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Gigi Falcone is discussing the topics of discipline and consistency in her podcast episode. She reflects on her own struggles with being consistent and disciplined in her childhood and adulthood. She emphasizes the importance of recognizing patterns and habits in our lives, both positive and negative. Gigi also shares her personal experience with burnout and the need to prioritize self-care and healing. She encourages listeners to let go of blame and guilt, and instead focus on rediscovering and creating their true selves. Hola, mi nombre es Gigi Falcone y este es Desde Menos Cero Podcast. Hola, hola, bienvenido y bienvenida a Desde Menos Cero Podcast. Este es el episodio número 12 y estoy encantada de que tú y yo estemos aquí. Como siempre, quiero recordarte que esto es una bendición, que nos podemos conectar, que yo pueda contarte mis anécdotas, mis historias y que tú puedas escucharme. Es mágico. Y con esto quiero empezar este episodio. Vamos a hablar de un tópico que ha estado constantemente en mi cabeza en estas últimas semanas y en estos meses. Por mi nueva rutina de ejercicios que empecé en septiembre del 2023 y ya es enero 28 del 2024. He ido todos los días al gimnasio. Esto era algo que nunca lo hice en mi vida y ahora es parte de mí. Si quieres saber más, los ciento y veintitantos días de gimnasio, el episodio anterior, 100 días de gimnasio, te va a ayudar y te va a contar literalmente con un lujo de detalle cómo pasé desde Menos Cero a crear este hábito. Y para entrevistar este tópico de 100 días de gimnasio, hoy quiero hablarte acerca de la disciplina y la constancia. Desde que yo era súper chiquitita, a mí me frustraba ser constante o ser disciplinado. Para mí era algo súper estresante, súper deprimente porque yo no era una niña que hacía la tarea a la misma hora o no podía hacer la tarea de verdad. Era una causa de estrés en mi casa y conmigo obviamente. Yo siempre estaba aterrada de que el tiempo no me alcanzaba, de que cómo la gente hacía para que el uniforme esté limpio completamente, llegar siempre a tiempo clase, que los deberes estén hechos, estudiar. Y les estoy hablando de una niña de 7, 8 años que está en segundo grado o tercer grado. De verdad, yo me estresaba tanto porque esos conceptos que yo había aprendido de la gente adulta que estaba a mi alrededor eran súper rígidos. Y toda esta responsabilidad caí en mí por un cortito tiempo a una escuela católica. Y en la escuela católica era súper rígida esta manera de enseñar, aprender, disciplina, 1, 2, 3. Mientras tanto, en mi casa yo, como les había contado en algunos episodios, yo pasaba sola y el tiempo era completamente mío. Pero como era completamente mío, yo podía hacer lo que yo quisiera. Yo no hacía la tarea obviamente porque eso no estaba dentro de las cosas que yo quería hacer. Por ende, yo dibujaba, escribía historias, me disfrazaba con la ropa de mis papás, hacía runway de modelaje. Yo me creía modelo de chiquita. Me peinaba. Hacía estas cosas constantemente. Pero jamás se me había ocurrido a mí que eso era parte de la constancia o la disciplina. Se pueden imaginar, años pasaron. Después de tanto estrés en el colegio de seguir estas rutinas cuadradas, exactas, que tú sientes porque eres un niño que no sabe de estos conceptos. Y tú estás tratando de como formarte en un pabellón de ideales, de esta gente que te enseña a hacer cosas y no a hacer. Crecí, empecé a trabajar y no entendía otra vez cómo es que teníamos que hacer ciertos trabajos para que este proyecto que estamos haciendo tenga fecha. No, yo qué sé, les estoy diciendo el día del delivery date. Será el día que tenemos que entregar el proyecto. Es enero 12. Mi cabeza no entendía ese concepto. Y dije, bueno, entonces no puedo tener toda la vida este título en la frente que me dice irresponsable, siempre tarde, vaga, porque realmente no era esa persona. Yo decía qué incoherencia hay entre todos estos humanos que me rodean, esta gente grande que me rodea, y lo que yo creo de mí, lo que yo sé de mí. Y si le das vuelta a la historia y te das cuenta de las cosas que eres, vas a empezar a sacar estos tesoros dentro de ti que te hacen una persona disciplinada y una persona constante. Por ejemplo, tú no te das cuenta pero todos los días te levantas y haces algo que realmente te gusta. Puede ser, yo qué sé, te peinas, te maquillas, te vistes y te sientes espectacular. El concepto de estas cosas delicadas y suaves no engrana bien con la disciplina y la constancia. Pero si les pones en una hoja y dices todos los días yo soy una persona que me levanto a las 6 de la mañana y me maquillo y me cambio y estoy hermoso, estoy hermosa y me voy al trabajo. O todas las mañanas abro mi clóset y mi clóset está súper ordenado. Eres constante. Todos los días me levanto y estoy enojado. Todos los días me levanto y estoy triste. Te das cuenta que repites y repites y repites este pattern. Voy a tener que buscar cómo se dice pattern en español. Estos patrones. Entonces sí estás siendo constante. Sin importar lo que estás haciendo. Sin importar que sean estos objetivos enormes de vida. Sí estás siendo constante. Siendo esa persona que se levanta cansado todos los días. Ese es un patrón que se repite por años. Eres constante. Eres disciplinado. Eres esa persona que se queja todos los días de que el mundo está en contra de ti y todo te sale mal. Todos los días entonces eres constante y eres disciplinado. Entonces cómo cambio esa retórica de todo lo malo me pasa a mí a un nuevo patrón de todo lo lindo me pasa a mí y voy a crear cosas estupendas para mi vida y puedo ser constante porque estas cosas me van a funcionar. Entonces les decía que yo de chiquita era una niña súper creativa y yo me pasaba creando estas historias en mi cabeza. Hacía teatro en mi casa. Masajes a la gente que venía a mi casa. Me maquillaba. Jugábamos y yo jugaba a ser chofer que manejaba un bus. Y cuando te vas dando cuenta de la niña o el niño que eras, vas viendo esos patrones que se repiten y dices wow, esto es constante en mi vida. Qué disciplinada mi personalidad. Yo siempre he sido una persona creativa. Y les cuento que antes de llegar a esto de ser disciplinado como el mundo, a lo que el mundo le da valor, ¿no? Que es el trabajo, el ser siempre exacto, que llegue siempre limpio y ordenado, que todo esté perfecto, organizado, que llegues a la hora que tengas que llegar. Tienes que primero darte cuenta de las cosas que están siendo constantes en tu vida. Porque no de golpe vas a llegar y pum, te transformaste. Lunes empiezo y quiero hacer aquí un break porque de verdad, hay personas que están en burnout. Burnout es cuando tu sistema nervioso no puede reaccionar para crear o para hacer cosas diferentes a las que ya has estado haciendo porque hay un nivel traumático donde el sistema nervioso no puede accionar. Entonces no solamente es algo mental, sino es algo físico. Estás demasiado, estás demasiado cansado. Estás extremadamente extenuado. Y esta es una enfermedad que tú tienes que curar, a la que le tienes que poner un pare primero para poder activar y para poder hacer nuevas cosas. Imagínate que has estado 20 años de tu vida haciendo miles de cosas por otros, intentando ser responsable o intentando ser constante y disciplinado con cosas que no te gustan. Y aparte de eso, estás enfermo. ¿Qué tal que tuviste un problema de abuso? Tu cuerpo necesita volver a ser tuyo. ¿Qué tal que tuviste un problema traumático, mental o emocional? No vas a poder accionar este tipo de cosas. Y te cuento esto porque me pasó a mí. Yo me frustré, no entendía, lloraba y decía, ¿por qué mis amigas corren en la vida? ¿Les pasa tantas cosas buenas? Y a mí no, yo literalmente ni siquiera puedo pararme a las 7 de la mañana porque estoy extenuada. Estoy demasiado cansada. Mi cuerpo no podía levantarse. Yo tenía burnout. Les he contado en episodios pasados que yo estudiaba, tenía 6 clases en la universidad. Trabajaba de 45 a 50 horas de la semana. Tenía una vida social increíble, ya no sé cómo lo hacía, era jueves, viernes, sábado y domingo. Y aparte de eso, tenía extra horas de trabajo. Tenía mi trabajo y también tenía extra horas de trabajo. Llegó un momento donde mi cuerpo dijo, olvídate, explote. Y no solo explote, explotó y lloró un día. No, literalmente casi me muero y estoy en el hospital. Desarrollé un problema inmunodeficiente por el nivel de estrés que tenía. Mis niveles de cortisol estaban altísimos, tanto que casi me muero el día de mi matrimonio, que les contaré en algún episodio. Imagínate que eres una maquinita. Yo era un trencito que iba a 100 kilómetros por hora todos los días, por 7 años. Y no paraba, y no paraba, y no paraba. Y estaba haciendo feliz a todo el mundo alrededor mío. Todo el mundo estaba contento con la persona que yo era y yo estaba muriéndome. Y aparte, cansada. Y aparte, mi cabeza me decía, oye, tienes que hacer ejercicio y tienes que estudiar, tomar otras clases, tienes que ser la mejor esposa, tienes que ser la mejor amiga, tienes que ser la mejor hija, la mejor hermana. ¿Dónde había tiempo? Imagínate qué traumático el cuerpo decía. O sea, ¿y dónde vamos a sacar más tiempo para hacer esto? Olvídate. ¿Dónde hay tiempo para ser disciplinado? Si todo lo que estás haciendo solamente está causando trauma, solo está causando dolor. Y no solo a ti, sino a las personas de alrededor tuyo. Y después llega ese momento donde quieres acusarle al mundo, a las personas justamente alrededor, de todas sus tragedias, de todas las cosas malas que te han pasado. Pero en realidad, eso no te va a funcionar. Creo que hay un tiempo en tu vida donde, cuando te descubres y empiezas a quitarle las hojitas como una lechuga, ¿no? Empiezas a ver, oh, wow, esta es mi vida. Estos son los culpables de mis tragedias. Esto es lo que me pasa, mis emociones y todo. Sí vas a encontrar a los culpables, pero también, si vas a ver la realidad, si vas a encontrarte con sentimientos que no querías, sí vas a verles a esas personas desde una luz que no te esperabas. Te vas a ver a ti desde, con unos lentes que no creías. Te vas a desconocer, pero también te vas a volver a encontrar. Vas a volver a ver la persona que eres. Y ahí está lo hermoso, ¿no? Cuando se acaba la culpa y dejas de ponerle el dedo a todas esas personas, a esas experiencias, a esos traumas, a esos momentos difíciles, y dices, ok, voy a dejar ir a esto. Voy a sanar esto. Y ahora sí, voy a volver a mí. Voy a reconocerme como persona y voy a crear este nuevo yo. ¿Quién eres? ¿Qué disfrutas de hacer? ¿Qué es constante en tu vida? ¿Qué siempre ha sido constante en tu vida? Yo, por ejemplo, siempre he sido la persona que les hace reír a todos. Involuntariamente, yo tengo un timing, un comic timing en español que es increíble. Es mío y es constante. La creatividad, el hacer cosas que tengan miles de colores, que me prende el alma. Ahí está, en la diversión. Yo encontré que lo que a mí me gusta hacer constantemente es dentro de la diversión, donde hay chiste, donde hay broma, donde hay alguien hablando alguna cosa fuera de este mundo, súper chistoso, en un podcast. Ahí es donde encuentro yo felicidad y donde encuentro que soy constante y que soy disciplinada, escuchando este tipo de cosas. Me encantan los perfumes, por ejemplo. Nunca he dejado de comprarme un perfume. Soy constante y disciplinada en eso. Ahora, me mido, ¿no? Porque no quiero llenar mi casa de perfumes que nunca voy a usar o que solo estoy comprando por hábito, mal hábito. Así que cuando hayas encontrado y ya puedas crear algo desde un espacio más seguro, una persona realmente honesta, una tú, un tú genuino que sigue haciendo las cosas desde su corazón, que sigue haciendo esas cosas creativas, esas cosas que les gusta. Y bueno, les estoy diciendo en este momento creativo porque esa parte es la mía, ¿no? Hay gente en mi familia, por ejemplo, que es súper personalidad tipo A de levantarse a las 5 de la mañana, los zapatos siempre están limpios, todo está organizado, tiene que salir a las 8 de la mañana, todos los días tiene que correr. Sí hay ese tipo de personas. Pero yo no me reconozco en ellas y no quiero esa disciplina en mí. La disciplina de ir al gimnasio todos los días en mí viene con mucha flexibilidad. Y ya les quiero contar de eso al respecto. Y claro, a estas personas de personalidad tipo A les va bien tener objetivos grandes, pero para las personas como yo, por ejemplo, que no pueden tener restricciones, que no les puedes poner en una jaula y que no les puede hacer copia y pega este proceso para que todo salga bien, lo que necesitas es disfrute. Disfrute en la disciplina porque la salud es lo primero. Y o sea, ¿cómo que estar sano? A mí no funcionaba eso. Yo quiero estar sano porque en realidad no me importa. Imagínate, porque hasta eso tienes que reconocer en ti que hay cosas que la gente dice que son buenas que a ti no te llaman la atención. A mí, por ejemplo, estar sano no me llamaba la atención. Y mi esposo me decía, no puedo creer que este, que es el objetivo de todos los seres humanos, de estar sano, no te llama la atención. ¿Por qué no te llama la atención? Y yo decía, porque nada que ver. Hay otras cosas en mi vida que yo amo para que mi salud se sienta bien. Yo tengo otros objetivos por otros lados de mi vida que me ayudan a estar sana. El ejercicio, como le, o sea, era como que súper complejo ese tipo de objetivo y dije, no, ¿y qué hipócrita yo? Decir, ay, sí, voy a hacer ejercicio para sentirme sana. ¿Qué mentira más grande? Yo nunca iba a hacer ejercicio para sentirme más sana porque no me iba a funcionar. Lo que me funcionaba era, me voy a despertar para que no me duela la cintura. Porque si me siento mucho tiempo en la oficina, me duele la cintura. Imagínate, que es casi lo mismo, pero tu cerebro no entiende estos códigos de lenguaje. Cuando le dices, quiero estar sana, tu cerebro es como que, no, no me duela. Pero si le dices, no quiero que me duela, ya es diferente y tu cerebro dice, ah, entonces porque no quiero que me duela todos los días, voy a ir al gimnasio. Y viene desde un lado de me quiero, de me sostengo, me amo, y ya no viene desde, ah, yo quiero ir al gimnasio todos los días por la salud. No es autoritario. Es creativo. Es desde tu esencia. Como les decía, a mí no me funcionaba en el cerebro cuando me decían, el ejercicio es salud. No. Yo exploré el objetivo del ejercicio para mí y el objetivo es para no sentir dolor. Podría hablarles de dolor en otro episodio. Yo tengo una relación súper compleja con el dolor por abuso y por experiencias de mi vida y sentir dolor en este momento, en esta etapa de mi vida, no es prioridad. Y digo no es prioridad porque hay gente a la que le funciona el dolor, le funciona el drama y porque les funciona. A mí no me funciona en este momento. Y si no quiero sentir dolor, voy a evadir esas cosas que me hacen sentir dolor. En mi cintura, por ejemplo, cuando me siento seis horas, siete horas de la oficina y me conecto a hacer esas cosas que yo también disfruto en el trabajo. Decía, ¿cómo volviendo a lo que estábamos hablando antes de disfrutar de lo que haces? ¿Cómo la gente se levanta y se va a trabajo feliz? Yo les cuento. Yo tengo un trabajo donde mi cerebro puede crear, puede inventar, puede manipular ideas que creo y eso me motiva. Y ahí hay disfrute y ahí está la disciplina de levantarme todos los días a hacer algo que amo, que me encanta. Y obviamente soy humana y soy adulta y me canso. Pero disfruto mucho, disfruto mucho de las cosas que hago. Disfruto mucho y es por eso y es desde ahí que nace la disciplina, la constancia en mi vida. Ahí es donde se integra todo. Porque estoy amando las cosas que hago. Porque mientras hago esas cosas, disfruto mucho. Porque si le repito a mi cerebro, puta madre, tengo que hacer ejercicio todos los días porque tengo que estar súper sano y no. Imagínate lo creativo que fue mi cerebro de decir, ¿sabes cómo nos vamos a ir al gimnasio? Vamos a escuchar ese podcast chistoso que no puedes escuchar sin audífonos porque la gente se podría asustar de las barbaridades que están diciendo en ese show. Yo me disfruto, me río, estoy pero sudando, o sea, con el sudor en los ojos y riéndome a carcajadas mientras corro los tres kilómetros que me prometí correr ese día. Hay un libro que se llama Hábitos Atómicos y en este libro te dice, una vez que hayas creado un hábito, empieza a poner cositas encima y eso es lo que puedes hacer. Por ejemplo, si estás buscando hacer ejercicio, haces ejercicio, pones un podcast que te encanta, puedes leer un libro, puedes meditar mientras corres o caminas. Hay tantas cosas que puedes hacer para que tu cerebro se sienta amigable y para que se sienta tranquilo y para que diga, ah, ¿sabes qué? No nos vamos a morir haciendo esto. Oh, qué chévere, realmente esto me encanta. ¿Cómo que podemos leer mientras caminas en el gimnasio? ¿Eso es posible? Solo de pensar me emociona y me hace sentir súper bien. Después de tantas cosas que te he dicho en este momento y todavía no puedes salir de esa cajita donde no puedes accionar, acuérdate de empezar desde menos cero. Acuérdate que no puedes empezar a hacer algo desde la grada tres, si ni siquiera te has puesto los zapatos para empezar. El objetivo parece gigante, ¿no? Como te decía, estar sano, pero ¿qué tal si le hago más chiquito? El objetivo es no sentir dolor a diario, pero eso también se siente demasiado grande. ¡Qué pesado! También eso se siente muy grande. ¿Qué tal si le cambias a solo por hoy? Y hoy me voy al gimnasio, solo por hoy. Mentirte a ti mismo es lo más fácil. Tú no puedes mentir a todo el mundo. Todos los días nos estamos mintiendo. Todos los días estamos mintiendo al universo. Todos los días estás mintiendo a tus papás, a tu familia, a tu novio, a tus hijos, a tus hermanos. Es súper fácil. Y lo más fácil es mentirte a ti mismo cuando dices, mañana voy. ¿Y qué tal si me hago un espacio de dos minutos? Y te vas alrededor de la mesa y dices, estos dos minutos son míos. No me importa qué es lo que estoy haciendo. Este es el objetivo de hoy. El objetivo de hoy es darme la vuelta a la mesa por dos minutos. De darte la vuelta, dos vueltas, es el objetivo de hoy. Y esos objetivos son como granos de arena. Y perdón, yo sé que este es el concepto más trillado del mundo cuando dices, es un granito de arena, como estrellas en el universo. Sí. Yo me acuerdo que cuando empecé esto del ejercicio, yo empecé desde, hoy me voy a parar 30 segundos. Imagínate, me voy a parar 30 segundos todas las horas que trabajo en la oficina. Y decía, wow, objetivo hecho. 30 segundos, ni siquiera un minuto. Pero esa era mi palabra. Yo dije, 30 segundos, me paro, 30 segundos, listo. Imagínate esa persona de hace meses, de agosto. No, obviamente. Qué susto. Jamás correría tanto. Esa persona no. Pero yo sí. Y claro, obviamente yo ahora pienso, por ejemplo, voy a correr una maratón. Qué tal si corro la maratón de Nueva York? Ah, espérate. Todavía no, porque todavía eso suena como que qué largo, qué grande, qué difícil. Obviamente, porque todavía no estoy en las condiciones físicas. Ni siquiera he salido porque es invierno aquí en mi estado. Ni siquiera he salido a correr en un espacio de naturaleza abierta. Todo lo he hecho en el gimnasio. Entonces, a ver, despacio, que voy de apuro. Voy a seguir corriendo mis tres kilómetros tres veces a la semana. Qué loco, no? Y lo voy a disfrutar. Wow, qué concepto. Voy a seguir disfrutando de esto hasta que me canse de disfrutar de esto y ya no quiera disfrutar más. Qué rebelde me siento disfrutando de mi vida. Qué rebelde me siento disfrutando de mi micro objetivo. Ay, qué rico darme la vuelta por la mesa o por el comedor de mi casa dos veces. Me siento súper bien. Pero y ahora el problema del tiempo. No tengo tiempo. Seguro que no tienes tiempo o le estás dando tiempo a otras cosas que realmente no te hacen feliz y tienes ese espacio ahí bloqueado para esa gente que te aburre, esa gente que te enoja, esos chismes que no te que no te hacen crecer como persona. Esas reuniones donde en lugar de salir rehabilitado, donde sales tan feliz que sientes que vas a explotar de la emoción y sales literalmente seco como el Sahara y te cansas y solo quieres ir a dormir. ¿Dónde pones tiempo? Sí va a ser difícil dejar alguna de estas cosas. Sí, sí lo he hecho. Para mí fue súper difícil y lo hablaré en otro episodio del podcast. Cuando dejé a todos mis amigos borrachos me quedé sola. Me quedé sola y fue muy difícil aceptar que tenía que moverme, que mi vida iba por otro camino y claramente ahora estoy feliz. Podría decir que me siento mejor que ellos en este momento. Y bueno, volviendo a esto de la disciplina y del objetivo macro a un mini micro objetivo. No voy a correr la maratón de Nueva York el año que viene. Tal vez lo corra el año después. Tal vez nunca lo corra. Pero por el momento lo que quiero hacer es disfrutar y darme la libertad de escoger y crear y modificar el objetivo a mi manera, como a mí me llene y como a mí me sirva. Porque no le va a servir a nadie más. Y hablando de esto de no servirle a nadie más, quiero integrar aquí otra cosa que me ha hecho extremadamente disciplinada. La gratitud. La gratitud es el sentimiento más elevado en mi lenguaje, es la actitud más sagrada, es la emoción más completa que me llena para seguir adelante. La gratitud es el sentimiento más elevado en mi lenguaje, es la emoción más completa que me llena para seguir adelante. Una vez que encontraste el micro objetivo que te hace feliz y que disfrutes, te vas a dar cuenta de que puedes hacer cosas que no te imaginabas hacer en tu vida con un poder fuera de este mundo. Imagínate levantarte todos los días y decir, puedo hacer esto. Solamente decir, puedo hacer esto. De verdad, se me pararon los pelos de los brazos en este momento. Me dio la piel de gallina. Gracias, porque quiero y porque puedo. Voy a hacer esto. De que tú puedes hacer estas cosas. Gracias, universo. Gracias, yo. Me doy gracias a mí, adentro de mi ser, por reconocer que lo que estoy viviendo en este momento no me ayuda. Esto que me hace sentir pesado, esto que me hace sentir desalineado, esto que me hace sufrir, esto que no me gusta. Gracias, cuerpo. Gracias, intuición. Gracias, corazón. Gracias, panza. Porque por eso me voy a guiar y voy a cambiar de camino. Y puedo crear estos objetivos. Y puedo crear esta vida que sueño. Ah, qué dicha. Qué dicha poder construir esa persona que queremos. Qué paz. Qué paz ser la persona que sueño todos los días. Y lo último, yo siempre tengo las manos en rezo y cuando digo gracias, gracias, universo, gracias, Dios, yo sé que hay algo dentro, una chispa. Es como una luz de colores que se expande, revienta y sale de mi cuerpo. Gracias, porque puedo moverme. Gracias, porque puedo ir al gimnasio. Gracias, porque puedo escoger la actividad que quiero hacer hoy. Gracias, porque quiero ser esta persona. Gracias, universo. Imagínate, Dios dice, wow, tú te estás parando realmente aquí y te estás viendo en el gimnasio todos los días. O tú quieres ser panadero y estás cocinando todos los días para hacer el mejor pan del mundo. Y lo primero que hiciste fue buscar la mejor harina, el mejor quesito, el mejor huevito. Con devoción, todos los días, algo chiquito, con disfrute, con creatividad, con amor. El amor que tengo hacia mis sueños, hacia la ilusión de vivir. No importa la edad que tengas, ¿no? Soñar y tener ilusión es algo que tiene que ser constante en tu vida. Y si no la tienes, bebé, a terapia. Bebé, tienes 60 años, 70, no sé qué edad tengas, me estás escuchando. Si no sientes eso, vamos a terapia. Busquemos dentro de nosotros, ¿por qué no se mueve esa chispa para construir objetivos, para hacer cosas lindas de nuestras vidas? Ahora me entiendes desde dónde viene la disciplina. Desde dónde viene esa, esa gana de hacerlo todos los días. Y mantener esa actividad todos los días. Es porque viene con mucha, mucha emoción, con mucho disfrute. Mmm, qué rico, qué rico se siente vivir así. Qué rico se siente crear así. Y bueno, en este momento, como te decía, estoy corriendo 3 kilómetros, 2.8 millas, 2.5 millas, dos, tres veces a la semana. Mi objetivo de hacer ejercicio es diario y es constante. Me ayuda muchísimo, como te dije, para no sentir dolor. Que es súper honesto, no es hipócrita. Y me encanta. Voy a dejar este tema aquí por hoy. Quiero volver en un año, dos años y ver cómo se ha transformado este objetivo. Acuérdate que la disciplina viene desde tu corazón. Con gracia, honestidad. Desde una, desde la forma más honesta de tu alma, de tu voz, de tu cerebro. Construir objetivos así, que sean tuyos, que sean claros para ti, no para nadie más. ¡Ay! Yo soy Dilma Kony y este es desde Menosero Podcast. Gracias por escucharme otra vez. ¡Qué hermoso que estés aquí! ¡Nos vemos!