Home Page
cover of Mensaje Electoral al Pueblo Cristiano
Mensaje Electoral al Pueblo Cristiano

Mensaje Electoral al Pueblo Cristiano

Milton Picon

0 followers

00:00-32:42

Mensaje exhortando a la participación electoral.

Podcastelecciones 2024
77
Plays
0
Downloads
0
Shares

Audio hosting, extended storage and many more

AI Mastering

Transcription

The main idea of this information is that as believers, we have a responsibility to be salt and light in the world, including in public and political affairs. The passage in Matthew 22, where Jesus talks about giving to Caesar what is Caesar's and to God what is God's, emphasizes the importance of participating in these matters. This includes praying for authorities, paying taxes, and being good citizens. However, we must also be cautious of the dangers and illusions of politics, not idolizing politicians or believing myths that keep us from getting involved. The idea of separation of church and state is often misunderstood, and Christians should not shy away from speaking out against injustices or defending their values. Overall, believers should engage in politics with wisdom, grace, and the guidance of the Gospel. Siendo sal y luz con nuestro voto. Mateo capítulo 22, del 15 al 22. Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado. Enviaron a algunos de sus discípulos junto con los partidarios de Rhodes a buscarlo. Maestro, dijeron, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismo. Ahora bien, dinos qué piensan de lo siguiente. ¿Es correcto que paguemos impuestos al César o no? Pero Jesús conocía sus malas intenciones. Hipócrita, dijo, ¿por qué intentan atraparme? Veamos. Muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto. Cuando le entregaron una moneda romana les preguntó, ¿a quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda? Al César contestaron. Bien, dijo, entonces den al César lo que le pertenece al César y den a Dios lo que le pertenece a Dios. Su respuesta los dejó asombrados y se marcharon. ¿Por qué quise grabar este podcast en el día de hoy? Bueno, pues mire, para recalcar la importancia que tiene el voto y la participación del creyente en los asuntos públicos y políticos y más cuando se vive en tiempos difíciles, en tiempos de crisis, en tiempos de cambios de paradigmas. El propósito de grabar esto es para que los escuches de la gente, es tratar de equipar a todas las personas que nos puedan escuchar con unos principios que nos ayuden a entender los procesos públicos y políticos de nuestro país, que nos ayuden a no caer en fanatismos o discusiones estériles sobre el tema y que también nos den la sabiduría y la inteligencia para que cuando abordemos estos temas como familia, como hermanos, como vecinos, como compañeros de trabajo, lo podamos hacer con gracia, con palabras sazonadas con la sal y luz del Evangelio. Los que tienen igual o más edad que yo deben de haber visto alguna vez en algún negocio fuera la popular barbería donde la gente se iba a recortar o el colmado del barrio o cualquier tipo de negocio de familia, a veces había un letrerito que decía aquí no se habla ni de religión ni de política o tal vez conocimos algún padre o abuelo que a la hora de la cena decía aquí podemos hablar de todo menos de política. ¿Por qué hacían estas advertencias? Bueno, se hacían porque los temas de la religión, doctrinas, creencias y preferencias políticas eran temas cargados de pasión, a veces de fanatismo y podían fácilmente llevar a la discusión y a la división. Y en medio de una sociedad que está cargada de todo esto, pues nosotros tenemos que tener unas alternativas, o sea, ¿qué nosotros podemos o qué debemos de hacer como creyentes? De eso se trata lo que queremos compartir con ustedes. Ese verso de Mateo 22, de darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, un verso bien conocido de todos ustedes, habla de las responsabilidades que tenemos hacia Dios y también de las responsabilidades que tenemos hacia el César, o sea, las que tenemos hacia las autoridades civiles, en otras palabras hacia el gobierno. Los deberes que tenemos como creyentes hacia Dios los conocemos porque de eso hablamos y predicamos y enseñamos continuamente, ¿verdad? Tenemos que leer la palabra, vivirla, tenemos que orar, ayudar, unirnos como iglesia para buscar el rostro de Dios, enseñamos que tenemos que ser buenos mayordomos de lo que tenemos, sea dinero, sea tiempo, sean talentos o habilidades. Y también tenemos, aunque lo puse último en esta lista, la prioridad número uno de la iglesia que es estar totalmente comprometido con la gran comisión de ir y predicar la Buena Nueva del Evangelio y discipular a todo aquel que se convierte y le entrega el corazón al Señor. Oiga, pero nosotros tenemos una responsabilidad también hacia las autoridades civiles. ¿Cuáles son? Pues mire, Primera de Timoteo, capítulo 2, verso del 1 al 3, dice, Exhorto ante todo a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracia por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quietas y reposadamente en toda piedad y honestidad, porque esto es bueno y agradable delante de nuestro Dios y Salvador. La versión parafraseada lo pone de esta manera. En primer lugar, recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole que les muestre su bondad y los ayude. Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades para que podamos vivir en paz y tranquilo, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás. Esta clase de oración es buena y le agrada a Dios nuestro Salvador. Esa es una responsabilidad, orar por las autoridades civiles. Otra responsabilidad como creyentes que tenemos hacia el Estado, la leímos también al principio de Mateo 22 y tiene que ver con el rendir y pagar impuestos. Y otra cosa más, cuando los pastores exhortamos a los fieles a mantener íntegro su testimonio para con los de afuera, se habla de que nosotros los cristianos tenemos que ser buenos ejemplos y ahí también entra el ser un buen ciudadano. Se supone que todo aquel creyente que ha sido discipulado, que ha crecido, que ha madurado en el Señor, sea un ciudadano molero y no cabe duda de que en la medida en que un cristiano como individuo y la iglesia como cuerpo van madurando, la responsabilidad que el Señor nos asigna va creciendo. Y yo pregunto, a ese Dios que amó tanto a este mundo, que dio a su Hijo un ingénito para salvarnos, ¿no le va a confiar Dios a sus hijos la conducción de cosas importantes que sean del beneficio para todo un país? Oiga, ¿como el participar de asuntos públicos y políticos? O sea, otro de los deberes que tenemos como ciudadanos de un país es ejercer el derecho al voto. Pero no es votar por votar, el creyente se supone que lo haga con un cierto grado de información para que sepamos quiénes son los que están corriendo, cuál es su plataforma, o sea, ¿verdad?, las ideas que van a implementar para que nosotros podamos escoger sabiamente él o los candidatos más óptimos, ¿verdad?, para las circunstancias que vivimos. Ahora bien, el mundo de la política es un mundo peligroso también, porque es un mundo que no solamente se trata del servicio a los demás, también trata sobre el poder. Y de hecho, la razón primaria debería ser el servicio, por eso es que a los empleados de gobierno se les llama servidores públicos. Pero todos sabemos que más que servir, muchos políticos vienen a servirse del pueblo. Y en ese mundo de la política hay otros peligros que tenemos que considerar. Tertuliano, uno de los padres de la iglesia, usaba una frase llamada las ilusiones de la cultura. Y eso significaba, y significa todavía, que el mundo nos vende como cultura unas ilusiones, unos espejismos, que a veces pensamos que son cosas ciertísimas, pero son mentiras. Ejemplo de esto, los romanos decían que el imperio iba a durar por siempre, pues una ilusión, porque cayó. Una ilusión es como un espejismo en el desierto. Usted ve de lejos las palmeras, el agua, el oasis, y corre desesperadamente hacia él, y cuando llega y se tira y se zambulle, lo que encuentra es arena, solo arena. Y obviamente, en este mundo en que nos ha tocado vivir, existen muchas ilusiones. Y parte de la función de los profetas del Antiguo Testamento, y de los que predican hoy la palabra en forma profética, es precisamente explotar esas burbujas de ilusión. Y una de esas ilusiones es que los políticos son salvadores y dioses. Los políticos son seres humanos de carne y hueso, y usted nunca debe poner sus manos en la candela por ellos. Son como todos los seres humanos, pecadores. Yo creo que por eso es que la palabra nos exhorta a orar encarecidamente por ellos. Señor, ten misericordia de esta gente. Dios, abrele los ojos. Dios, guarde el corazón de esta gente de la maldad, de la codicia, Señor. No permita que caigan en la corrupción, ¿verdad? Son oraciones que hacemos. Y la Biblia dice que hagamos eso, y termina diciendo también el por qué, ¿verdad? Dice para que podamos vivir en paz y tranquilo, como lo pone el rey Navarra, para que podamos vivir quieta y reposadamente. O sea, nunca hagamos de los políticos ni dioses ni salvadores, porque tenemos un solo Salvador y Señor que se llama Jesucristo. También existen ilusiones y mitos que nos han vendido por años para que nosotros los creyentes nos mantengamos al margen de los asuntos públicos y políticos. Nos dicen que nos quedemos en nuestras iglesias encerrados en cuatro paredes, cantando salmos y corritos e himnos, porque no servimos para otra cosa. Nos dicen mentiras e ilusiones que a veces hemos creído. Y quiero tocar algunos de esos mitos. Uno de ellos, primero, los buenos cristianos no se meten en política porque hay separación de iglesia y Estado. Mire, Señor, la separación de iglesia y Estado no se hizo para proteger el Estado de la iglesia, sino todo lo contrario, para proteger la iglesia de que el Estado se metiera a decir, pues, esta va a ser la nueva religión, la religión oficial del Estado. Ahora todo el mundo tiene que ser de la denominación tal o cual. Eso fue el principio que movió la frase esta del muro de separación, ¿verdad?, la carta aquella donde el presidente Thomas Jefferson le contesta a unos ministros bautistas que le llevan esa preocupación. Y se da un desarrollo de ese tema y los medios de comunicación lo entienden al revés, se lo explican al revés a la gente, y la gente se cree que como hay una separación de iglesia y Estado, eso quiere decir que ningún cristiano puede meterse en política o ninguna iglesia puede hacer una denuncia profética de una maldad como lo puede ser el currículo de perspectiva de género, el que se le quieran violentar a los padres su derecho a criar a sus hijos, ¿verdad?, conforme a sus valores. Así que mire, cuando le griman el mito de la separación de iglesia y Estado como una razón para que usted no se envuelva en asuntos públicos o políticos, mire, no, definitivamente no, de ninguna manera vamos a comprar ese tipo de cosas. Un segundo mito que nosotros escuchamos por ahí es que no se puede legislar moralidad. Y mire, y esta ilusión es poderosa porque es una media verdad. Es cierto que ninguna ley puede cambiar el corazón de nadie, eso solo lo puede hacer Dios, pero el Estado está continuamente legislando moralidad. Aquí el asunto no es que no se pueda legislar moralidad, sino la moralidad de quién, de qué grupo es la que se va a legislar. ¿Se hacen leyes para fortalecer la familia o se hacen leyes para dividir la familia? ¿Se hacen leyes para proteger nuestras libertades religiosas o se hacen leyes para hacer un delito de nuestras opiniones y creencias bíblicas? ¿Verdad? Como los otros días, la semana pasada, en una de estas ciudades de California, que un administrador de la ciudad le dice a los capellanes que pueden seguir orando, pero que no pueden orar en el nombre de Jesús. Y entonces se invocan las separaciones de iglesia y Estado, que si la gente se ofende, que eso ahora mismo, orar en el nombre de Jesús, es una ofensa para muchas personas. Mire, por eso es que nosotros tenemos que luchar. Por eso tenemos que examinar los políticos, las personas que ponemos a gobernar y llevamos a la legislatura. Tenemos que dar la batalla por preservar unos derechos que emanan de la tradición judío-cristiana y que le han servido bien por siglos a las generaciones. Y que nos ha tocado vivir en un tiempo donde eso se quiere cambiar, donde se quiere tirar las zapatas para una persecución masiva contra la iglesia y contra los creyentes. Una persecución que comienza con lo básico, diciéndole a los creyentes que se queden en sus casas, que no hablen sus valores en el foro público, que no digan, este candidato es bueno por esto y por esto, o este candidato es malo por esto y por esto. Que simplemente nuestras opiniones nos las reservemos para las cuatro paredes de la iglesia. Al que piensa así, le contesto, no, no lo vamos a hacer. Un tercer mito, verdad, que escuchamos por ahí, es que nosotros podemos quedarnos neutrales. Yo no sé cuánto recuerdan a Elías en el monte Carmelo. En un lado el profeta de Dios, al otro lado los sacerdotes de Baal. Y en el medio un pueblo indeciso. Primera de Reyes, capítulo 18, verso 21, dice, Acercándose Elías a todo el pueblo, dijo, ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle. Y si Baal, id en por de él. Y una frase triste, es que ese pueblo en ese momento dice la Escritura que no respondió palabra. Era como el profeta diciéndole a ese pueblo por cuánto tiempo van a estar cambiando de Dios. ¿Hasta cuándo van a estar ustedes titubeando entre dos sentimientos? ¿Hasta cuándo vacilarán entre dos opiniones? ¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? ¿Hasta cuándo van a seguir con este doble juego? Hermanos, en momentos decisivos de la historia, usted nada más encontrará neutralidad en ninguna parte de la Biblia. Si vamos al Nuevo Testamento, vemos a Jesús liquidando la ilusión y el mito de la neutralidad, porque en Mateo capítulo 12 verso 30 dice, el que no es conmigo, contra mí es. Y el que conmigo no recoge, desparrama. Mire, tenemos que salir a votar este domingo 2 de junio. Y lo digo tenemos porque me refiero a las personas que obviamente participan de unas primarias, o son miembros de unos partidos aquí que tienen primarias. Hay otras personas que pertenecen a otros partidos que no tienen primarias, y esas personas no tienen por qué involucrarse en las primarias de los que están corriendo este próximo domingo. Pero yo personalmente creo que la primaria de este domingo y la elección general del próximo noviembre van más allá de los partidos tradicionales de siempre. Obviamente en esta ocasión vamos a tener 5 partidos, ¿verdad?, compitiendo. Particularmente los dos principales, que son los que tienen primaria este domingo. Mire, esto no se trata tampoco de un asunto meramente de PDP y populares. Esto va más allá también de conservadores versus liberales. La elección trata de lo que es bueno, de lo que es malo, de lo que es correcto versus lo que es incorrecto. Tratará para muchos creyentes en el país de hacerse la pregunta de ¿qué se alinea más de las plataformas de los partidos con lo que postula la Palabra de Dios? Si es lo contrario, ¿cuáles de esas plataformas se alejan de esos valores y principios que enseña la Biblia? Hermanos, los valores que emanan de la Biblia le han servido bien por siglos a la humanidad, como digo ahorita. Le han servido también que ya consideran valores que sirven al bien común, aunque su fundamento esté en la tradición judocristiana. Un ejemplo de esto serían los últimos cinco mandamientos a la padre y a la madre, que tienen que ver con el cuido de los mayores. No matarás, que tiene que ver con la prohibición del asesinato. No cometerás adulterio, que tiene que ver con aquello que pueda afectar la integridad del matrimonio. No hurtarás, prohibición del robo. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio, ¿verdad? Leyes que prohíben la difamación y el libelo. O sea, todas estas leyes tienen un origen cristiano, pero rara, le sirven al bien común. El nosotros habernos alejado de Dios y de su Palabra, es lo que nos ha traído a la crisis que tenemos en el día de hoy como sociedad, como país, como mundo. En tiempos como este, yo a veces me pregunto, ¿cómo es posible que habiendo posturas claras en la Biblia en temas como el aborto, puedan haber creyentes militando en partidos que tienen posiciones totalmente diferentes alrededor del tema del aborto? Posiblemente hay una palabra crítica, ¿verdad?, que nos puede hacer entender correctamente esta paradoja. Me refiero a la palabra discernimiento, específicamente discernimiento bíblico. A una buena parte del pueblo de Dios le hace falta discernimiento, sobre todo discernimiento de los tiempos en que estamos viviendo. Pregunto, ¿la Palabra de Dios tendrá algo que decir en relación a muchos de los asuntos morales de nuestro tiempo? Creo que sí, claro que sí, pero en ocasiones los propios creyentes no hacen el ejercicio de buscar quién de los candidatos o cuáles de los partidos tienen una línea más parecida a lo que son sus principios y valores. Hoy en día hay muchos cristianos que no tienen un gran interés de buscar y encontrar aquello que honra o deshonra a Dios. Simplemente se dejan llevar por la corriente, por lo que sus padres o las redes sociales presentan como una tendencia, ¿verdad? Hay otros que votan por la tradición de los padres o de la familia, pero ahora vemos a otra camada de electores votando con criterios absurdos. Sí, me acuerdo para la década de los 90, ¿verdad?, no voy a mencionar el nombre, ¿verdad?, pero que, mire, que si el candidato que coge, que si es bonito o es sexy, o a la gente le gusta su personalidad, o como visten, o qué gustos tienen al vestir, o sea, mire, mi hermano, o que si tiene muchos likes, o que si tiene muchos seguidores en las redes sociales. Amigos, tenemos que ser sabios en nuestra elección de candidatos o partidos en la primaria que hay este domingo y en la elección general de noviembre. Nuestro voto puede significar un veto espiritual a los malos o una autorización a los candidatos buenos a que nos representen dignamente. Vetamos a los malos, premiamos a los buenos. Cuando ejercemos el voto es una forma responsable y sabia. El quedarse en casa o el no votar es vivir en la indecisión. Y la indecisión no es otra cosa que la decisión a no decidir y a que otros decidan por usted. No participar o tomar malas decisiones es permitir o dejar que gente sin valores y sin honestidad sean los que le den forma a nuestra cultura. Un voto físico, que ir allí a una escuela a meterse en una urna de votación, es una declaración tangible que afirma que independientemente del resultado, yo sembré una semilla para que eventualmente la voluntad de Dios se cumpla en nuestra tierra. Si los creyentes salen a votar por decenas de miles y miles, le estaremos enviando un mensaje poderoso a mucha gente. Primero, a las autoridades políticas de este país, ¿verdad? Segundo, estaremos enviando un mensaje poderoso a los medios, a los politólogos, a los analistas, a todos aquellos que no entienden ni respetan la cultura jodo-cristiana. Tercero, es una declaración de que existimos y que tenemos que ser tenidos en cuenta para hacer leyes que atentan contra nuestros derechos y libertades religiosas. El tiempo que la mayoría silenciosa hable en este país, como decía un hermano amigo, el doctor César Vázquez, en un momento dado en la elección pasada, decía que en estos procesos se nos va la vida. O sea, en otras palabras, que hay mucho riesgo, hay mucho en la balanza. Está la santidad de la vida. Si hijos y nietos tendrán que marcharse del país por no encontrar buen empleo, está nuestra libertad religiosa, el derecho como padres a educar conforme a los valores, ¿verdad? Sin que la escuela pública se meta en un salón de clases a decir que los valores que usted tiene como creyente son fanatismo y le traten de inculcar eso a su niño, mientras usted en su casa intenta darle los valores del reino, que en la escuela le quieran quitar esos valores. Porque simple y llanamente usted permitió que alguien que cree en la perspectiva de género y en la implementación de toda esa basura en las escuelas, pues resulte electo. O sea, el futuro de nuestra nación, que son los niños, están en la línea en este momento. Hay primarias, ¿verdad?, este domingo, principalmente entre dos partidos. Obviamente, algunos de ellos tienen unos candidatos que son figuras públicas que por años se habían expresado en favor del aborto. Algunos de ellos le han votado en contra a proyectos de libertad religiosa, proyectos que protegerían la libertad de expresión religiosa de la iglesia, de creyentes. ¿Qué pasaría si esta gente, que son enemigos de la moral y de los valores de la tradición judeocristiana, acceden al poder? Bueno, pues miren, le van a declarar la guerra a muchos de nuestros valores. Si nosotros vimos en los dos últimos cuatro años el cómo se decidía legislación por dos o tres votos, se podría imaginar lo que va a ocurrir si muchas de estas personas ganan unos escaños a la legislatura, a la Cámara y al Senado. Hay un montón de personas, hay gente en Puerto Rico que ni sabe, bueno, hay gente que no sabe ni siquiera el nombre de los representantes por su distrito. A veces no conocen ni siquiera a los senadores. Ves así cuando te pasas las caravanas y ves los nombres de los candidatos y después se olvidan. Pero esos son los que están votando después en contra de nuestros valores. Esos son los que obligan a que pastores tengan que sacar de su tiempo para ir allí y estar en las gradas allí, en la gradería allí del Capitolio, mirando a esos legisladores, echándoles el ojo, ¿verdad?, visitando a algunos de ellos en su oficina, porque saben que tienen su mente de votar en contra de nuestros valores. Cuando nos aparecen por allí pues hay una posibilidad de que voten en contra de nuestros valores. Hay otros que si los sacamos pues nos quitamos unas amenazas de encima, ¿verdad? Pero imagínense lo que podría pasar en este país si muchas de estas personas que tienen una agenda contra los valores, contra las libertades cristianas, contra la propia iglesia, ganan posiciones electivas. Mire, hermano y amigo que me escucha, la legislatura va a ser un campo de batalla cultural como nunca. Y tenemos una preciosa y única oportunidad de cambiar el panorama político, el panorama social, cultural de nuestro país. La pregunta es, ¿tendremos la voluntad de hacerlo? ¿Nos atreveremos a nadar en contra de la corriente? ¿O vamos a seguir haciendo lo mismo que no ha funcionado? Con la vana ilusión, con la vana ilusión de que siguiendo haciendo lo que hemos hecho por cuatrenio y cuatrenio que no ha funcionado, vamos a obtener un resultado diferente que no sea la quiebra, no solamente económica de un gobierno, la quiebra también en términos de valores morales, las leyes que van en contra de los valores del reino y que van de alguna manera socavando lo que es la tradición judocristiana y su influencia sobre la sociedad. Así que yo exhorto a las personas a salir a votar este domingo, pero también los exhorto a que cuando llegue el mes de noviembre ya usted conozca las plataformas de los partidos, conozca las ideas y posiciones que tienen cada uno de esos candidatos que van a estar en la papeleta del mes de noviembre. ¿Pero sabe algo? Este domingo se escogen a muchos de los que van a estar en la papeleta y si usted todavía pertenece a alguno de esos partidos tradicionales y usted va allí y esjaja la papeleta y no es sabio, usted va a estar dándole el voto a gente que ha estado votando consistentemente en contra de los valores cristianos. Hermanos y amigos, Dios nos ayude a decidir. Dios les bendiga. Un saludo.

Other Creators