In this podcast episode, the host interviews Soo Won Lee, a Venezuelan-Korean artist based in Madrid. Soo Won discusses her background and how her name reflects her identity as a Venezuelan-Korean. She also talks about her art career, including founding the art space "Oficina Numero Uno" in Caracas. Soo Won shares her experiences as an artist and the challenges of starting over in Madrid. She also discusses her recent series, "Medir el Tiempo," which explores the concept of time and identity. The interview highlights the importance of starting from scratch and creating opportunities as an artist.
bienvenidos al podcast pensamiento volátil el podcast de la casa nómada un espacio especialmente creado para hablar del arte y los artistas en compañía de todos sus cómplices oye si parece un... una de estas dos radio dj por lo menos lo aparenta tienes buena voz contamos hoy con la presencia de Soo Won Lee un artista venezolano coreana que está residenciada en madrid en este momento es fotógrafa se formó en parís y también tuvo la oportunidad de formar parte directamente de los talleres de nelson garrido y con axel yo el apellido no lo sé pronunciar Huter por otro lado Soo Won también tuvo la oportunidad de fundar junto al artista Luis Romero el espacio oficina número uno en caracas ha sido merecedora de varios premios nacionales en venezuela y premios internacionales y su obra está integrada a colecciones importantes como el museo del moma de nueva york la colección patricia felds de cisneros y la colección banco mercantil entre otros en la actualidad es Soo Won una de las artistas más destacadas de la escena cultural venezolana y su obra de manera reciente aparece en la segunda edición del libro arte contemporáneo venezolano Soo Won quisiera comenzar un poco comentando sobre tu nombre me encanta Soo Won Coromoto, sé que no es oficial, sé que no es Soo Won Coromoto el segundo nombre pero de dónde viene esa bueno mira en corea mis padres son coreanos yo nací en venezuela crecí en venezuela yo me considero venezolana pero mi nombre no reflejaba esto Soo Won Lee es un nombre muy coreano de hecho es un nombre unisex hay hombres y mujeres con el mismo nombre hay una ciudad que se llama Soo Won que está justo al lado de seúl y yo quería que mi nombre reflejara un poco esta mi identidad como venezolana porque yo cuando me preguntan de dónde soy yo siempre digo que soy venezolana antes que coreana y la gente se queda un poco bueno pero explícate entonces pero bueno de hecho si no me ves la cara y solo me escuchas hablar mi manera de hablar es completamente venezolana y de hecho es lo que eso eso le llama mucho la atención a la gente y en algunos lugares más que en otros obviamente pero aquí en España por ejemplo flipan porque no entienden o sea se les hace como cortocircuito que yo hable así yo nací en Venezuela como quieres que hable sabes y entonces de eso yo creo que la nacionalidad más que bueno la nacionalidad es muchas cosas obviamente es un pasaporte es una bandera es un sentidimiento de pertenencia pero también es la manera en como uno habla eso nos relaciona mucho yo creo que es una parte es una parte integral de nuestra identidad y yo escoger Coromoto yo no sé en qué momento lo empiezo un poco como de broma porque estando yo en Venezuela porque allá siempre bueno me decían cuando es el día de tus santos yo no tengo santos mis padres no nos criaron con ninguna religión y mucho menos la católica pero si esto forma parte de mi imaginario porque yendo a todos los pueblos en la misma caracas a entrando a iglesias a que no yo no yo no fui criada católica siempre me identifique con estas figuras de la virgen porque Venezuela es un país muy mariano y Coromoto a mí me encanta como suena primero me gusta el nombre porque me he podido escoger a la virgen de la chinita por ejemplo aunque eso hubiese sido como lo lógico pero no me gusta que me digan chinita obviamente de hecho en mi primera bueno no me voy a ir por ahí pero escojo Coromoto primero porque me gusta la sonoridad de Coromoto y segundo es la virgen patrona de Venezuela aunque la más popular es la virgen del Carmen o del Valle, la virgen del Valle tienes razón he visto que no sé nada de Virgen del Carmen entonces empiezo un poco bueno a usar esto un poco en broma un poco en serio porque digo bueno si ya que nadie me puso un segundo nombre me lo voy a poner yo y me pongo Subón Coromoto y así bueno y recientemente me puse me cambié el nombre en Instagram antes decía Subón Lee solamente y ahora me puse Subón Coromoto Lee e investigando un poco porque te concierto que sabía muy poco sobre el indio Coromoto me fascinó la historia de la aparición de la virgen ante el indio Coromoto y descubrí también que bueno existe una estampita que supuestamente la virgen le entregó al indio Coromoto cuando éste rehúsa creer en ella o no accede al bautizo que ella le propone para que se convierta en la fe cristiana y es una estampita que parece que bueno se conservó por mucho tiempo estuvo en el altar en Barquisimeto pero bueno la historia es fascinante porque resulta que la estampita la estuvieron restaurando y los restauradores se pusieron muy nerviosos porque vieron que había algo ahí sobrenatural porque la tinta en aquel entonces los papeles eran muy absorbentes y la tinta ha debido absorberse por el papel cosa que no sucede está por la superficie y es una estampita muy pequeña yo no la he visto en persona pero seguro que leo una estampita muy pequeña y en el ojo de la virgen esto todo a través de un microscopio se ve el iris del ojo de la virgen donde está reflejado el indio Coromoto en el momento en que es mordido por una serpiente cuando decía que no va a bautizarte huye a la montaña y es picado por una serpiente y ahí muere y en su lecho de muerte se convierte en la fe cristiana, una historia increíble una historia de milagros a la que la gente dice bueno esto es un invento de la iglesia para convertir a la gente pero bueno uno puede creer en eso no pero a mí personalmente la historia las historias de los milagros me interesan mucho y bueno yo no escojo a Coromoto por eso sino que yo voy indagando y bueno descubro todo esto y me encanta todo el imaginario y me lo apropio entonces hago esta historia algo mío y si yo no es que me bautizo sino que yo lo adopto y lo hago mío.
Claro que bueno a mí en un principio me generó esa impresión es como una declaración de pertenencia o sea tienes la raíz de la nacionalidad coreana pero decides también de alguna forma posicionar la historia con Venezuela. Sí, mi relación con Venezuela que para mí es una parte fundamental de quien soy, para mí es importante que la gente lo sepa porque esto lo conoce la gente que me conoce de Venezuela pero alguien que me conoce en esta nueva etapa viviendo aquí no necesariamente sabe mi historia entonces para mí es algo que bueno que me gusta del cual me siento muy orgullosa porque yo amo Venezuela y yo amo todo lo que Venezuela me ha dado y la persona que soy gracias a mi crianza allá en Venezuela.
Viene de allí de esa dualidad y de esa necesidad de alguna manera de marcar esa, de posicionarte con esa pertenencia en los dos lugares, esa relación particular que construyes con el paisaje. A ver, la pregunta es que si viene de esta mezcla de culturas. Sí, de poder construir desde este lugar que tienes histórico con Corea y Venezuela esa relación particular que construyes a través de tu obra con el paisaje. Bueno, mira. Ese impulso de alguna forma puede estar conectado.
Sí, pero quizás no lo hice desde un principio de una manera muy consciente. No es que pensé, bueno, yo soy de origen coreano y crecí en Venezuela entonces voy a trabajar con el paisaje de esta manera. Eso no fue que se dio así necesariamente sino que se dio de una manera como muy orgánica. Yo empecé a hacer arte trabajando con el tema de la identidad porque es algo que me ataña desde que soy muy joven, siendo hija de migrantes y criada en Venezuela.
Desde pequeña sentí que era extranjera. Entonces eso se me recordaba constantemente y cuando empiezo a hacer arte es un poco para canalizar todas estas cosas que quería comunicar. Y después de los autorretratos empiezo una etapa con el paisaje. Entonces paso de mirarme hacia mí misma a mirar hacia afuera, a mi entorno, al entorno que me rodea, de las ciudades que habito, por donde paso, por donde viajo y empiezo, digamos, a capturar todo este entorno que me rodea y haciéndolo de una manera como muy personal, muy mía, trabajando el tema de la noche, de la luz y la oscuridad, la relación entre la luz y la oscuridad.
Y bueno, por ahí va un poco la historia. Qué bueno, qué bueno. Me gusta muchísimo, viendo tu trabajo más reciente, me gustaría detenerme en cada uno de ellos, pero si no el podcast sería muy largo. Esta serie que has desarrollado en Pensar el Tiempo, yo lo digo en castellano, tiene el nombre en inglés, pero no me atrevo a pronunciarlo. Sí, la serie se traduce como Medir el Tiempo. Es interesante porque de alguna forma estás dibujando lo que involucra el emigrar, ¿no? O sea, cómo pensarse en un otro lugar desde las distintas ficciones que tenemos que construir y asumir a lo largo de un determinado instante, dependiendo de lo que nos rodea.
Sí, básicamente esta serie, en ella trato de reflejar un poco todas estas ideas en torno a lo que es el ser, y tenemos distintos momentos de nuestras vidas. La serie se llama Cómo medir el tiempo, porque el tiempo no es solamente algo que se mide con unos objetos como el reloj o la cámara, y no solo se mide en horas y minutos, años y meses, sino que también se mide a través de nuestras vivencias y a través de nuestras diferentes etapas de nuestras vidas, eso va cambiando.
Entonces, parte de muchas reflexiones personales sobre qué es el ser, qué es el tiempo, cómo se dividen estas distintas partes de una misma en diferentes etapas. Por ejemplo, yo desde pequeña siempre pensé, cuando me hacían la típica pregunta, ¿de dónde te sientes? ¿Qué te sientes? ¿Te sientes más venezolana? ¿Te sientes más coreana? Y yo no sabía cómo responder eso muchas veces. Había como una cierta negación cuando era más pequeña, decía, bueno, no, yo no soy coreana, yo soy venezolana, y después era, no, yo no soy venezolana, soy coreana, o, bueno, ya no sé, soy de las dos, o soy ninguna.
Entonces, como yo trato de utilizar todas estas, digamos, vivencias que me marcan para transformarlo en una obra, y bueno, esto, sí, son como reflexiones que he tenido a lo largo de los años, o sea, reflexiones en torno al tiempo, y creo que, bueno, logro traducirlo bien a través del reloj y a través de la cámara fotográfica. Hago estas diferentes, anoto muchísimas frases que tienen que ver con el tiempo, y también anoto todas las ideas que se me vienen a la cabeza en torno a todas estas ideas de lo que es el tiempo, el ser, y de los diferentes tiempos, cómo dividimos el tiempo de nuestras vidas, ¿no? Entonces, bueno, creo toda una serie de frases y creo estos fondos distintos en los que los coloco en un mismo objeto, que es el reloj, y voy haciendo tomas fotográficas y después de eso hago collages digitales con todas las tomas fotográficas.
¿Es cada una de estas frases una ficción que te ha tocado transitar? Cuando digo ficción, ¿es un personaje que nos ha tocado asumir en algún momento de la vida? Personajes, dijiste. Sí, cuando digo ficciones, personajes, o sea, por ejemplo, hay imágenes que dicen momento para ser migrante, momento para ser artista, momento... Sí, más que ficciones, sí, yo lo veo como etapas que nos ha tocado vivir a todos. O sea, tú también que has migrado a veces, bueno, pasamos de ser residentes a ser migrantes, a tener papeles a no tenerlos, ¿sabes? Esto va cambiando a lo largo de todas nuestras vidas porque es un proceso que nunca termina, ¿no? Entonces, yo más que personajes lo veo como un reflejo de los distintos momentos que vamos viviendo y son distintas, sí, distintas etapas.
Cuando yo hablo de ficciones no es como algo que no es real, sino esa imagen de sujeto que nos toca, en la que nos toca asumirnos durante un tiempo determinado, ¿no? Sí, como un papel, sí, un rol, sí, sí, sí, somos como distintos actores en una misma vida. Eso, exactamente, ahí es donde voy. ¿Cómo es ese tránsito, subo ahorita que estamos hablando de la migración, de un artista que comenzó una carrera en Venezuela, que alcanzó y conquistó un posicionamiento importante en Venezuela y se traslada a otro país? Bueno, ya tú habías, en cierto modo, hecho vida en otros lugares del mundo, pero tu carrera estaba posicionada en Venezuela, ¿no? ¿Cómo es ese traslado de Venezuela a Madrid y establecerte en Madrid como artista? ¿Cuáles son los retos que se te han presentado en ese viaje? Bueno, sí, hay un largo camino desde que me voy de Venezuela y llego a Madrid.
O sea, yo me fui de Venezuela en el 2016, me mudé a Panamá, estuve viviendo ya dos años, desde Panamá hice un par de residencias, una en Brasil, otra en México, y de Panamá me mudé a Corea, estoy dos años más allá, y después de Corea me vengo a España, ¿sabes? Como viste, está un periplo, ¿no? Sí, desde el momento en que salgo de Venezuela, en el 2016, recorro todo un camino que ha sido largo y que no ha sido fácil, y ha sido un poco desestabilizante, por así decirlo, ¿no? Pero bueno, se ha dado por circunstancias personales, o sea, yo no es que tenía el camino trazado, yo me tuve que ir por circunstancias personales de Venezuela, además por la situación del país, y bueno, me mudé a Panamá por familia, a Corea también, y luego, ¿sabes? Ha sido todo como sin mucha planificación.
Y llego a España en el 2020, fue en enero del 2020, justo antes de que empezara la pandemia, y bueno, ya conocemos todo lo que pasó en ese año en que se paralizó todo, y bueno, no ha sido fácil, obviamente, pero ha sido un constante empezar de cero, cada vez que me he mudado, entonces ya empezar de cero una vez es un reto, o sea, a mí me ha tocado empezar de cero tres veces, bueno, de cero digo yo, pero es verdad que cuando tú llegas a un nuevo sitio la gente no te conoce, entonces estás empezando de alguna manera, cosa que en Venezuela yo ya tenía un camino recorrido, porque yo empecé a exponer en Caracas desde el 2003, 2004, perdón, desde el 2013, que fue mi primera exposición en la Sala Mendoza, y ahí hice mi carrera, ahí me desarrollé como artista, e hice toda mi carrera, tuve mi plataforma, que fue esta galería, este espacio de oficina número uno, y es verdad que de repente me encontré aquí, como mucha gente, empezando, y bueno, una nueva vida y una nueva etapa, y bueno...
Eso siempre me gusta preguntarle a los artistas, porque a veces desde afuera uno puede ver, bueno, Subón se trasladó de Venezuela y se instaló en París como si algo fuese muy dado, como si fuese fácil, y es interesante escuchar los retos que transitan esa historia, lo difícil que es conseguir un taller, los retos para sostenerlo, el poder producir obra en un lugar donde todo es nuevo, en cierto modo, todo es nuevo, los mecanismos de producción, la forma de hacerlo, el lugar para posicionarlo...
Sí, y bueno, y bien, aunque es cierto que yo en Caracas tenía ya un recorrido, y logré exponer en varios lugares, aquí en España soy una total desconocida, aquí he tenido que empezar a conocer gente del medio artístico, y aquí soy una más, entonces no es que yo sea una gran estrella internacional como, no sé, no te voy a decir algún nombre porque no se me viene en ninguna la cabeza, pero no, yo aquí estoy empezando como una artista emergente cualquiera, ¿me entiendes? A pesar de que tengo mi currículum, aquí soy una artista más, y aquí hay varios artistas extranjeros que están empezando, y no es lo mismo venir y ser una estrella que te abren las puertas a todas las exposiciones, no, no ha sido ese mi caso, y para bien o para mal, no me quejo, pero para mí también, a pesar de lo difícil, yo sí digo esto, que bueno, que también empezar de cero, a pesar de lo difícil, es un privilegio, es que no todo el mundo tiene, porque no todo el mundo ha podido irse de Venezuela y no ha podido tampoco empezar a crearse una carrera aquí, ¿sabes? Entonces, en eso estoy ahora, estoy en este estudio desde mayo del año pasado, voy a cumplir un año pronto, y bueno, estoy trabajando aquí, estoy muy a gusto con el espacio, estoy conociendo gente, y bueno, aquí estamos dándoles.
Esto de empezar varias veces conecta mucho de manera muy obvia con la idea del emprendimiento, ¿no? Y en cierto modo, el ejercicio de aventurarte junto a Luis Romero en Venezuela, crear oficina número uno, fue un paso importante para, como artista, ¿no? O sea, crear una institución, ¿cómo nace esa idea? Ya, a ver, yo no le llamaría una institución. Bueno, la idea era un espacio... Sí, no, eso fue algo muy orgánico, o sea, yo no es que...
A ver, para revoñar un poco en el tiempo, antes de oficina número uno, yo había estudiado en París, estudié fotografía en París, y regreso a Venezuela en enero del 2003, y en aquel entonces yo estaba con Luis Salazar, y el proyecto empieza con él, y antes de oficina número uno se llamó Eros y Trash, ¿verdad? Era un espacio dirigido por artistas, sin ninguna pretensión, un amigo nos alquiló su oficina, que estaba vacía en ese momento, y tuvimos algunas exposiciones, y logramos hacer un poco de ruido, después de lo cual, bueno, eso cierra por un tiempo, y nos invitan a...
O sea, ya había dejado de trabajar con Luis Salazar, y empecé a trabajar con el Romero, y justamente llego a una invitación para entrar a Los Galpones de Caracas. Entonces, esto empezó como un proyecto sin ningún tipo de idea futura, o sea, fue como, bueno, hay un hueco aquí, no hay un espacio dirigido por artistas, vamos a empezarlo, con mucho entusiasmo, bueno, el entusiasmo de los 20, de la juventud, y bueno, afortunadamente eso fue como teniendo cabida, y en Los Galpones empieza ya, junto a Luis Romero, que tenía ya como una previa experiencia dirigiendo la Fundación La Llama, y la publicación de Pulgar, o sea, se convierte en algo como mucho más estructurado, gracias a la labor que empezamos a desarrollar en el espacio de Los Galpones.
Esto va creciendo, y logramos crearnos un perfil, y hacer exposiciones de muchos artistas emergentes, que nunca habían expuesto, hacemos las primeras individuales de muchos artistas, y eso fue como algo muy orgánico, y fue sin ningún tipo de pretensión, y fue hecho con mucho entusiasmo, la verdad. Yo recuerdo con mucho cariño, porque se fue dando todo, y era como muy divertido, y también nos ayudó mucho que al principio estuvimos un tiempo sin la presión de tener que pagar alquiler, eso fue como un convenio que se arregló, después remodelamos el espacio, y eso nos dio como mucha cabida para poder estar trabajando en nuestras anchas sin la presión del alquiler y tal.
Entonces fue como un gran privilegio, porque se nos abrieron muchas puertas de esta manera, y fue una grandísima experiencia de crecimiento y de aprendizaje, que yo valoro mucho, porque no es fácil tener una plataforma y tener a alguien que apueste por ti desde el inicio. Eso lo veo aquí que es muy difícil, sobre todo para la gente que está empezando, porque las galerías no apuestan por gente joven, las galerías quieren que ya vengan con premios o con un currículo, un máster en un sitio carísimo en Londres o en Estados Unidos, y si no, no te validan.
Entonces falta mucho de eso, estoy viendo aquí en España. Entonces tuvimos la gran suerte de que en Venezuela pudimos hacer nuestra propia plataforma y ayudar a nuestras carreras incipientes. Qué bueno. Sí, sí. No había muchos espacios como oficina número uno en ese momento, gestionado por artistas en Caracas. Era de alguna forma oficina pionera en ese sentido. Sí, tuvimos la gran suerte de que todo confluyó para que pudiésemos tener un espacio donde pudimos hacer todas estas cosas, y luego ya también yo creo que la gente se motivó a crear sus propios proyectos.
Y bueno, es la idea de que cada quien pueda también tener esta posibilidad, y que la gente, bueno, si no te dan las oportunidades, bueno, créatelas. Entonces es más fácil allá que acá, yo creo. Aquí en España, bueno, son otros los costos que están involucrados. Bueno, no sé, también el momento en Venezuela que vivimos, tuvimos mucha suerte porque había como mucho coleccionismo en ese momento. La gente está acostumbrada a comprar obras. Claro, pese a lo que se estaba viviendo.
Sí, bueno, mira, el proyecto cuando empieza en el 2004 ya se hablaba de crisis. Imagínate, estábamos, no teníamos ni idea de lo que era una crisis, pero yo me recuerdo que cuando estaba a punto de abrir la primera sede, yo me decía, pero ¿será que se puede hacer esto? Esto es un momento muy difícil. Imagínate, estábamos en plena bonanza petrolera. O sea, el barril de petróleo estaba como, no sé, 140. O sea, estaba entrando un chorro de dinero a Venezuela y era un buen momento.
O sea, estaba todo sucediendo y, bueno, afortunadamente pudimos hacer muchas cosas gracias a que la economía nos lo permitió. ¿Cuáles serían las mejores lecciones aprendidas de esa experiencia? De crear ese propio espacio, de gestionarlo, de aventurarse a construir un lugar no solo para ustedes, sino para darle cabida a otros artistas emergentes. ¿Cuáles serían esos aprendizajes que más valoras de esa experiencia? Uf, yo creo que todos, todos, la verdad. Mira, volviendo a lo que te contaba antes de que estábamos en crisis y tal, y yo estaba dudando mucho si de verdad era un buen momento para empezar un proyecto así.
Yo cogí el libro de las mutaciones, el Itching, e hice una pregunta. Mira, ¿hago esto o no lo hago? Y recuerdo claramente lo que me dijo, y este es un buen consejo, yo creo que para todos. El libro fue muy claro, el mensaje fue, si vas a hacer algo, hazlo ya. No recuerdo qué más, pero eso se me quedó. O sea, no lo pienses, no lo dudes. Si no lo haces, nunca sabrás que habías podido salir de esto.
Y si lo haces y no funciona, por lo menos ya lo intentaste. Y para mí eso fue como una gran lección de, bueno, era el momento para hacerlo. Y nunca todas las condiciones van a ser ideales, pero lo importante es hacerlo. Si no lo haces, nunca vas a saber si funcionó o no. Entonces eso primero, lección número uno, haberlo hecho sin titubear, sin decir, no, esto es muy difícil, las condiciones no son las ideales, nunca va a ser ideal.
Es como cuando vas a tener un hijo, aunque yo no tengo hijos. Nunca la situación es ideal para tener un niño. Entonces no importa, hazlo. Si lo quieres hacer, hazlo y ya veremos qué es lo que pasa. Te puedo preguntar, ¿cuál es el proyecto que de alguna forma recuerdas con mayor afecto de esa etapa? Y en contraposición, ¿cuál es el proyecto que de alguna manera les presentó más retos para poder llevarlo a cabo? Mira, decimos en total, yo creo que más de 80 exposiciones.
Hay muchas que, bueno, que las recuerdo con mucho cariño. Hicimos un homenaje a Roberto Oregón en algún momento. Esto todavía cuando estábamos muy, o sea, al comienzo de la... Tuve la oportunidad de verla. Sí, sí la viste. Sí, esto fue antes de la remodelación. A eso le tengo mucho cariño. Hicimos como varias colectivas, un par de ellas que se llamaban Desconfía, que era como en paralelo a la CIA. Entonces era como nuestra versión de lo que queríamos mostrar, del arte emergente.
En algún momento también invitamos a unos patineteros y pusimos una U dentro de la sala y entonces vinieron los chicos, intervinieron unas patinetas. Eso fue al principio del proyecto. Y luego ya fuimos como creciendo más y formalizándonos un poco más. Muchísimos proyectos y cada uno era tan especial porque cada uno de los artistas con los que trabajábamos venía con mucho entusiasmo porque eran sus primeras individuales. Iván Candeo, Juan Pablo Garza, Óscar Abrán, Fabón. Maravilloso. Tanta gente querida, ¿sabes? Era como, bueno, vamos a unir fuerzas.
Era una relación muy bonita. Era un intercambio maravilloso con tanta gente de nuestra generación. Quizás el proyecto más significativo podría decir que fue el último en el que participé porque ya era mi salida del espacio y de Venezuela. Fue la exposición de Las Neneas, que fue un proyecto maravilloso. Muy bello. Bellísimo. En el que colaboramos estuve trabajando con Aiza Sánchez y, bueno, con Álvaro Sotillo, con Gabriela Fontanillas, con Carmen Alicia de Pascuales. Hicimos este gran homenaje a Gert Leufert.
Maravilloso. Que, bueno, que para mí fue como una manera hermosa de cerrar esta etapa de mi vida, que fue muy significativa. Y, bueno, fue un proyecto maravilloso. Duró dos meses. Hicimos encuentros, charlas, hasta un concierto de música barroca. Y, bueno, yo lo recuerdo todo, todo de principio a fin, como con mucho cariño porque cada domingo que inaugurábamos era como una fiesta y era como una celebración del arte y de la vida, ¿sabes? En Venezuela. Que, bueno, que después se puso peor.
Pero, bueno, tratábamos, era como nuestro oasis, ¿no? Entonces, todo lo que hicimos, de verdad, yo lo recuerdo con mucho cariño. Y algo como que haya sido un reto, pues. Sí, un proyecto que haya sido particularmente retador de producir, de llevar a cabo por su complejidad estructural o por las dificultades del entorno, que de alguna forma los haya impulsado a tomar decisiones gerenciales, ¿no? De decir, bueno, ¿cómo hacemos para que esto salga? Perdón. Pues yo creo que lo más complicado fue el de las niñas también, ¿sabes? Y por todo lo que involucraba a nivel museográfico.
Fue una de las exposiciones más complejas que hicimos. Yo diría que la exposición más compleja que montamos. Pero, bueno, teníamos un equipo de primeras. Y porque la galería sola no lo hizo, ¿sabes? Sino que también tuvimos ayuda de Chuchi González, que trabaja mucho con Álvaro Sotillo. Y, bueno, yo creo que esa fue como la más retadora a nivel de producción. Y también, aunque no era el peor momento de Venezuela, era como un momento en el que empezaban a escasear los materiales y tal.
Y entonces, bueno, logramos conseguir todo. Y al final quedó bien hecho, ¿sabes? La verdad es que yo diría que esa fue también una de las más complejas y las más retadoras. ¿Repetirías la aventura, subo? De oficina. De crear otro espacio como oficina. Otro espacio como oficina. Como oficina, pues, o sea, crear un nuevo espacio. Fíjate que me lo han preguntado. Pero yo, en realidad, yo no es que haya elegido hacer oficina, ¿sabes? Eso nació de una manera como muy orgánica.
Y ser gestora cultural o ser galerista no es como mi sueño. Mi sueño es ser artista. Y, aunque lo he pensado, pero yo creo que eso tuvo su momento. Y yo ahorita estoy muy contenta de poder desarrollar mi obra, ¿sabes? No digo que no considere seguir trabajando a nivel colectivo con artistas. Pero ya de dirigir un espacio a manera de galería, yo creo que no sé si lo vuelvo a repetir. En ese momento no, por ahora.
Bueno, siempre es un reto, ¿no? Aunque veo la necesidad de un espacio como ese aquí en España, en Madrid. No veo que exista. No sé si tú sabes de alguno, pero yo no conozco ningún espacio dirigido por artistas. Sí veo como una falta. Me parece que ganaría un poco, ganaría bastante la escena si apareciera un proyecto así. Si está la necesidad, está la oportunidad, ¿no? No lo sé, no lo sé. Mucho más complejo aquí. En Venezuela todo es más fácil.
O todo era más fácil. Yo aún no tengo una respuesta clara a eso. Bueno, para mí no fue. La verdad es que te digo que todo lo de oficinas, no sé, sucedió de una manera tan fluida. Y nunca hubo como trabas, todo funcionó. Oficina hoy día se mantenía a nivel económico, o sea, se vendían obras. Era autosustentable. Era autosustentable. O sea, ya no hay ningún tipo de ayudas del Estado, ni mucho menos. Sabemos que eso no existe.
Entonces logramos asistir con las ventas de las obras. Aquí en España, en Madrid es más complicado. Con el pasar de los años, estas dos décadas de crisis por las que hemos transitado, hubo un tiempo en el que nos tocó superar la idea de esa pérdida institucional que sufrimos, ¿no? Ese guayabo, como decimos en Venezuela, duró casi diez años, ¿no? Todavía está. Todavía sigue. Todavía seguimos enguayabados. Pero después de la segunda década fue que, de alguna manera, el espacio alterno comenzó a activarse con otra fuerza.
Y hoy en día están surgiendo en Venezuela algunos espacios alternativos, ¿no? ¿Será ese el futuro de la cultura en Venezuela, que los artistas de alguna manera comiencen a crear sus propios espacios, así como en su momento fue oficina número uno? Sí, bueno, eso es totalmente necesario, que sigan surgiendo este tipo de iniciativas, porque a nivel institucional no está sucediendo. Y no sucederá hasta que no haya un cambio importante a nivel político, ¿no? Yo espero que haya un cambio, de verdad, porque necesitamos también las instituciones, de verdad.
Oficina número uno no era una institución, ni pretendía serlo, ni puede serlo. Las galerías no pueden llenar el vacío institucional que hay en Venezuela. Las galerías no pueden pretender ser un museo. Es imposible. Y necesitamos ese apoyo institucional, porque es verdad que si vemos a los artistas de los otros países en Latinoamérica, de Perú, de Bogotá, perdón, de Colombia, de Argentina, o sea, tienen un apoyo a nivel institucional que les permite ir a exponer a nivel internacional, que les permite el desarrollo de sus carreras a un nivel que no estamos teniendo en Venezuela, ¿sabes? Muchos artistas como tú y como yo nos hemos tenido que ir porque, bueno, no hemos conseguido crecer en nuestro país.
Y la gente que sigue allá, bueno, está haciéndolo muy bien, están tejiendo redes, están muy activos. Nunca ha dejado de ser activo la escena en Venezuela y eso me parece importante. Pero también es importante tener un apoyo que no existe ahora. No se puede cargar con ese peso que el Estado debería de alguna manera estar cumpliendo, ¿no? Espero que eso cambie, sí. Ojalá. Todos esperamos que eso cambie en algún momento. Pero es interesante, en cierto modo, que el artista venezolano no decida quedarse a la espera de que eso cambie para poder actuar.
No, claro que no. La gente allá sigue produciendo y sigue haciendo cosas, sigue muy activo. O sea, todo siempre está como eferveciente. Y eso la admiro mucho porque es que nadie se para. O sea, eso no es ningún motivo para que la gente deje de crear, ni debería hacerlo, ¿no? Pero es verdad que, bueno, que puedes llegar hasta cierto punto, ¿no? O sea, se queda como muy también aislado. Claro. También, ¿no? Se queda como muy local.
Entonces, bueno, ¿cuál es el futuro de Venezuela? Bueno, ojalá pudiésemos saberlo. Pero, bueno, lo importante es que se siguen haciendo cosas y la gente sigue activa. Eso me parece lo más importante, ¿no? Bueno, es así. Subo, si tuvieses que darle un consejo a los artistas que vienen detrás, estas generaciones que se están empezando a formar, tanto de Venezuela como los más cercanos, artistas, fotógrafos, artistas emergentes, artistas en general, ¿qué le dirías? Uy, yo soy muy mala dando consejos.
Soy muy, muy mala. De hecho, necesito que me deis consejos a mí. Guau, no sé, ahí sí me agarraste fuera de base porque… A ver, ¿qué les puedo decir yo que ya no sepan? La verdad es que, mira, no sé qué decir. Tampoco hay… Es que no, yo tampoco pretendo estar en un lugar de que, bueno, de que lo sé todo, ¿me entiendes? Entonces, para mí es muy difícil decirles, bueno, hagan esto, que todo va a salir bien.
Sino, bueno, yo creo que lo importante es lo que estábamos hablando hace poco, de que la gente siga estando activa y que desarrolle sus propios proyectos y que se lancen y no tengan miedo en gestionar espacios, que se apoderen de los espacios y de todas las posibilidades de las cuales se expone allá en Venezuela. Porque allá, sí, yo sí creo que es mucho más fácil hacer cosas en tu propio país que afuera. Entonces, sí, los animo a que si ven que hace falta algo, y bueno, en vez de cruzarse de brazos y decir que no hay, no hay, háganlo, ¿sabes? Vayan adelante.
Eso me parece importantísimo y me parece necesario. Y no esperar que venga alguien y que lo haga por ustedes. Eso, ¿sabes? Eso es tan fácil como, bueno, te voy a dar un ejemplo. Luis Mata, que él ya está viviendo en Caracas ahora, pero es un artista de margarita, que él en su taller creó el espacio de Bellavista. Sí, Bellavista. Y él hacía sus exposiciones ahí pequeñas, pero las hacía. O sea, es perfecto, ¿sabes? No necesitas más que dos paredes, ni siquiera cuatro paredes.
Una pared está bien y puedes empezar un proyecto así de sencillo. Pero lo importante es tener las ganas y visualizarlo y llevarlo adelante. Eso me parece fantástico. Dirías que hoy en día para un artista joven el ejercicio de practicar el arte, de ser artista profesional, necesita de alguna manera insertar en su vida herramientas, habilidades, aptitudes, que vayan más allá de la producción de su obra o el desarrollo de su talento. Claro, sí. Bueno, lo que estábamos conversando antes es un poco la labor que estás haciendo tú de ayudarlos en este aspecto.
Es importante que también los artistas no solamente estamos creando en un mundo bello y rosa, también tenemos que lidiar con la realidad, ¿no? La realidad de que todos queremos vivir de lo que hacemos, de que tenemos que ser los gerentes de nuestra empresa, porque nuestra práctica, nuestra obra es una empresa, es un emprendimiento. Esta palabra que está tan de moda, ¿no? Somos emprendedores y, bueno, ¿cómo vamos a llevar adelante nuestra empresa? ¿Cómo la gestionamos? Sí, yo te lo digo que no lo tengo resuelto tampoco.
O sea, yo también he estado haciéndolo lo mejor que puedo, pero no creo que lo esté haciendo de la mejor manera, ¿sabes? También tengo yo creo que muchas cosas que mejorar y que aprender y, bueno, así estamos un poco todos yo creo que aprendiendo un poco los golpes. Claro, no hay un manual. No hay un manual, así como no nos enseñan a amar, tampoco nos enseñan a gestionar nuestra propia obra, ¿no? Entonces cada quien va aprendiendo como puede, ¿no? Bueno, Zubon, yo creo que ha sido muy rica la conversación.
Muy agradecido por tenerte en Pensamiento Volátil. Eres la segunda entrevista de artistas. Veo que estoy aquí pasando mis novatadas con esto, pero… Muchas gracias, Paol. Me encanta la invitación. Muchísimas gracias por entrevistarme y por darme este espacio en tu canal. Gracias. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org