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En la Grecia del siglo IV AC se planteó la Teoría de los Elementos. Tierra, aire, agua, fuego.. ¿Qué características o rasgos de personalidad dan en una Carta Natal? ¿Qué pasa si uno de los elementos predomina? ¿Y si falta? 👩
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En la Grecia del siglo IV AC se planteó la Teoría de los Elementos. Tierra, aire, agua, fuego.. ¿Qué características o rasgos de personalidad dan en una Carta Natal? ¿Qué pasa si uno de los elementos predomina? ¿Y si falta? 👩
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En la Grecia del siglo IV AC se planteó la Teoría de los Elementos. Tierra, aire, agua, fuego.. ¿Qué características o rasgos de personalidad dan en una Carta Natal? ¿Qué pasa si uno de los elementos predomina? ¿Y si falta? 👩
In this podcast episode, the host discusses the theory of elements in astrology. The theory of elements originated in ancient cultures, particularly in Greece, and it aimed to simplify the complexity of matter into four basic elements: earth, air, water, and fire. These elements are believed to influence psychological characteristics and can be represented by geometric shapes called Platonic solids. Each element has its own unique qualities and is associated with certain zodiac signs. Understanding the elements is crucial in astrology as they provide insights into personality traits and individual challenges. The elements are: fire (energy, creativity), earth (materialization, sensory perception), air (thought, communication), and water (emotions, intuition). Quiero en el Aries un podcast muy personal sobre astrología, crecimiento personal y las herramientas digitales que podéis utilizar en vuestros proyectos espirituales. En el episodio anterior hablamos de Quirón y de la herida quironiana como broche a la crisis de la edad adulta o de la madurez por la que todos pasamos. En este episodio vamos a hablar de la teoría de los elementos y de cómo éstos confieren características psicológicas desde el punto de vista de la astrología en función de su distribución en la carta natal de la persona y también de qué significa que alguno de ellos sea predominante o débil o incluso que esté ausente. ¿Qué es la teoría de los elementos? La teoría de los elementos es un clásico de la historia de la humanidad, la podemos encontrar en diferentes culturas antiguas, por ejemplo en la China, además muy vinculado con su medicina tradicional, también en Japón, en el hinduismo, en el budismo, entre las diferentes culturas de nativos americanos, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en la teoría clásica de los elementos, es decir, la que tiene lugar en Grecia, en la Grecia helenística, en torno al siglo IV a.C. inspirada por Platón y sus discípulos. ¿Qué es esto de los elementos? Bueno, pues es un planteamiento filosófico pero también físico, de hecho se conoce como la física griega esta teoría de los elementos, se trataba ni más ni menos que de reducir la complejidad de la materia que va desde el cuerpo humano hasta el cosmos a unidades mucho más pequeñitas, más sencillas, más manejables, más fáciles de abordar. Es lo que hoy en día llamaríamos los átomos, de hecho Platón a los elementos los llamaba los átomos del universo. Estos cuatro átomos o elementos son la tierra, el aire, el agua y el fuego y su combinación sería la responsable de toda forma de vida en el planeta Tierra. El planeta Tierra para los platónicos era un lugar imperfecto donde todo estaba en constante cambio y evolución, por eso Platón creó un quinto elemento, para él era la materia de la cual estaban hechos los cuerpos celestes que sí que eran perfectos y no necesitaban ningún tipo de modificación. Más tarde fue Aristóteles el que a este elemento le puso un nombre y lo llamó éter o quinta esencia. Entonces Platón comenzó a pensar, bueno pues si la vida tiene lugar a partir de estos cuatro elementos, si son los bloques fundadores de la vida en el planeta Tierra y también en el cosmos, en el universo, tiene que haber una forma de representarlos físicamente, un tipo de dibujo, de figura o de patrón que se replique también en la naturaleza, en los seres vivos. Así que él se inspiró por un lado en Pitágoras porque Platón era un enamorado de la matemática y de la geometría y también en el trabajo de Empédocles que ya había hecho alguna aproximación a la teoría de los elementos y había asignado a cada uno de estos elementos una forma geométrica. Platón lo que hizo fue pulir estas formas geométricas que ya había creado Empédocles y asignarles una serie de características. Estas figuras eran polieros regulares, es decir, todas sus caras eran lisas e idénticas y además eran tridimensionales. Platón logró hacer esto basándose en la matemática de Euclides. Estas figuras a su vez se podían descomponer en triángulos, en cuadrados y en pentágonos algo que después fue muy utilizado en la Edad Media tanto por los ocultistas medievales como por los alquimistas. Cada una de estas formas geométricas Platón las asignó de una manera muy intuitiva con un elemento y sus características. Son lo que conocemos como los sólidos platónicos. Así tendríamos que el elemento tierra se representa con un hexaedro o cubo, el elemento aire con un octoedro, el elemento fuego con un tetraedro y finalmente el elemento agua con un icosaedro. Quedaría un quinto elemento representado por la figura del dodecaedro, es decir, de un poliedro de doce caras que para Platón representaría los cuerpos celestes, por ejemplo las doce constelaciones, esos cuerpos que son perfectos, que no necesitan ningún tipo de modificación ni de transformación. En la naturaleza podemos verlos reflejados, de hecho, claro, representan la naturaleza, los sólidos platónicos. Podéis encontrar, por ejemplo, el hexaedro en los cubos de pirita, no sé si alguna vez habéis tenido la oportunidad de ver un cubo de pirita que es algo maravilloso, y también el octoedro lo podemos ver tanto en la florita como en el diamante. Biológicamente en los seres vivos podemos encontrar los cinco sólidos platónicos en un ser muy pequeñito, unicelular, que se llama Radiolaria, que forma parte del Placton de los océanos. Y es curioso que en lo de caedro, que es este poliedro que Platón reservaba para los cuerpos celestes, lo podemos encontrar en el ADN del virus del SIDA. La forma geométrica que Platón le asigna de manera intuitiva o instintiva a cada uno de los elementos alude a las características de este elemento y son las que luego más tarde vamos a usar en astrología. Así, el tetraedro representaría la forma del fuego, ¿por qué? Porque el fuego es afilado y punzante, podríamos decir. El octoedro nos recuerda al aire porque sus componentes minúsculos son tan suaves que apenas podemos sentirlos. El agua, en cambio, está formada por icosaedros, que son las formas más suaves y redondeadas de los cinco sólidos platónicos. La tierra está formada por hexaedros, que son estos cubos sólidos y robustos, poco esféricos y con una base muy firme. Finalmente, el dodecaedro, que representaría este quinto elemento que nos remite a los cuerpos celestes perfectos, tiene estas doce caras que Platón decidió asignar a las doce constelaciones del zodíaco. Simbolizaba también el éter, el universo o espíritu. Esta teoría clásica de los elementos alcanzó gran relevancia durante la Edad Media. Podríamos decir primero desde un punto de vista espiritual o místico, tuvo gran impacto entre los ocultistas medievales, también entre los alquimistas, como para hacer eso, para quien constituyó la base de su trabajo, pero también lo fue desde un punto de vista empírico-científico. Sin embargo, ya con la llegada del siglo XVIII, cuando Antoine de Laoisier descubre nuevos elementos, en su mayoría gases, y ya definitivamente cuando Mendeleyev crea la primera tabla periódica de elementos, comienza a caer en desuso desde un punto de vista científico. Sin embargo, desde un punto de vista espiritual, su importancia se mantiene. Por ejemplo, podemos ver su conexión en la geometría sagrada, en relación con el cubo de Metatrón y con la flor de la vida, las figuras geométricas que representan los sólidos platónicos también tienen relación con los chakras, y desde luego, la teoría de los elementos es absolutamente fundamental en la astrología, que es lo que nosotros vamos a ver en este episodio. ¿Qué representan los elementos la Tierra, el Aire, el Agua y el Fuego en la Astrología? Si la teoría de los elementos era absolutamente esencial para entender la formación de la vida tanto en el planeta Tierra como en el Cosmos, en la Astrología lo es, ¿por qué? Por la sencilla razón que son estos los que nos dan las pistas sobre cuáles son los rayos de personalidad, las características psicológicas que recogen cada una de nuestras cartas natales. Por lo tanto, son esenciales para entenderla, para descifrar la información que ésta nos aporta sobre quiénes somos, cuáles son nuestros retos, nuestras habilidades, nuestras destrezas y nuestras dificultades. ¿Qué representa el Fuego en la Astrología? Bueno, para mí, principalmente, energía. Para quienes tenéis planetas en los signos de Aries, Leo y Sagitario, que son los signos de Fuego, vuestra palabra clave sería acción. Además, yo añadiría como características, desde luego, la creatividad, la pasión, el optimismo, la confianza en uno mismo, el sentido de la independencia y la intuición. ¿Qué representa la Tierra en la Astrología? Para mí, la materialización. Para quienes tenéis planetas en los signos de Tauro, Virgo y Capricornio, vuestra palabra clave sería sensualidad. Pero la sensualidad entendida desde el punto de vista de lo sensorial, es decir, de aquello que captamos o que percibimos a través de nuestros sentidos. No olvidemos que la energía de Tierra está, efectivamente, muy conectada con la Tierra, con el entorno, es decir, con lo más cercano. Como otras características que podríamos añadir, es la sensorialidad, la capacidad para estar aquí y ahora, muy con los pies en la Tierra, la certeza, los límites, el realismo, el enraizamiento y la materialización de todo aquello que tenga un componente material. También os da una capacidad muy elevada de centraros en el detalle. ¿Qué representa el elemento aire en la Astrología? Pensamiento, comunicación, relaciones o interacciones. Para aquellos que tenéis planetas en los signos de Gémenis, Libra y Acuario, ¿cuál es su signo de aire, aunque su prefijo pueda inducirnos a algún error? Vuestra palabra clave sería intelectual o intelectualidad. Como otras características añadidas, pues la objetividad, la lógica, la razón, el pensamiento, la calma, la sociabilidad, el ingenio y la escucha activa. Y, finalmente, ¿qué representa el agua en la Astrología? Las emociones, los sentimientos. Para quienes tenéis planetas en los signos de Cáncer, Escorpio y Pisces, vuestra palabra clave sería emocional. ¿Qué otras características os otorgaría tener planetas con esta energía? Pues la capacidad para dar una respuesta emocional, el instinto, la importancia de los estados de ánimo, la inspiración, la empatía, la capacidad para nutrir, la imaginación y una portentosa intuición. Además de esta primera gran clasificación que hacemos de los signos en función de sus elementos, es decir, de las energías con las cuales nos impregnan en nuestra Carta Natal, después los vamos a clasificar de una manera más detallada o más pormenorizada en otras tres categorías. Cada una de estas categorías tiene, a su vez, una representación de un signo de cada uno de los cuatro elementos. Vamos a verlo un poquito más en detalle. Los doce signos y las energías que nos dejan en nuestra Carta Natal, además de clasificarse o agruparse por elemento, la primera clasificación de la cual vamos a hablar por modalidad es la de la Cardinalidad. Los signos cardinales son signos que corresponden al inicio, cada uno de ellos al inicio de una de las estaciones del año. Son signos iniciadores, dinámicos, orientados a la acción, tienen una capacidad para enfrentar los obstáculos de una forma directa, son muy buenos gestionando crisis o poniendo cosas en marcha pero luego tienen dificultades para continuar. Como rasgos negativos podríamos subrayar que pueden ser dominantes, desconsiderados y un poquito precipitados. Evidentemente hay un signo de fuego cardinal que es Aries, uno de aire que es Libra, uno de agua que es Cáncer y finalmente uno de tierra que es Capricornio. En esta clasificación vamos a combinar los elementos, es decir, el agua, la tierra, el aire y el fuego con la naturaleza fija. La naturaleza fija de un signo hace que sea obstinado, organizado y ciertamente apegado, que trabaje de una manera lenta pero segura a la hora de enfrentarse a un problema o de lidiar con una dificultad. Tiene mucho tesón, nosotros cada tesón, perseverancia, pero la dificultad estaría a la hora, por ejemplo, de la flexibilidad o de la adaptabilidad. El signo fijo de tierra sería Tauro, el de fuego sería Leo, el de agua sería Escorpio y finalmente el de aire sería Acuario. Los signos mutales son justamente lo contrario, adaptables, versátiles, cambiantes, comunicativos, se distraen con cierta facilidad y a la hora de enfrentar los problemas pues lo hacen o bien dándoles vueltas desde la forma de la negociación o a veces también desde la evasión. El signo mutable de aire sería Géminis, el de tierra sería Virgo, el de fuego sería Sagitario y el de agua Pispis. Las energías en signos de fuego y de aire son de corte más masculino y están más orientadas hacia el exterior, hacia nuestra relación con el mundo exterior, mientras que las energías en signos de agua y de tierra son de corte más femenino, más receptivas y están orientadas más hacia nuestro mundo interno. ¿Qué pasa si en mi carta natal la presencia de un elemento es excesiva y qué pasa si por el contrario es muy débil o incluso inexistente? Lo deseable en una carta natal es que los elementos estén equilibrados, es decir, que haya algún tipo de equilibrio o de armonía entre la racionalidad, la emocionalidad, la capacidad para crear y la capacidad para materializar. Vamos a ver qué sucede cuando la presencia de alguno de estos elementos es excesiva, minoritaria o puede ser que incluso inexistente. Un elemento se considera predominante o excesivo cuando en la carta natal de una persona cinco planetas o más se encuentran en signos de un determinado elemento, ya sea fuego, tierra, aire o agua. Si el elemento predominante o excesivo es el fuego, la persona puede estar muy centrada en sí misma, depender mucho de las emociones intensas relacionadas por ejemplo con la adrenalina y tener algún tipo de problema para controlar la ira o la agresividad. Cuando ese exceso se da en el elemento tierra, la persona puede ser muy rígida y tener una cierta angustia ante la carencia material. Cuando ese exceso se da en el elemento aire, la persona puede ser emocionalmente muy distante y también muy cambiante. Y finalmente cuando ese exceso se da en el elemento agua, la persona vive muy determinada, muy condicionada por el impacto de sus emociones. Cuando lo que sucede es que la energía del elemento está muy debilitada, es decir que simplemente hay un planeta, a lo mejor, o incluso ninguno, es decir que la persona carece de ese elemento por completo en su carta natal, le va a costar trabajo manifestarlo, integrarlo, trabajar con él, ya sea con las emociones, con la racionalidad, con la capacidad para crear o con la capacidad para manifestar. Pero a la vez se convierte en algo de lo que la persona es como muy inconsciente. Podríamos utilizar esta frase que dice que la ausencia es presencia, es como si hubiera algo que le recordara constantemente que eso no lo tiene y que de alguna manera lo tiene que conseguir. Por ejemplo, una de las formas de conseguir ese elemento que nos falta es a través de los ángulos, principalmente del descendente, es decir, en el encuentro con el otro, ya sea el socio o la pareja. Una de las propuestas más interesantes que nos llegan para entender cómo reaccionamos las personas ante la ausencia de un elemento en nuestra carta natal nos llega de la mano de Richard Eidemon. Eidemon era uno de los astrólogos de la corriente humanística que creó Dein Rudia en el siglo pasado, en torno a la década de los años 50. Esta corriente incorpora por un lado la psicología a la astrología y por el otro lado la despoja de ese fatalismo que un poco la había impregnado hasta ese momento, recuperando quizás la filosofía de una vieja máxima en latín que dice algo así como, los astros inclinan pero no deciden, es decir, nos recuerda que los seres humanos somos seres libres que ejercemos nuestra voluntad y en función de ella elegimos. Richard Eidemon, en un libro que se titula El hilo mágico, relata la complejidad, la dificultad de enfrentarse a la lectura de una carta natal que hace que la contemple incluso casi como cuando el héroe se adentra en el laberinto del minotauro y al final tiene que ser una especie de Ariadna que para encontrar la salida a ese laberinto necesita de un hilo mágico para poder salir de él, para que veáis la dificultad, no la complejidad que entraña la lectura de una carta natal. Bueno, pues Eidemon propone en este libro una serie de reacciones que tenemos ante la ausencia de ese elemento en nuestra carta natal, por ejemplo, podemos rechazarlo, podemos negarlo, podemos reprimirlo, podemos proyectarlo, es decir, buscarlo en otra persona, en la pareja o en el socio, ¿no? que tenga ese elemento y nos sintamos atraídos o atraídas por él, podemos sublimarlo, es decir, como exagerarlo y finalmente lo podemos compensar. Para muchas personas la ausencia de un elemento en su carta natal las lleva a una búsqueda existencial o vital del mismo. Quizás os sorprendería saber que, por ejemplo, Bill Gates en su carta natal no tiene absolutamente nada de tierra, probablemente ha sido esa ausencia la que le ha motivado a buscar la materialización, ¿no?, el logro tangible, la acumulación de riqueza, de posesiones y de bienes materiales de una manera incluso casi compulsiva y también ha sido esa ausencia la que le ha llevado probablemente en el último momento, en la última etapa de su vida a rechazarla, ¿no?, de alguna manera, porque luego se ha creado pues esta especie como de fundación, ha intentado hacer un giro un poco más filantrópico, ¿no?, a darle un uso un poco más filantrópico a esos recursos, a esa materialización. Por ejemplo, también otro ejemplo, valga la redundancia, es el de Beethoven. Beethoven en su carta no tenía absolutamente nada de agua y, sin embargo, cuando escuchamos su himno a la alegría, pues no podemos nada más que emocionarnos. Y hasta aquí este episodio dedicado a los elementos y su relación con la astrología. En el próximo vamos a hablar de la luna y de los nodos de la luna. Mientras tanto, si tienes interés en una lectura de carta natal sin astría o carta compuesta, ir a un vistazo a Quirón en aries.com. Y recuerda, el universo tiene un mensaje para ti, de lo que se trata es de sintonizar con él. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org