LUNES XXVII TO

The Gospel reading today explores the question of inheriting eternal life. Jesus affirms that loving God and others is the way to achieve this. However, a scholar seeks to evade the truth by asking who his neighbor is. The story of Jonah in the first reading shows the consequences of turning away from God's will. Many of us may suffer from a similar syndrome, trying to mitigate our faith and avoiding the challenges of being a true Christian in our society. We often prefer mediocrity over striving for excellence. But if God believes in us, we should believe in ourselves and not settle for less than what God dreams for us. Palabra de vida hoy, lunes vigésimo séptimo del tiempo ordinario, al pan por la Palabra. Del Evangelio según San Lucas. Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo, que está escrita en la ley, que lees en ella. El letrado contestó, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo, bien dicho, haces esto y tendrás la vida. Pero el letrado queriendo parecer como justo preguntó a Jesús, ¿y quién es mi prójimo? La historia de Jonás que narra la primera lectura de hoy, muestra cómo es difícil si no imposible huir de la voluntad del Señor para alguien que lo ha conocido y ha tenido una estrecha relación con Él. Dar la espalda a Dios sabiendo a quien se le da la espalda, fractura la conciencia de la persona y le suma en un desquiciado torbellino interior con inevitables consecuencias más allá de la interioridad de la conciencia. Es la suerte que corre Jonás hasta que se da por vencido y recupera su identidad asumiendo la vocación, la misión recibida del mismo Yahvé. Muchos de nosotros podemos padecer el síndrome de Jonás por mitigar nuestra vida de fe y aplacar todo afán de renovación y testimonio al resultarnos demasiado bravosos ser cristiano y aspirar a serlo de modo auténtico en medio de las circunstancias que nos impone esta sociedad nuestra. El letrado que nos muestra la lectura del Evangelio está haciendo algo semejante a esto al tratar de refugiarse en argumentos especiosos y bizantinos que le evadan de la verdad que de modo insobrepasable demuestra aquel que es la verdad en sí misma. En lo profundo de nuestra conciencia sabemos que es lo correcto según Dios para muchas circunstancias de la vida diaria y muchas opciones en las que preferiríamos ignorar la voluntad del Señor. Siempre es mucho más sencillo y cómodo refugiarse en la tibieza y en la mediocridad que aspirar a la excelencia, a pesar de las circunstancias adversas y de las propias flaquezas. Pero si el Señor crea y confía en nosotros, quizá deberíamos creer un poco más cada uno en sí mismo y no conformarnos con menos de lo que Dios sueña para cada uno de nosotros. Un abrazo de paz y bien de vuestros hermanos menores desde Toledo.