This is a radio program where the winning stories of the XIX Cecilia Palacios School Literature Contest are being read. The winning story is called "Crecer" and it is about how a child's life changes when their parents separate. It emphasizes the importance of friends helping us overcome difficult situations. The story follows Mateo, whose parents have separated, and his journey towards finding hope and happiness again. The program ends with a message of gratitude from the children and an invitation to tune in next time.
Bienvenidos a un nuevo programa de Radio Pasarela, la radio escolar del CEIP Las Gaunas. Mi nombre es Daniela y les voy a acompañar en el día de hoy para la lectura de los relatos premiados en el XIX Concurso Escolar de Literatura Cecilia Palacios. Hola, soy Miguel y también les voy a acompañar en este viaje por la paz. Nuestro cole se ha llenado de imanes, imanes potentes, que por su fuerza de atracción atraigan las cosas buenas, mientras que repelen las cosas negativas.
Juntos podemos mejorar nuestro entorno y conseguir así un mundo mejor. Con nosotros tenemos a Laura y a Pablo de Quinto. Pero qué dices si vamos a leer el ganador del relato de la Comunidad Educativa. Sí, el ganador ha sido Pedro José Miana, pero han ido a la radio a sus hijos para leer el relato ganador. Ah, ahora lo entiendo. Bienvenidos Laura y Pablo. Buenos días, soy Laura y mi hermano Pablo y yo estamos encantados de estar en la radio del cole representando a nuestro padre.
El relato de Pedro José se titula Crecer. Es un conmovedor relato sobre cómo puede cambiar la vida de un niño al separarse sus papás. Es muy importante contar con la ayuda de los amigos y amigas que nos ayudan a superarlo. Crecer, y sintió como la fuerza de toda su familia desaparecía tras un portazo. No podía entender cómo su padre se marchaba, dejándolo solo con su madre y su hermana. Se sintió pequeño, olvidado y despreciado por aquel que tanto admiraba.
Tal vez era el culpable de todo, por haber desobedecido y seguir jugando a la consola, cuando tantas veces se lo habían prohibido. Los últimos días de Navidad fueron tan tristes que ni siquiera la ilusión del Día de Reyes pudo vencer la amargura de su corazón. Se pensaba tardas horas mirando la calle, buscando a personas que se acercasen a su portal. Se temía nunca más volver a sentir esa felicidad, esa tranquilidad, que unos meses tras irradiaba sin ser consciente de ello.
No quería volver al colegio y que el primer día le preguntaran sobre las fiestas pasadas. En casa su madre se había vuelto distante. Gritaba todas horas y rara vez sonreía. Por las noches, tras una puerta entreabierta, Mateo oía como su madre sollozaba en silencio. Su hermanita Inés preguntaba cada mañana si hoy regresaba papá de su viaje. Un día dejó de hacerlo, y Mateo pensó que ya pronto lo olvidaría. Tras varios días solo en el recreo, una mañana se acercó su amigo Miguel.
—¿Te apetece jugar un pilla-pilla? —preguntó Miguel. —Gracias, pero no, prefiero quedarme aquí sentado —respondió Mateo. —Es verdad, es mejor quedarse aquí —comprendió Miguel—. —Como se está tan bien, me voy a quedar un poquito contigo. Además, te tengo que contar una cosa divertida. Al empezar el recreo, Rebeca ha venido y me ha pedido salir juntos. Yo le he dicho que solo tenemos diez años, pero ella ha seguido insistiendo. Al final le he dicho que bien, pero que iba a seguir jugando con mis amigos y que no tendría mucho tiempo para ella.
Entonces me ha dicho que rompíamos, y se ha ido a proponérselo a Javi. —Míralos, por allí andan —señaló Miguel con el dedo. Los dos amigos se rieron al ver cómo Javi se pinchaba al arrancar una rosa para regalársela a Rebeca. —Oye, ayer oí como mi madre le decía a la madre de Javi que tus padres se habían separado —se atrevió yo a decirmelo, por fin. Los míos discuten cada día, y a veces pienso que sería mejor que se separasen por un tiempo.
Al menos no la tomarían conmigo. —No sabes lo que dices —le respondió Mateo. Me gusta sentir como mi padre estaba allí. Cada noche cerraba la puerta de la casa con llave antes de dormir. Yo sabía que nada malo podía pasarme, aunque me despertase en mitad de la noche, sabía que estaba allí. Me protegería y me cuidaría, pase lo que pase. —Bueno, tal vez siga estando, pero de otra forma. En la noche no podías verlo, pero sabías que allí estaba, protegiéndote —se atrevió a razonar Miguel.
—Ya, pero ahora no está. Cuando llegué a casa no estará —respondió Mateo directamente, idando por finalizada la conversación. —Oh, sí, no es tu padre el que está subiendo en las rejas saludándonos. Mateo levantó la vista y salió corriendo hacia la verja. Miguel se había quedado intencionalmente atrás recogiendo en su rostro algunas de las lágrimas furtivas que Mateo dejaba escapar. —Muchas gracias, señor Ramona, por el premio. —Muchas gracias, y Filipio. —Esperamos que les haya gustado nuestro programa hoy.
Les invitamos a seguirnos en el próximo programa de Radio Pasarela, la radio escolar del EIPLA Ramona. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org Traducido por Marie Arias