Palabra de vida hoy, viernes 16Āŗ del tiempo ordinario. Al pan por la palabra. Del Evangelio segĆŗn San Mateo. En aquel tiempo vio JesĆŗs a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo, SĆgueme. Ćl se levantó y lo siguió. En estas pocas lĆneas del Evangelio de la liturgia de la palabra del dĆa, podemos encontrar concentrado el mensaje mĆ”s importante que se nos ofrece hoy. San Mateo era un judĆo que escribió su Evangelio en primer lugar para los judĆos.
Ćl, un publicano, un recaudador de impuestos que los cobraba para los romanos a sus propios hermanos de raza, pueblo y religión, haciĆ©ndose asĆ una fortuna personal por la comisión que imponĆa a los suyos. Era un traidor al pueblo elegido y al Dios que lo formó, pues anteponĆa su propia seguridad y bonanza material a cualquier otra prioridad o persona. Por eso era despreciado por todos, por los judĆos a los que traicionaba, y por los romanos que lo tenĆan como un simple vendido a quien seguĆa utilizando.
Este publicano era rehĆ©n de sus propias decisiones, pues habiendo traicionado a los suyos, ya no tenĆa a nadie mĆ”s de su parte que al invasor que le utilizaba. Cuanto mĆ”s continuaba bajo el dictado de su captor, mĆ”s rico se hacĆa y mĆ”s solo y aislado permanecĆa, siendo esas riquezas un mezquino premio de consolación que le convencĆa de que no estaba tan mal. AsĆ se engaƱaba para no tener que afrontar las consecuencias de sus errores, ni rectificar reparĆ”ndolos, para alcanzar una forma de vida mejor, de nuevo parte de una comunidad sin la que Ć©l no era nadie.
Mientras todos le recudeaban, de repente, un judĆo cĆ©lebre, un rabĆ, se detiene ante Ć©l, le mira y lo llama a ser de los suyos, a formar parte de algo mĆ”s grande, a pesar de saber bien quiĆ©n era y quĆ© acciones le habĆan degradado cada vez mĆ”s, hasta convertirlo en un parea, en una grotesca caricatura de lo que podĆa ser. Aquel rabĆ, conociĆ©ndole de sobra, le aceptaba como era y le ofrecĆa la redención de su culpa y la salida del callejón en que se habĆa transformado su vida porque creĆa en Ć©l, porque le querĆa.
Porque creĆa en Ć©l, porque le querĆa. Porque querĆa que fuera mejor, que volviera a ser un proyecto de Dios en camino, en proceso de crecimiento y planificación. Si tenemos el arrojo de buscarnos en este Evangelio para identificarnos con este creyente de nombre Mateo, lastrado por el peso de tantas culpas y cada vez mĆ”s aislado y solo por las consecuencias de sus malas decisiones, tratemos de identificarnos tambiĆ©n con Ć©l en la respuesta con la que aprovechó la oferta de redención y vida nueva.
Como hemos leĆdo al principio, Ć©l se levantó y lo siguió. Vuestros hermanos franciscanos, con deseos de ponernos en camino cada dĆa, os abrazamos con la paz y el bien. Ā”Adiós! SubtĆtulos realizados por la comunidad de Amara.org