The speaker emphasizes the importance of priorities in life and how they shape our outcomes. Having clear priorities leads to a successful and fulfilling life. Priorities are the system that God has established for us to be effective. The speaker gives examples of how prioritizing certain things can lead to positive results. They also discuss how aligning ourselves with God's priorities can have a significant impact on our lives. The speaker then talks about the priority of God's kingdom and how it is important to make Christ known and honored. They mention that God sent His Son to enrich our lives and impart His grace to us. The speaker encourages listeners to align themselves with God's will and allow His life to express through them. They use the analogy of a kingdom extending its influence to illustrate the concept of God's kingdom and its impact on the world.
La vida estĆ” hecha para que sea sencilla. Las prioridades hacen que tu vida sea certera, que dejen el blanco. Pero cuando en una vida no hay prioridades, sino que vamos por ahĆ a ver cómo lo vamos haciendo, Āæno? Es un ejemplo, yo le hago un ejemplo a los cabezas de familia, a un padre, a una madre. ImagĆnate que tĆŗ cobras tu sueldo, Āæok? Y te compras un boltaba de oferta, luego te compras un set de maquillajes, luego te vas al cine, cenas, y bueno, despuĆ©s haces mercado, pagas el alquiler con lo que te quede.
SerĆa un caos, Āæno? AsĆ es exactamente una vida que no tiene prioridades. Las prioridades es lo que hace que usted tenga resultados. Las prioridades es lo que hace que usted no trabaje en vano. Las prioridades evitan que el tiempo pase y nos despertemos un dĆa con canas y digamos se nos pasó la vida. Tener prioridades claras es ganar o tener una vida con, no solo con resultado, con fruto, Āæok? Las prioridades son el sistema de vida que Dios ha establecido para que nosotros seamos efectivos.
Usted se levanta, como prioridad usted se cepilla la boca. ImagĆnese que cepillarse los dientes no sea una prioridad en su vida. ĀæSe imagina? Se van a meter con su mamĆ” en la calle. ImagĆnese, no sĆ©, dormir no sea una prioridad. El envejecimiento se acelera. ImagĆnese que para usted comer bien o nutrirse no sea una prioridad. Bueno, yo lo importante es que no tenga hambre. ĀæMe es igual si es Burger King con helados o me es igual si es un pescado con vegetales? Me es igual, yo lo que no quiero es tener hambre.
No, las prioridades, diga conmigo, levante su mano, diga, las prioridades hacen que mi vida sea certera, que goce de salud, que tenga una familia estable. Las prioridades es ese sistema que Dios ha dado para usted. Ahora yo quiero hablarle, porque esto es una introducción, porque el concepto prioridad lo abordamos la semana pasada. Pusimos bastos ejemplos. Por ejemplo, cuando una persona estÔ enferma, para el enfermo en el hospital nunca es lejos. Porque si estÔ enferma y si se estÔ infartando hay que llevarlo, no importa donde esté el hospital.
ĀæOk? O cuando nadie estĆ” ocupado para lo que ama. Hola, ahora no puedo hablar contigo, estoy muy ocupado. Realmente es que esa persona no es una prioridad para usted. Si fuese una prioridad no importa lo que usted estĆ© haciendo. La prioridad dice que usted debe responder esa llamada. Amados, de eso quiero hablarles. La semana pasada hablamos de nuestras prioridades y hoy voy a hablar de la prioridad de Dios. Diga, Dios tambiĆ©n tiene prioridades. AmĆ©n. Oro a Dios, vamos a oramos, dĆgale, Padre, queremos conocer a Dios.
Oro a Dios, vamos a oramos, dĆgale, Padre, queremos conocer tu corazón. Alinearnos a tu querer y participar en tu propósito. En el nombre de Cristo JesĆŗs. AmĆ©n. Póngale cuidado. Cuando uno se alinea, cuando uno es aliado del querer de Dios. Cuando uno se pone al lado de los intereses de Dios, nuestras vidas tienen impacto. Impactan a otros y impactan tambiĆ©n nuestra trayectoria. Póngale cuidado a esto. Ya vamos a leer, en multimedia me ayudan con, voy a leer tres citas.
Mateo 17.5, Juan 2. Póngale cuidado a esto. Póngale cuidado a esto. Dios se le apareció a Salomón cuando Ć©l era muy joven. Y le dijo, ĀæquĆ© quieres que te dĆ©? Dime, ĀæquĆ© quieres que te dĆ©? Y Ć©l le dijo, y Ć©l le dijo, yo quiero que me des sabidurĆa. Porque yo soy muy joven para reinar y para hacer el trabajo que tĆŗ me has encomendado. Yo quiero que tĆŗ me des sabidurĆa. Porque yo soy muy joven para hacer el trabajo que tĆŗ me has dado.
Y Dios dijo, ah, tĆŗ no eres como el resto, que piden oro, riquezas, que piden fama, que piden poder. Sino que tu interĆ©s es hacer bien lo que yo quiero. Entonces, por cuanto hubo esto en tu corazón, por cuanto el querer tuyo es hacer bien lo que a mĆ me importa, lo que yo quiero, yo te voy a dar, no solo te voy a dar sabidurĆa, como nadie ha tenido. Te voy a dar poder como nadie ha tenido.
Y usted sabe que hasta el dĆa de hoy, ninguna fama que tuvo Salomón, evidentemente su papĆ” David lo entrenó. Pero son la misma casta, la misma casa. Pero el Ć©xito, diga conmigo, el Ć©xito de Salomón fue alinearse al querer de Dios. Amados, nosotros a veces abrazamos muchos planes, muchas estrategias, muchos querer que hay en nuestro corazón, ideas, visión. Pero amados, la visión de Dios te aporta plenitud. ĀæAlguien dice amĆ©n? La visión de Dios te aporta plenitud.
Hay un texto poderoso en las Escrituras que dice, muchos son los planes de los hombres. O sea, los planes de los hombres son muchĆsimos, pero el consejo de JehovĆ” prevalecerĆ”. Dice, la mano, algo asĆ, parafraseando, la mano echa los dados, pero Dios decide el resultado. Dice, no es de los fuertes la victoria, no es el nĆŗmero de caballos lo que determina quiĆ©n gana. Es Dios el que determina quiĆ©n va a ganar. Uno puede venir con 300 caballos y otros con 30 mil, pero es Dios el que determina quiĆ©n gana.
Cuando uno entiende que con poco, en las manos de Dios, eres mĆ”s que con mucho sin Ćl, eso es sabidurĆa. La Biblia estĆ” llena de historias de gente, Dios. David, cuando tenĆa 17 aƱos, se paró frente a un gigante. Ćl estaba en chores, pantalones cortos, una onda de piedras, y tenĆa enfrente a un hombre entrenado, un gigante entrenado, con espada, lanza y jabalina y escolta. Porque dice que traĆa sus escuderos. Pero aquel muchacho estaba alineado al querer de Dios.
Y ya eso cambia las cosas. Cuando uno comprende que cuando te haces uno con el SeƱor, es cuando quiere hablar. ĀæAmĆ©n? Ok, vamos a leer. Mateo 17, 5. Antes de leer, quiero poner esto en mente. Amados, Dios envió a Su Hijo a este mundo. Dios envió a Su Hijo para que nosotros en Ćl tengamos vida. En Ćl tengamos propósito. En Ćl seamos plenos. Dios envió a Su Hijo para que en Ćl tengamos vida y la tengamos en abundancia.
ĀæAmĆ©n? Ā”Jaleluya! Dios envió a Su Hijo para que en Ćl tuviĆ©semos sabidurĆa. TuviĆ©semos inteligencia de la misma que opera en Ćl. Dios envió a Su Hijo para enriquecer nuestras vidas. Dios impartió a Su Hijo. Es como hacernos una transferencia a nuestro espĆritu de vida, de riqueza. Dios, dĆgale al que estĆ” a su lado, Dios te impartió a Su Hijo. Y con Ćl toda su gracia. Ā”Jaleluya! Ahora, la prioridad del reino es que Cristo, diga que Cristo, y sea conocido.
NĆŗmero uno, sea visto, sea conocido, sea predicado, sea honrado. Esa es la prioridad del Padre. Y Āæcómo Dios ha preparado eso? Dios lo ha dado a cada uno de Sus hijos para que lo expresen, muestren. Cuando usted tiene amor por aquel necesitado, amor por su prójimo, es Cristo amando a travĆ©s de usted. Cuando usted abraza en vez de herir, es Cristo abrazando a travĆ©s de usted. Es Ćl expresĆ”ndose. Cuando usted perdona, es una expresión de Ćl.
Cuando usted ora al Padre, es una expresión del Hijo que estĆ” en usted. ĀæAlguien dice amĆ©n? Cuando usted honra la palabra de Dios, es el Hijo expresĆ”ndose. Cuando usted honra la palabra de Dios, es el Hijo expresĆ”ndose a travĆ©s de ti. Bendita vida que opera en nosotros. Bendita vida que opera en nosotros. Bendita vida que opera en nosotros. Cuando esa vida, cuando esa vida que estĆ” en nosotros, nosotros la limitamos, la frenamos, no dejamos que se exprese, eso se llama contristar al espĆritu, resistir al espĆritu.
Por eso la palabra dice, no contristeis al espĆritu, deja que se exprese. Si tĆŗ dejas, tĆŗ vas a ver las cosas siempre con un enfoque mĆ”s certero, no vas a ver el vaso medio vacĆo, no vas a ver el temor, no vas a ver la inseguridad, no vas a ver la inseguridad, porque la vida de su Hijo no tiene falta de ningĆŗn bien. La vida de su Hijo no se conduce por las noticias que se oyen, sino por la voz del Padre que habla.
La vida del Hijo no se conduce por los rumores, la vida del Hijo no atiende a los diagnósticos, la vida del Hijo no atiende a las estadĆsticas, la vida del Hijo estĆ” sustentada por el poder de una vida indestructible y opera en nosotros. Por eso digo que la prioridad, la prioridad del Reino es que su Hijo sea visto, sea conocido, sea honrado. ĀæEstĆ”n preparados? Mateo 17, 5. Cuando JesĆŗs fue bautizado, Āæverdad?, estaba Juan Bautista y dice que hubo una voz del cielo que dijo, este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia.
Juan 17, 5 dice, mientras Ćl aĆŗn hablaba, una voz, una nube de luz los cubrió y aquĆ una voz desde la nube que decĆa, es en quien tengo complacencia. ĀæQuĆ© mĆ”s dice? A Ćl oĆr, a Ćl oĆr. Amados, yo vengo diciĆ©ndoles que el Reino de Dios no es otra cosa que el gobierno de Dios en la tierra, Āæok? ĀæNosotros formamos parte de un reino? Diga, fuimos trasladados a un reino. La influencia del Reino de Dios es la extensión, es como una colonia, Āæverdad? Que avanza.
La mayorĆa de nosotros, los que estamos aquĆ, digo la mayorĆa por si se me escapa alguna excepción, fuimos colonizados por un reino que se llama EspaƱa. El paĆs donde usted era, Āæverdad?, la mayorĆa Ć©ramos indios, indios, indĆgenas. Y un dĆa un rey extendió su dominio, llegó a las tierras donde nosotros venimos y se halló un montón de indios y comenzó a imponer su cultura. No les pidió por favor, impuso una cultura. No vamos a entrar en lo polĆticamente correcto, sino en la esencia de lo que es un reino, Āæok? Trajo un lenguaje, trajo una cultura, trajo una manera de gobierno, trajeron unos apellidos porque usted no era GonzĆ”lez.
Piensa de dónde era tu apellido, ĀæcuĆ”l es? Orozco, Āæde dónde viene? Hay un pueblo aquĆ que se llama Orozco, yo vivĆ ahĆ. Medina, GonzĆ”lez. Entonces el reino de EspaƱa comenzó a influenciar y a cambiar aquella región. Entonces cuando ese reino comenzó a extenderse, ahora tenemos Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia, Venezuela. El reino se siguió extendiendo. Y ahora tenemos tambiĆ©n Honduras, Guatemala, Nicaragua, Salvador. El reino seguĆa extendiĆ©ndose hasta el norte de AmĆ©rica y tenemos MĆ©xico. Lo mismo hizo el reino de Inglaterra.
Cuando un reino llega en un lugar, lo primero que hace es que establece una forma de gobierno, establece una cultura. Amados, Dios, diga conmigo, Dios, en el reino de los cielos, quiso extender su influencia, quiso extender su dominio, quiso extender, hacer una colonia de su reino y llegó a la tierra. Y para eso dijo, voy a ser gente, voy a ser seres a mi imagen, que porten mi semejanza para que vaya y colonialicen y extiendan la influencia.
Y lo hizo a cada uno de los pueblos. Para que vaya y colonialicen y extiendan la influencia. Y lo hizo a cada uno de nosotros. GĆ©nesis 1.26 dice, y creó Dios al hombre, a su imagen y a su semejanza. Y le dijo, fructifĆquense, llenen la tierra, enseñórense. Tenemos que tener todo el reino en la mente. ĀæQuĆ© ocurre? Que el hombre desobedeció al plan inicial de Dios. Perdió el reino, perdió el gobierno, perdió la capacidad de representarlo.
Porque por la desobediencia tenĆa una naturaleza distinta. Y Dios dijo, Āæcómo retomo, cómo retomo este propósito? Y envió a su Hijo Jesucristo para rescatar lo que se habĆa perdido. No dice los que, lo que se habĆa perdido. Porque se habĆa perdido era algo, era un reino. Entonces envió a su Hijo a morir en la cruz para darnos a nosotros vida. Porque segĆŗn su reino, al haber la naturaleza de pecado estaba en nosotros, estĆ”bamos muertos. Y Dios lo que hizo fue que envió a su Hijo para que Ć©l fuese sacrificado en la cruz y por su muerte nosotros tuviĆ©ramos vida y la tuviĆ©ramos en abundancia.
Ahora, ĀæquĆ© hizo JesĆŗs? Retomó el reino que se habĆa perdido. Cuando Ć©l llegó lo primero que empezó a decir fue, arrepentĆos porque el reino de los cielos se ha acercado a vosotros. Retomó el reino y habló del reino, y habló del reino. Y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino 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del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino y habló del reino Esa palabra siglo en griego es ayón, que es el espĆritu que gobierna a esta generación.
Si no tomen la forma de las modas, de las tendencias, que dice, si no, trans mÔs allÔ de qué? Trans, por eso cuando alguien es transexual es que va mÔs allÔ del diseño que tiene. Trans, forma, vayan mÔs allÔ de la forma por medio de la renovación del entendimiento, digan, la renovación del entendimiento me lleva mÔs allÔ de la forma de cultura y del entorno en que yo vivo. Eso es transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.
ĀæY para quĆ© Pablo nos pide, o para quĆ© el SeƱor nos pide eso? ĀæPara quĆ©? ĀæCuĆ”l es el sentido? ĀæPor quĆ© Ćl nos dice no se conformen a este sistema sino renuĆ©vense, transformense? Para que comprobĆ©is cuĆ”l sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Diga conmigo, el propósito de renovar mi entendimiento, de transformarme es que compruebe la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Ā”Aleluya! Ese es el propósito, para eso estamos aquĆ. Diga, yo estoy siendo transformado para influenciar a otros, para que mis hijos sean transformados, para que mi casa sea transformada y comprobemos la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
”Aleluya! ”Adiós la gloria! ”Adiós la gloria! ”Aleluya! Quiero decirte algo. Normalmente nosotros le pedimos a Dios lo que nosotros queremos. Yo quiero esto, yo quiero aquello, me gusta esto, me gusta aquello, pero cuando uno camina en la voluntad de Dios, esa es buena, esa es agradable y esa es perfecta. Diga, la voluntad de Dios supera mis mejores planes. Diga, la voluntad de Dios me da sentido a mi vida, a mi casa, preserva mi casa, preserva mis hijos, guarda mi esposa, guarda mi esposo, guarda mi descendencia.
”Aleluya! ”AplÔudale al Rey de Gloria!