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Entrevista con Josue Matute seminarista

Entrevista con Josue Matute seminarista

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Josué, a missionary, shares his story of being part of the Congregation of the Most Holy Redeemer and their mission to bring redemption to the poor and abandoned. He talks about his upbringing in a Catholic family, his love for serving God, and his journey to becoming a missionary. He explains that being a missionary means living in accordance with the teachings of Jesus and spreading the good news of the Gospel. Josué also emphasizes the importance of mission for the Church, stating that it is the Church's duty to propagate the faith and proclaim the salvation of Christ to the world. He highlights the role of laity in being missionaries, emphasizing the need for a sense of belonging to the Church and spreading the light of the Gospel in everyday life, on social media, in families, and in communities. He urges laity to bring back values and communication within families and to reach out to those on the peripheries of society. Hoy estamos aquí con Josué, misionero. Tiene aproximadamente 4 años a lo que anteriormente estuvimos conversando. Sin embargo, no hay nada mejor que escuchar la historia de quien la vive. Josué, bienvenido y gracias por estar aquí con nosotros el día de hoy en el podcast Boletín Parroquial. Cuéntanos acerca de tu historia, Josué. ¿Quién eres, de dónde eres y quién nos viene hoy a contar su historia en este maravilloso servicio? Muchas gracias, Paula. Bueno, sí, mi nombre es Josué Matute. Yo soy misionero redentorista. Ahorita, actualmente, tengo 3 años siendo postulante y 4 años en formación. Yo estoy en una congregación religiosa que se llama Congregación del Santísimo Redentor, fundada por San Alfonso María Ligorio. Y bueno, lo que me ha llamado la atención de esta congregación es precisamente su carisma misionero, llevar esa abundante redención a las personas más pobres y abandonadas. Eso es lo que me ha llamado la atención. Y bueno, mi historia, pues yo soy de Nicaragua, de Managua, Nicaragua, y yo nací, gracias a Dios, en una familia católica y posteriormente, en el 2015, yo entro a Pastoral Cueni. En Pastoral Cueni conozco a Dios, al Señor, a la iglesia, más profundamente. Y bueno, me termino enamorando completamente del servicio a nuestro Señor y me nace la inquietud en el 2017, estando ya en la universidad, estudiando arquitectura, hasta que posteriormente, bueno, se me da la oportunidad, gracias a Dios, de acceder a esta congregación. Y bueno, aquí estoy sirviéndole a Dios, ¿verdad? Y también a ustedes, ¿verdad? Y ahorita actualmente estoy haciendo servicio pastoral en la parroquia de San Joaquín de Flores, con las pequeñas comunidades, junto con mi cobrermano Stanley Gadea. Perfecto, José. Y ahora sí, bueno, vamos a lo que vinimos, como dicen. La primera pregunta que te tengo para el día de hoy es, ¿qué significa el ser misionero? Perfecto. Ser misionero. Muy bien, si nos vamos a la raíz etimológica de la palabra misión, nos podemos dar cuenta que viene del latín misio, que significa envío o acción de enviar. Es curioso que esta misma palabra sea en griego apóstolos, de donde viene apóstol, por lo que podemos deducir que Dios envía a sus apóstoles a una misión. Entonces, el ser misionero, precisamente es, el ser misionero, para mí, es cumplir el mandato de Jesús. ¿Pero cumplirlo de qué manera? Bueno, más que eso es vivir cumpliendo con el mandato de Jesús. Esto significa llevar una vida coherente con el Evangelio, una vida que se manifieste en la alegría de la buena noticia. Es decir, que manifieste la buena noticia anunciada por la palabra de Dios. Y la palabra de Dios, es verdad, no entendida solamente como las Sagradas Escrituras, que también son palabra de Dios, sino también como la palabra de Dios hecha carne. Es decir, la palabra de Dios que se ha encarnado para venir en pos de nosotros, en pos de sus hijos, y presentarnos al Padre y revelarnos su intimidad. Por lo tanto, el ser misionero es eso, cumplir, vivir cumpliendo esa palabra de Dios, vivir cumpliendo ese mandato de Jesús, de ir y hacer discípulos a los pueblos. La segunda pregunta que tenemos para hoy es, ¿cuál es la importancia de la misión para la iglesia? Muy bien. Bueno, para empezar, yo diría que la misión en la iglesia es una característica esencial de la misma iglesia, es decir, la iglesia es misionera por naturaleza. En un documento del Vaticano II, llamado Agentes Divinitus, nos presentan que en el numeral 2, nos dice, la iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que procede de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. Por lo tanto, es importante la misión dentro de la iglesia en cuanto que es su deber propagar la fe y anunciar la salvación de Cristo a toda la tierra. Es deber, puesto que Cristo así lo ha querido y lo ha mandado por destino del Padre Jesucristo. Al venir, su misión fue mostrarnos al Padre y nuestra misión como iglesia es precisamente ir y anunciar a los pueblos esa buena noticia que Jesús nos ha dado y esa buena noticia que implica una alegría en el Evangelio, es decir, que implica que con nuestra vida nosotros vamos a manifestar ese gozo de sentirnos amados, de sentirnos hijos. El Señor vino a manifestarnos su amor, el Señor vino a manifestarnos su intimidad. Entonces nosotros debemos de precisamente dar a conocer ese amor, esa misión de Dios, ¿verdad? Dar a conocer a Cristo y por medio de Cristo salernos hijos amados del Padre. Entonces, la importancia es esa, la importancia es cumplir con el mandato de nuestro Señor, pero hacerlo más que todo por amor. Así lo resumiría yo. Esas dos palabras, José, y complementando esto que acabas de decirnos, ¿qué refiere o qué requiere un laico hoy en día para ser misionero? Muy bien. Bueno, para ser misionero, más que requerir algo, yo creo que necesitamos tener sentido de pertenencia, es decir, sabernos pertenecientes de la iglesia, porque como hemos dicho en la pregunta anterior, el ser misionero o la vida misionera es natural, es naturaleza de la misma iglesia. Por lo tanto, el sentirnos parte de la misma iglesia es precisamente que estamos siendo misioneros. ¿De qué forma? Bueno, siendo parte de esa misma iglesia. Puesto que si decimos que la iglesia es misionera por naturaleza, entonces cualquier laico comprometido por anunciar el evangelio, no solo de palabras, sino también con testimonio de vida, está siendo misionero, ya que está llevando el evangelio a su propia carne a los demás. Y esto lo podemos ver nosotros en la vida de los santos, en la vida de los mártires, que ellos dieron ese testimonio de amor por Cristo. Ok, y ahora, gracias por este ejemplo, por esta explicación tan bonita. Y ahora, pensando en lugares, José, ¿en qué tipo de lugares estamos los laicos llamados hoy para hacer misión? Muy bien, pues, considerando, ¿verdad?, que la misión no solamente se trata de un evento una vez al año, ¿verdad?, sino que se trata de una vida. La iglesia es misión, la vida de la iglesia es misionera, la vida del laico debe ser igualmente misionera. Por lo tanto, yo opino que primordialmente el laico está llamado a hacer misión en su propia vida, es decir, en la vida cotidiana. Y, bueno, luego, ¿verdad?, en las redes sociales que vemos hoy están minadas de mucha información, o mucha, más bien, desinformación, ¿verdad?, entonces debemos de acudir, ¿verdad?, a, precisamente, a hacer luz. Dios nos manda a hacer luz y a hacer sal de la tierra. Precisamente, entonces, todo cristiano tiene el deber de hacer luz en esos espacios, ¿no?, donde hoy se requiere tanto la luz del Espíritu Santo y tanto la luz de un cristiano bien formado, ¿verdad?, por la doctrina católica, bien formado por la iglesia. Todos esos espacios necesitan, de verdad, pues ser formados, ¿no?, pues ser iluminados desde la palabra de Dios y ser iluminados desde la vida del mismo cristiano. Luego, en su familia, ¿verdad?, hoy vemos en la sociedad como, lamentablemente, se están perdiendo muchos valores en la familia. Y estos valores, por ejemplo, una de las desventajas que tenemos hoy en un fenómeno que se está dando, que se ha dado en los últimos, en estos dos últimos siglos, que se llama la globalización. Una de las desventajas de esta globalización es la tecnología y el acceso a tanta desinformación, como yo lo venía diciendo. Pues, bien, entonces, estas tecnologías, muchas veces, bueno, son un arma doble filo. Nos ayudan, pero también nos limitan a otras cosas. Nos unen a otras, a personas que tal vez están lejos de nosotros. Por ejemplo, la pandemia nos ayudó mucho, pero también nos aleja de las personas que están cerca de nosotros. Entonces, yo creo que en la familia, bueno, muchas de estas cosas, muchos de estos valores, el hablar, la comunicación, el diálogo, el padre con el hijo, el hijo con la madre, con los hermanos, el pasar el rato en familia, yo creo que esos valores principales se están perdiendo. Y bueno, otra cosa que también se está perdiendo es orar como familia, orar juntos como familia. Sé que muchas familias, gracias, bendito sea el Señor, lo están haciendo, pero muchas otras, pues, muchas otras no lo hacen. Sus hijos no rezan con sus abuelos. Los abuelos están rezando solitos y todo. Y no hay un ambiente de comunidad en la misma casa, porque cada uno está con su aparato tecnológico en cada habitación. Y eso es una desventaja que nosotros, pues, tenemos que superar, que superar. Entonces, en la familia, además que en la familia como núcleo de la sociedad, la familia precisamente es donde nace, donde nacen los valores, es donde nace la persona que mañana va a llegar a ser un ciudadano, un buen ciudadano, ¿verdad? Y no necesariamente un buen ciudadano. Los cristianos estamos llegados, llamados a ser santos, ¿verdad? Estamos llamados a santificar nuestro entorno. Entonces, otro ambiente donde estamos llamados a ser misión es en la comunidad, en nuestra comunidad. Ahorita que estamos trabajando en las pequeñas comunidades, bueno, unas cosas de las que nosotros hemos enterado y la gente nos ha dicho y todo eso, es que antes, antes de la pandemia, mucha gente se conocía esto y lo otro, pero después de la pandemia, y no solo, y esto no solo en las pequeñas comunidades, sino también en toda la iglesia y en todas partes del mundo, se está dando una especie de individualismo, ¿verdad? El concepto burbuja que en la pandemia la hemos asimilado, el concepto burbuja se ha quedado con nosotros, somos unas burbujas sociales, no nos atrevemos a ir más adelante. Entonces, yo creo que en la comunidad se debe también evangelizar, en la comunidad también se debe misionar, y sobre todo en las periferias, ¿verdad? Como dice el Papa Francisco, en las periferias, no solamente las periferias geográficas, sino también en las periferias existenciales, es decir, en aquellos ambientes donde hay jóvenes, por ejemplo, que se encuentran en una periferia existencial, es decir, alejado totalmente de una sociedad, ¿verdad? Alejado totalmente de los ambientes comunes donde ellos se han hecho su propio confort, ¿verdad? Alejados de las drogas, alejados lamentablemente en el alcohol, en la pornografía, alejados en muchas situaciones que lamentablemente ellos mismos, pues, en muchas situaciones ellos mismos se van perdiendo y ellos mismos sienten, pues, o sea, sienten esa falta, sienten ese sin sentido de la vida. Entonces, creo que es importante evangelizar esos ambientes, esos lugares, ¿verdad? Y sobre todo, bueno, me faltaron ambientes y todo, pero yo creo que en esos lugares especialmente se puede ir a evangelizar, se puede ir, se puede misionar. Qué entrevista tan completa, José, y ya, por Dios es con su espíritu. Definitivamente, gracias por acompañarnos en este ratito, y antes de cerrar... Con muchísimo gusto, gracias a ustedes, y también a todos los que nos escuchan. Antes de cerrar, nos gustaría que escuchen la frase, y nunca olviden, hermanos, que llevemos el evangelio, estamos llamados a misionar y a dejarnos guiar por la voluntad de Dios. Así que para cerrar, escuchemos esta frase, y gracias a todos los que hoy nos escuchan. Perfecto, muy bien. Bueno, la frase que me ha motivado a mí a seguir adelante en este estilo de vida es la cita bíblica de Jeremías. Recordar antes de decir la frase que todos estamos llamados por Dios a un plan, a un proyecto, un proyecto de vida, a ser precisamente, a ser misioneros de esa abundante redención que el Señor nos da. Entonces, por eso, esta frase quiero dedicársela a toda la audiencia que nos escucha, y que esa audiencia haga propia esta frase. Jeremías 1, versículo 4. Me llegó una palabra de Yahvé. Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía. Antes de que tú nacieras, yo te consagré y te destiné a ser profeta de las naciones. El 4 al 5. Entonces, esa es la frase que a mí me mueve, sinceramente, me mueve las entrañas. Saber que Dios nos ha amado desde la eternidad, y que antes de que nos formáramos en el bien de nuestra madre, Él ya nos conocía, ya tenía un plan para nosotros. Él nos había llamado y nos había destinado a ser profeta de las naciones. Eso es, a ir y anunciar esa abundante redención, ese abundante amor que el Señor nos tiene y por la cual se ha hecho hombre, para mostrarnos al Padre y sabernos hijos de Dios. Muchas gracias, Gusuela, de verdad, y gracias a todos los que nos escuchan. Hemos llegado al final de este episodio y nos vemos en el siguiente. Gracias. Muchas gracias.

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