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DOMINGO XV  TO

DOMINGO XV TO

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COMENTARIO BREVE A LA PALABRA DE DIOS

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The Word of Life today emphasizes the power and importance of God's Word. It is compared to the rain and snow that nourishes the earth and produces crops. The responsorial psalm praises God's care for the land and the abundance it brings. The reading from Romans reminds us that the sufferings of this present time are outweighed by the future glory that awaits us. The Gospel of Matthew tells the parable of the sower and emphasizes the importance of being receptive to God's Word. We are called to be fruitful and share the love and blessings we have received from God with others. This requires recognizing our own weaknesses and cultivating humility. The message concludes with a greeting of peace and goodwill from the brothers in Toledo. Palabra de vida hoy, domingo decimoquinto del tiempo ordinario, al pan por la Palabra. Del libro de Isaías, así dice el Señor, como bajan la lluvia y la nieve del cielo y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sendrador y pan al que come, así será mi Palabra que sale de mi boca. No volverá a mi vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo. Del Salmo responsorial, tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida, preparas los trigales, riegas los surcos, tu yovizna los deja mullidos, bendice sus brotes. Las praderas se cubren de rebaños y los valles se visten de mieses que aclama y canta. De la Carta a los Romanos, sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá, porque la creación expectante está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios. Y del Evangelio según San Mateo, salió el sembrador a sembrar, al sembrar un poco cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron, otro poco cayó en terreno pedregoso, otro poco... La infinitud del corazón de Dios le hace amar con predilección a cada uno de los que por amor y con amor ha creado. Cada uno de nosotros hemos sido creados capaces de ser surco donde Dios se siembra para crecer, como tallo primero y flor después, dando un fruto que coman los demás, un fruto que será obra de Dios en quien le haya permitido vivir con Él en una unión amorosa tan íntima como fecundante. Esa afortunada criatura que es cada hombre y cada mujer es fruto de Dios para la humanidad, cuando comprende que ser realmente humano es ser hermano. Por estar llamado a llegar a ser Hijo de Dios, participando de los sentimientos del corazón de Su Padre hacia el resto de los miembros de la humanidad, cada uno de los que conocen la llamada y secundan a quien los llama ha de compartir las consecuencias y los frutos del privilegio recibido, un don que le ha cambiado la vida y le ha hecho mejor de como era, tratando de estimular ahora el deseo de recibir dicho don en todos los demás. La fuerza de la alegría que ser Hijo de Dios engendra dentro de nosotros nos ha de hacer inasequibles al desaliento y perseverantes ante cualquier dificultad o rechazo, porque es mayor el amor de Dios, la caridad en nosotros por quienes nos rechazan, que el amor propio herido por ser rechazados. Mucho de todo esto contiene la tierra buena, dispuesta y deseosa de recibir la siembra del don de Dios, que la convertirá en un don para los otros hombres. Y sólo es tierra buena quien se ha reconocido a sí mismo antes en los otros tipos de terreno que Jesús describe hoy en el Evangelio. Conociendo los cardos y abrojos, los cantos y la dureza que aún tienen cabida en el propio corazón, pueden removerse todos ellos con la gracia de Dios, evaluando en la humildad de quien en la verdad se reconoce a sí mismo, y por consiguiente, se sabe más afortunado, pero nunca mejor que los demás. Paz y bien, de corazón os desean vuestros hermanos menores desde Toledo. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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