El tentador trata de apartar a JesĆŗs del camino indicado por el Padre, por primar el bienestar material, por tomar a Dios y la relación con Ćl como una fuente de prodigios en beneficio propio y con el atajo del poder y del dominio sobre otros. Son los tres tipos de tentaciones que presentan los relatos de Mateo y de Lucas, y en esas tres tentaciones se resumen todas, tentaciones que tambiĆ©n nosotros conocemos bien. JesĆŗs las rechaza, y ratifica la firme voluntad de permanecer en el amor al Padre sin compromiso alguno con la lógica del mundo.
Las palabras de JesĆŗs en respuesta a las tentaciones encuentran una confirmación concreta en sus acciones. En JesĆŗs, la palabra del Padre con la que responde al tentador es vida. Es un modo de ser y de comportarse porque Ćl vive del Padre, vive para Ćl y no tiene otra riqueza ni otro amor primero que entregarse a Ćl como el Hijo amado, el predilecto. En el Evangelio de hoy, pero segĆŗn el evangelista San Lucas, se dice que el tentador, tras ser rechazado, se marchó dejando a JesĆŗs hasta mejor ocasión.
Tras tratar de aprovechar la soledad y la debilidad fĆsica de JesĆŗs en el desierto y en el ayuno, de nuevo reproducirĆ” las mismas tres tentaciones en el momento de mayor debilidad y soledad que experimentó el SeƱor en toda su vida, sobre la cruz agonizante. Las palabras del ladrón crucificado a su lado, la de los dos sumos sacerdotes y la de los soldados romanos, reproducen fielmente estas tres tentaciones, que, de nuevo, tratan de apartar el corazón de JesĆŗs del amor primordial y central al Padre.
De nuevo, dejĆ”ndonos su testimonio de vida como enseƱanza para la nuestra, JesĆŗs toma la palabra de la Escritura como expresión de su dolor arrodillado, de su bĆŗsqueda incesante del rostro del Padre y de su inconmovible fidelidad a quien es el amor de su alma. Recordemos a San AgustĆn, que dice respecto de este momento de la vida de JesĆŗs, Reconócete tentado en Ć©l, pues eres tentado como lo fue Ć©l, para reconocerte despuĆ©s vencedor con Ć©l, pues hizo suya tu tentación, para que tĆŗ hicieras tuya su victoria.
Aprendamos hoy de Cristo a afrontar las tentaciones desde ese amor al Padre que le busca incesantemente, y busquémoslo siempre primero donde se nos da en toda medida, en la palabra y en el pan del altar, para hacernos capaces de vivir haciendo camino por el único camino que nos da libertad y plenitud, el de la entrega por amor al Padre en obediencia a una divina voluntad que siempre da de nosotros una palanca para mover el mundo impulsÔndolo hacia una mejor versión de sà mismo.
Con deseos empeñados de conversión en este camino cuaresmal, vuestros hermanos franciscanos os saludan con la paz y el bien.