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La Prioridad del Reino II - Pr. Albert Pabon

La Prioridad del Reino II - Pr. Albert Pabon

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The speaker emphasizes the importance of priorities in life and how they shape our outcomes. Having clear priorities leads to a successful and fulfilling life. Priorities are the system that God has established for us to be effective. The speaker gives examples of how prioritizing certain things can lead to positive results. They also discuss how aligning ourselves with God's priorities can have a significant impact on our lives. The speaker then talks about the priority of God's kingdom and how it is important to make Christ known and honored. They mention that God sent His Son to enrich our lives and impart His grace to us. The speaker encourages listeners to align themselves with God's will and allow His life to express through them. They use the analogy of a kingdom extending its influence to illustrate the concept of God's kingdom and its impact on the world. La vida está hecha para que sea sencilla. Las prioridades hacen que tu vida sea certera, que dejen el blanco. Pero cuando en una vida no hay prioridades, sino que vamos por ahí a ver cómo lo vamos haciendo, ¿no? Es un ejemplo, yo le hago un ejemplo a los cabezas de familia, a un padre, a una madre. Imagínate que tú cobras tu sueldo, ¿ok? Y te compras un boltaba de oferta, luego te compras un set de maquillajes, luego te vas al cine, cenas, y bueno, después haces mercado, pagas el alquiler con lo que te quede. Sería un caos, ¿no? Así es exactamente una vida que no tiene prioridades. Las prioridades es lo que hace que usted tenga resultados. Las prioridades es lo que hace que usted no trabaje en vano. Las prioridades evitan que el tiempo pase y nos despertemos un día con canas y digamos se nos pasó la vida. Tener prioridades claras es ganar o tener una vida con, no solo con resultado, con fruto, ¿ok? Las prioridades son el sistema de vida que Dios ha establecido para que nosotros seamos efectivos. Usted se levanta, como prioridad usted se cepilla la boca. Imagínese que cepillarse los dientes no sea una prioridad en su vida. ¿Se imagina? Se van a meter con su mamá en la calle. Imagínese, no sé, dormir no sea una prioridad. El envejecimiento se acelera. Imagínese que para usted comer bien o nutrirse no sea una prioridad. Bueno, yo lo importante es que no tenga hambre. ¿Me es igual si es Burger King con helados o me es igual si es un pescado con vegetales? Me es igual, yo lo que no quiero es tener hambre. No, las prioridades, diga conmigo, levante su mano, diga, las prioridades hacen que mi vida sea certera, que goce de salud, que tenga una familia estable. Las prioridades es ese sistema que Dios ha dado para usted. Ahora yo quiero hablarle, porque esto es una introducción, porque el concepto prioridad lo abordamos la semana pasada. Pusimos bastos ejemplos. Por ejemplo, cuando una persona está enferma, para el enfermo en el hospital nunca es lejos. Porque si está enferma y si se está infartando hay que llevarlo, no importa donde esté el hospital. ¿Ok? O cuando nadie está ocupado para lo que ama. Hola, ahora no puedo hablar contigo, estoy muy ocupado. Realmente es que esa persona no es una prioridad para usted. Si fuese una prioridad no importa lo que usted esté haciendo. La prioridad dice que usted debe responder esa llamada. Amados, de eso quiero hablarles. La semana pasada hablamos de nuestras prioridades y hoy voy a hablar de la prioridad de Dios. Diga, Dios también tiene prioridades. Amén. Oro a Dios, vamos a oramos, dígale, Padre, queremos conocer a Dios. Oro a Dios, vamos a oramos, dígale, Padre, queremos conocer tu corazón. Alinearnos a tu querer y participar en tu propósito. En el nombre de Cristo Jesús. Amén. Póngale cuidado. Cuando uno se alinea, cuando uno es aliado del querer de Dios. Cuando uno se pone al lado de los intereses de Dios, nuestras vidas tienen impacto. Impactan a otros y impactan también nuestra trayectoria. Póngale cuidado a esto. Ya vamos a leer, en multimedia me ayudan con, voy a leer tres citas. Mateo 17.5, Juan 2. Póngale cuidado a esto. Póngale cuidado a esto. Dios se le apareció a Salomón cuando él era muy joven. Y le dijo, ¿qué quieres que te dé? Dime, ¿qué quieres que te dé? Y él le dijo, y él le dijo, yo quiero que me des sabiduría. Porque yo soy muy joven para reinar y para hacer el trabajo que tú me has encomendado. Yo quiero que tú me des sabiduría. Porque yo soy muy joven para hacer el trabajo que tú me has dado. Y Dios dijo, ah, tú no eres como el resto, que piden oro, riquezas, que piden fama, que piden poder. Sino que tu interés es hacer bien lo que yo quiero. Entonces, por cuanto hubo esto en tu corazón, por cuanto el querer tuyo es hacer bien lo que a mí me importa, lo que yo quiero, yo te voy a dar, no solo te voy a dar sabiduría, como nadie ha tenido. Te voy a dar poder como nadie ha tenido. Y usted sabe que hasta el día de hoy, ninguna fama que tuvo Salomón, evidentemente su papá David lo entrenó. Pero son la misma casta, la misma casa. Pero el éxito, diga conmigo, el éxito de Salomón fue alinearse al querer de Dios. Amados, nosotros a veces abrazamos muchos planes, muchas estrategias, muchos querer que hay en nuestro corazón, ideas, visión. Pero amados, la visión de Dios te aporta plenitud. ¿Alguien dice amén? La visión de Dios te aporta plenitud. Hay un texto poderoso en las Escrituras que dice, muchos son los planes de los hombres. O sea, los planes de los hombres son muchísimos, pero el consejo de Jehová prevalecerá. Dice, la mano, algo así, parafraseando, la mano echa los dados, pero Dios decide el resultado. Dice, no es de los fuertes la victoria, no es el número de caballos lo que determina quién gana. Es Dios el que determina quién va a ganar. Uno puede venir con 300 caballos y otros con 30 mil, pero es Dios el que determina quién gana. Cuando uno entiende que con poco, en las manos de Dios, eres más que con mucho sin Él, eso es sabiduría. La Biblia está llena de historias de gente, Dios. David, cuando tenía 17 años, se paró frente a un gigante. Él estaba en chores, pantalones cortos, una onda de piedras, y tenía enfrente a un hombre entrenado, un gigante entrenado, con espada, lanza y jabalina y escolta. Porque dice que traía sus escuderos. Pero aquel muchacho estaba alineado al querer de Dios. Y ya eso cambia las cosas. Cuando uno comprende que cuando te haces uno con el Señor, es cuando quiere hablar. ¿Amén? Ok, vamos a leer. Mateo 17, 5. Antes de leer, quiero poner esto en mente. Amados, Dios envió a Su Hijo a este mundo. Dios envió a Su Hijo para que nosotros en Él tengamos vida. En Él tengamos propósito. En Él seamos plenos. Dios envió a Su Hijo para que en Él tengamos vida y la tengamos en abundancia. ¿Amén? ¡Jaleluya! Dios envió a Su Hijo para que en Él tuviésemos sabiduría. Tuviésemos inteligencia de la misma que opera en Él. Dios envió a Su Hijo para enriquecer nuestras vidas. Dios impartió a Su Hijo. Es como hacernos una transferencia a nuestro espíritu de vida, de riqueza. Dios, dígale al que está a su lado, Dios te impartió a Su Hijo. Y con Él toda su gracia. ¡Jaleluya! Ahora, la prioridad del reino es que Cristo, diga que Cristo, y sea conocido. Número uno, sea visto, sea conocido, sea predicado, sea honrado. Esa es la prioridad del Padre. Y ¿cómo Dios ha preparado eso? Dios lo ha dado a cada uno de Sus hijos para que lo expresen, muestren. Cuando usted tiene amor por aquel necesitado, amor por su prójimo, es Cristo amando a través de usted. Cuando usted abraza en vez de herir, es Cristo abrazando a través de usted. Es Él expresándose. Cuando usted perdona, es una expresión de Él. Cuando usted ora al Padre, es una expresión del Hijo que está en usted. ¿Alguien dice amén? Cuando usted honra la palabra de Dios, es el Hijo expresándose. Cuando usted honra la palabra de Dios, es el Hijo expresándose a través de ti. Bendita vida que opera en nosotros. Bendita vida que opera en nosotros. Bendita vida que opera en nosotros. Cuando esa vida, cuando esa vida que está en nosotros, nosotros la limitamos, la frenamos, no dejamos que se exprese, eso se llama contristar al espíritu, resistir al espíritu. Por eso la palabra dice, no contristeis al espíritu, deja que se exprese. Si tú dejas, tú vas a ver las cosas siempre con un enfoque más certero, no vas a ver el vaso medio vacío, no vas a ver el temor, no vas a ver la inseguridad, no vas a ver la inseguridad, porque la vida de su Hijo no tiene falta de ningún bien. La vida de su Hijo no se conduce por las noticias que se oyen, sino por la voz del Padre que habla. La vida del Hijo no se conduce por los rumores, la vida del Hijo no atiende a los diagnósticos, la vida del Hijo no atiende a las estadísticas, la vida del Hijo está sustentada por el poder de una vida indestructible y opera en nosotros. Por eso digo que la prioridad, la prioridad del Reino es que su Hijo sea visto, sea conocido, sea honrado. ¿Están preparados? Mateo 17, 5. Cuando Jesús fue bautizado, ¿verdad?, estaba Juan Bautista y dice que hubo una voz del cielo que dijo, este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia. Juan 17, 5 dice, mientras Él aún hablaba, una voz, una nube de luz los cubrió y aquí una voz desde la nube que decía, es en quien tengo complacencia. ¿Qué más dice? A Él oír, a Él oír. Amados, yo vengo diciéndoles que el Reino de Dios no es otra cosa que el gobierno de Dios en la tierra, ¿ok? ¿Nosotros formamos parte de un reino? Diga, fuimos trasladados a un reino. La influencia del Reino de Dios es la extensión, es como una colonia, ¿verdad? Que avanza. La mayoría de nosotros, los que estamos aquí, digo la mayoría por si se me escapa alguna excepción, fuimos colonizados por un reino que se llama España. El país donde usted era, ¿verdad?, la mayoría éramos indios, indios, indígenas. Y un día un rey extendió su dominio, llegó a las tierras donde nosotros venimos y se halló un montón de indios y comenzó a imponer su cultura. No les pidió por favor, impuso una cultura. No vamos a entrar en lo políticamente correcto, sino en la esencia de lo que es un reino, ¿ok? Trajo un lenguaje, trajo una cultura, trajo una manera de gobierno, trajeron unos apellidos porque usted no era González. Piensa de dónde era tu apellido, ¿cuál es? Orozco, ¿de dónde viene? Hay un pueblo aquí que se llama Orozco, yo viví ahí. Medina, González. Entonces el reino de España comenzó a influenciar y a cambiar aquella región. Entonces cuando ese reino comenzó a extenderse, ahora tenemos Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia, Venezuela. El reino se siguió extendiendo. Y ahora tenemos también Honduras, Guatemala, Nicaragua, Salvador. El reino seguía extendiéndose hasta el norte de América y tenemos México. Lo mismo hizo el reino de Inglaterra. Cuando un reino llega en un lugar, lo primero que hace es que establece una forma de gobierno, establece una cultura. Amados, Dios, diga conmigo, Dios, en el reino de los cielos, quiso extender su influencia, quiso extender su dominio, quiso extender, hacer una colonia de su reino y llegó a la tierra. Y para eso dijo, voy a ser gente, voy a ser seres a mi imagen, que porten mi semejanza para que vaya y colonialicen y extiendan la influencia. Y lo hizo a cada uno de los pueblos. Para que vaya y colonialicen y extiendan la influencia. Y lo hizo a cada uno de nosotros. Génesis 1.26 dice, y creó Dios al hombre, a su imagen y a su semejanza. Y le dijo, fructifíquense, llenen la tierra, enseñórense. Tenemos que tener todo el reino en la mente. ¿Qué ocurre? Que el hombre desobedeció al plan inicial de Dios. Perdió el reino, perdió el gobierno, perdió la capacidad de representarlo. Porque por la desobediencia tenía una naturaleza distinta. Y Dios dijo, ¿cómo retomo, cómo retomo este propósito? Y envió a su Hijo Jesucristo para rescatar lo que se había perdido. No dice los que, lo que se había perdido. Porque se había perdido era algo, era un reino. Entonces envió a su Hijo a morir en la cruz para darnos a nosotros vida. Porque según su reino, al haber la naturaleza de pecado estaba en nosotros, estábamos muertos. Y Dios lo que hizo fue que envió a su Hijo para que él fuese sacrificado en la cruz y por su muerte nosotros tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia. Ahora, ¿qué hizo Jesús? Retomó el reino que se había perdido. Cuando él llegó lo primero que empezó a decir fue, arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado a vosotros. Retomó el reino y habló del reino, y habló del reino. Y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló 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y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino Esa palabra siglo en griego es ayón, que es el espíritu que gobierna a esta generación. Si no tomen la forma de las modas, de las tendencias, que dice, si no, trans más allá de qué? Trans, por eso cuando alguien es transexual es que va más allá del diseño que tiene. Trans, forma, vayan más allá de la forma por medio de la renovación del entendimiento, digan, la renovación del entendimiento me lleva más allá de la forma de cultura y del entorno en que yo vivo. Eso es transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. ¿Y para qué Pablo nos pide, o para qué el Señor nos pide eso? ¿Para qué? ¿Cuál es el sentido? ¿Por qué Él nos dice no se conformen a este sistema sino renuévense, transformense? Para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Diga conmigo, el propósito de renovar mi entendimiento, de transformarme es que compruebe la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. ¡Aleluya! Ese es el propósito, para eso estamos aquí. Diga, yo estoy siendo transformado para influenciar a otros, para que mis hijos sean transformados, para que mi casa sea transformada y comprobemos la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. ¡Aleluya! ¡Adiós la gloria! ¡Adiós la gloria! ¡Aleluya! Quiero decirte algo. Normalmente nosotros le pedimos a Dios lo que nosotros queremos. Yo quiero esto, yo quiero aquello, me gusta esto, me gusta aquello, pero cuando uno camina en la voluntad de Dios, esa es buena, esa es agradable y esa es perfecta. Diga, la voluntad de Dios supera mis mejores planes. Diga, la voluntad de Dios me da sentido a mi vida, a mi casa, preserva mi casa, preserva mis hijos, guarda mi esposa, guarda mi esposo, guarda mi descendencia. ¡Aleluya! ¡Apláudale al Rey de Gloria!

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