Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
La siguiente es una producción de la Comunidad Olivo Verde, Costa Rica. La semana pasada, cuando entramos al versículo 8 del Libro de los Romanos, la semana pasada, estudiamos, o sea, caminamos del 8 al 20, y la semana pasada la gente me dijo que yo había hablado sobre la culpa. Yo no hablé sobre la culpa. Yo dije que es muy fácil agarrar a alguien con culpa y decirle que se arranque el pelo, que me dé el celular, que haga algo porque tiene culpa. Cuando las personas tenemos culpa nos ponemos vulnerables. La culpa es un arma de doble filo, la culpa es un mecanismo, la culpa está en nosotros, en todos. Hay algunos que somos más carebarros que otros en algunas cosas. No hay que decir amén en esta parte, no hay que decir amén. Algunos somos más carebarros en algunas cosas, algunos... Y nos metemos ahí donde dice que es para... Usted no puede decir que es para parquear en el parqueo donde dice que es para personas con discapacidad y no se mete. Empieza uno a sumar y va con Ernesto y con Adrúbal, entonces digo yo, traigo dos adultos mayores, me digo ¿cómo? ¿pero cómo? No hay que pochetones. Entre los dos sumas casi 200 años ya, adulto mayor. Hermanos, la culpa es un mecanismo que está en nosotros, yo no hablé de la culpa, yo dije que el apóstol Pablo nos está hablando a nosotros, los que no tenemos culpa. Yo le dije a usted la semana pasada que del versículo 8 al verso 20, Pablo nos está hablando a los que no nos da culpa, no tenemos culpa, no creemos que exista culpa. Ahora aquí hay un problema que hay que poner en una balanza, es pecado andar diciendo que eres un maldito desgraciado, es pecado. Yo no hablé de culpa la semana pasada, yo les dije que el apóstol Pablo da 13 puntos donde nos dice que nosotros somos gente muy fresca, que nosotros nos creemos buenos, que nosotros no nos creemos... Yo me imagino cuando... cuando vieron que Sergio quedó untado ahí en la cima, que hubo que recogerlo con pinzas a pedazos, ¿verdad? No hubo quien dijera, hay quien venía borracho, mira cómo venía borracho, mira cómo venía, cruzado venía. La gente siempre pues va a poner en las personas las cosas en función simplemente de encontrar ese punto de culpabilidad. Yo no le doy culpa. La Biblia dice que el problema somos nosotros, que estamos en un punto de comodidad donde no creemos que nosotros debamos de ir más allá o hacer más allá de simplemente asistir a una reunión los domingos. La semana pasada lo que estábamos tratando de hacer entender es lo que el texto dice en el Romanos del 8 al 20, diciendo, para Dios todos somos malos y a veces, muy a veces somos buenos. Hacemos algo bueno. A mí me hace mucha gracia cuando una persona dice, yo le puedo perdonar a mi mujer cualquier cosa o a mi marido cualquier cosa, pero no le perdono una infidelidad, no le perdono una mentira. Yo siempre le digo a la gente, no diga esas cosas. No diga eso. Deje de vivir por las cosas que usted haría. Hace unos días conversábamos con alguien y esa persona dice, yo le puedo acertar a una persona cualquier cosa menos una mentira, una pregunta, ¿y quién nos miente? Entonces, lo que Pablo nos viene diciendo es, ninguno tiene justificación, ninguno, de nada. En los capítulos anteriores, introduciéndonos al libro de Romanos, en los capítulos anteriores, lo que viene diciendo es, Pablo, ni por el hecho de ser cristianos, lógicamente lo estoy pasando a nuestra realidad, ni por el hecho de ser cristianos, ni por el hecho de ser judíos, ni por el hecho de tener la palabra, la Torah en el caso de ellos, les dice Pablo, o por el hecho de ser circuncidados. No hay nada que nos haga a nosotros especiales. Todos necesitamos de la realidad de Dios en nuestras vidas. El problema que tenemos, la gran mayoría de nosotros, es que hemos visto las cosas de Dios a partir de un filtro o de un foco que se llama religión. Y el foco de la religión lo que nos ha hecho es ponernos en una posición donde nosotros decimos, de ahí, me interesa, no me interesa. Yo me pregunto qué irá a pasar con la vida de muchas personas que sus papás, o sus mamás, o sus tíos, o sus abuelitos, o lo que sea, ya no les van a decir, vamos a la iglesia, vamos a buscar al Señor. ¿Qué irá a pasar con las personas después de ese momento? Porque desgraciadamente o lamentablemente, la generación que sigue, dicen por ahí, es de influencers, es de youtubers, es de tiktokers. Y entramos al versículo 21. Y al entrar al versículo 21, es muy importante que organizemos las ideas bien, bien, bien, bien, bien. Y para organizar las ideas, yo necesito que hay un texto en el capítulo número 3, verso 15 del libro de Génesis, hay un texto muy claro, que nos enseña algo que muy poca gente sabe, y que simplemente es información, pero que le da a usted la oportunidad de entender de dónde parten muchas cosas. En el preciso momento en que la mujer muerde la fruta, la mujer la muerde y no pasa absolutamente nada, le pareció muy rica, se la lleva a su esposo y le dice, la mordí, está riquísima, no sabe a nada. Se la da al muchacho y el muchacho la agarra y la muerde, y en ese momento se le abren los ojos a todos y inicia algo muy interesante. Atención. Si ellos no hubiesen mordido, si ellos no hubiesen mordido la fruta, nada hubiese pasado y todo se hubiese mantenido exactamente igual. Todo hubiese sido como estaba. La pregunta que usted tiene que hacer esta mañana es, ¿cómo estaba? ¿Cómo estaba? Es la pregunta que usted tiene que hacerse, y eso es lo que usted, necesito que usted me entienda, que es lo que Dios quiere que nosotros entendamos. ¿Cómo estaban las cosas? Pero resulta que aquí, en el capítulo 3, verso 15 del libro de Génesis, dice, haré que tú y la mujer sean enemigas. Le está hablando a la serpiente. Pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un hijo suyo te aplastará la cabeza y tú le morderás el talón. Y la expresión que estás viendo ahí en la pantalla, que dice, un hijo suyo te aplastará la cabeza, la serpiente la entendió. La serpiente sí le creyó a Dios. La serpiente sí entendió lo que Dios dijo. La serpiente sí supo lo que Dios estaba hablando y exactamente acto seguido, dos, tres pasajes después, Caín mata a Abel, porque Abel era el hijo que tenía en sí la semilla de las cosas. Abel era el hijo que Dios había visto como agradable a sus ojos. Ok. Cuando usted lee este texto en Génesis 3.15, métase en la cabeza siempre Génesis 3.15, porque todo el resto de la Biblia, toda la Biblia se escribe a partir de Génesis. Esta es la razón por la cual se escribe la Biblia. Aquí está. ¿De quién habla? ¿Quién es ese hijo? Un hijo tuyo se le aplastará la cabeza, Jesús. Para poder llegar a Jesús, para poder llegar a Jesús, aquí está la profecía, aquí está el Evangelio, aquí nos está hablando de lo que va a pasar en el futuro y nos está diciendo, todo lo que se escriba a partir de ahora nos lleva a Jesús. Y eso tenemos que tenerlo muy claro. ¿Por qué? Porque claro, imagínese usted que exactamente al versículo 21, Libro de Romanos, capítulo 3, dice el apóstol, pero ahora. ¿Lo ve? Pero ahora, tal como se prometió. ¿Lo está viendo? ¿Dónde está la promesa? La promesa está en Génesis 3.15. La serpiente te va a hacer daño, pero un hijo de la mujer va a ponerte el pie en la cabeza y te la va a aplastar. Esa es la profecía del Mesías, esa es la profecía de la redención del ser humano. Si ustedes le dan más y más a ese versículo, el versículo le está diciendo que a partir de la venida de Cristo, el poder del demonio, el poder que Satanás pueda tener, únicamente está en función de lo que nosotros le queramos permitir que tenga, porque ya no tiene ningún poder. Pero ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos de Moisés y de los profetas, Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante Él, sin cumplir con las exigencias de la ley. Estamos hablando del capítulo 3, verso 21 del Libro de Romanos, y nos dice, pero ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos, Jesús es, la persona que es, nos dice adónde nos lleva para poder saber cómo nosotros podemos pensar no que somos buenos. Una cosa es ser bueno y otra cosa es ser justo. Buenos somos todos. Díganlo conmigo, buenos somos todos. Buenos somos todos. Justos sólo los que Dios diga. Porque yo, Andresito, allá sentado, y yo digo, Andres es muy bueno, es un buen chiquillo, ve. Bueno es cualquiera. ¿Quién es bueno? Todos. No, no. Al referirse a bueno en ese sentido, nos está diciendo que el concepto de bueno de Dios no es el de nosotros. Claro, por supuesto, lo que dice Gladys es cierto. El texto lo que dice, no hay ninguno bueno. Pero entre nosotros, ¿qué vemos nosotros? Que ven a Ignacio y dicen, qué chiquillo más bueno. Que ven a Gabriel Esteban y dicen, qué chiquillo más bueno. Me estoy hablando de la forma social en que nosotros vemos las cosas. Véalo así, bueno cualquiera, justo, lo que Dios diga que es justo. Y esas son dos cosas muy diferentes. Ahora, avanzo. Verso 22, dice, Dios nos hace justos, la palabra justo significa que se nos fue perdonado, que Dios tuvo que hacer algo para podernos limpiar, que Dios lo sigue haciendo, que Dios nos sigue limpiando, por ahí vamos, ok. Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y claro, al decir, ponemos nuestra fe en Jesucristo, la gente sigue pensando que lo que tiene es un amuleto. Y el amuleto lo utiliza para poder decir, mi fe está puesta en Jesús, a la mano de Dios, a Dios rogando y con el mazo dando, ¿verdad? La gente piensa que nuestra fe en Jesucristo es, yo puedo hacer lo que me dé la gana en tanto tenga fe en Jesucristo. Eso no es así. Y yo creo que esta mañana una de las cosas que tenemos que entender es que esto que estamos leyendo aquí, nosotros lo estamos leyendo con ese frito rico, bien sentados, oyéndolo, esperando que nos almorzara y estas cosas, en realidad tenemos que darnos cuenta que esto no es así nomás. Esto requiere que nosotros hagamos otro análisis, porque esto es muy, muy, muy profundo y la profundidad no es una profundidad donde nosotros, es incomprensible. ¿Por qué? Porque no es incomprensible. Porque los hermanos de la iglesia de Roma, allá en el año 54, entendieron cuando Pablo les dijo que nos hace justos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo y eso es verdad para todo el que cree, sea quien sea. Pero el tema de la fe en Jesucristo tiene una particularidad que hay que tratar de entenderla para que usted sepa cómo es que las cosas se van dando, se fueron dando. La obra de Dios no comienza, la obra de Dios comienza antes de la creación de todas las cosas. La creación de todas las cosas inicia en Génesis 1.1 cuando dice en el principio, hay un principio, dice que hay un principio. Ahora, yo necesito mostrarle a usted una línea de tiempo, aquí hay una línea de tiempo, ¿lo ve? Ahí hay una línea de tiempo, eso es una línea de tiempo. Y sucede que esta línea de tiempo en sus cabezas y en la mía y en la cabeza de todo el mundo empieza ahí donde dice la creación, ¿lo ve? Donde dice la creación. Para nosotros, la gran mayoría de nosotros, hay una línea de tiempo entre la creación y Cristo. Inclusive hay gente que dice que entre Cristo y Martín Lutero, ahí hay otra línea de tiempo y ponen por ahí a Martín Lutero y hablan de la reforma, entonces ahí ponen esas cosas y lo utilizan, y eso es lo que hoy se llama la iglesia reformada, al poner a Martín Lutero ahí en el medio de esos tiempos finales. Ok, vamos bien, vamos bien, ponga atención. La gente no cree, no entiende, no sabe que las cosas de Dios no empezaron el día que empezó la creación. Las cosas de Dios empezaron en la eternidad pasada, que es lo que usted está viendo en las pantallas donde dice eternidad pasada. Pregunta, ¿cuánto tiempo hay entre la eternidad pasada y la creación? En tiempo de nosotros seguramente miles de miles de miles de años porque los ángeles estaban antes. ¿Cuándo se dio la caída de Satanás? Se dio antes, en la eternidad pasada. Aquí se dio a la creación, aquí está Cristo, y a partir de Cristo tiempos finales. Pógame atención por favor, porque yo necesito que usted me pueda captar que cuando Pablo dice que va a mandar a Cristo es porque en el momento en que la mujer, que no se llamaba Eva todavía hasta el capítulo 3, no se llamaba Eva, no es Adán y Eva, no, es Adán y su señora, su esposa, se llamaba igual que él, Adán, Adama. Fue, fue Adán quien le puso el nombre Eva, fue Dios quien le puso el nombre Adán, los dos se llamaban igual. En el momento en que la señora muerde la manzana, el jocote, el banano o lo que fuera que mordió. Se prendieron las luces rojas, se prendió todo y empezó los ángeles a correr como desaforados y dos ángeles se vienen de padre y le dicen, mira que torta. No es que aquel baboso mordió el jocote. ¿Qué? ¿Comieron? No puede ser, no puede ser. Jesús, vengan, vengan, vengan todos, vengan, vengan. ¿Qué hacemos? No hay que mordieron, mordieron. No, no, no, no. ¿Qué hacemos? La gente se imagina que eso fue lo que pasó. En el momento en que doña señora mordió y le dio de comer al otro y don Adán mordió y se les abrieron los ojos, Jesús entró, Dios entró en estado de pánico y en estado de pánico le dice, no, aquí hay que ver, ¿qué hacemos? Eso es lo que la gente entiende que pasó. Entonces viene el Señor y se hizo así, hizo así, y dice, yo por aquí tenía un papelito, ¿qué hacemos? Aquí está, mira, vamos a, ahora sí, veamos, no, no, perdóneme, yo quiero que usted me entienda que así no son las cosas. Esto no es un invento. La redención o salvación no se inventa por causa del pecado repentino del hombre. La redención del hombre, redimirlo usted y a mí, no es un invento que surgió porque don señor y doña señora le metieron un mordisco al asunto y que por lo tanto a partir de ahí en la locura y en la desesperación de la torta de lo que ven hecho mal, lo que hace Dios es inventarse lo que sigue. Pedro, en voz del Espíritu Santo, inspirado por el Espíritu Santo, perdón, en voz de Pedro, lo explica muy bien, porque él estaba preparado desde antes, vuélvame a ver, desde antes de la fundación del mundo, él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a nosotros, por amor a ustedes, como estaba preparado. Quiere decir que aquí, antes de la creación, antes de Génesis 1.1, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tuvieron una conversación. Sí. No me voy a meter con todo el detalle que es porque, número uno, ya lo hablé, número uno, y número dos, requiere, requiere su tiempo. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se reunieron antes de la creación del mundo, se reunieron aquí, donde usted está viendo ahí que dice, en la eternidad pasada, y dijeron, vamos a crear el ser humano, y al crear el ser humano, el ser humano va a fallar. Vamos a tener que hacer algo para que podamos hacerlo entender, el ser humano tiene que entender que él no puede depender del mismo, que el cerebro es tan importante, el cerebro es tan grande, el cerebro es tan poderoso, que ninguno de los seres humanos va a poder depender de su propio cerebro. El Hijo levanta la mano y dice, Padre, yo, yo, ¿cómo se llamaba el Hijo ahí? ¿Cómo se llamaba? ¿Cómo se llamaba el Hijo? Jesús, no, es el Hijo. Vuelvame a ver, ¿cómo se llama aquí? Jesús, no, Jesús aparece aquí. ¿Quién es el Hijo? Manifestado como Cristo, como Jesús, aquí. Vamos despacio, vamos despacio, ¿cómo se llama aquí? ¿El Hijo? ¿Por qué? Porque el Señor es Dios, Él no tiene límite de nada. ¿Cómo se llama la manifestación de Dios hecho hombre hace dos mil años? Cristo. ¿Qué es la manifestación de Dios? Sigo aquí, atención. El Hijo levanta la mano y dice, yo voy. Yo me encarno. Yo me hago hombre. Adopto el cuerpo de un ser humano. Y yo, eso sí, el Padre dijo, eso sí, realmente es una expresión del Espíritu Santo. Tiene que ser bajo la ley. Como les digo, no puedo quedarme todo el rato, tiene que ser bajo la ley. Porque la ley hay que cumplirla, porque la ley es el parámetro del ser humano. ¿Cómo se llama esta escena? ¿Cómo se llama? Se llama el pacto de redención. Esto se llama pacto de redención. Lo que sucedió en la eternidad pasada se llama pacto de redención. Se dio un pacto aquí que se llama pacto de redención. Ahora sí, vamos. Llega el Padre y hace ¿qué? La creación. Recuerde que Jesús, ¿cuándo estaba preparado? Antes de este momento. Federico, usted está diciendo que antes, antes de la creación, ya ellos sabían de la cruz. Claro. ¿Qué fue primero, la cruz o la creación? La cruz. Porque ellos sabían cómo iban a ser las cosas. Ellos saben cómo son las cosas. Él sabe cómo son las cosas. El Padre inicia la creación. Realmente lo que la Palabra enseña es que es el Hijo quien inicia la creación. El Creador es el Hijo. Si vinieras más a la iglesia te darías cuenta de otras cosas. El Hijo inicia la creación e inicia el pacto de obras. ¿Por qué pacto de obras? Porque tenemos a Adán aquí. ¿Quién es la cabeza del pacto de redención? El Padre. ¿Quién es la cabeza del pacto de obras? Adán. ¿Por qué se llama pacto de obras? Porque es un pacto que Dios hace con Adán y le dice. Vean Adán. Aquí le entrego esta tierra. Reproduzcase. Haga con esta tierra. Haga que esto crezca. Que esto se desarrolle. Haga que esto funcione. Y Dios hace un pacto con Adán. Pacto de obras. Y adivinen qué pasa con el pacto de obras. Que el pacto de obras necesita ser regulado. Entonces aparece Moisés. Pero Moisés aparece por aquí. Moisés y el pacto de obras es lo mismo. Quien escribe Génesis es Moisés. Pero llega Cristo. Llega Cristo. ¿Quién es Cristo? Dios. ¿Qué significa Jesús? Jehová Yahweh salva. Jesús es Jehová Yahweh salva. Dios salva. Él no se llama Cristo. De apellido Cristo. Jesús de apellido Cristo. Cristo en hebreo significa el Mesías. Salvador. Entonces tenemos a Cristo aquí. ¿Qué inicia aquí? Se llama pacto de gracia. ¿Por qué pacto de gracia? Porque Pablo está diciendo que el pacto de obras tuvo su tiempo. Y el pacto de obras está puesto ahí para que usted se dé cuenta que usted no puede depender de usted mismo. Que usted no puede creer en todo lo que usted piensa. Su cerebro es más poderoso que usted. Y aquí me tienen que decir amén por las buenas. Y el amén. El día que Jesús tiene su oración y escribe la oración. El apóstol Juan está cerca de él y toma nota de lo que Jesús dice. O Jesús le dice a Juan que registre esto. Pero Juan es quien escribe el capítulo 17 verso 5. Y de alguna forma, lógicamente también en la inspiración del Espíritu Santo. El apóstol Juan le dice a Jesús. Perdón, Jesús le dice al apóstol Juan que oró él con el Padre. Y ahora le dice, ahora pues Padre gloríficame a tu lado. Gloríficame tú al lado tuyo. Gloríficame tú al lado tuyo con aquella gloria. Vuelvame a ver. Con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera. ¿De qué está hablando Jesús? De la eternidad pasada. ¿Me están siguiendo? ¿De qué está hablando Jesús? De la eternidad pasada. Dice, gloríficame a tu lado con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera. Yo no sé si estamos listos para el que sigue. El apóstol Pablo dice, ojalá, ojalá ustedes tengan la disposición de tener la fe en Jesucristo para que se den cuenta que Él los declara justos. ¿Ve qué fácil? A ver, ¿quiénes de ustedes creen en la cele de Costa Rica? De ellos. ¿Quiénes de ustedes les parece que el presidente es un buen presidente? De ellos. ¿Quiénes de ustedes tienen puesta la fe en Jesucristo? De ellos. No es así nomás. ¿Quieren verlo? Dice la Biblia que el asunto todavía es más serio. Lo que pasó en pacto de redención. Se llama pacto de redención. Lo que sucedió antes de la creación del mundo es todavía mayor, más serio. ¿Por qué? Porque dice el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan otra vez, dice el libro de Apocalipsis, claramente dice, y adoraron a la bestia todos los que pertenecen a este mundo. ¿Perdón, quién? ¿Perdón, quién? Adoraron a la bestia todos los que pertenecen a este mundo, los que pertenecen a este mundo. Quiere decir que hay dos tipos de personas en esta tierra caminando, los que pertenecen a este mundo y los cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida antes de la creación del mundo. Usted está aquí sentado esta mañana, adivine por qué. Usted está aquí sentado esta mañana porque es muy probable que su nombre sí esté escrito ahí. Porque la Biblia dice que hay dos tipos de personas, no yo. Dice que en el pacto de redención, cuando el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo se pusieron de acuerdo, se pusieron de acuerdo, pusieron a los ángeles, abran el libro y empiecen a apuntar. Marta Vindas Amanda Acuña Gente que no había nacido, gente que no había nacido, pero el Padre sabía, el Padre sabía que Jorge Rojas, que Adriana Tapia, que Martín Santamaría, alguien me está escuchando. Hermanos, estoy hablando de que cuando se hizo el pacto de redención, Dios ya supo de antemano cuál iba a ser la disposición de su corazón y qué es lo que verdaderamente estaba en su corazón. Entonces mandan a Jesús. Jesús llega en el año cero de nuestra era. Jesús llega en promedio en el año tres mil seiscientos después de la creación. ¿Cómo llega? Vuelvame a ver. ¿Cómo llega? Llega nacido de mujer. Es todo hombre y es todo Dios. Pero en Jesús estaban tres oficios. Escúcheme, en Jesús habían tres oficios. El de rey, de la tribu de Judá. El de sacerdote, porque tenía que unir y reconciliar al mundo con Dios. Y el de profeta, porque tenía que enseñarlos a vivir lo que seguía en esta tierra a partir del momento en que vivía. Jesús es todo rey, todo profeta y todo sacerdote. ¿Me están siguiendo? No era nada más que venía pobrecito y lo agarraron y lo escupieron y lo patearon. Jesús no lo mataron. Él entregó su vida. Él dice a mí nadie, a mí no me pueden matar. No pueden. Agarraron y le quebraron las piernas a Dimas, le quebraron las piernas a Gestas, como es que se llaman Dimas y Gestas, que quién sabe, sacaron eso, le quebraron las piernas a Chucho y a Cucho, y entonces, escúcheme, cuando ya le iban a quebrar las piernas a Jesús, dice Padre en mis manos en comienzo Espíritu, y ahí se fue. Entonces tenemos un problema. Él es el verbo, la palabra. Él es la presencia de Dios, el templo. Él es el descanso y Él es la tierra prometida. Él es todo. Él es todo. Ahora sí, 25. Pues Dios ofreció a Jesús como sacrificio por el pecado. Ok, ahora sí, ¿cuál es el pecado? El pecado es que yo andaba en el más por menos hace como una semana y entonces había un desodorante así mal puesto. Y ¡rum! ¡za! ¿entiendes? Y cuando usted pasa, usted pasa en el momento que pasa por el asunto, y usted hace como que estornuda, levanta los brazos y se lo mete en la manga, nadie se dio cuenta que usted se trajo el desodorante. No. El pecado es creer más en usted que en Cristo, y creer que usted no necesita a Dios para su vida. Ese es el pecado. Por eso es que la Biblia dice que hay dos tipos de personas, unas en el mundo, que se quedarán en este mundo, que son de este mundo, que pertenecen a este mundo, que viven por este mundo, que su vida es este mundo, que lo que quieren es... Ya dieron la otra película de El Señor de los Anillos. ¿Qué van a hacer otra? Porque ya Paul Transformers va como por siete, y mucho, mucha película esa. Ah, ¿es malo el cine? No es malo ir al cine. ¿Entonces es malo ver Netflix? No. Lo que está mal es que tu vida solamente gire en torno a lo que sos vos y haces. Tu entretenimiento y mi entretenimiento. Hermanos, nos dan la madrugada viendo televisión. Nos da, a mí también, nos da la madrugada viendo televisión. Estoy seguro que les digo que el viernes vamos a orar, vamos a orar, y el primero que se duerme soy yo. Dios no nos interesa, mi hermano. Lo que no queremos es que nos vaya mal, no nos engañemos. Dios no nos interesa. Nos interesa estar bien, sentirnos bien. Que no nos pase nada. Que no pase nada malo. Porque seguir a Dios implica... Entender que las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado. Hablando de la gente que había. El mismo libro de Romanos, en el capítulo 8, lo explique, lo vamos a ver cuando lleguemos al capítulo 8. El capítulo 8 es una cosa de otro planeta. El capítulo 8, nadie puede entender cómo se lo escribieron a la gente en Roma, si es algo tan profundo. Porque a los que Dios, a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a las personas. No puede existir un hijo de Dios o una hija de Dios sin haber existido un proceso de transformación. Es mentira. No puede existir un hijo de Dios o una hija de Dios sin haber existido un proceso de transformación. Es mentira. No puede existir un hijo de Dios o una hija de Dios sin haber existido un proceso de transformación. Es mentira. Ni Amanda ni Ignacio son nada si no pasan por el proceso de transformación que la Biblia dice que todos tenemos que pasar. Vamos a ser transformados según la imagen de su hijo. ¿Qué es ese hijo? El segundo Adán. Ese hijo, dicen romanos, es el segundo Adán. O sea, Dios terminó lo que había empezado para que él sea el primero entre muchos hermanos de la nueva raza de hijos de Dios. Entonces, dice el Salmo 65.4, lo cual es una bofetada en la cara, pero es una cosa bella, única, bellísima, dichoso. Dichoso aquel a quien tú escoges. Dame un toquecito, doña Gladys, un toquecito. Dichoso aquel a quien tú escoges. Oigan, al que atraes, atraes, atraes a ti para que viva en tus atrios. Lo primero está entre signos de exclamación, lo cual nos dice que es una exclamación. Inmediatamente viene la afirmación, saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo. Dígame, doña Gladys. Dice doña Gladys que si nosotros somos predestinados y tenemos que pasar por el proceso de transformación, es que casualmente somos predestinados para ser transformados. Es exactamente la respuesta. Pero dice la palabra que aquel Señor conoció, a los que Dios conoció de antemano. O sea, todo está en tu corazón, todos estamos destinados para que nosotros pongamos nuestro corazón delante de Dios. Pero yo estoy tan guapo, ay Dios mío, usted alguien tan guapo como yo, que va a necesitar de Dios. Hermanos, aquí en esta congregación, aquí en esta congregación, hay una familia que recibió una herencia por una suma superior a los 100 pesos. Y nunca más volvieron. Y cada vez que me ven me dicen, ¿cuándo es corto? Los domingos a las 11. Entonces me dice un sellito, me dice un sticker de esos. Los domingos a las 11, los domingos a las 11, los domingos a las 11. Perdón hermanos, usted no necesita a Dios, usted quiere estar bien, no pasarla mal, no sentirse mal. No se puede. Vea, vea, vea. Vea, vea, vea. ¿Qué es la imagen de Cristo? ¿Qué es la imagen de Cristo? Dice la Biblia que el segundo Adán se llama Cristo, Jesús. Ah, la imagen de Cristo es una persona con el pelo largo, bien bonito así, que hace así, la carita así. ¿Saben las fotos con una carita así como de muy bonito? No, no, no, la imagen de Cristo es que dice la palabra, hagamos al ser humano a nuestra imagen y nuestra semejanza. Lo primero que Dios siempre le puso claro al ser humano es que él no podía buscar su imagen. Escúchenme, no podía buscar su imagen en la gente que tenía. No hay peor cosa que la psicología, porque la psicología le hace pensar a las personas que mi hijo está condicionado a parecerse a mí o aparecerse a Monserrat y eso no es cierto. La Biblia dice que nosotros traemos en nosotros la imagen del Señor y que podemos desarrollar la imagen de Cristo. Y una persona con la imagen de Cristo es una persona que no anda viendo si es no binaria, LGTB, LHBC, 2HB2, o no, no, yo no sé ni qué soy. Porque tenemos la imagen de Cristo. Me estoy tratando de entender. Dios no se quiso meter con nadie en la religión, es la religión lo que nos ha causado daño y nos hace pensar que somos buenos. Y estos pobres chiquitos se han tragado 50 años de religión y todos perdidos. El gordo no quiere ser gordo, quiere ser flaco. La flaca está muy flaca y quiere ser gorda. La macha quiere ser negra, la negra quiere ser macha. El hipopótamo quiere ser jirafa, porque dentro de él lo que hay es una jirafa. Él se siente jirafa, tiene derecho a ser jirafa. Jirafa. Entonces anda el hipopótamo, si es un poco de mancha, si se pintó con pintura, y sigue siendo hipopótamo. Ahora, es muy fácil hablar de los LGTB, pero nosotros también tenemos nuestros referentes. Porque la Biblia dice que el Hijo de Dios lo que tiene es la identidad de Dios. Esto no se hace, esto no se forma. Esto no lo forma la cultura, esto no forma la palabra en nosotros, el Espíritu Santo en nosotros. Dios nos hizo capaces hermanos, capaces. Porque ahí dice, vélo, que tenga, que tenga ¿qué? Dominio. Usted entra a trabajar mañana lunes a una empresa, lo primero que le dan es un carro, y le dan las llaves de la empresa, y le están dando, y le dan una tarjeta de crédito de 100.000 dólares. Nada, no se asuste, no se asuste. Le están dando las cosas porque usted es capaz. No porque usted sea la octava maravilla. Mire, mire, termino. Voy a llamar aquí a las 5 de la tarde. Dios el Señor plantó un jardín. ¿Qué plantó? Un charral. Un charral. Salud. No un jardín. No un jardín. No un jardín. No un jardín. No un jardín. No un jardín. Al oriente del Eden. Y allí, lo dejó abierta la cerca para que cuando el hombre encontrara su camino, y encontrara su rumbo, después de haberse casado 18 veces, y después de haber estudiado 25 carreras, después de haber logrado y andado por todo el mundo, trotando y conociendo el mundo, el hombre dijera, finalmente llegué, perdón, el Hijo de Dios está ubicado. Dios dice que Dios puso al hombre, lo puso. Porque Dios no enreda a nadie. Somos nosotros los pastores y los evangélicos los que enredamos a la gente. Dios no enreda a nadie. Dios no enreda a nadie. Lo hizo ubicado. Cuando la Biblia dice en Romanos 21, 8.21, que pongamos la fe en Jesucristo, está hablándonos de que esto se planeó desde antes de la creación del mundo en el pacto de redención. La Biblia dice que el propósito de esto es que nosotros pasemos por esta tierra y podamos ser útiles a Dios, y podamos servir a nuestras familias y a la iglesia. Jesús en el momento de morir, canta una canción. ¿Cómo canta? Jesús dice, Elie, Elie, lama sabachtami. Jesús lo que dice, repite lo que está en el Salmo 22. El Salmo 22 es una canción. Pero lo más importante es que Jesús dijo, Señor, lo que me encomendaste, lo que me encomendaste a hacer, consumado es. Eso es Romanos, y no he terminado. No he terminado, no puedo. ¿Por qué no puedo? Porque exactamente el texto es el texto que nos dice a nosotros que algunos de nosotros lo que necesitamos es entregarle nuestra vida al Señor y reconocer que Dios no tiene absolutamente nada que ver con la religión. Lo que está Dios buscando es que nuestro corazón simplemente se someta a Él como tiene que ser. Señor, te doy gracias en esta mañana.