SABADO XXXI TO S

Palabra de Vida Hoy, Sábado 31º del Tiempo Ordinario, Memoria de San Martín de Tours, Obispo, al pan por la Palabra. Como dije ayer, todo santo tiene un pasado y todo pecador un futuro. San Agustín, San Francisco, San Ignacio, San Martín de Tours, o los más excepcionales mártires que han dado su vida por el nombre de Cristo no son una excepción. El mejor modo de reconocer cuántas gracias hemos de dar diariamente a Dios es recordar quiénes y cómo éramos antes de permanecer en íntima relación con Él, y cómo podríamos haber llegado a ser si el Señor no nos hubiera buscado, perseguido, hasta darnos alcance. Cualquier ser humano en comunión con Dios es capaz de lo mejor, y cualquiera que quiera vivir contumadamente dándole la espalda es justo capaz de lo contrario. Nadie crea que puede sanarse de la letra del pecado por sí solo, ni nadie piensa que la salvación y la santidad están fuera de su alcance. La esperanza cierta de saber que el Señor nos busca por puro amor, la fe recta que nos asegura que hasta los renglones más torcidos de nuestra vida servirán para el bien en manos de Cristo, la caridad perfecta que tiende a corresponder a tanto amor recibido, dándose a todos, sin excepción, del modo que sea posible y siempre con alegría y gratitud, que es el camino de los que se miran como Dios les mira. Este es el sendero que nos señala hoy el Evangelio de Jesús, y que ya siguieron santos tan señeros y radicales como Martín de Tours, San Pablo de Tarso, San Francisco de Asís y tantos otros. Nunca despreciamos a nadie por su lepra, porque también es la nuestra. Con la humildad que podemos os saludamos con paz y bien, con afecto, vuestros hermanos franciscanos desde Toledo.