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Olivo Verde is a community in Costa Rica focused on studying and respecting the Word of God. They produce content based on biblical texts. Many people in churches claim to know God, but they are not truly committed or understand the true gospel. The current state of the evangelical environment is concerning, with false teachings and a focus on material success. It is important to know and understand God's true nature and live according to His will. Many Christians are being influenced by a lukewarm gospel that produces indifference and lack of commitment. The apostle Paul emphasized that all have sinned and fallen short of God's glory, but through Christ, we can be justified by His grace. Salvation does not depend on our own efforts, but on God's calling and sanctification. True believers should live differently and not be influenced by worldly desires. Genuine preachers of the Bible are becoming rare, with many following motivational speakers instead. It is crucial to prioritize God's La siguiente es una producción de la comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Olivo Verde es una comunidad enfocada en el estudio sistemático y respetuoso de la Palabra de Dios. El contenido de su producción se basa en el trabajo verso a verso del texto bíblico. Somos Olivo Verde, Costa Rica. Este tema se llama Conociendo al Dios Verdadero. En el transcurso del desarrollo del mismo usted va a entender por qué le puse de esa manera, Conociendo al Dios Verdadero. Puede ser que alguien diga, Yo tengo muchos años de estar en la Iglesia. Tengo 20 años, 40 años de estar en la Iglesia. Pero resulta que estar en la Iglesia y estar en el Evangelio no es lo mismo. Hay mucha gente, mucha gente que está en la Iglesia, que está en el Evangelio, que está en la Palabra de Dios, que está en la Palabra de Dios, Hay mucha gente, mucha gente que está en las Iglesias, pero no conoce al Señor, no conoce a Dios, no conoce el Evangelio. Señor dijo que por sus frutos nos daríamos a conocer. Y después de tanto tiempo y de mirar cómo está el ambiente evangélico hoy en día, uno se asusta de ver lo que se le está enseñando a tantas Iglesias. ¿Y qué pasa con tantos creyentes que vienen cada domingo o cada día a la Iglesia para escuchar una Palabra de Dios, pero escuchan otra cosa? Hoy el Evangelio se está convirtiendo en muchos lugares en un comercio, nada más en un comercio. Y la gente está siendo alimentada con un falso Dios, con un falso Evangelio, predicado por hombres mediocres que no predican la Palabra de Dios. La Palabra de Dios, hay un conocidísimo, conocidísimo pastor, probablemente se le diga el nombre de la ciudad donde él predica, usted lo va a ubicar, en Houston, él tiene un libro muy, muy famoso que se llama algo así como, viva su mejor vida ahora, viva su mejor vida ahora, y cualquiera diría, ¿y qué tiene de malo? Está bien, lo que pasa es que nosotros no estamos en este mundo para vivir nuestra mejor vida ahora, nuestra mejor vida, ¿sabe dónde está? En el cielo. Nosotros estamos aquí de pasada. ¿Qué es lo que ha pasado? Porque en las iglesias se está predicando de otro Dios, de otro Evangelio, ¿y qué está produciendo? Está produciendo cristianos mediocres que no tienen ningún tipo de compromiso con Dios. Quiero decirle que este pasaje, del cual voy a estar hablando, fue un pasaje que me sacudió a mí, hace año y medio tal vez, este pasaje a mí me impactó, y yo quiero que usted hoy salga de aquí bendecido, yo quiero que usted, mire, usted tomó hoy el tiempo para estar acá, usted no viene aquí para perder su tiempo, como está aquí, yo quiero pedirle al Señor que usted salga de aquí bendecido. Y esa palabra a mí, a mí me impactó, me sacudió todo, toda mi teología, todo lo que yo quería saber. Jeremías 9.23 dice, así ha dicho el Señor, no se alabe el sabio en su sabiduría, ni se alabe el valiente en su valentía, ni se alabe el rico en sus riquezas, más bien alábese en esto el que se debe de alabar. Ojo a las palabras que a mí me impactaron, alábese en entenderme y conocerme que yo soy el Señor, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice el Señor. Cuando yo pienso en que invertimos nosotros el tiempo, la mayoría del tiempo, es muy fácil saber, probablemente usted lo ha hecho en algún momento al fin de semana, ir al historial de Facebook a ver cuántas horas invertimos en el Facebook. Un día yo lo hice y me asusté y me arrepentí. Dicen por ahí que Dios permitió que se inventara el Facebook para que se nos quite a nosotros el falso argumento de que no tenemos tiempo para leer la Biblia. ¿Cuánto tiempo usamos? Véanlo usted al fin de semana o seis días después, una semana, revise el historial. ¿Cuánto tiempo invirtió? Ahora usted me dice, ah, pero fue estudiando la Biblia. Ah, qué bueno, excelente. Cuando uno dice, ¿para qué me enseñan a mí este tema de conocer a Dios si yo lo conozco? Amados hermanos, si nosotros conociéramos a Dios como el Señor dice que debemos de conocerlo, nuestra vida sería diferente, nuestro compromiso con Dios sería diferente. Una palabra que está ahí en mayúscula, que sobresale, dice en el versículo 24, yo soy el Señor. Cuando decimos que Él es mi Señor, estoy diciendo que mi voluntad está sometida a Él. Déjeme regresar al verso 23. No se alaba el sabio en su sabiduría, ni se alaba el valiente en su valentía. Amados hermanos, hoy el mundo, la iglesia, le está enseñando a la iglesia a que tenga éxito, a que gaste su tiempo en buscar sabiduría, en buscar riquezas, en buscar placer. ¿Por qué? Porque todas estas cosas te van a desubicar de la voluntad de Dios. Una persona que viva en riqueza abundante, una persona que no tenga necesidad de nada, dígame usted, esa persona tendrá que hacer las que nosotros hacemos cuando no tenemos plata y necesitamos ir a pagar una factura, un recibo, comprar algo que nos urge, ir donde el médico, ¿qué hacemos nosotros? Normalmente quien conoce a Dios dobla su rodilla y ora. Pero la persona que vive en riqueza abundante no ora. No me imagino yo a uno de estos jugadores famosos que andan en aviones y en barcos propios, no me imagino pidiéndole a Dios que le ayude a comprar el diario de la semana, ¿verdad? La iglesia, hermanos, no es lo mismo. Yo creo que nosotros hemos sido absorbidos, absorbidos por una matrix evangélica y nos enseñó su propio evangelio. Hay varias falsas enseñanzas que están permeando a la iglesia. Déjeme que ahorita avance en el tema y vamos a ir entendiéndolo mejor. Cuando comparamos el evangelio que se está predicando hoy en las iglesias, que está produciendo cristianos indiferentes, cristianos que de cualquier cosa se molestan, se irritan, no quieren nada serio con Dios, quieren nada más estar de vez en cuando en la iglesia, el evangelio que se predica hoy tan tibio está produciendo esa clase de cristianos. Cuando vemos en la palabra qué era lo que Paulo predicaba, y yo quiero que usted compare lo que dice la Biblia con lo que hoy en algunos lugares se está predicando, el apóstol Paulo decía, y yo sé que ustedes, porque he estado ahí en algunas enseñanzas de romanos, ustedes son expertos en romanos, y no lo digo con sarcasmo, sé que su pastor les ha estado enseñando romanos excelente. Voy breve a estos pasajes. Romano 3, 9. ¿Qué pues? ¿Le llevamos alguna ventaja? ¿Le llevamos alguna ventaja? ¡Claro que no! Porque ya hemos acusado, oiga la palabra que Paulo usa, acusado, tanto a judíos como a gentiles, diciendo que todos están bajo pecado. Como está escrito, no hay justo ni aún, ¿cuántos? ¡Ni uno! No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, todos se apartaron, aún no fueron hechos inútiles, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua engañan, hay veneno de serpiente debajo de sus labios, su boca está llena de maldiciones y amargura, sus pies son veloces para derramar sangre. Permítanme avanzar un poquito más, y en el verso 23, porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús. Fíjese, hermano, que hace algún tiempo, y no sé si será el caso de alguien aquí, hace algunos años atrás yo pensaba que la salvación dependía de mí y que se podía perder. No sé si estaré tocando alguna fibra delicada, pero por lo menos es mi caso, por lo menos es mi caso, no necesariamente tiene que ser el suyo, pero en algún tiempo yo pensé que la salvación dependía de mí y que podía perderla. Cuando yo leo que el Señor dice, allá en el libro de Efesios, y no está la cita acá, pero dice en Efesios, escúcheme esto, que el Señor nos hizo santos. ¿Qué es santo? La palabra santo significa que es apartado, que me pertenece, ¿ok? Me pertenece, es mío, Dios dice, este, esto, es mío, me pertenece. Haciéndole un poquito de exégesis a esa palabra, solamente algo breve, a la palabra santo, si esto es de Dios, yo no puedo imaginarme a un Dios que diga, ups, este se me perdió, este se me perdió, este se me salió. No puedo imaginarme a Dios así. Cuando entendemos que Dios nos llamó, nos santificó, nos apartó, nos predestinó, tenemos que decir, Señor, entonces mi vida no es igual a la de todo el resto de la gente, aún estando en las iglesias, que viven como les da la gana. A veces aún me le preguntan, ¿puedo ir a tal lugar? Es que mis amigos van ahí. ¿Puedo tomar tal cosa? ¿Puedo ir a un lugar donde la mayoría están tomando, etcétera, etcétera? Puedo. Yo lo soluciono muy fácil. Es un consejo que he escuchado, que me ha ayudado, y tal vez a alguien aquí le pueda ayudar. Si a ese lugar donde usted piensa que puede ir, si usted piensa, Jesús está con usted, usted es hijo de Dios, ¿puede llevar a Jesús usted a ese lugar? Si puede llevarlo, adelante. Pero si usted cree que Jesús jamás se sentaría ahí, usted no tiene que estar haciendo nada en ese lugar. Hoy, hermanos, en la iglesia abundan los motivadores, los youtubers, etcétera, etcétera, son famosos, pero escasean los verdaderos predicadores de la Biblia. Están, son una especie en extinción, los verdaderos predicadores de la Palabra. Mire, su pastor no necesita que yo hable nada de él porque usted lo conoce más que yo. Es un hombre que yo admiro su forma, su teología y su forma de predicar. Pero hay una lista de pastores famosos que la gente los sigue. ¿Y sabe qué me parece a mí a veces, hermanos? Porque estamos hablando de miles que siguen a los motivadores. Eso a mí me parece como cuando Israel sale de Egipto y allá en el desierto le dicen a Moisés y Aarón que les fabrique un Dios. Porque el Dios que los sacó de allá, ¿quién sabe qué se hizo? Entonces piden que les fabrique un Dios como a ellos les gusta. Jeremías 9, 23 y 24 lo que está diciendo es, y lo marca y lo remarco yo, donde dice, yo el Señor. Es que si usted es hija, si usted es hijo de Dios, nosotros no andamos haciendo lo que nos gusta, ni siquiera lo que nos gusta, tenemos que hacer lo que dice el Señor. Pero hoy en día la gente quiere oír un evangelio que no lo comprometa tanto. ¿Dónde están hoy en día? Yo me acuerdo hace mucho tiempo cómo se encontraba uno gente predicando en los buses, en las paradas de buses. Ya no. Ahora son los motivadores. Hay en este país gente que ya no pone en su página, en Facebook, ya no pone pastor fulano de tal, sino pone motivador fulano de tal. ¿Para qué? ¿Y entonces quiénes los siguen? Los que se sienten motivados, los que están motivados. Amados hermanos, nosotros no necesitamos que la palabra de Dios nos motive, porque no es algo que uno se emocione, es algo que Dios ha puesto en nuestro corazón, que lo obedezcamos. Hoy en día en muchas de esas iglesias, y yo estuve ahí, si no hay una buena emoción, si no se cae al suelo, y ojalá que hayan unos cuantos echando espuma, ojalá que haya bastante brinco, si no hay de esto decimos el culto estuvo muy aburrido. Lo que más llena hoy las iglesias es un culto donde se toquen las emociones. Pero cuando se predica Biblia, palabra de Dios, la gente se duerme. La gente sale diciendo, no me gustó, no hubo ruido, no hubo chiriví, chiriví. Les voy a contar algo. Hace un tiempo leí lo que hizo un pastor. Pónganme atención a esto, es algo real. Estaba un pastor predicando en una iglesia, habían unas tres mil personas. Ahora, si vamos a juzgar lo que él hizo, decimos que tal vez no estuvo muy bien, pero por lo menos la analogía que se saca de esto es muy importante. Pónganme atención. Dice que el pastor está ahí adelante, el grupo de música está haciendo un escándalo terrible. Entonces el pastor viene y toma el micrófono en determinado momento y dice, estaba el grupo de alabanza tocando unas canciones fuertísimas y la gente estaba, como dicen, prendida, encendida. Entonces el pastor toma el micrófono y dice, y todos los servidores empiezan a caer al suelo y a brincar. Y luego dice el pastor, veo un ángel que está tocando a los servidores y todos los servidores empiezan a caer al suelo y a brincar. Y luego dice el pastor, veo al mismo ángel que está tocando a los del grupo de música y todo el grupo de música al suelo. Había un grupo de mujeres en una esquina y dice él, veo a ese ángel que está tocando a aquel grupo de mujeres y todas las mujeres al suelo. Sólo imagínense cómo estaba aquel culto emocional. Y la gente gritaba y brincaba. Y vuelve a tomar el pastor el micrófono. En aquel escándalo que había, dice, el ángel que yo vi es un demonio. Y todo el mundo hizo lo que está pasando en este momento, aquí. Un silencio que se podía oír el aire. ¿Para qué digo esto? Porque los cultos, porque la gente se puede manipular. Hay un pastor muy conocido que dice que la iglesia está siendo vacunada en contra de la sana doctrina, de la palabra de Dios. Porque si el culto no tiene gritos, brincos, emociones, humo, espuma, entonces no fue un culto bueno. Lo que se está predicando, amada iglesia, hoy en día es para tocar las emociones. No se está hablando tanto de Dios. A la gente le gusta que haya mucho ruido, que me entretengan bastante, pero cuando se predica la palabra de Dios, la gente no le gusta. Es muy fácil decirle a la gente, yo siento, yo veo. Cuando le doy vuelta al cassette, ¿sabe cuál es el mejor culto de liberación? El mejor culto de liberación es un culto de estudio bíblico. La gente, nosotros necesitamos, amados hermanos, lo que necesitamos es la palabra de Dios, la Biblia. Por mucho tiempo nos manipularon. Como le dije en este punto, sobran hoy los motivadores, hermanos. Pero no necesitamos motivadores, necesitamos hombres de Dios que nos prediquen la palabra de Dios. Juan 12, 25 dice, el que ama su vida en este mundo, la perderá. Pero el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Anoté esa cita ahí, pensando en lo que pasó, en el libro que escribe este pastor en Houston, cuando dice, y él lo ha declarado así, que su deseo es motivar a la gente. Nosotros no tenemos que motivar a la gente. Usted no vino aquí para ser motivado, yo no quiero motivarlo. Sabe que, al fin de cuentas, todavía no me tire piedra ni tomates, pero viera que yo lo que quiero es que usted se sienta mal. Ahora le voy a explicar por qué. Pero yo lo que quiero es que usted se sienta mal, y que algunos se sientan muy bien. ¿Qué está pasando hoy en el mundo evangélico? ¿Qué está pasando en la iglesia, hermanos? El universalismo que se ha infiltrado en las iglesias se ha unido al evangelio de la prosperidad para que la gente se entretenga en las iglesias. El falso evangelio de la prosperidad se ha infiltrado tanto en la iglesia del Señor hoy en día, unido con el universalismo, que el universalismo lo que dice es que al final de la historia Dios va a perdonar a todos. Porque Dios es tan bueno, tan bueno. Es más, dicen algunos de ellos que hasta el mismo Satanás va a ser perdonado. Y usan pasajes mal usados, por supuesto. ¿De dónde sacan tanto? Ahora, uno dice, ah, pero eso debe ser de otro país, eso debe ser... Está exagerando Juan Carlos. Ningún exagerando, ojalá estuviera exagerando. Pero mucha gente hoy, su comportamiento, uno le pregunta, ¿y usted cree que se va a salvar? ¿Será que usted sí? Uno le pregunta a la gente, ¿usted va a ir al cielo? Vive una vida desobediente. Vive como quiere. ¿Cómo quiere? Dice, sí, porque yo creo que Dios es amor, y al final Dios nos va a perdonar a todos. ¿Ustedes se acuerdan cómo usamos el pasaje de Juan 3.16 para decir que, bueno, el pasaje lo dice, que Dios nos ama tanto, de tal manera nos amó, que dio a su propio Hijo, para que todo aquel que en él cree. Usted se lo sabe, ¿verdad? Y le decimos a, tomamos el versículo y le decimos a la gente, Dios tiene un plan buenísimo, maravilloso para usted. Reciba a Cristo, conviértase a Cristo, y Dios va a arreglar tu vida. Ahí nomás, en el versículo siguiente, 17 y 18, también dice, y hay que leerlo completo, pero todo el que no cree en Cristo será condenado. Pero esa parte no la decimos, le decimos a la gente que Dios tiene un plan maravilloso para usted. Yo muchos años le dije a la gente, y el Señor creo que ya me perdonó, que el Evangelio era como un salvavidas, que usted tiene que agarrarlo, que usted tiene que acercarse. Esta es una extra, porque no está ahí. Mire, dice la Biblia, y esto es lo que Dios dice, que nosotros, cuando estábamos sin Cristo, estábamos como muertos. ¿Cómo estábamos? Muertos, ¿verdad? Muertos en delitos, muertos. A ver, ¿usted ha visto alguna vez un muerto que pueda mover una mano? Que esté muerto, que tenga cuatro días, ojalá de muerto. ¿Sabe que éramos usted y yo, antes de que Cristo viniera a nuestras vidas? Éramos como un cadáver en el fondo del mar, podrido, y ahí alguien nos dijo, es que usted tiene que venir y hacer. No, no, no, nosotros no hicimos nada. Para la salvación lo único que nosotros aportamos fue nuestro pecado. Estábamos muertos. Y el Señor vino y nos rescató, nos perdonó. A veces nosotros no nos comportamos como hijos de Dios, porque se nos olvida lo que el Señor hizo por nosotros, lo que Él hizo, no yo, no mis obras. Pero este evangelio del mensaje universalista le está diciendo a la gente, viva como quieras, disfrute su mejor vida ahora. Esta vida se le va a acabar, disfrútela. Nuestra vida, nuestra mejor vida, hermanos, no la tenemos aquí. Posiblemente usted, como yo, tiene asuntos por resolver. Posiblemente usted tiene conflictos, está orando por algo y está sufriendo por algo. Esta vida para nosotros no es la vida perfecta, hermanos. Se nos mueven seres amados. No tenemos todo lo que necesitamos. Nos enfermamos. Vemos a seres muy amados que se enferman. Nos enfermamos. Vemos a seres muy amados que se enferman. Vemos a gente sufriendo. Usted debe estar preocupado por algo y usted dice, qué raro, ¿por qué? Yo me porto bien, ¿por qué estoy sufriendo esto? Hermanos, nuestra mejor vida no es aquí. Pero ese falso evangelio le está diciendo, no, usted puede vivir bien aquí. Y yo quiero desanimarlo, decirle, su mejor vida no es aquí. Su esperanza debe estar siempre en Cristo. La pregunta que hice iniciando este punto fue, ¿qué predicaba Pablo? Y yo quiero que cada vez que veamos un versículo de estos, tengo varios versículos pero no los vamos a ver todos, obviamente por tiempo, pero ahí les queda para que ustedes lo estudien más. Pero mire la diferencia entre lo que Pablo predicaba y tengan presente siempre Jeremías 9, 23 y 24. Que se le olvide todo lo que yo dije. Pero acuérdense, por favor, de Jeremías 9, 23 y 24. Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad. Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos, pues Dios hizo que fuese evidente. Jeremías decía, y analizando un poco el contexto del capítulo de Jeremías, Jeremías le está llevando un mensaje, aunque pareciera contradictorio, pero es un mensaje de esperanza a un pueblo pecador. Mire hermanos, nosotros le queremos que hable bien a todo mundo, a la gente, y por eso le presentamos, o nos han presentado un evangelio suavecito. Yo quiero quitarle a usted hoy esta idea. Yo quiero quitarle la idea de que hay que hablarle suavecito para que se conviertan. No es así. Le voy a decir por qué. ¿Alguien aquí ha escuchado al pastor, teólogo, Paul Walsh? ¿Sí? Ok. Este hermano es uno de los que me encanta seguirlo, escucharlo. Y le voy a poner este ejemplo. Si nosotros le decimos a la gente, a ver, levante la mano, haga una oración, repita después de mí, Señor te recibo en mi corazón, entra en mi corazón, te doy permiso de que entres, etcétera, etcétera. ¿De dónde aprendimos eso? ¿De la Biblia? No. Porque la Biblia lo que dice es que es necesario morir, que hay que arrepentirse. Pero nosotros le decimos a la gente, a ver, levante la mano y repita después de mí. Y ya es salvo, ya es santo. ¿Quién dice? No le hemos hablado de lo más importante. ¿Qué es lo más importante? A ver, si una persona va al médico, escúcheme, si una persona va al médico, no es el caso de nadie de aquí, Dios libre, pero digamos que una persona va al médico y tiene un cáncer terminal. Y el médico le dice, eh, usted lo que tiene es un dolor de cabeza, voy a mandarle acetaminofén. Dígame, ¿qué hacemos con ese médico? ¿Es un médico bueno o malo? No es malo, es pésimo. ¿Por qué? Porque le está diciendo una mentira. Dice, no, pero es una mentira blanca. No, este se va a morir. Está con un cáncer terminal y le está mandando acetaminofén. Nosotros le decimos, al borracho, al chismoso, al mujeriego, al adúltero, a la adúltera, a los que se burlan del evangelio, le decimos, este, haga esta oracioncita y ya. No, háblele como dice la Biblia. Pero nosotros en nuestro afán de que la gente se sienta bien, de que venga la iglesia, le predicamos el evangelio que a nosotros nos predicaron, un evangelio sin santidad, sin compromiso. Nosotros queremos ayudar a la gente a que se sientan bien. No es trabajo suyo, no es trabajo mío. El Espíritu Santo le va a ir convenciendo, Dios lo va a tratar. No somos nosotros, dígale que el pecado lo va a llevar al infierno si no se arrepiente. Hermanos, nosotros no somos salvos por nuestras obras, ya eso cuento pasó, pero si tenemos que decirle a la gente que si sigue en ese estado de pecado se va a perder. La gente está conociendo a un Dios falso, a un Dios que no es el Dios de la Biblia, a un Dios que le están recetando a todo el mundo acetaminofén. En una ocasión había en una iglesia, hace muchos años hubo una actividad, un pastor de apellido Duncan, llegó a un lugar a hacer una actividad, este era un hombre de palabra de Dios, que predicaba la palabra de Dios. Era un hombre con discernimiento, un hombre espiritual. Esto sucedió, esto fue real. Este hombre hizo varias actividades, varias semanas en una iglesia, y estaba morando para que la gente del pueblo se arrepintiera. Había una señora en la iglesia, una sierva de Dios, una mujer de Dios, una mujer de Dios, pero su marido era pervertido, maldiciente, aborrecía el Evangelio, hablaba mal de la iglesia. Pero una noche el Espíritu Santo vino y tocó, pero realmente tocó, no fue que lo puso a brincar nada más, fue que lo tocó realmente. Aquel hombre que era un pervertido. Y aquel hombre se agarró de uno de los pilares de la casa donde tenía, en el sótano, y ahí agarrado de uno de los pilares, gritaba y decía ¡El infierno! ¡El infierno! ¡Me estoy quemando! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Y la esposa fue a traer al pastor, el pastor vino y lo vio en aquel estado, que el hombre gritaba bajo una convicción de pecado que raramente hoy se ve. Porque aquel hombre, aunque había sido un pervertido, había estado escuchando la palabra de Dios hacía mucho tiempo. Pero en aquella convicción de pecado que él estaba, que el Espíritu Santo lo estaba tocando, dice que el pastor llegó, la esposa lo trajo y le dice ¡Pastor ve a mi esposo! ¡Ayúdenlo! El pastor vino, se quedó viéndolo, donde estaba gritando, diciendo que se estaba quemando, que el infierno. Y le dijo a la esposa, vamos a dejarlo que se cocine un poquito más. Porque nosotros queremos ayudarle a todo el mundo, queremos hacerla de Dios. Digámosle a la gente que tiene que arrepentirse y que tiene que conocer al Dios de la Biblia. El Dios que la iglesia ha dejado de predicar, señoras y señores jóvenes, somos culpables, hemos estado hablándole a la gente. Mire, no necesitamos asustarles, pero la palabra de Dios dice que debemos de temer a Dios. La gente no le teme a Dios, por eso viven como viven, por eso creen que pueden hacer lo que les dé la gana. Yo no estoy hablando de legalismo, no estoy hablando de ley, Dios me libre para nada, pero es necesario volver a predicar el Dios de la Biblia, es necesario volver a predicar qué fue lo que dice Jeremías 9, 23 y 24. ¿Qué es lo que Dios quiere? ¿Lo que Dios pide? Que lo conozcamos, que lo entendamos. El Dios que la iglesia ha dejado de predicar, ve a Hope. Cuando vamos a leer esto, piensen en Jeremías 9, 23 y 24. Por favor pongamos atención. Entonces respondió Hope y dijo, ciertamente yo sé que es así. ¿Y cómo se ha de justificar un hombre ante Dios? Si uno quisiera contender con él, no le podría responder una sola cosa entre mil. Dios es sabio de corazón y poderoso en fuerza. ¿Quién se ha endurecido contra Él y ha salido ileso? Él arranca las montañas de su lugar y ellas no saben que en su furor las trastorna. Él sacude la tierra en su lugar y estremece sus columnas. Él manda al sol y éste no brilla. Y pone un sello a las estrellas. Por sí solo extiende los cielos y camina sobre las ondas del mar. Él hizo la osa mayor, el orión, las pleyades y las constelaciones. El orión, las pleyades y las constelaciones del sur. Él hace cosas tan grandes que son inescrutables y maravillas que no se pueden enumerar. Si Él cruza junto a mí, yo no lo veo. Él pasa sin que yo lo perciba. Si Él arrebata, ¿quién lo hará desistir? ¿Quién le dirá qué haces? Dios no detendrá su ira. Bajo Él se postran los que ayudan a arrebatar. Dígame usted, ¿se predica hoy a menudo de ese Dios? No. ¿Qué es lo que se predica? Dios te va a bendecir. Dios te va a prosperar. Arrebátele al diablo. Venga a la iglesia y te va a ir bien. ¿Cuántos creen aquí que Dios sana? Amén. Dios sana. Claro que Dios sana. Dios nos ayuda en medio del sufrimiento. ¿Verdad que sí? Dios nos ayuda en medio de toda carencia. Dios nos ayuda en medio de toda necesidad. Por favor, vea cómo Job dice lo que es nuestro Dios. Nosotros como que hemos separado al Dios del Antiguo Testamento y pensamos que en el Nuevo Testamento tenemos otro Dios. No es así. Este Dios que está hablando Job es mi papá. Es mi padre. Es Dios. Pero nosotros le decimos a la gente, venga al Señor y Dios te va a sanar, y Dios te va a ayudar, y Dios te va a prosperar. Pablo, escribe en 2 Corintios capítulo 12, dice que Pablo tres veces oró al Señor para que el Señor le quitara un padecimiento que él tenía. Pablo. Cuando Pablo escribe eso, cuando Pablo escribe eso, habían pasado tal vez unos catorce años desde su conversión. Uno dice, tal vez es que recién convertido no tenía mucha fe, pero ya habían pasado catorce años, más o menos. Yo me pongo a pensar, Pablo tenía un sufrimiento, como muchos de nosotros, que tal vez por alguna situación estamos sufriendo. Lo que pasa es que lo que pasa es que ¿recuerda usted que Dios llevó a Pablo al tercer cielo? Donde dice que vio cosas, perdón, que escuchó cosas que no le he dado al hombre oír. Vieran que a mí me ha entrado una curiosidad. Cuando yo llegue al cielo, voy a ir a buscar a Pablo y le voy a preguntar, Pablo, contame qué fue lo que oíste. Porque dice que no lo pudo contar. Pero resulta que tantas visiones, haber subido donde subió, haber visto lo que vio, haber escuchado lo que escuchó, a Pablo lo habían llenado de orgullo. Entonces dice que Dios le mandó así, usó al diablo y el diablo llegó y le dio la ubicación de donde estaba Pablo y le trajo un aguijón. Y dice Pablo que tres veces había orado para que Dios se lo quitara y el Señor le dijo, no se lo voy a quitar. Sabe usted que como hijos de Dios hay cosas, hay dolores, hay sufrimientos, hay penas, hay situaciones difíciles que Dios no te las va a quitar. Porque con ellas tiene Dios algún propósito. Porque dijo Pablo, dijo Pablo que esto que le sucedía a él era para que no se llenara de orgullo. Bendita la prueba, bendita la aflicción, bendita la situación difícil que te hace doblar las rodillas, orar, buscar al Señor. Bendita la prueba, bendita la aflicción que te trajo al Señor. Bendita la situación difícil que te trajo al Señor. Bendita la situación difícil que te mantiene cerca del Señor. No es que uno se levante por la mañana diciendo ay Señor, mándame hoy sufrimientos, que bueno, como me encanta sufrir. A nadie le gusta sufrir. Pero si ese sufrimiento, si esa lucha, usted ha orado una, dos, cien, veinte y todavía no se te ha quitado, dígale Señor te doy gracias porque algún propósito tienes. ¿Cuántas veces ese sufrimiento te ha traído a la iglesia? ¿Cuántas veces esa lucha te ha hecho doblar sus rodillas? ¿Sabe qué pienso yo? Que el Señor dice, si te la quito, deja de buscarme. Mi poder se perfecciona, tu debilidad. Entonces dice Pablo, entonces me gozaré en mi debilidad. El Dios que muchos creyentes tienen es producto de su teología manoseada por hombres amadores de sí mismos. Yo no sé cuál sea su testimonio. Si usted quiere saber mi testimonio, mi esposa sabe lo que ya yo voy a decir. Si usted quiere conocer el testimonio mío, con un café y un pancito yo le suelto hasta todo. Y le puedo dar mi número de teléfono también. Pero, uno ha visto en más de casi 45 años aquí para atrás, hermanos, cómo se ha manoseado la Biblia en las iglesias para tener a la gente entretenida. Y déjeme decirle, déjeme decirle que en mi caso, yo lo viví. No solamente porque lo vi, sino porque fui parte de. Pero hay mucha gente que está manoseando la Biblia para decir lo que ellos quieren decir. Para hacer lo que ellos quieren hacer. Según el Timoteo dice, porque habrá hombres amantes de sí mismos y del dinero. Por favor, póngale ahí al lado, póngale Costa Rica 2024. Y fíjese que yo estuve investigando un poquito ahí el contexto de ese pasaje y cuando está hablando de hombres amadores de sí mismos y del dinero, no está hablando de la gente en general. ¿Sabe de quién está hablando? De la iglesia. Hombres que aman, que los exalten, que digan el profeta, el apóstol, la apóstola, el doctor. Ahora hay querubines, ¿verdad? Algunos se autodenominaron de todo. Yo vengo de un contexto, venía, por eso le dije, con un café y un pan le suelto lo que sea, de un contexto súper pentecostal. Créame que sé lo que le estoy diciendo. Hombres que manipulan la Biblia como ellos quieren. Vanagloriosos, amantes de sí mismos y del dinero. Blasfemos, desobedientes a los padres, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno. La llamada iglesia no está hablando del mundo, está hablando del entorno, de la iglesia. Y ahí continúa la lista. Y en el versículo 5, ojo, tendrán apariencia de piedad. Usted lo ve con una gran Biblia, con un gran diccionario, que se paran y empiezan a atraer la atención de la gente sobre sí mismos. Oiga bien, si algún día usted ve a un hombre predicando sobre sí mismo, salga corriendo. Pero mucha gente no lo está haciendo hoy. Les encanta, porque ellos son igual. Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A esto se evita. Su vida cristiana verdadera inicia con un genuino arrepentimiento. En este punto voy a terminar. ¿Dónde empezó su vida cristiana? Cuando mi esposa y yo nos convertimos, yo me acuerdo que caímos al suelo de rodillas, llorando, juntos, fue algo, usted sabe cómo le puedo contar todo, fue algo maravilloso, llorando los dos, no sabíamos ni por qué. En aquel tiempo éramos novios. Hermanos, si no hay un genuino arrepentimiento, el primer paso, el primer paso de la vida cristiana no es levantar la mano. El primer paso en la vida cristiana es un genuino arrepentimiento. Hechos 17.30 dice, por eso, aunque antes Dios pasó por alto, los tiempos de la ignorancia en este tiempo manda a todos los hombres en todos los lugares, ¿que qué? Se arrepientan. Nosotros cambiamos de eso. Voy a dejar esto quietito porque si no me hagan ganas de seguir. Miren hermanos, a todos los pastores, yo creo que a toda la gente de las iglesias nos gusta ver la iglesia llena, ¿verdad que sí? Yo no sé, no sé, no tengo la menor idea cuánta gente habrá aquí que salva. Nadie lo sabe, gracias a Dios. Pero yo sí quisiera invitarle a usted a que piense si usted tuvo un verdadero arrepentimiento, si usted conoció al Dios verdadero o lo estafaron. Le enseñaron otro Dios. Cuando Cristo estuvo en esta tierra, le enseñó a la gente lo más importante que era la relación con el Padre. Déjeme decirle esto, nuestro pecado, el pecado del hombre en general, el ser humano, no quedará sin castigo. La cosa es, o lo paga usted en el infierno, o se arrepiente, Dios te perdona y su pecado le es imputado a Cristo y la ira de Dios cayó sobre Cristo y usted está libre de pecado. Pero le repito, el pecado jamás quedará sin castigo. O lo paga Cristo o lo paga usted en el infierno. Yo creo que es importantísimo. Por eso le dije que yo hoy venía para hacerle sentir mal. Porque si usted no se ha arrepentido de verdad, se lo dice un pecador. De todos los que están aquí, yo soy el más indigno. Pero todo inicia con un genuino arrepentimiento. Donde hay un genuino arrepentimiento, a partir de ahí usted empezará a conocer al verdadero Dios. Termina el libro de Eclesiastes diciendo, ¿y qué es lo más importante? Las dos cosas uniendo con Jeremías 9, 23 y 24. ¿Qué es lo que pide Dios? No nos hagamos bolas, hermanos. Dejemos de enredar tanto el Evangelio. Dios lo que quiere es que aprendamos a tenerles temor y guardar sus mandamientos. A Dios se le teme. Sí, señora. Sí, señor. A Dios se le teme. Pero cuando hemos nacido de nuevo, cuando de verdad nos hemos arrepentido, la gracia de Dios, la gracia, solo la gracia de Dios nos faculta para buscarlo. Ese amor por la palabra. Déjeme decirle que mi amor es el Señor. Amo al Señor. Y no porque yo sea bueno, al contrario, soy el más indigno. Pero la gracia de Dios que me alcanzó, me abrió los ojos, me abrió la cabeza, me abrió el corazón. Y hoy puedo decirle a todo el mundo, puedo andar en cualquier lugar y decirle, amo a mi Señor. No porque yo lo busqué. Yo era un cadáver en el fondo del mar podrido. La gracia de Dios que me alcanzó. Como dijo Pablo, olvidando lo que queda atrás, quiero pedirle que cierre sus ojos un momento, si me permite, por favor. Agradecemos su atención. Si este material ha sido útil para usted, le rogamos que lo pueda compartir. Somos Olivo Verde. Costa Rica.