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La siguiente es una producción de la comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Hermanos, miren, si algo le ha hecho daño, si algo le ha hecho daño al cuerpo del Señor, ha sido la religión. ¿Qué cosa más terrible? Si pasa una semana, usted no toca la Biblia, usted no ora, usted no es hijo de Dios, y reconozca el punto, no se preocupe. Dios va a procesarlo a usted de esa forma. La primera característica, o una de las características, como lo hemos estado viendo, una marca de un hijo de Dios es que necesita la palabra de Dios, porque la naturaleza del hijo de Dios no es la naturaleza que él originalmente tiene. Ya lo vamos a ver. Sinceramente les digo, es triste ver el montón de cosas que hoy se inventan. Casualmente una de las cosas que produce una reflexión, y que me ha hecho a mí tratar de acercarme un poco al texto de manera tal de que busquemos la forma más práctica de que usted entienda qué es lo que trata de hacer Pablo en el capítulo 8, versos 12 y 13 del Libro de Romanos. Acuérdense que estamos siguiendo la palabra, el texto, verso a verso, semana a semana, verso a verso. ¿Por qué estamos siguiendo el texto verso a verso? Porque así se escribió, se escribió completo. No hay peor cosa que le dé a uno, que le incomode a uno más que uno mande un mensaje o uno dé un mensaje, y el mensaje pues no, no se coincidere todo, no se lea todo, no se tome en cuenta todo. Pero la verdad es que, tal vez a manera de introducción, en este tema de hoy que yo lo titulé, no se quede en la puerta. Una de las cosas que son importantes, y tal vez me van a ayudar a mí a introducir lo que voy a tratar de conversar con ustedes esta mañana, una de las cosas que son importantes es el hecho de, en el capítulo 8, versículo 12, Pablo está tratando de iniciar la conversación de una manera donde lo primero que introduce es un por tanto, y ese por tanto lógicamente viene de todo el texto anterior. Bueno, los que entienden que es un por tanto en un escrito, un por tanto es lo que va a suceder después de todo el argumento. Entonces el argumento de fondo es importante. Y claro, lo segundo que tal vez de alguna forma el texto nos hace ver es que esto va dirigido a nosotros, a los hermanos. Pero lo tercero es que Pablo dice que ya nosotros no tenemos una obligación, no estamos obligados, ni somos deudores de quienes somos. Necesito explicarlo de esta manera porque esto es muy sencillo, pero hay un problema, y el problema es este. Cuando yo le digo a usted que ninguno de nosotros se considera malo, yo no estoy pretendiendo que usted se deseche a sí mismo, que usted considere que usted no tiene ningún valor, yo no estoy diciendo eso. Pero Pablo viene hablándonos claramente que nosotros no podemos fundamentar nuestra identidad en nosotros mismos, ni en nuestro apellido. Pablo no está tratando, porque Pablo, lógicamente el Espíritu Santo a través de Pablo, lo que está tratando de mostrarnos a todos es que nosotros no somos confiables, ni con nosotros mismos. Para continuar con el mismo texto, vea que me quedé en no tenemos ninguna obligación, ahí me quedé, por tanto, hermanos, no tenemos ninguna obligación. Se lo voy a explicar así, vea, cuando usted llega a la escuela, cuando usted sale de su casa, y a los siete años usted llega a la escuela, usted ya lleva una serie de cosas aprendidas en su casa que lo hacen a usted un niño o una niña con ya algunos patrones en la cabeza. La maestra del prekinder, como quiera que se llame, maternal, lo que sea, empieza con base a un lineamiento que se busca a nivel internacional, se busca darle a los niños las habilidades y los recursos para que ellos puedan hacer cosas, porque ya tienen los siete años y ya empieza el proceso donde todo niño tiene que empezar a leer. Cuando usted crece en una casa donde hay mucha gente, para usted compartir con personas dentro de la casa es normal. Entonces otro chiquito se acerca, le coge a usted la crayola, y usted le dice, se me cogió la crayola, puede ser que usted se sienta mal, pero no hay mayor problema. Si usted es hijo único y le cogen la crayola, ay Dios mío, porque usted nunca ha vivido con más gente en su propia casa, y de un pronto a otro usted piensa que el mundo es suyo. Una pregunta, ¿cómo sabe usted que en esta cabecita suya está la información que usted necesita? Imagínense que algunos de ustedes son producto de lo que sus hermanos hicieron con ustedes. Hermanos, una pregunta, ¿ustedes creen que en un mundo que ha sido formado con tanta variedad, en tantas cosas, no se le ocurre pensar que es probable que yo sea más bien el producto de algo que está mal? Podría ponerme a dar ejemplos de cosas que tenemos hábitos nosotros, tenemos hábitos que son hábitos que son normales en nuestra casa. Nadie diría que no, nadie diría, pero yo quisiera que usted me entienda que ya en nosotros hay una formación y que algunas veces, y ni siquiera estoy hablando de otras cosas, hermanos, algunos de ustedes no se atreven a hablarle a otra persona por no ofenderla, prefieren tragarse lo que sea. Hermanos, tratar de seguir con el versículo que sigue, es para que usted entienda que Pablo está diciendo que usted no le debe nada a lo que usted aprendió, ni a su genética, ni a lo que usted inculcaron y le dijeron. Algunos de ustedes son demasiado, demasiado impulsivos y deberían de entender que esa impulsividad, no le deben nada a eso, eso más bien les va a traer consecuencias y daños. Hermanos, yo no puedo continuar con el texto bíblico si usted no renuncia a usted, porque todos pensamos que estamos bien, todos pensamos que somos buenos. Yo he visto más matrimonios dañados por una vieja loca que le quiere cambiar hasta el modo de andar al marido, o por un marido majadero que le quiere cambiar hasta el modo de andar a la mujer. He visto más matrimonios dañados por gente ignorante que lo que quieren es cumplir un capricho. Pero yo le voy a pedir a usted que entienda por qué usted viene aquí, y usted no viene aquí para que usted siga alimentando lo que usted tiene y lo que usted es. Me estoy comunicando. Jesús no vino a morir en la cruz y vino a fregarse como se fregó para que simplemente nosotros estemos pensando que lo que debe cambiar es el carácter, cambiar el carácter. ¿No cree usted también que quien lo formó usted y la formó usted pudo también haberse equivocado? Hermanos, nosotros hemos sido formados por un sistema educativo completamente complicado. Entonces vean, vean a Pablo, ahora sí me lo van a entender. Pablo está diciendo, hermanos, Pablo está diciendo hermanos, porque ya no corresponde la genética de ninguno, ni ninguno de nosotros se puede defender. A mí me hicieron así, de ahora en adelante Dios quiere que su vida y mi vida sean formadas de una manera donde nosotros no sigamos alimentando todo el daño y el mal que hay en nosotros. Pero hermanos, nuestra vida está llena de prueba-error, prueba-error, prueba-error. Y Pablo dice que las cosas no son así. Pablo dice algo muy claro. Ninguno de ustedes tiene que creer en lo que formaron en usted como persona, como estudiante, como hijo. No lo crean. Vean, aquí está. Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza, a la naturaleza que todo el mundo trata de someter y de educar. Entonces viene Pablo y sigue con el mismo texto, pero antes nos dice lo siguiente. Vea, téngalo claro, mi naturaleza es destructiva. Todos tenemos una naturaleza destructiva. Está demostrado que inclusive las personas que se involucran alma, vida y corazón con otro ser humano, lo hacen simplemente para generar un estado simbiótico. Usted a mí me da cariño y yo a usted le saco la sangre. Número dos, Pablo quiere que entremos al versículo 13 entendiendo que la obra es del Espíritu Santo, pero que usted tiene que darse cuenta que usted es insoportable. Hermanos, si usted no se deja moldear por el Espíritu Santo, a usted no lo quieren, se lo aguantan, porque no hay otra forma de manejar las cosas. A veces la gente mala que saca un revólver y apuñalea a otra persona, a veces esa gente mala que es tan mala que hace esas cosas, vean, esa gente por lo menos de una sola vez hace las cochinadas que hace. Esa gente mala hace las cosas que hace de una sola vez. Algunos de nosotros hacemos las cosas dosificadas y durante el tiempo hacemos las cosas de forma tal que el daño que vamos causando lo vamos causando de a poquitos. Entonces yo a mí le digo a Ale, Ale, haga lo que quiera. No, no, a mí no me diga nada. Esta actitud hace que ella tenga dos opciones, o lo hace o se comprometa a mi capricha. Y pasan los años y cada vez que Ale va a hacer algo yo le digo, no sé, conmigo no cuenta. Y la sigo manipulando. Número tres. Yo conozco más gente que prefiere agradar a la mujer, al marido, al papá, a la mamá, y no se le ocurre que quiera agradar a Dios, que fue quien nos formó y quien nos hizo, que es el único que nos enseña a vivir. Dios no le está cambiando el carácter a nadie. Está formando a su Hijo Jesús en todos nosotros. A Dios no le importa si Leo es muy pasivo y Chico es muy explosivo. No le importa. El carácter de Cristo va a ser formado en cada uno de nosotros. La pregunta es ¿cuándo gente? La pregunta es ¿cuándo? ¿Cuándo eso va a pasar? Algunos ignorar o alimentar nuestra naturaleza es agradar a todos menos a Dios. ¿Saben lo que dice la Biblia? Que quien no disciplina a su Hijo lo destruye. Y cuando usted ve que lo que hace uno no es destruirlo sino complacerlo, eso es lo que la palabra llama a destruir. Como los pastores somos especialistas en inventarnos más, más, hoy que existe el coaching. Supuestamente yo tengo que decirles a ustedes lo que la naturaleza tiene que hacer. Pues si viven obedeciéndola morirán. Pero si mediante el poder del Espíritu hacen morir las acciones de la naturaleza pecaminosa, vivirán. Y claro, esta es la parte riquísima. Porque yo me hago aquí un bosquejo donde le digo a Lorena y le digo a Paula y le digo a Vanessa aquí están los 10 puntos que usted tiene que dejar. Punto número uno, deje los vicios. Punto número dos, deje Netflix. Claro, carguísima. Punto número tres, deje el teléfono. Ah no, si ya es una herejía. Y terminan ustedes oyendo en culto lo que el pastor quiere decirles que piensa él de lo que ustedes tienen que decir. Pero le voy a mostrar que en la cabeza de cada uno de nosotros tiene que haber una pregunta esta mañana y es ¿Cómo logro hacer que esa vida con la que crecí, con la que me formaron, con la que me enseñaron muera? Y claro, evidentemente, ¿Dónde está la respuesta? La respuesta está en la misma palabra, aquí. No en el invento que yo pueda decirles a ustedes. Porque un día yo, y yo andaba por San José y vi a Pablo. Y Pablo estaba viendo el Raúl Las Huelas. Y claro, lo pesco aquí, lo tengo sentado y le pongo El que vive de mujeres con deseo. Y claro, el pobre Pablo se va a sentir perro, pero porque yo lo vi. Y porque yo me hago de un bosquejo donde les digo a ustedes Que toda palabra ociosa que salga de sus bocas, darán cuenta de ella en el día del juicio. Y eso es Biblia. Pero si el Espíritu Santo viene hablando desde el capítulo 8 de que se trata, Obviamente, vean que es sencillo. Desde el mismo capítulo 8, versículo 1, nos viene explicando que es lo que tenemos que hacer. Número 1, todo hijo de Dios que quiere la transformación del Espíritu Santo, Tiene la mentalidad de esa transformación. ¿Cuál es? ¿Cuál es la mentalidad de esa transformación? Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación. Yo no estoy, yo no dependo... Bueno, yo soy solano, pero mi mamá no era solano, mi papá no era solano, Mi papá era... es espérez. Entonces yo no sé si yo tengo el carácter de lo solano o la genética de los espérez. No importa lo que usted tenga. La Biblia dice que ninguna condenación lo afecta a usted. Lo primero que usted tiene que entender es que la mentalidad para que el Espíritu Santo de Dios trabaje en usted es esa. Yo no estoy condenado a ser así. Yo no estoy condenado a ser como soy. Yo no estoy condenado a seguirle destruyendo la vida a otras personas. Y Dios Libre, Dios Libre Alejandro Hernández Aceo, porque me resiento. Y empezamos a usar frases. Una vez me lo hiciste. Empezamos a usar frases que lo que dicen es simplemente gritos, Póngame atención, usted me pertenece, yo soy su dueña, yo soy su dueño tristemente. Número uno, la primera cosa que Dios quiere está en el versículo uno del capítulo ocho. Y es que todos tengamos una mentalidad libre. Nosotros no estamos bajo condenación. Número dos, versículo dos. Esto no es un invento mío, esto no es un invento de un psicólogo. Esto no es un orden que lo sacamos de inteligencia artificial. Aquí dice, porque ustedes ahora le pertenecen a Él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado que lleva a la muerte. Aquí está la justificación. Yo no soy producto de la terrible religión que me enseñaron a mí. Es igual, católica y de evangélica, que creo que ha hecho más daño. Ha hecho más daño en 25 años la evangélica que la católica en 2000. Y tengo argumentos para decir eso. Segunda cosa que nos pide el Señor para que el proceso arranque en nosotros. Mientras los psicólogos enseñan a las personas a adaptarse a sus grupos de pertenencia, los hijos de Dios están siendo formados a la imagen de Cristo. Hay muchísima diferencia. Yo ya no funciono más por la ley de los seres humanos comunes. A mí no me afecta esa ley. Cuando David estaba entrando a Jerusalén como rey, un hombre llamado Imel, lo agarró a pedradas y le empezó a tirar tierra. Y David iba entrando con su caballo y sus soldados. Y Abner, el general, le dijo a David, me das permiso de matar a ese perro. Y David le contestó esto, por alguna razón Dios ha permitido que en este momento ese hombre me insulte. Hermanos, yo no, aquí está, yo no dependo de la ley de los seres humanos. Yo no dependo de eso. Yo no dependo si me criaron a mí viejo o mal. Yo no dependo si tuve papá o no tuve. Si mi papá fue un desgraciado o fue muy amoroso. 3, termino. Versículo 3 del capítulo 8, me estoy devolviendo. Para entender el capítulo, para entender el versículo 13, me estoy devolviendo al principio del versículo 8, del capítulo 8, y entro exactamente al versículo 3. ¿Qué dice el versículo 3? Dice, véanlo, la ley de Moisés no podía salvarnos. ¿De qué se trata esto? De la salvación. La ley de Moisés no podía salvarnos. Tercer punto, punto 1. ¿Cuál es la mentalidad que usted tiene? Punto 2. ¿Por qué ley funciona usted? Punto 3. La ley de Moisés no podía salvarnos. ¿De qué se trata esto? Muy sencillo. Se puede ser feliz sin ser salvo, sí. Pero hay un detalle. No toda persona feliz es salva. Es más, no toda persona salva es feliz, pero es salva. ¿Lo escuchó? No toda persona salva es feliz, pero es salva. Y yo quiero preguntarle a usted esta mañana, si usted está seguro de que si usted muriera en este momento, ¿a dónde iría? Vean, hace 22 días estaba desayunando y me metí a la boca un pedazo de palo de queso y en lo que hice a morder el palo de queso aspiré por toser y caí inconsciente durante casi 20 segundos. Yo no creo que tiene todo bajo control. Si usted se muere en este momento, ¿qué pasaría con usted? Yo quiero que usted se haga la pregunta si usted es salvo. Yo quiero que usted se haga la pregunta si su nombre está escrito en el libro de la vida. Yo quiero que usted se haga la pregunta si a usted lo está procesando el Espíritu Santo. Porque eso es lo que sigue. Terminamos el capítulo 8 y lo que sigue es puro material de carpintería. Vámonos de cabeza a trabajar cada parte. Romanos es así. Y algunos de ustedes no van a entender. Porque usted piensa que está bien, la doña tiene todo, yo pago las cuentas, todo el mundo come bien. Pero aquí lo único que cuenta es de lo que Pablo está hablando. Y Pablo está diciendo claramente. Por lo tanto, amados hermanos, no estamos obligados a hacer lo que es su naturaleza. Los incita a hacer. Pues si viven obedeciéndola morirán. Pero si mediante el poder del Espíritu hacen morir las acciones de la naturaleza, decaminosa vivirán. El único infierno que un hijo de Dios va a conocer es este. Y el único cielo que va a conocer la gente sin Dios es este. ¿Ustedes creen que a mí me angustia ver aquellas sillas de allá vacías y estas de aquí vacías? No. A mí me angustia no tener palabra para ustedes. Porque Dios sabe quién manda y a quién no. Betty, Mickey, Paula, Ernesto, la misma Rosita y su familia, Anita sabe que hemos tenido este auditorio lleno y ha habido palabra. Y lo hemos tenido vacío y ha habido palabra. Porque es lo único que importa. Sus vidas. Y si a usted no le importa su vida, a Dios sí. Y por eso está aquí.