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The case of the Hart family is a tragic and heartbreaking story. Jennifer and Sarah Hart, a white couple, adopted six African American children from troubled backgrounds. On social media, they portrayed themselves as a happy and loving family, but behind closed doors, the children suffered physical, emotional, and psychological abuse. There were multiple reports and alerts about the abuse, but nothing was done. In 2018, the Harts fled their home and drove their SUV off a cliff in California, killing themselves and four of their children. The investigation determined it was a deliberate act of murder. This case has sparked discussions about adoption, child protection, racism, domestic abuse, and mental health. Este es el caso de la familia Hart. Te advierto una vez que es una historia muy triste y muy dura. Jennifer y Sarah Hart eran dos mujeres blancas que se casaron en Connecticut en 2009, cuando el matrimonio igualitario era legal en ese estado. Ambas trabajaban en tiendas minoristas y vivían en Woodland, Washington. Jennifer y Sarah habían adoptado a seis niños de origen afroamericano, provenientes de familias desestructuradas o con problemas de truco. Los niños eran Marquis, de 19 años, Hannah, de 16, Devont, de 15, Jeremiah, de 14, Abigail, de 14 y Sierra, de 12. La familia Hart se presentaba en las redes sociales como una familia feliz, progresista y amante de la naturaleza. Los niños aparecían sonrientes, abrazados y con carteles de mensajes positivos. Jennifer y Sarah decían que los educaban en casa. Sin embargo, detrás de esa fachada se escondía una realidad muy diferente. Los niños sufrían maltrato físico, emocional y psicológico por parte de sus madres adoptivas que los golpeaban, los privaban de comida y los aislaban del mundo exterior. Los vecinos y las autoridades habían recibido varias denuncias y alertas sobre el posible abuso que padecían los niños Hart. Algunos de ellos habían escapado de la casa para pedir ayuda o comida a los vecinos y otros habían mostrado signos de lesión o de desnutrición. El 23 de marzo de 2018, una trabajadora social del Departamento de Servicios Sociales y de Salud del Estado de Washington fue a la casa de los Hart para investigar una denuncia de abuso infantil, pero nadie abrió la puerta. Ese día Jennifer y Sarah decidieron huir con sus hijos. La familia Hart se subió a su camioneta SUV y condujo hacia el sur, sin rumbo fijo. Durante el viaje, Sarah buscó en su celular formas con medicamentos o hipotermia. Jennifer, que iba al volante, se emborró con vodka para tener valor. El 26 de marzo de 2018, la camioneta de los Hart llegó a la costa de California. Allí, Jennifer aceleró su carro a más de 160 km por hora y se lanzó por un acantilado de 30 metros de altura sin intentar frenar. El vehículo cayó al vacío y se estré contra las rocas. Los cuerpos de Jennifer y Sarah y cuatro de los niños fueron encontrados entre los restos del auto. Los análisis toxicológicos revelaron que Jennifer tenía una alta concentración de alcohol en la sangre y que Sarah y los niños tenían en su sistema un antihistamínico que causa somnolencia. Los cuerpos de los otros dos niños, Hannah y Devont, no fueron hallados en el lugar del accidente. Se cree que también murió en el impacto, pero sus redes fueron arrasadas por el mar. Unos meses después, se encontró un pin que pertenecía a Hannah. La investigación concluyó que se trató de un homicidio intencional perpetrado por Jennifer y Sarah Hart, que decidieron acabar con sus hijos y las de sus hijos adoptados. Los motivos que la llevaron a cometer este acto atroz siguen siendo aún un misterio. Este caso de la familia Hart conmociona la opinión pública y generó un debate sobre el sistema de adopción, la protección de la infancia, el racismo, el abuso doméstico y la salud mental. También inspiró varios documentales, libros y series de televisión. Si tú no estás de acuerdo con lo que hicieron estas dos, compártelo.