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This is the story of a little ambitious girl named Laura. She saw a ballet dancer and became inspired to become one herself. However, her mother couldn't afford to send her to ballet school. Undeterred, Laura observed the dancers and practiced their moves at home. One day, a teacher noticed her talent and offered her free training. Laura worked hard and eventually competed in a ballet competition. Despite not having fancy clothes or shoes, she believed in herself and gave a heartfelt performance. In the end, Laura won the title of best ballet dancer, proving that obstacles don't matter when you have a dream. Esta es la historia de una pequeña niña ambiciosa, Laura. Un día, Laura acompañó a su madre para ir de compras. Por el camino se cruzaron con una bailarina. La niña estaba asombrada por su vestido y sus lindas zapatillas de ballet, que llevaba en las manos, colgando de sus cintas de raso. Laura siguió a aquella bailarina, mientras su mamá hacía unos recados. No duró mucho el seguimiento. Enseguida la pequeña bailarina llegó a una escuela, donde también había otros bailarines de ballet. Con los ojos bien abiertos, Laura los observó haciendo movimientos durante la clase a través de la ventana. Desde el levantamiento de las manos hasta las diferentes poses, todo fue una encarnación de la perfección. La madre de Laura se acercó y le dijo a su hija que se trataba de una escuela de ballet, donde niñas de familias adineradas y de élite se entrenan para competencias que se realizan anualmente en la ciudad. ¿Qué ganan los mejores? Preguntó Laura. El ganador obtiene el título de mejor bailarino o bailarina de ballet, con una beca gratuita para acceder a la escuela de ballet más prestigiosa del país. ¿De verdad? Yo también quiero ser admitida en esta escuela para obtener el título de mejor bailarina de ballet, dijo Laura a su madre. Mi niña no se va a poder, dijo mamá. Esta escuela es cara y no podemos pagarla. Luego la agarró del brazo y la sacó de ese lugar. Laura estaba desanimada. Quería convertirse en bailarina, pero no tenía dinero para ello. Al día siguiente se despertó más animada. Había tenido un curioso sueño y decidió no rendirse. Entrenaré de todos modos, dijo la niña mientras se levantaba de la cama. Laura empezó a observar a las bailarinas y a los bailarines de la escuela de ballet. Se colocaba cerca de una ventana en un lugar donde podía ver bien a los bailarines y bailarinas tomando las clases. Ella copiaba los movimientos y los practicaba en casa. Un día una maestra se fijó en ella. Cuando cerraron la escuela, salió y llamó a Laura a la escuela. Baila para mí, por favor, dijo. Laura estaba confundida, pero en cuanto escuchó la música empezó a hacer lo que había aprendido hasta ahora. La maestra se sorprendió al ver el talento de esta niña. La maestra quedó tan impresionada que decidió darle a Laura formación gratuita al terminar sus clases. Laura se puso feliz y recibió entrenamiento diario. Pasó un año y finalmente llegó el día de la competencia. Todos estaban completamente preparados. Laura llegó al lugar muy emocionada, pero enseguida se sintió mal. Viendo los bonitos vestidos y zapatillas maravillosas de todas las bailarinas y bailarines de ballet. Ella llevaba una sencilla malla y unas zapatillas viejas. La maestra entendió lo que le pasaba y le dijo. ¿Crees que solo un vestido bonito y unas zapatillas pueden hacerte ganar el título de mejor bailarina de ballet? Solo cree en ti misma. En ese momento se anunció el nombre de Laura. Ella subió al escenario con plena confianza. Actuó de todo corazón en el escenario. Cuando finalmente se detuvo, abrió los ojos y vio una ovación de pie por parte de los jueces. La sala se hizo eco de una gran ronda de aplausos. Finalmente, el sueño de Laura se hizo realidad. Obtuvo el título de mejor bailarina de ballet. Esto demostró a todos que si quieren algo de corazón, los obstáculos no importan. Ya que son solo escaleras que nos llevan a una posición más alta.
