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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
Palabra de vida hoy, miércoles primero de adviento, al pan por la palabra, del profeta IsaÃas. Aquel dÃa el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos en este monte un festÃn de manjares suculentos, un festÃn de vinos de solera, manjares enjundiosos, vinos generosos, y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. En el Evangelio, según San Mateo, dijo Jesús, me da lástima de la gente porque llevan ya tres dÃas conmigo y no tienen que comer, y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino. Los discÃpulos le preguntaron, ¿de dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente? Jesús les preguntó, ¿cuántos panes tenéis? Todos los profetas presentan la llegada de la era mesiénica con la metáfora de un banquete espléndido abierto a todas las naciones. La llegada del MesÃas satisfarÃa todas las necesidades del pueblo, comenzando por la necesidad de justicia y honestidad, por la conversión a una vida en la verdad y en la rectitud que harÃa cada miembro del pueblo de Dios colaborador con el MesÃas en la extensión de una nueva era de paz y bienestar. Esta es la enseñanza que da Jesús a los suyos, también a nosotros, en el Evangelio de hoy, como MesÃas auténtico y definitivo que instaura la era del reino de Dios. La aplicación que nos podemos hacer cada uno a sà mismo de este mensaje es bien sencilla de comprender, aunque quizá no tanto de llevar a la práctica. Si queremos una vida en paz y bienestar para nosotros, para todos los nuestros y ojalá para la entera humanidad, no podemos limitar ese deseo a una súplica comodona. Que le pida a Dios que obre maravillas sin aprestarnos nosotros a prolongar los signos de su providencia, como Jesús pide hoy a sus apóstoles. De las incontables necesidades que atormentan hoy a la humanidad, la más urgente de atender es la necesidad de una vida recta y justa, edificada en la paz desde la verdad y no desde ideologÃa alguna o desde la opinión relativa que se imponen violentamente, como si fueran una verdad indiscutible y absoluta. Todo cuanto podemos aportar por hacer realizar este estilo de vida servirá para atender todas las otras necesidades de tantos seres humanos. Necesidades que claman a Dios por la falta de humanidad de quienes las promueven o tan sólo las ignoran mientras no les atenacen a ellos. Arrepentidos, quiere Dios, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación. Leamos las manos de Jesús MesÃas hoy. Un estrecho y apretado abrazo de paz y bien de parte de vuestros hermanos franciscanos desde Toledo.