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Joel Colón from Puerto Rico shares his gratitude for the prayers and support he received when his mother fell ill. He recounts the events, including her high blood sugar and confusion, and how she was eventually hospitalized. He credits the power of prayer for her slow recovery. Joel emphasizes the importance of praying for those who have not heard the Gospel, as a significant portion of the world's population remains unreached. He urges unity and prayer for the "1040 Window," an area where many people have limited access to Christianity. Joel mentions the persecution faced by Christians in North Africa and encourages continued prayer and support. He concludes by expressing his belief in God's ability to save the lost and encourages others to join in prayer for this cause. Joel thanks various individuals and ministries for their support and concludes with a greeting from San Juan, Puerto Rico. Dios te bendiga, mi nombre es Joel Colón, vivo en Puerto Rico y también soy parte del grupo Unidos en la Distancia. Quiero expresar mi más profundo agradecimiento por el apoyo en oración que me han mostrado esta semana tras la enfermedad de mi madre. Les relato que me la encontré deambulando a las 5 de la mañana en la sala de la casa y me dijo que sentía que su azúcar estaba alta porque estaba orinando mucho y me reclamó que yo no le había puesto la insulina, así que procedí inmediatamente a aplicarle la insulina y darle sus pastillas habituales a esa hora. Ya a las 9 y media de la mañana escuché el grito de mi papá pidiéndome ayuda y cuando fui me encontré a mi mamá parada firmemente como una estatua de sal agarrando unos cables eléctricos y su mirada demostraba que ella ya no estaba presente. Se cayó al piso como una gelatina cuando la soltamos haciendo fuerzas y yo pensé que ella botaba sangre por un ojo y pensé que ya era el fin, que se iba a desangrar. Luego en la oscuridad me fijé que lo que parecía sangre era en realidad una uva que se había estado comiendo y la había aplastado con sus pies cuando se le cayó de la boca. Mi mamá se levantó con nuestra ayuda y se sentó en el sofá, cruzó las piernas y me dijo, ¿te acuerdas Joel que yo te dije que tenía la azúcar alta y que me pusieran lo malo? Esa frase me la dijo repetidamente una detrás de otra como si fuera un disco rayado y me asusté cuando no podía pronunciar bien la palabra malo que es el nombre del medicamento para la azúcar. Cuando llegó la ambulancia ya mami estaba sin responder con su mirada perdida como sonámbula, como un zombi apocalíptico y no entendía ni acataba lo que le decían los paramédicos. En los primeros auxilios dentro de la ambulancia mami convulsó. En el hospital ya nunca más me respondió ni me miró, ella simplemente estaba ausente y así ha sido desde las navidades hasta hoy 7 de enero. Mami nunca supo que pasamos el año 2023. Los fuegos artificiales de este año solo fueron un espectáculo descolorido y silencioso que alumbraba las nubes sin ningún éxito en sacarnos una sonrisa de alegría. Luego de 10 días de un dormir profundo ya está moviendo la cabeza y abriendo los ojos poco a poco, pero eso no lo acredito al uso del medicamento ni al peritaje de los médicos expertos en la sala de intensivo, yo lo acredito a la intercesión. Y doy gracias al grupo unidos en la distancia porque gente de toda Latinoamérica me ha acompañado en mi dolor sin conocerme, pero sucede que la Biblia ya lo había dicho, que cuando un miembro del cuerpo se duele entonces todo el cuerpo se duele con él y cuando un miembro se alegra todo el cuerpo se alegra con él porque somos un mismo cuerpo y nuestra cabeza es Cristo y por eso repito ese verso que reza, somos uno, en Cristo somos uno. Si esto hicimos por una persona, ¿cuánto más podríamos lograr si unimos nuestras fuerzas para orar por los que no han escuchado el Evangelio de Jesús? ¿Sabías que el 42% de la humanidad se considera no alcanzada? Ese 42% es aproximadamente un 3.1 billón de personas de los cuales se dice que nunca han conocido a una persona que se considere cristiana, nunca han visto una iglesia, no tienen acceso a una Biblia aunque quisieran y si pudieran serían encarcelados o muertos. Según las estadísticas, 250.000 personas mueren diariamente en promedio. ¿Cuántas de esas personas murieron aprovechando la oportunidad de escuchar la oferta de Jesús? Pero cómo lo pudieron saber si no hubo quien les dijera y cómo puede alguien ir si primero no es enviado. Jesús dijo en el Via Crucis, mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí sino por vosotras y por vuestros hijos. Y con esto quiero decir gracias por sus oraciones por mi madre, pero ahora que tengo su atención aprovechemos este empuje para apuntar al objetivo que realmente tiene implicaciones eternas, la ventana 1040. Con tan solo las naciones India y China podemos tener un contenido de más de la quinta parte de la población mundial. Es cierto que muchos de ellos morirán, irán al infierno por no conocer a Jesús, pero también es cierto que si nosotros oramos podemos hacer la diferencia para alguna persona. Cuando oramos los enfermos son sanados y Jesús dijo que nosotros haríamos cosas mayores que Él. Así que aprovechemos esa delegación de poder, afirmemos nuestras rodillas y sostengamos el rostro en beneficio de los no alcanzados en la ventana 1040. Del norte de África nos llegan noticias muy tristes de iglesias quemadas con sus miembros adentro, de secuestros y violaciones almanas y de hermanos que a esta hora sufren dentro de una cárcel simplemente por ser cristianos. ¿Pero acaso nuestros hermanos están solos? De ninguna manera. Unidos en la distancia podemos hacer la diferencia orando para romper las cadenas que nos atan. Orando podemos hacer mover las murallas de la cárcel. Cuando oramos la mano de Dios se mueve y nos sorprende. ¿Se acuerdan de cómo Pedro fue librado? Nada de eso fue casualidad o porque Pedro era más amado por Jesús. Todo eso sucedió porque los discípulos oraban en el aposento alto para que Dios interviniera y hasta el mismo Pedro les reclamó cuando lo confundieron con un fantasma. Les dijo Pedro, Dios envió a su ángel y se cayeron las cadenas y pasamos frente a los guardias dormidos y caminamos hasta aquí escoltados por el ángel. ¿Acaso no oraban por eso? La Biblia dice que en aquel gran día habrá una representación de toda tribu, lengua y nación, y yo quiero ser partícipe de lograr que una de esas personas vino a los pies de Cristo a causa del poder de mi oración. Cuando oramos podemos impedir que toda esa gente se muera sin salvación. Algunos de ellos podrán ser rescatados, incluso los mismos maleantes que los asesinan vendrán a los pies de Cristo. Porque cuando el centurión atravesó el corazón de Jesús, de seguro esa misma sangre y agua que brotó lo roció, lo redimió, lo perdonó, y ahora ese centurión también fue testigo fiel del amor de Jesús. Dios vino a salvar lo que se había perdido y es un abogado que nunca pierde un caso. Hermanos, mantengamos nuestras manos unidas en la distancia en favor de los perdidos, en esa pequeña franja llamada la ventana 1040, y evitemos que más gente se pierda para siempre. Podemos detener esa tragedia cuando oramos. Les exhorto a unir a toda Latinoamérica en una sola voz y que nuestro Padre nos escuche alto y claro diciendo, ¡Salva al perdido! ¡Salva al perdido! ¡Salva al perdido! Yo creo que Dios está más interesado que nosotros en salvar al perdido y lo puede articular mejor de lo que yo lo estoy expresando. La oración del justo puede mucho y así queda demostrado cuando oramos por un enfermo y este se sana, pero también nosotros podemos resultar muertos y qué mejor si podemos aún evitar que se mueran en sus delitos y pecados. Estemos alerta y cubramos el uno al otro la espalda porque el enemigo nos va a atacar como grupo porque somos más que vencedores en Cristo Jesús. Doy la bienvenida a la hermana Diana de Paraguay. Ella y su esposo Pedro viven en un ministerio poderoso de evangelismo para los moribundos y los más pobres de su región. Les recomiendo que hagan alianza con ese ministerio llamado Proyecto Nogal, tanto en oración como en finanzas, porque esto traerá recompensas y gloria que disfrutaremos por la eternidad. Gracias al hermano Edgar Cruz de Colombia por darme el consuelo en la llamada telefónica y a la hermana Francisca Iguana Rojas de República Dominicana y la pastora Vidalina en Perú por su apoyo, y ya son tantos nombres que se me confunden los países. Bienvenida a la hermana Jéssica Mariana de Brasil y su gestión evangelística. Y bien especial un agradecimiento y elogio al hermano Orlando Acosta de Cuba, el cual ha logrado movilizar a gran cantidad de pastores e intercesores de orar los unos por los otros y por las misiones globales. Les saludo en el nombre del Señor Jesucristo desde el Ministerio Internacional Capro en alianza con Unidos en las Instancias y el Proyecto Nogal y la hermana Nelly de Oración por las Naciones. Sigamos creciendo en gracia para que cuando Jesús venga nos encuentre haciendo así. Este fue su hermano Joel Colón saludándoles desde San Juan, Puerto Rico. Amén.