Details
Nothing to say, yet
Nothing to say, yet
The passage discusses the humbling state of the people and the lack of leaders and offerings. It emphasizes the need for a contrite heart and humble spirit as a sacrifice to God. The Gospel passage talks about the importance of forgiving others, or else facing consequences. The passage reflects on the challenges faced by Christians in a secular society that rejects God. It calls for humility and forgiveness, and encourages a path of change and renewal. It also mentions the Franciscans' commitment to embrace everyone with peace and goodwill. Palabra de vida hoy, martes tercero de cuaresma, al pan por la Palabra. Del profeta Daniel. Ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos. Hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. En este momento no tenemos prÃncipes, ni profetas, ni jefes, ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso, ni un sitio donde ofrecerte primicias para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espÃritu humilde como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, porque los que en ti confÃan no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro. Del Evangelio según San Mateo. Y el Señor indignado lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Poco a poco de la primera lectura de hoy nos calza con nuestro número a los cristianos, particularmente en Occidente. Ojalá nos calce no sólo la descripción de las circunstancias que soportamos por los pecados propios y por los de quienes nos aborrecen, sino también la respuesta que ofrecemos a Dios ante estas circunstancias tan dolorosas y amenazantes. Los cristianos hoy padecemos el rechazo beligerante de una sociedad materialista, secularizada y secularizante, que trata de deconstruir la historia y al ser humano con ella para crear una realidad alternativa en la que la ideologÃa que la mueve y a la que sirve reemplace el mismo Dios. En numerosas ocasiones nuestras respuestas y actitudes junto con nuestros defectos y pecados, a veces absolutamente atroces, no hacen sino dar alas a nuestros enemigos y agravar la situación en la que la ideologÃa de los poderosos sume a todos aquellos, cristianos o no, que pretenden vivir con libertad según su conciencia. La palabra de Dios hoy nos señala el principio de un camino de cambio y renovación que por ponernos a nosotros sobre otros raÃles pueden alterar la dirección de todos los trenes. Para humildad frente a Dios y para con toda humana criatura, a quien se entrega tanto amor como perdón tras haberlo recibido de Dios y haber retomado el sendero de la obediencia filial a esa sabidurÃa de nuestro Padre Dios que quiere que todos los seres humanos se salven y que lo hagan juntos y además unidos. Es utópico, sÃ, pero ¿de qué otro modo sino persiguiendo la utopÃa podemos soñar y hacer realidad el mismo sueño de Dios? Soñadores desde la cuna, vuestros hermanos franciscanos se empeñan en abrazar a todos y a vosotros particularmente con la paz y el bien.