LUNES XXVIII TO

The message today is about the mission of Christians to bring others to faith. The Church should constantly seek reform and conversion, not for its own sake but to be a universal sign of salvation for all humanity. Christians need to show the true face of Jesus to those who don't know Him or believe in Him. We should be driven by an inward force to examine and reform ourselves, and an outward force to reach out to others. The Gospel warns against rejecting Jesus, especially in a materialistic and secular world. We need to be worthy bearers of the ultimate sign that is Jesus. This message is a reminder for those within the Church. Peace and blessings from the Franciscan Family of Toledo. Palabra de vida hoy, lunes diecisieme octavo del tiempo ordinario, al pan por la palabra. De la carta a los romanos. Por Cristo hemos recibido este don y esta misión, hacer que los gentiles respondan a la fe. Del Evangelio según San Lucas. A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás. El sostán del Espíritu Santo hace que en la iglesia se experimente una permanente fuerza hacia adentro, por la que nos encontramos siempre en permanente examen y búsqueda de reforma, anhelando la conversión de los miembros de esa iglesia y de sus estructuras. Pero porque la iglesia no existe para sí misma sino como sacramento universal de salvación ante la entera humanidad, esa fuerza centrípeta no consiste en un acto de autodelectación o narcisismo espiritual, sino que es más como una ITV permanente que busca hacer de nosotros lo que tenemos que hacer para responder a una segunda fuerza, esta centrífuga, que nos impulsa hacia afuera, siempre más allá de la iglesia, hacia aquellos que o no conocen a Jesucristo o no creen en Él, porque no es en realidad a Jesucristo a quien conocen sino el rostro que torpemente les hemos mostrado de Él los creyentes. No se puede conocer a Jesucristo como a quien es y no sentir la atracción seductora que genera la belleza de su vida y de su Evangelio, por lo que la existencia de una sola persona que cree conocerle y no cree en Él, nos debe interpelar incesante y dolorosamente a los cristianos. A esta generación del siglo XXI, tan sumamente materialista y secularizada, no se le dará otro signo que Jesucristo que pasó tres días en el vientre de ese gran cetáceo que es la tierra, para que por Jesucristo se obre su conversión y pueda ser salva. Pero somos nosotros los que hemos de mostrar al Señor a las gentes, a los gentiles, siendo significativos y dignos portadores de ese gran signo que es Él, el Definitivo. Si el Evangelio de hoy parece ser una severa advertencia hacia los que rechazan a Jesucristo, quizás sea más bien un aviso para navegantes de puertas de la Iglesia para adentro. Un abrazo de paz y bien desde la Familia Franciscana de Toledo.