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The importance of food in the lives and celebrations of the Totonac people is discussed in this transcription. The Día de Todos los Santos, or Santuchni, is a traditional celebration where offerings of different foods are made to honor and remember deceased loved ones. However, the celebration is being influenced by external festivities like Halloween and commercial interests. Traditional foods such as tamales and mole are prepared for the occasion, and the preparations begin on the last day of October. The interviewees express the significance of carrying on these traditions and preparing the food for their ancestors. The transcription also includes details about the specific foods prepared and the rituals associated with the celebration. Voces del Coyo Machuche Voces del Coyo Machuche ¿Te has imaginado que comen los muertos? Los alimentos son parte esencial de nuestras vidas y hasta en la muerte. No solo cumplen la cuestión de alimentarnos, sino también engrandecen el alma. En cada alimento se guarda nuestra forma de vivir, nuestra apreciación del mundo, las maneras en cómo convivimos y en cómo nos organizamos en nuestras familias y en la comunidad. Los alimentos también viven en los rituales. Uno de los ejemplos es el Día de Todos los Santos o como los abuelos nos han dicho, Santuchni. Tristemente, el Santuchni está siendo transformado por festejos externos como el Halloween, por la idea de que la celebración del Día de los Muertos tiene que ser igual en todos los pueblos del país y también por el aprovechamiento de la derrama económica que implica que turistas lleguen a conocer y reconocer un lugar que vive el Día de los Muertos. Provocando así que las cosas se realicen para los externos y dejando de lado la importancia que tiene esta celebración en nuestras vidas y familias. Desde la visión de nuestros abuelos y abuelas, la muerte es concebida como el paso hacia otra nueva vida. Las almas que salen del Kalinín y que llegan a visitar a sus familias son recibidas con ofrendas en donde con alegría se ponen diferentes alimentos que representan el cariño, el recuerdo, la memoria y el sentimiento de que aún están con nosotros. En este Santuchni queremos compartirles las voces de las mujeres totonacas que ocupan un papel importante en cada uno de sus hogares y quienes se alistan para recibir a sus seres queridos, cocinando distintos tipos de alimentos que colocan en sus altares en esta fecha tan importante para las comunidades totonacas del territorio del Hoyo Machu Chuchu. Le agradecemos mucho su tiempo, ¿me podría decir su nombre por favor? Claro que sí, Lidia Rivera Hidalgo. ¿Cuántos años tiene Mañana? 42. ¿Dónde vive? Los Huetlacos. ¿Para ustedes es importante el Santuchni? Sí, muy importante. ¿Por qué? Porque los santicos, mis padres, mis abuelos, todos llevaron esta religión de celebrar estos días de todos los santos. Son costumbres de uno también que lo tenemos que hacer y llevar para que uno también, si no lo lleva uno, bueno, si no está uno para hacerlo, pues también, digo, no está bien porque los antepasados nos dieron a saber que son días santos, de todos los santos, y tenemos que celebrar el día de los difuntitos, que se van, que Dios los tenga en un santo descanso y que estén bien. ¿Usted cuándo inicia sus preparativos para el día de todos los santos? Bueno, aquí la costumbre era de los antepasados, era el día último de este mes, llegaban las ánimas que son los angelitos, los niños que se mueren chiquitos. Y después de ahí, pues ya se celebra el día primero, que serán ya los tamales de los grandes, de los difuntos grandes. ¿Y el dos? Pues el dos es una repartición de tamales. ¿Y generalmente a quién se los reparten? Pues anteriormente era que nuestros padres, así como a mí me lo hicieron, yo tenía que ir a visitar a mis padrinos, a mis padrinos, compadres de mis padres, ¿verdad? Y les teníamos que llevar ofrendas. La ofrenda se compone de los tamales, tortillas, frutas, y aparte de eso se les llevaba un jarro de... antes se acostumbraba al jarro de barro, que ahora ya no existe, ¿verdad? Porque ya la gente se modernizó. Y entonces allí mi mamá nos ponía la carne, la mejor para los compadres. ¿No existe el jarro de barro? Sí, el molito, tortillas, atole, todo, el pan, que se acostumbre. El pan, tortillas calientitas, saliendo el comal. Se les hacía el romerito de tortillas y es lo que se llevaba. Pues se les acostumbra. ¿Y usted hace una comida especial para Santuzmi? Bueno, la comida especial que nosotros hacemos son las que nos enseñaron y no nos quitamos de las costumbres. ¿Quiere saber qué se hacía? Sí, ¿cómo se hacía? Pues el día de los niños, que se dice de los angelitos, se hacen tamales de dulce, tamales de frijol, que eran los pulatlas, que eran los tamales de arrejón, atole, y pues el pan que se pone para niños. Nada más estaba allí desde el día, del medio día al otro día, medio día se quitaba y ponía el intensario. El intensario en el altar, se echa uno a los santitos y ahí se deja hasta que, bueno, sí, puede uno cada dos días. Y la cera pura, que ahora ya también ya no se acostumbra, pero sí, la cera amarilla, que era larguita. Y como anteriormente las costumbres de nuestros padres, pues no se acostumbraba al candelero. No se acostumbraba, digamos, así, pues como ahora que ya hay que adornar un trazo para poner la vela, ¿no? Se ocupaban las, el plátano se cortaban en pedazos así, como de unos 30 centímetros, y ahí se enterraba la cera. Y personas que no querían hacer eso, la enterraban en el piso, en el suelo, hacia el hoyito, y allí sepultaban la cera y ahí estaba. Era una cera pura. Y el incenso. Y para los adultos. Para los adultos ya era otra comida, pero eso hacía, por ejemplo, los tamales de mole, de salsa roja, de chile focle o podía ser de chile rojo. Y eso que se preparaba al otro día. Y también lo mismo, el café, se le ponía surrito de aguardiente. Costumbres. Surrito de aguardiente y aparte de eso, una cervecita, si estuviera, o una botellita de jerez, anís, rompope. Si ya se acostumbraba al rompope. El rompope lo hacían acá. No era que se traiga de otro lado. Había señoras que, que antigüitas, bueno, de los grandes, que ellos preparaban el rompope, el jerez, el que le decíamos el anís del mono. Sí, muy sabroso el anís, que ahora ya viene en botella. Se viene pintado un changuito, un monito allí. Ajá. Y ya se les ponía lo mismo, el café, tortillas, y lo que hubiera de comida. Eso era el día de los grandes. Echaban cuetes para que seguro iban a llegar los difuntitos. Y de todas esas comidas que me dijo, ¿cuál es tu favorita? La de ahora. Ajá. La mía. Ajá, la que ponen en la taza. Es lo mismo. Yo sigo las costumbres, no he hecho cuetes. Pero sí, sí, este, preparo. Ahora ya no pongo un litro de aguardiente. Digo, no, ahora un vasito. Es una cervecita. Y de los tamaños, ¿cuál le gusta para vos? Los de mole. Los de mole. Son especiales para los grandes. ¿Cómo prepara los tamaños de mole? Ah, pues se preparan con los ingredientes que ocupaba uno. Bueno, a lo que a mí me enseñaron. Y antes nada más era con plábu y canela, pero ahora ya hay más ingredientes y ya se le pone otro tipo de ingredientes. ¿Usted cree que esa comida la prepara para alguien en especial? Bueno, en especial, sí, cómo no. Mis padres. Mis padres en especial. Ahora mi hija está con Diosito, ¿verdad? Y todos los que están muertos, van al cielo. No sabemos cómo, pero llegan. Los días llegan en casa. Entonces, los sentimos con los ojos. Claro que sí. Pues muchas gracias, le agradezco su tiempo. Eso es. Y por compartir. No, claro, me gusta mucho platicar esas cosas. Me gusta mucho. Pero al otro día de que ya era el último día de poner el ofrendo de tamales y eso, es que se hace comida especial para que dejen comidos los difuntitos. Entonces ya se pone el mole y si hay totolito, pues una piernita de totolio, un pedazo de carne de pluma o de puerco y se hace un arroz. A lo mío se ponemos, que será chocolate, el pan compuesto. Ahora ya, que sigue lo mismo. Eso ya fue, es que ahorita en mi época, antes eran los bolillos, las tortitas y todo, y un romerito de tortillas en una servilletita. Y la servilleta tenía que ser limpia y nueva, limpia y nueva. Y se ponía en cajetitos. Yo lo sigo haciendo en casuela, ya tengo mi casuelita nueva. Lo sigo haciendo en casuela. Ahí pongo la carne, pongo el molito y el arroz lo pongo en un plato. Y ya, es la tole que se le trace para él y ya se pasa. ¿Y a qué hora se van? Bueno, se les pone el día de que se van los niños, ya comienzan a llegar los grandes. Y al otro día se van los grandes. Ya se despiden y se le pone, yo también lo arreglaba muy alto, ya mañana, primero de agosto, se le pone un caminito de flores de serpazochis, que esas no deben de faltar en el altar. Oye, yo no voy a presumir que voy a comprar flores de las que traen de Zacapuazla. No, no, no, no, no. O de, que traen de por allá, no. Yo siempre mis serpazochis con el tepejilote, para que se huela a difunto, que Dios viene. Y el incendio que no debe de faltar, diario, diario, diario, en la noche ya no, pero durante el día sí lo ponemos y ya. Y la ofrenda que se le lleva, en ese mismo día se lleva la ofrenda a los padrinos, en una canasta, que según eran las canastas de antes que usábamos. Ahí se ponía el mole en un jarrito, se llevaba las tortillas envueltas en servilletas, y este, y carne, y arroz. Y ese era lo que se llevaba. Al otro día, y ya la persona, como ustedes que van llegando, se les tiene que dar de comer. Bueno, como ahorita que les dije yo, me gustan, comerse un taquito. Y se lo tenían que comer, no les iba a poner un tercio de tamales tampoco, pero unos dos o tres se los podían comer. Es la costumbre de uno que llega a la visita y se pasan a ver, supónme, porque dicen que se los hace uno a la plana. Y cuando llega una persona, y es una ánima, que va a la casa, y hay que atenderlo y así. Sí, esa es la cosa, son costumbres de nosotros. ¿Y con un molito? No, sí, claro, y el adorno se pone bien. Porque yo desde una niña, desde que era yo una niña, mis padres nos enseñaron. Hacíamos un altar chiquito, y decían, pon tu altar, aunque fuera en un cajón. Y ponía yo la imagen y ponía yo el altar. Y me decía, pon tus tamales, y si los prepara chiquitos, los ponía. Era un gusto para todos, porque ya sabía uno lo que tenía uno que hacer cuando fuera uno grande. Y esas son las costumbres que ahora hasta mis hijas lo hacen, porque yo se los enseñé. Yo les dije, háganse servilletitas para que el día que lleguen las ánimas, la comida, los tamales, los tortillitos, se tapen con una servilleta. Y tenía que ser listo, y bien planchadito. Antes la plancha era de brazo. Y se calentaba. Se calentaba, sí. Yo ya me modernicé, porque ya mi señora me había comprado una plancha que se ponen en el comal, y con esa plancha rayaba mis servilletas o sopas. Así es, pero mis padres con una plancha de brazo, estábamos planchando, porque nos poníamos realistas, porque venían las ánimas. Y la cera pura que nos faltaba, y el incensario, con copal o incensio, y lágrimas, yo ocupo lágrimas, lágrimas. Muy bonitas, huelen muy bonitas. Y ya les digo, se caminita, se va de su lado. Bien, bien, bien, sí. Y se atoran las plantas, así que bonita. Así es. Qué bonito. Le agradecemos. Es una cosa que sí es costumbre. Buenas tardes, nos puede decir su nombre, por favor. Alba Barrientos Aldana Facete. ¿Cuántos años tiene usted, doña Alba? 64. ¿Es aquí usted de municipio? Soy de Huetlalpa. Usted tiene más de 30 años. Más de 30 años, y yo me la llamo Hueca. Para usted, doña Alba, ¿es importante el santofle? Sí, es importante porque es una tradición de los antepasados, que cada año ponen su ofrenda, les hacen fiesta para los difuntos. ¿Cuándo inicia con los preparativos para la celebración de todos los santos? Desde el 30, que es el Día de los Chiquitos, a medio día empieza. A los chiquitos, los difuntos chiquitos, se les pone atole, su agüita, sus tamales de dulce, todo para los chiquitos. ¿Y hay más días? Bueno, ya el 31, pues ya es Día de los Grandes, que viene a medio día también. El 31 ya se esperan los difuntos grandes, para eso ya les ponemos también sus tamales de mole, lo que comían ellos, y si eran hombres, tomaban, les ponían su cerveza o su pucho, y otras ofrendas, como pan grande, que es para los grandes, pan compuesto. Y se les pone su mole, un plato de mole o dos platos, o una cazuela, se les pone para todos. Esa es la tradición. ¿Y a días siguientes, el 12 de noviembre? Ya el 12 de noviembre, a medio día, ya se reparte la ofrenda, a los compadres, a los conocidos, y así ya se comparte para todos. Tiene que ser después del medio día. Después del medio día, ya se acaba según todos. ¿Hace usted en estos tres días en Santófnia, hace usted una comida en especial? Pues eso, los tamales y el mole. ¿Cómo lo prepara usted? Pues el mole, pues es que se le pone todas las especies, de chile ancho, bueno, chipotle, muy poquito para que pique, y sus especies que son sus ingredientes, como clavo, canela, galletas, y el pan tostado, es su recaudo, que le dicen. ¿Y los tamales, cómo los prepara usted? Pues los tamales también, pues el mole, o los de cominos. Tamales de cominos es chipotle, nada más el chipotle hervido con tomate y poquitos cominos. Y ya se prepara la masa con manteca y sal, y ya luego ya se van envolviendo en hojas de papatla. ¿Cómo aprendió usted a hacer estas dos comidas, el mole y los tamales? Pues mi mamá, así ponía la ofrenda, y así al mole, y así a los tamales, todo eso. ¿Su mamá fue quien lo enseñó? Ajá, mi mamá. ¿Cuándo usted prepara, bueno, esa comida, la prepara para alguien en especial? Bueno, pues no puedo decir en alguien especial, porque son todos los juntos, ¿verdad?, que vienen. Pues yo creo que vienen, es la tradición, que vienen a comer todos. Se les prepara para todos. Para todos. Bueno, señora, muchísimas gracias por su participación. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada. De nada.