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The pastor is giving a sermon about the importance of seeking God's presence and having a personal relationship with Him. He mentions a spiritual revival happening in Kentucky, where young people are worshiping and experiencing a genuine move of the Holy Spirit. The pastor encourages listeners to draw closer to God and prioritize their relationship with Him. He emphasizes the need for refuge, protection, and provision from God in our lives. The sermon concludes with a reminder to thank God for everything He has given us and to continually seek His guidance and protection. Dios les bendiga, hermanos y amigos, con ustedes la Iglesia de Dios Pentecostal MI, del Barrio Lleguada de Camus, su pastor Luis Gerardo Arroyo, con ustedes una predica dominical. Voy a tomar unos minutos para presentar unas imágenes de algo que está sucediendo a nivel mundial y que quizás no le hemos prestado la atención que merece. Sé que algunos quizás se han notado. Yo quiero que usted tome este tiempo para escucharlo. En esta mañana, mientras usted busca su Biblia y bendiga, mientras usted busca el libro de los Salmos, el Salmo 54, el tema de esta mañana es Dios es mi sustento. Le agradezco a Joel y al hermano Juan Vega que me dan la mano para presentar en la pantalla lo que nosotros traemos a la Iglesia del Señor. Desde acá arriba se ven hermosos. ¡Oya! Miren quien está a su lado y díganle qué bien te ves. Sí, eso se hace en Oscuro Santo, el respeto. Mientras usted saludó a su hermano, vamos a tomar unos minutos de la Palabra del Señor y el libro de los Salmos, el Salmo 54, el versículo 1 al versículo 4. Lo voy a leer en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén! ¡Oh Dios, sálvame por tu nombre! Y con poder y con tu poder defiéndeme. ¡Oh Dios, oye mi oración! ¡Escuchas las razones de mi boca! Porque extraños se han levantado contra mí y hombres violentos buscan mi vida. No has puesto, no han puesto a Dios delante de él. El versículo 4 donde sostengo el mensaje en esta mañana. He aquí, Dios es el que me ayuda. El Señor está con los que sostienen mi vida. Cierre sus ojos, levante la mano y diga gracias Señor por tu Palabra. Y pueden sentarse mis amados. Quiero en esta mañana tomar unos minutos y ver unas imágenes. Las puede ir corriendo mientras voy hablando encima de ella. Nosotros los que servimos al Señor nunca le hemos visto, nunca le hemos tocado, nunca ni siquiera hemos tenido un encuentro así cara a cara con el Señor como en los tiempos que narra la Biblia de aquellos hombres y mujeres que andaron con Jesús. Nosotros le servimos al Señor por fe, pero yo voy presentando unas imágenes de lo que está pasando en este momento en el estado de Kentucky. Nos debe llamar la atención, nos debe despertar en nosotros de que algo está sucediendo. Yo soy de los que creo que Dios ha estado mirando desde el cielo lo que está pasando en la tierra. Y los hombres, los gobiernos hacen lo que les da la gana. Oiga bien, hay tanta corrupción, hay tanta maldad sobre el alfaz de la tierra. Jesús en un momento dado dijo jamás volveré a destruir la tierra con un diluvio, viendo el pecado y la abominación que había en los hombres. Cuando usted se va al libro de Joel, el capítulo 2, el versículo 28, eso está en el Antiguo Testamento, pero es una profecía dada al profeta Joel y dice y después de esto derramaré de mi espíritu sobre toda carne y profetizarán vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros ancianos, soñarán sueños y vuestros jóvenes verán visiones. Por años hemos esperado algo similar a eso y aunque el Espíritu Santo vive en nosotros y nosotros vivimos para Dios. En el estado de Kentucky, en una universidad, lo que se conoce como la Generación Z, este grupo de jóvenes estaban adorando a Dios. Terminó el tiempo de oración, están recogiendo los instrumentos y un grupo de jóvenes se quedó adorando al Señor, al extremo que provocó que los que estaban recogiendo los instrumentos se unieran a ellos a cantar y a adorar. Luego otro grupo de personas, luego otro grupo de personas, eso se extendió durante todo el día, durante dos días, durante tres días, durante cuatro días. Ya se ha formado lo que conocemos nosotros, un mover del Espíritu Santo de Dios, de una forma extraordinaria. ¿Y por qué usted trae eso, pastor, en la mañana de hoy? Para llamar la atención a nosotros de que Dios se está tocando las puertas de nuestros corazones para que avivemos la relación con Dios, porque estamos tan muertos en el trabajo, en la faena diaria, en hacer tantas cosas que hemos descuidado el tiempo de Dios. Y Dios ha paralizado la ciudad, ya lleva más de diez días, usted tiene internet, lo puede accesar y puede buscarlo. Estos jóvenes empezaron a adorar a Dios, es un mover genuino del Espíritu, están siendo transformados. Comenzó con una confesión de pecado, comenzó con el encontrarse con el Señor, el hacer una confesión de entregar su corazón a Cristo, y hoy son miles y miles los que están llegando a la universidad, tuvieron que paralizar las clases. Día y noche hay miles de personas, entre ellos jóvenes, que están adorando a Dios en espíritu y en verdad. Oiga, no hay una denominación, ¿oyó eso? No hay un nombre de una persona reconocida, no hay una banda musical, o sea, todo ha sido un mover genuino del Espíritu. Y entre las entrevistas que miraba, hay personas que habían llegado de ocho, diez horas viajando, y dice que al llegar ya a una hora o dos, se empieza a sentir una atmósfera, ¡guau!, un ambiente diferente. Sin duda alguna es una visitación de Dios para aquellos que hoy en día no creen que todavía el Espíritu de Dios está manifestando. El ser humano está viviendo como si Dios no existiera. Yo quiero que usted some un momento, y yo le daba zoom y miraba, y decía, impresionante, porque cuando un cantante pega, o sea, hace famoso, llena los estadios, y le dan la cobertura necesaria, alguien puede adorar a Dios. Pero cuando usted ve cientos de jóvenes, óyame, con todo tipo de vestimenta, en pantalones cortos, en jacket, o sea, porque allí no se está mirando quién tú eres. La gente que está llegando allí es adorar al nombre de Dios. Tú y yo podemos comenzar a adorar a Dios en nuestra casa, adorar a Dios en el trabajo, adorar a Dios, ¡aleluya!, en todo lugar, para que esa presencia de Dios baje en nuestras vidas. Si eso es así, si eso continúa como se está continuando, diez días después, ya hay universidades que están adorando e imitando el mismo modelo de adoración al Señor. Y lo que va a permitir esto es un despertar en la nación americana, un despertar en las naciones del mundo, porque los ojos están hacia ese lugar, porque allí no se le está poniendo la mano a nadie. Allí no se le está yendo allá a militar del banco, alguien puede adorar a Dios, nada contra eso. Allí no se le está pidiendo que vaya y lleve una ofrenda, alguien puede bendecir el nombre del Señor. Allí no le está diciendo que llegue a las siete porque hay que empezar el culto, gloria al Señor. La gente ha comenzado a buscar a Dios, ¡aleluya! Y yo quiero en esta mañana llamar tu atención. ¿Qué te impide acercarte a Dios? ¿Qué te impide tener un tiempo de intimidad con Dios? ¿Qué te impide tomar un ratito y decirle Señor aquí estoy, tú sabes que te amo. Quiero entrar a la palabra del Señor en esta mañana, busque eso en internet y léalo y estúdielo. El libro de los Salmos, el Salmo 54, el versículo 1 al 4, es una oración de David pidiendo el auxilio y el socorro del Señor. Y usted dirá, pero pastor, ¿por qué le está pidiendo a Dios auxilio y socorro? Esto viene cuando David se enfrenta al gigante y le tumba la cabeza. Ya te sabe la historia, el pequeño David. Saúl era el rey y la gente comenzó a gritar, Saúl mató a mil y David mató a diez mil. El rey que era en aquel entonces, Saúl, no le gustó, se enfureció, se molestó y mandó a que arrestaran y apresuraran a David. David está escapando por su vida, está huyendo por su alma. ¿Sabe que va a ser en algún momento arrestado injustamente? Y es porque nada más y nada menos que el Saúl y su ejército lo están buscando. Habrá alguien que en algún momento dado se ha sentido perseguido, que donde quiera que uno separa, mira para otro lado a ver si lo están mirando. Pero oiga bien la oración de David, porque él necesitaba tres cosas muy importantes en la vida de él. Uno, refugio. Dos, protección. Y tres, la provisión de Dios. Es ahí donde usted va a amarrar el texto en esta mañana que dice, Dios es mi sustento. Yo quiero que usted lo repita. Dios... Repítalo otra vez. Hágale la pregunta al que está a su lado, ¿Quién te sostiene a ti? ¿Quién te sostiene a ti? Alguien me dijo, pastor, a mí me sostiene mi trabajo. No Dios. Sepa usted que Dios te da la fuerza para cada día levantarte y trabajar. Porque cuánta gente joven hay y no pueden trabajar porque están enfermos. Es que Dios venga a ayudarme. Dale gracias a Dios que te ha dado vida, que te ha dado aliento, que te ha dado la fuerza para poder trabajar y tener lo que tú tienes. Y una vez dije y lo comparto con ustedes, nadie va a hacer por ti lo que tú tienes que hacer. Dios te va a ayudar. Dios te va a dirigir. Dios te va a encaminar. Pero las cosas las tienes que hacer tú. A su nombre Gloria. Oiga bien, si Dios es todo, ¿por qué no lo tenemos a Él? Algunos tienen a Dios a su conveniencia. Hoy tenemos que dar gracias a Dios por todo lo que tenemos, pero no le damos gracias a Dios por lo que tenemos, sino por lo que Él nos ha dado, que es una cosa diferente. Porque lo que tenemos pudo haber sido por herencia, pudo haber sido con el sudor de tu frente, pero Dios ha sido tan bueno que te ha dado aliento de vida para que lo disfrutes. Alguien puede adorar a Dios. Y si Dios te lo ha dado todo. Hay una pregunta que va sobre tu mente en esta mañana. ¿Por qué no le sirves? ¿Por qué no le buscas? ¿Por qué no vas a una iglesia? ¿Por qué no te sientas un ratito en la mañana a buscar a Dios? Yo venía de camino para acá físicamente cansado y esa lloviznita que caía y como que el cuerpo te decía, espérate para casa. Sé que mucho le pasó también. Pero yo me entendí que era estar un día en la casa de Jehová que mil fuera de ello. Este ratito me conectas con Dios. Este ratito me hace sentirme cerca de Dios. Pero oiga bien lo que David decía. Imagínense yo sin la cobertura de Dios, sin la protección de Dios, sin el cuidado de Dios, aún así él decía Señor cuídame, guárdame, protégeme. La oración que cada uno de nosotros tenemos que hacer diariamente. Señor cuídame. Señor guárdame. Señor protégeme. Voy a dejar esto con ustedes porque sé que muchos lo han escuchado, lo han escrito por ahí, lo hemos visto en diferentes lugares. El refrán dice con Dios todo y sin Él nada. Pues no tienes nada porque no tienes a Dios. Eso es sencillo. Lo puedo repetir. El refrán dice con Dios todo y sin Él nada. Pues no tienes nada porque no tienes a Dios. Dios es la razón y el motor que hace que tu vida camine. Dios nos lo ha dado todo y nosotros le damos poco o le damos nada. Pastor ¿por qué usted dice eso? Porque el Señor te regala 24 horas en el día y a veces ni oramos, a veces ni siquiera nos sentamos a la mesa a tener una plática con el Señor. Los que son padres se sientan con sus hijos. ¿Qué hiciste hoy? ¿A dónde fuiste? ¿No me llamaste? ¿Qué pasó? No sé nada de ti. En el hogar hay esa comunicación. ¿Por qué no la tienes con Dios? ¿Por qué no sacas un tiempo y le dices Dios yo deseo que tú seas parte de mi vida? Hay un matrimonio que tenía un apartamento. Ustedes saben que hay condominios que queda con balcón aunque haya una distancia y luego está el espacio hacia abajo. Este matrimonio tenía un apartamento y en el apartamento tenía un balcón. Ellos acostumbraban a comer adentro y mirar por la ventana hacia el balcón y ver el paisaje. Lo que veían eran las casas de los vecinos. Y la esposa le dice al esposo que le están desayunando en ese primer día. Dice, oye mi amor, mira a esa señora. No sabe lavar ropa. Ella había tendido su ropa así en el balcón. Y le dice, mira bien. Pero mi amor, ¿qué tú ves? No ve, la ropa está sucia, está con manchas. No la sabe bien. No sabe lavar bien. No sé si es un detergente barato. No sé si es que no le da el tiempo adecuado. No sé si es que por economizar agua le echa poca agua. Pero su ropa se ve sucia, estrujada. El esposo se quedó callado y como que le trabajó eso. Al día siguiente, el matrimonio nuevamente se sienta a tomar su desayuno. Y mientras ella está tomando su desayuno, vuelve y mira y dice, pero mi amor, pero esta señora es del segundo día y la ropa sí que igual es sucia. Lavó aquella, la quitó y puso esta y también se ve sucia, dañada. ¿Cómo es posible? El esposo dice, pero mi amor, pero concéntrate en tu desayuno. Es que no puedo, es que estoy pendiente. Aquí esta señora hay que orientarla. Mira la ropa de ella, está sucia. Al otro día, que era el tercero, cuando se sentaron a la mesa, aquella esposa comiendo su desayuno lo más contento, se sorprendió y le dijo, oye mi amor. ¿Qué? Parece que la señora no se escuchó. Parece que la señora cambió el detergente, parece que le echó un poco más de agua. Mira mi amor, parece que alguien le dijo. El esposo haciéndose la víctima le dice, pero ¿por qué? La ropa se ve blanca, se ve reluciente, se ve sin mancha. El esposo le dice, no mi amor, es una ropa diferente cada día. Es que hoy yo me levanté más temprano y limpié las ventanas de la casa. No estés pendiente a la vida de nadie, vive tu vida. No mi amor, yo me levanté un poquito más temprano porque vi que el estar pendiente a la ropa de la vecina, no te estás alimentando bien. Alguien puede adorar a Dios. Yo quiero que usted busque su Biblia en el libro de Proverbios, el capítulo 3, el versículo 1 al 10. Si lo tienes completo en la pantalla lo vas poniendo para presentarlo porque quiero escuchar lo que dice ahí. Hay una exhortación a la obediencia, una exhortación a la obediencia. Para los que no tienen Biblia lo tenemos en pantalla. Perdonen que de mi lado para ustedes, para poder mirar a la pantalla. Dice, hijo mío, esto es un consejo. Es un consejo para mí, para ti. Los consejos son buenos. Claro hay que escruciñarlos todos porque no todas las personas tienen buenas intenciones. Alguien dice a mí, hijo mío no te olvides de mi ley y tu corazón guarde mis mandamientos. Eso es un consejo, Éxodo 20. Porque la largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Otro consejo. Continúo. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad. Oye, átalas a tu cuello. Escríbelas en la tabla de tu corazón. Versículo 4. Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Versículo 5. Oiga, fíjate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Yo no sé y ahí está el mensaje de esta mañana. ¿Qué consejo nos da el Señor bíblico? Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión. Esta me gusta. Dígalo, dígalo. Teme a Jehová. Voy a decirlo, voy a decirlo. Teme a Jehová. Y disimuladamente el que está al lado suyo nadie se va a enterar. Tócale la mano o el hombro. Dile, y apártate del mal. ¡Canto! Si le gusta ser más explícito, señálelo y dígale, apártate del mal. Del mal y de los malos también. No todos los que parecen ser buenos son buenos. Hay gente que se ven buenos y son malos. ¿Alguien adora a Dios conmigo? ¡Porque será medicina tu cuerpo! ¡Guau! ¡Medicina! Voy a hacer una pausa ahí. Hay medicinas dulces. Hay medicinas agradables al cuerpo. Por lo menos las que yo me he tomado en las últimas tres semanas, ninguna de esas, ni poniéndole cherry, saben buenas. ¡Aguanta! Hay unas que te he tenido que cejar mis ojos y tener como una expresión de como si fuera un limón agrio y tragármelo. Oiga eso. ¡Pero es medicina para cuidar mi salud! Y si tú amas tu cuerpo y si tú amas tu vida, aquí hay una medicina que deberías tomar todos los días de tu vida. Alguien que diga conmigo, Dios es mi sustento. ¡Porque la medicina será refrigerio para tus huesos! ¡Honras y honras con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos! Y de la recompensa del cielo. Hay gente que dice, no, no, yo no le doy nada a la iglesia. Sí, sí, dale al Señor lo mejor que tú tengas. Porque se lo estás dando a Dios. Y luego versículo 10 tiene una recompensa. ¡Mira el consejo! Dice, y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de bosto. Alguien puede adorar a Dios. Alguien levanta la mano y dice, Dios es mi sustento. Y Seías 43, 13 dice, Él me sostiene. Seías 43. Dice, porque yo Jehová soy tu Dios. ¿Quién es tu Dios? ¿El pastor? ¿El nombre de la religión? ¿El nombre de la organización? ¿Tu Dios son tus hermanos? ¿Quién es tu Dios? ¿El trabajo? ¿Quién es tu Dios? Yo quiero que usted haga un análisis de verdad porque muchas veces como que no estamos dándonos cuenta de que amamos a Dios pero lo hemos puesto en el último lugar de nuestras vidas. Le hemos fallado constantemente a Dios que muchas veces sin querer, oigan bien lo que voy a decir, sin querer pisoteamos el nombre de Dios. Somos tan y tan buenos que muchas veces nos olvidamos de servirle, de buscarle. Pero Él me sostiene. Dice, porque yo Jehová soy tu Dios. Diga, gracias Señor. ¿Quién te sostiene de tu mano derecha? Y te dice, oye yo a usted me llevaría eso para mi casa. No temas, yo te ayudo. Voy a hacer una pausa ahí. Tuve la experiencia en un momento dado de una persona que había fallecido. Cinco años después había que removerlo del féretro donde estaba. El féretro no, el ataúd, el ataúd, porque ya el féretro no está. Y había que estar ahí presencialmente porque era un requisito. Pero nos advirtieron y nos hablaron de que lo que íbamos a ver era impresionante. Perdóneme si alguien es débil de estómago, quiero pedir permiso para poder decirlo. El llegar al lugar mentalmente ya tú estás preparado. Abren y extraen el ataúd. Hay un personal completamente preparado con todo tipo de vestimenta, uno tiene apenas unas mascarillas y cierta distancia. Tienden a abrir el ataúd. Lo primero que sale es un mal olor. Lo segundo, la imagen que capta tus ojos quedará grabada para el resto de tu vida en la mente. Luego vas mirando el proceso de cómo extraen el cuerpo para simplemente ponerlo en una cajita y preservarlo el resto de los días. Empiezan a sacar piezas por piezas y es impresionante. Los huesos que ustedes tienen son los mismos que yo tengo. Bien débiles, chiquitos, pero ya no hay vida ya no hay soplo de vida, ya hay pudrición cinco años después. ¿Por qué usted dice eso? Aguántese ahí un ratito. Porque ellos lo cogen con una delicadeza porque están enfrente de uno y empiezan a ponerlos en aquella caja cuando de repente uno de los empleados dice, ¿saben que hay familiares que nunca los hemos podido contactar? Lloraron, hicieron tremenda ceremonia, les regalaron flores, etcétera, aquello y lo otro. Y muchos de los familiares dicen, cuando les consultamos, ¿qué hacemos con los restos? Suena gráfico lo que voy a decir, tírenselos a los perros. Otros, hagan lo que les dé la gana. Otros maldicen a la existencia de ese ser querido. Yo quedé de una sola pieza, por poco me desmayo, por poco me derrito, porque mira que mucha vanagloria hay en los hombres, que mucho orgullo tiene el ser humano, que mucha prepotencia tenemos, que mucha altivez de espíritu. Al fin no somos nada, y al fin no nos llevamos nada. Y luego lo ponen todos de una forma pequeña, y lo ponen en una caja, le ponen seis tornillos para que nadie se los jogue, y los meten en otro pedazo hasta el día de la resurrección. Impresionante, ¿verdad? Bien, una cosa bien impactante. Hoy usted debería decir en su corazón, Dios, Tú eres mi sustento. Porque ¿de qué vale que el hombre graciare todo el mundo y al fin perdiere su alma? Y nosotros estamos prestados aquí en la tierra, no sabemos el día ni la hora que vamos a fallecer, pero mientras usted vive y tenga aliento de vida, hágale esfuerzo por servir a Dios. Anímese por llegar a la casa de Dios. Si va a una iglesia, no deje de congregarse. Isaías 41, 13. No temas, yo te ayudo. Hay una seguridad en Dios, cuando vamos al libro de Proverbios, el capítulo 19, el versículo 21. ¿Qué dice ahí? Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, mas el consejo de Jehová permanecerá. Esto es un consejo bíblico en la mañana de hoy para nuestras vidas, mas el consejo de Jehová permanecerá en nuestros corazones. Próximo texto bíblico. Hay una seguridad en Dios. A Jehová he puesto siempre delante de mí, porque está a mi diestra y no seré conmovido. Si hay una cosa bonita es que usted todos los días al levantarse, abra sus ojos y le de gracias al Señor, pero al acostarse haga también lo mismo. Y durante todo el día usted trabaja, usted hace lo que hace desde el hogar. Hay tantas cosas uno hace en un día, ¿verdad? Dígale Señor, Tú eres el que me sostiene, yo dependo de Ti. Voy a utilizar esta expresión. Hay gente que depende del gobierno. Que el gobierno se lo haga todo, que el gobierno lo sostenga. Yo no estoy hablando de las ayudas, usted tiene derecho a recibirlas, amé y recibala. Eso es una bendición de Dios. En caso hay otros países que no tienen nada. Mientras estaba en la sala de emergencia el viernes en la noche, ¡qué horribles son esas salas de emergencia! ¡Horribles! Presentaron un documental de los niños en Guatemala, cientos de niños comiendo de la basura. Lo que llaman el basurero de la ciudad, traen millones llenos de todo eso. Y esos muchachos se meten ahí a buscar algo para comer. Y entre eso buscan cosas que le pueden sacar provecho, la lata de aluminio, ¡impresionante! El cobre o el hierro y lo separan para vendérselo a otras personas. Usted lo tiene todo porque Dios ha sido bueno contigo. Usted lo tiene todo porque Dios nos ha dado una isla bendita por Dios, un cien por treinta y cinco, que nuestros padres pusieron este terruño en las manos de Dios. Y hoy nosotros somos una isla bendecida. No somos perfectos, tenemos un montón de problemas, por favor. Pero somos una isla bendita por Dios. Aquí no falta nada, aquí sobra lo que está mal administrado. Yo pensaba que usted se iba a poner de pie, se iba a decir, ¡Gloria a Dios! Así que están envueltos todos ahí, de todos los colores, por favor. Toque, toque a alguien, dígale, ¿quién sostiene tu vida? El próximo texto bíblico, la dependencia en Dios, Salmo 31, 11, que dice, en ti, oh Jehová, he confiado, no sea yo confundido jamás, líbrame en tu justicia. Yo no sé si usted puede ver la desesperación de David. Señor, cuídame, guárdame, protégeme, sé mi provisión, esté conmigo, no me desampares, cúbreme. La dependencia de Dios. El escudo, el libro de los Salmos, el 3-3, ¿qué dice allí? ¡Más tú, Jehová, eres mi escudo alrededor de mí! Quiero hacer una pausa ahí. Los que servimos al Señor día y noche, hay un escudo que no vemos, pero está sobre nosotros. No estamos exento a pasar por los mismos problemas que todo el mundo y que todo ser humano pasa, pero muchas veces Dios nos libra de muchas situaciones, porque hemos decidido servir a Dios. Mientras algunos se enferman y mueren, mientras otros pierden la vida de forma inesperada, ¿sí? ¡Wow! Nosotros estamos bajo la sombra omnipotente. Alguien puede adorar a Dios. Hay un escudo que nos está cubriendo de todo peligro y de todo mal. Ahora, si te sales de esa protección divina, quedas desprovisto de la cobertura de Dios. Por eso en un momento dado, cuando Dios llama a Moisés, le dice te puesto para que saques a este pueblo, a mi pueblo, el pueblo es el de Egipto, y lo lleves a la tierra prometida. Él le dice, no hay problema Señor, pero si tú no vas conmigo, no me saques de aquí. ¡Wow! Si tu presencia no va conmigo, no me dejes ir. Qué muchas decisiones nosotros tomamos sin consultarles a Dios. Qué muchas acciones hacemos constantemente como si fuéramos los dueños del mundo. A un Moisés siendo llamado por Dios, le dijo Señor, tú me tienes allí, muéstramelo. Tú me vas a llevar allí, háblamelo. Tú me vas a sacar de aquí, pues dímelo. Al final le dice, muéstrame tu gloria. Y el Señor le dijo, sólo verás el resplandor, porque eso está separado para los que me sirven en espíritu y en verdad, porque algún día le será revelado el misterio, y le veremos cara a cara. Alguien puede adorar. ¡Adiós! ¡Uh! ¡Aleluya! ¡Llevo a la gente viviendo como si Dios no existiera! ¡Llevo a la gente viviendo con un afán! ¿Cuánto han ido al correo aquí? ¡La gente se tira a broder en el mismo correo! Si los dejan, te pasan por encima. ¡Se pelean por un parking! Pero si tú lo que vas a buscar son biles y cartas. ¿Qué tú vas a buscar en el correo? Los biles, malas noticias, cartas de cobro. ¡Problema! ¡Llevo a la gente apurada! ¡Llegué el jueves! ¡Llegué el jueves! No vaya a un correo antes de las once de la mañana, por favor, no vaya. ¡Llevo a la gente que va todos los días! ¡Dios mío, pero por qué! Entonces, no sé qué pasa, que todos los correos siguen en los pueblos. ¡Sáquenlos ya de los pueblos y póngalos en sitios accesibles! Únase conmigo al reclamo. Sí, porque ya hemos crecido en población y todos los correos están en los pueblos. Las calles caben dos cajas, uno para delante y otro para atrás, y el que no sabe guiar, pues te va a chocar, ya se sabe cómo es esto. ¡A su nombre Gloria! ¡La gente va al correo a buscar malas noticias! ¡Ah, bueno! Los nenes me enviaron un paquete, pues ya eso es otra cosa. ¡Ah, que compré algo en Ebay, pues ya eso es otra cosa! ¡Compré algo en Wisp! Bueno, eso no es problema, ya eso es otra cosa. Pero el paquete te va a llegar. ¿Cuál es el afán? ¿Cuál es el apuro? ¿Cuál es el coje-coje? ¿Cuál es el ajoro? Para buscar una carta que cuando la mire, la rompe y la bota se apaga. Alguien puede adorar al Señor. ¡Wow! ¡Eres escudo alrededor de mí! Diga esa última parte. ¡Mi Gloria y el que levanta mi cabeza! Si hubiese alguien que en esta mañana necesitara fuerza, yo creo que luego de haber escuchado ese mensaje, gritaría a toda voz y diría, ¡Dios, Tú eres mi sustento! ¡Dígalo, dígalo! ¡Dios, Tú eres mi sustento! Hay cinco cosas que Dios te da. Cinco cosas que Dios te da. Te da muchas más, pero yo voy a apuntar estas cinco. Y después aún así la gente se pregunta, ¿y qué beneficio tengo yo de ir a la iglesia? ¿Y qué saco con ir tres días de culto a la casa del Señor? ¡Wow! Cinco cosas que Dios te da. ¡La primera! ¡Wow! Alguien diga conmigo, ¡vida! ¡Vida! ¿Alguna vez usted se ha cogido el pulso? A ver si es verdad. ¿Usted lo ha hecho? ¿Nunca lo ha hecho? Pues hágalo para un momento. A ver si usted tiene vida. Puede ser que esté aquí pero esté casi muerto. No, es verdad, mira. Así es. Y mírele, mírelelo. Pastor, ¿usted está siendo gracioso? No, con el permiso de la visita siempre predico así. Pero lo bueno es que la gente entendió lo que yo quería decir. Yo estoy en la sala de emergencia y me cogen el pulso y me ponen la máquina y todas esas cosas. Les voy a ser sincero, yo no sé cuánto hace que yo no voy a un hospital. Y allá el doctor viene y me pone, ¿cómo que se llama? El tetescopio. Y cuando el doctor me dice, ¡respire! Y yo respiro. Me dice, muchacho, tú estás tapado. Tienes ahí adentro como un gato que está hablando. Yo, ¿qué? Me dijo, sí, lo primero que te voy a dar es una terapia y eso va a quedar nuevo. Y te voy a sacar sangre y yo no sé qué. Y el doctor, perfecto, wow, ya yo estaba hospitalizado en mi mente. ¿Y no lo quedas en la mente? O sea, yo me sentía que ya estaba hospitalizado allí, wow, brutal, esto está tremendo. Me dice, ahora los análisis han salido todo bien, no hay problema, te vas para tu casa, estás tranquilo, perfecto. Y el doctor le ha dado un coraje. Pero no fue por culpa mía, rápido, rápido, a ver, levantaron las antenitas de vinil a ver qué es lo que estaban captando. Y el doctor se para y cuando va donde a mí me dice, ya tú estás dado de alta. Y yo, doctor, pero es que a mí no me han dado la terapia. ¿Qué? Pero si eso es lo primero que te tienen que dar. Allá fue molesto y habló con la enfermera, ya te sabes, vine para acá molesto y cuando vine en el pasillo, pobre de la joven que habló, no hubiera hablado, era una paciente. Y la joven le dice al doctor, doctor, era innecesario que me hicieras la prueba de embarazo al frente mío y al frente de varios pacientes. Y el doctor la mira así y le dice, tú sabes que lo que tú me estás diciendo es una falta de respeto. Antes de yo hacerte cualquier tipo de tratamiento, yo tengo que saber si tú estás embarazada o no. Porque si yo te hago un CT scan por un dolor abdominal pélvico que tú tienes y tú sabes que estás embarazada, tú me vas a llevar a la policía y me vas a demandar. ¿Verdad que sí? Pues lo primero es que yo te tengo que hacer. Y tú no me dices a mí como doctor, y yo callado así, como buen hijo del señor, así. No, de verdad. Yo no sé por qué el señor pone a uno unos aprietos. Yo loco por hablar y decir algo, por en la paz, pero imagínense. Ay, que siempre en paz, así que se dice así, padre mío. Y el doctor le dice, y le voy a decir una cosa, es una falta de respeto que usted me diga a mí porque yo soy el doctor y yo tengo que seguir un protocolo establecido. Ah, pero es que usted no sabe si yo estoy activo sexualmente. Y el doctor se aprendió y le dijo, a mí no me importa lo que usted haga en su casa. Yo tengo que cuidarla a usted. Cuando usted entra por ahí, usted es mi paciente y el que mando aquí soy yo. Y ahí todo el mundo baja la cabeza y ahí yo me convertí a Cristo nuevamente. Le dije al señor de misericordia de mí. Véngase conmigo, voy a buscar la terapista para que le dé la terapia. Las cosas que Dios te hace pasar. En fin de cuentas, la joven salió negativo de su embarazo y no sé quién es y le pudieron hacer el destino. Y después ella estaba festejando. ¡Eh, yo sabía, yo sabía, yo sabía! Y yo la miré. ¡Nena, pero cállate con ese bochorno malnado y no lo estuviera celebrando! Cristo amado, cinco cosas que Dios ha hecho contigo. La vida. ¡Eh, es una! ¡Oye, una sola! ¡Una! ¡Aprovechala! ¡Lo dos, lo segundo que Dios te da! ¡La protección divina! Porque a Susana les mandará para que estén alrededor de ti, te guarden todos los días. Voy a hacer una pausa ahí en la protección y no es que estoy viendo mucho internet, por si acaso. Es que yo busco información. El terremoto de Turquía. Rescatan a un niño. ¿Cuántos días después? No sé cuántos días, cuántas horas. Yo lo tengo en el celular. El nene tiene como un golpe aquí en el lado izquierdo y le preguntan al niño, oye, pero tú no temías por tu vida, con la presión del edificio encima que no podías comer. Y el niño dijo, no, porque de vez en cuando venía una persona vestida de blanco y me daba de comer y me daba de beber. Y todavía hay gente que piensa que Dios no existe. Alguien puede levantar su mano. ¡Aleluya! Alguien puede tocar el que está a su lado y decir, ¿quién sostiene tu vida? Lo tercero, lo tercero, ¡confianza! Wow, en inglés, ¡chos! Estamos adelantándonos bastante. ¡Confianza! ¿Usted no confía en todo el mundo? Bienaventurado el varón o la mujer, Salmo 44, que en Jehová puso, ¿qué? ¡Su confianza! No confía en los hombres, te van a fallar. Confía en Dios. Lo repito, confíe en Dios. ¡Cuarto! Son las cinco cosas que Dios te da. ¡Dios te da la fuerza! Hay un texto bíblico que lo repito constantemente, lo voy a repetir con ustedes. ¡Diga, el débil! Wow, y todo aquel que tenga fuerza, levante las dos manos y diga, ¡gracias, Señor! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor! ¡Cierre, cierre los puños! ¡Cierre los puños! ¡Gracias, Señor! ¡Uh! ¡Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor! Y lo quinto, ¿qué es lo que Dios te da? Y esto me gustó, ¿qué es lo quinto que Dios te da? ¡Un equipo! ¡Wow! Un equipo de hermanos que te apoyen en la oración, unas herramientas para tu crecimiento espiritual, ora, lee la Biblia, ayuna, congregate, ¡aleluya, gloria sea al Señor! Yo tengo en casa todo el día YouTube, puestos, música cristiana, y cuando abro, ¡pop!, abre directo. Estoy todo el día conectado y mientras trabajo, estoy ahí conectado con el Señor. No es que me voy a salvar si estoy cantando al Señor, pero estoy conectado con el Señor. Alguien puede adorar a Dios. Termino en esta mañana haciendo una pregunta, ¿quién sostiene tu vida? ¿Quién sostiene tu vida? ¿Quién? ¿Quién sostiene tu vida? ¿Quién? ¿Quién dirige tu vida? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién va contigo todos los días? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones? ¿Quién te ayuda en las decisiones?