Elena Caballero is the founder and owner of the company Palos Pelos. She started the business selling hair sticks in Ibiza and expanded to create unique hair accessories. She works with artisans in Bali and is involved in every step of the creation process. Elena's business has grown to include combs and storage boxes, and she is even experimenting with wax combs for surfboards. She values the energy and spirituality of Balinese culture and has formed a close bond with her Balinese family. Elena's journey in entrepreneurship is inspiring and her creations are truly beautiful.
Hola, ¿qué tal? Hoy soy muy afortunada porque tengo delante una pedazo de mujer. Ella es Elena Caballero. Muchos ya sabréis quién es, con tanto de decir su nombre. Pues es la fundadora y propietaria de la empresa Palos Pelos. Hola, Elena, ¿qué tal? Hola, Maika. Muy bien. Muchas gracias por venir, que sé que vienes de muy lejos. Has tardado una hora y media en llegar a mi casa. Sí, sí. Bueno, Elena, ¿tú te acuerdas el día que me conociste? Yo creo que te conocí en una cursa, puede ser.
En la Sky Rapper en Montserrat, ¿te acuerdas? Ah, sí, correcto. En la Sky de Montserrat. Con el grupo Los RR Runners. Exactamente. Yo corría aquella o fui de suporte. Yo creo que yo la corrí. No, yo creo que sí que corriste. Sí, yo creo que sí. Uy, sí, qué época, ¿eh? Cuando corríamos por los montes. Yo de vez en cuando tonteo todavía, ¿eh? Por las montañas. Bueno, yo no. Lo de correr lo he dejado ya. Las rodillas, sí, ya se me quejan.
Después de impacto, nada. Yoga, tranquilidad, estiramientos. Se me va a preguntar que ya no corres, solamente haces yoga. Sí. Yo en yoga no lo he probado nunca. Pues deberías. ¿Sí? Yo creo que te gustaría. No sé, a mí es que me gusta mucho. Aparte de que cuando llegas a una edad, lo que necesitas es estirar, ¿no? Porque te vas como encogiendo, ¿sabes? Y yo me noto mucho. La elasticidad es muy importante. Y la verdad es que muy bien, muy bien.
Estoy contenta. Los deportes ya de riesgo y de impacto se acabaron. ¿Por qué las botas? Las botas en la que estoy viendo aquí en Montjuic. En esa que se hace nocturna en Montjuic. Ah, la de Tibidabo. La de Tibidabo, perdón, que estoy viendo en Tibidabo. Esa es durísima. Ahí me hice daño porque por mis narices acababa la cursa. Y ahí me hice un daño cuando me vieron en el dispensar y me dijeron ¿pero cómo no has abandonado antes? Digo, porque yo no abandono.
Es que en esa cursa tú te destrozaste los pies y yo me hice un esguince. Que me vino a buscar la ambulancia en mitad de la montaña de noche y yo no, no, perdona, yo la acabo y la acabé ahí arrastrándome. Preciosa pero durísima. La midnight drive me parece que se llama. Sí, la midnight drive, sí, sí. Pero en serio que aún la hacen, no lo sé. Sí, sí, sí. Madre mía. Elena, yo quiero hablar de tu negocio, que me parece súper mega interesante.
Se llama Pa' los Pelos, que va a ser Pals Pels, ¿no? Sí, va a ser Pals Pels. El nombre que está muy conseguido se le ocurrió a una amiga mía, una amiga mía, Marce, y ellas son catalanas, se las agarra y se le ocurrió un catalán de palos y pelos, Pals Pels. Y a juego de palabras, entonces le dije, mira, en catalán no. Yo soy hija de andaluces y le dije a mi madre, mamá, di Pals Pels.
Y mi madre dijo, yo no puedo decir eso ni de coña. Pero Pa' los Pelos y Pals Pels es el nombre. Bueno, quien no lo conozca, por favor, googlead Pa' los Pelos porque vais a quedar alucinados con las joyas que hace esta mujer para el cabello. La idea de Pa' los Pelos nació en Ibiza. Cuéntame un poco cómo empezó. Nació en Ibiza. Yo siempre digo que Pa' los Pelos me gustó a mí. De repente yo vine a Ibiza y había una chica, una amiga mía tatuadora, yo trabajaba en un estudio de tatuajes, y yo tenía libre las mañanas.
Entonces había una chica que vendía palitos para el pelo que compraba ella en Indonesia y los vendía en los mercados de las Dalias, Iscana. Entonces necesitaba bien para las Dalias que eran los sábados. Y bueno, me pareció divertido y me dio un palito. Me dijo, búscate la vida para aprender. Nunca jamás me había recogido el pelo con un palito. Y me hizo mucha gracia. Y dije, qué gracioso esto, ¿no? Que te recogas el pelo así tan bien en un momento.
Y empecé a trabajar con ella. Y ahí empecé todo. Empecé con ella a hacer las temporadas y ahí empecé todo. Con Isabel de Ibiza, que se llamaba Isabel, que de hecho todavía trabaja en Ibiza pero se dedica a otro tipo de accesorios para el cabello. Entonces empecé a trabajar, nos fue muy bien y ella quería avanzar un poco. Hicimos muy buena conexión y quiso hacer la empresa más legal y quería hacer filas internacionales. A mí me pareció un proyecto súper chulo ir a vivir en el proyecto.
Y estuvimos trabajando un tiempo. Fuimos a Milán, a París, a Londres. Hicimos muchas ferias y la verdad es que vendimos mucho, lo pasamos muy bien. Pero luego no podíamos trabajar juntas porque teníamos filosofías muy distintas. Y bueno, de repente yo me había lanzado a la piscina, había dejado mi trabajo, lo había dejado todo por ese proyecto. Te dejaste todo, tu trabajo, todo para el negocio este. Para el negocio este con Isabel. Y de repente queríamos empezar por poner puestos en verano en España, porque claro, ya se era en Ibiza y luego queríamos en verano.
No se había visto esto en la península nunca. Mi hermano vivía en Palamós, un hermano mío vivía en Palamós. Me dijo, oye, en Palamós hay un mercadito, ¿por qué no pides allí? Y me dio la parada. Y ya tenía un punto de venta fijo en Palamós para empezar todo el verano. Y a todo esto, un poquito, dos meses antes, pues yo decidí dejar de trabajar con Isabel porque era insuflible. Y me quedé que no quería trabajo, no quería nada, tenía este futuro proyecto en Palamós sin poder montar nada.
Y mis hermanos me dijeron, pues hazlo tú sola. Me dejaron un poco de dinero cada uno y casualmente conocí a una persona que había trabajado también con esta chica, Isabel, que estaba en Londres, que me echó una mano y así empecé. ¿Y qué es lo que vendías allí? Porque no creo que vendieras lo que haces ahora, que es precioso. No, claro. Allí vendía, el concepto era el mismo, palitos para el pelo. Conseguí, mirando por internet, pues conseguí una empresa australiana, unos chicos australianos que vendían palitos, pero sin decoración, de diferentes medidas.
Yo me iba a los mayoristas, compraba pendientitos, me compré un adreme, hacía los agujeritos y pegaba las decoraciones. Y esta chica, la que me ayudó de Londres, había estado en Tailandia y había una empresa de chopsticks para comer con palillos. Y se fue para allá y tenían mucha cantidad y entonces se los hicieron más cortitos y se saltaron un poquito. Y empecé con eso. Con eso empecé. Madre mía, qué atrevida. Pero fue increíble. Fue increíble. Di un bombazo.
Además, me acuerdo que los exponían unas bolas de ratán porque se quedaban tiesos. Bueno, es que no te puedes ni imaginar. Totalmente casero todo, pero fue un bombazo. Yo lo que sé es que tenía que ser. Y de Paramos, pues cogí más ferias. Y la última que hice fue San Francisco, en Gerona, que fue otro bombazo. Y después de ese verano, que me fue súper bien, me cogí un viaje para Bali. Para Bali, te fuiste para Bali.
De Bali lo haremos más adelante. Me fui para Bali porque sabía que ella compraba en Bali. No sabía nada más. Nada más. Y todo vendiendo a tope... Todo, todo, todo. Impresionante. Oye, ¿y cómo te organizabas todo esto con una niña pequeña? Mi madre, mi madre... Ay, las abuelas. Ay, madre mía. Mi madre se vino todo el verano, por supuesto, a trabajar conmigo. Piensa que yo hice la temporada de verano. Mi madre se vino todo el verano a Paramos.
Se venía todos los veranos. A partir de siempre ya me dediqué un poco a esto. Y gracias a ella, gracias a la abuela, claro. Y, bueno, a su padre también. He echado la mano. El padre de Irene, pero gracias a la abuela. A mi madre, a mi madre. Además, Helena, sigues cada pieza porque cada pieza es única. Creas desde el diseño del molde y sigues todo el proceso artesanal. Tienes una página web, ¿no? Donde colgas vídeos y se ve el proceso de la creación.
Sí, claro. Pero, claro, todo eso es después de casi más de 15 años. Empecé en el 2007. En el 2007 empezaste con los palitos que hacías tú misma. Sí, en el 2007. Ahora, por ejemplo, estás en expansión, ¿no? Me has dicho que has pasado de crear palos para cabello a peines, cajitas para guardarlos. Ahora me han chivado que te atreves con peines de cera para tablas de sur. Sí. A ver, cuéntame esto. Bueno, al final, al final, el taller, son artistas.
Yo creo que en Bali todo el mundo es artista. Yo me quedé flipada cuando llegué a Bali. Me quedé flipada de los trabajos de artesanía que veía. Y tuve la grandísima suerte, porque cuando tú llegas a Bali, tú vas a las tiendas, ¿no?, de mayoristas. Y entonces tú allí compras en un catálogo. Pero no es el artesano el que te está vendiendo, es un intermediario. Entonces yo tuve la grandísima suerte de que solamente un año vine de esta tienda.
Porque al año siguiente yo ya tenía el contacto del artesano gracias a una persona que vivía en Bali, que me estaba ayudando con la producción. Se hablaba indonesio. Y que un día que iba a recoger mi producción, vio llegar a Ketut, que se llama Ketut, el jefe del taller, y le preguntó, ¿esto no es para una chica de español? Sí, creo que sí, y a partir de ahí directamente con el taller. Eso fue en el 2008, que conoces a tu familia balinesa.
Sí, en el 2008. Y con ellos estás muy arriesgada, ¿no? Mucho, son la familia. Te van a hacer la ceremonia balinesa, ¿qué significa eso? Bueno, los balineses, bueno, es que la cultura balinesa es súper interesante. Los balineses viven para y por la religión. No es una cosa que yo admire, porque yo soy anti-religión, pero sí que ellos lo hacen con un contexto más, no sé cómo decir, más espiritual, más de… y creen, y realmente les funciona.
O sea, ellos rezan todos a la vez, hacen las ofrendas todos a la vez, hacen los rituales todos a la vez, y entonces generan una energía que al final les funciona. Yo creo en esas cosas. Yo no soy religiosa, pero creo mucho en la energía. Correcto. Poco mística. Es que es eso, es todo como muy místico, ¿no? Entonces, ellos, la cultura balinesa, ellos tienen unos nombres. Ellos cuando nacen, les ponen la fecha de nacimiento del regoreano, el nuestro, pero luego ellos tienen su propio calendario, el pabucón, que se llama más o menos días, y tienen sus nombres, que son solo siete, además, y se van repitiendo, ¿no? En casa de Ketut hay cuatro Ketuts.
Su mujer se llama Ketut, su novia se llama Ketut, si eres el cuarto, te llamas Ketut. Es muy curioso, ¿no? Y entonces tienen ganas… Yo soy Guayán. Tú eres Guayán. Yo soy Guayán. Yo soy Guayán porque soy la primera de mis hermanos. Soy la primera de mis hermanos. Soy Guayán. Entonces, espero que este año lo hagamos. Me hace mucha ilusión. Me harán una ceremonia para que coja la fecha de nacimiento y mi nombre balinesa. ¿Qué sería, como un bautismo católico? Un bautismo, sí.
Bautismo balinesa. Cuando estás en Bali, vives con ellos, vives en la casa de ellos. Sí. Entiendo que las casas no son como las nuestras, con nuestro Wi-Fi, nuestras cosas, la casa… Wi-Fi sí. ¿Sí? Porque las comunicaciones ahora mismo, si no hubiese habido Wi-Fi, yo en la pandemia no hubiese podido comunicarme con ellos, no hubiese podido seguir produciendo. Tú piensa que yo, mi negocio para los pelos se basaba en la venta ambulante, en la venta ambulante, en los mercados y tal, ¿no? Llegó la pandemia y todo se cerró.
Y claro, yo me tuve que lanzar con el Instagram, lanzar a enseñar lo que hacía porque todo estaba cerrado, ¿no? Y gracias a Internet, al WhatsApp, pues pude seguir con ellos, ¿no? Pero lo que no tienen es el tema de… viven diferente, viven diferente. Las comodidades, agua caliente no hay. Por ejemplo, en casa no hay muebles, ellos se sientan en el suelo. Entonces, ahora han comprado unas sillas, pero están haciendo mayores y se dan cuenta de que en unas sillas está uno un poco mejor.
Pero es una cultura muy, muy distinta, muy distinta. Sé que en breve te vas a la Bali y vas a estar allí unos ocho meses. Voy a estar, a ver, me quería venir un poco antes, me voy a marchar, supongo, a final de abril, final de abril, me imagino, y vendré para noviembre, para noviembre. Yo las Navidades, yo, como el turrón de… Es un chaval, es un chaval. Viene de casa por Navidad. Yo las Navidades sí, está aquí mi hija además, mis hermanos, mis padres ya no están, pero bueno, y los amigos.
Y me gusta pasar las Navidades. Además que allí el invierno, la temporada de lluvia es muy… llueve mucho y no hay nada que hacer. Aquí se está mejor. ¿Pero tu idea es establecer allí tu residencia fija o vas a seguir hacia Caballón? No, la idea es estar más tiempo allí de aquí. Lo que pasa es que me gustaría que me fueran las cosas lo suficientemente bien como para poder hacer dos viajecitos, ¿no? Poder estar ocho y cuatro, poder venir Navidades y volver allí, volver allí en verano, porque el verano sí que es verdad que es agobiante por la cantidad de gente que hay.
Lo que pasa es que yo, en Tampaxilín, con los artesanos, estoy aislada del turismo. Vivo en una zona rural, rural total. Allí no hablan nada de inglés. Nada de inglés, nada de inglés. Y es todo muy, muy, muy bali. ¿Cómo te comunicas con ellos? ¿Tú entiendes el idioma en indonesio? Gracias a la pandemia. Porque tuve que empezar a espabilarme con un traductor y escribirles, traduciendo. Y como es un idioma tan sencillo y tan tribal, pues al final, y aparte tengo interés, pues al final te espabilas.
Y gracias a eso. ¿Cuando estás en Bali, echas algo de menos de España? Solo la familia y los amigos. No, de España no. ¿De material ni comida, nada? No, nada. Hombre, a ver, el vinito. Un vinito. El jamón, cosas de estas. A veces, cuando te cansas un poco. Pero no, me gusta mucho. No hay tanto consumismo. Allí, por ejemplo, no te quedan necesidades. Ellos, por ejemplo, tienen tele, pero se ve tan mal. Y si ponen, ponen las noticias, por ver algo.
O ponen alguna telenovela. Pero no tienen todo el rato anuncios. Y los anuncios son todos de cremas despigmentantes, ¿no? Para volverse blanca. Las chicas tienen una obsesión con eso del sol. En ser blancas. El rollo de ser muy morena es como símbolo de trabajar en el campo y ser pobre. Entonces, si eres muy blanquita, en Bali, las blancas serán mucho éxito. ¿Y en Bali hay un par de religiones? Bueno, Indonesia es un país musulmán. Pero también hay hinduismo, ¿no? Pero Bali es hindú.
Porque es la única isla de toda Indonesia. Por eso supongo que es tan curioso. Donde el 50% de la población, igual un poco menos ahora, porque son las zonas menos pobladas, son hindúes. Entonces, la cultura balinesa es la que atrae al tanto público. Pero el país es musulmán. El país entero es musulmán. ¿Y cómo lo llevas? ¿Convivir con la religión hindú, con musulmanes? ¿Lo llevas bien? Ellos lo llevan bien. Yo vivo con hindúes. Yo la religión musulmana, si te vas a Sumatra, Flores, otra isla, la ves más.
Vas a Lombok, lo ves más. Pero están muy acostumbrados al turismo. Si ya te vas a sitios más remotos, como Sumatra, por ejemplo, que yo estuve hace unos años, ahí sí que tienes que un poquito... Yo soy viajera, no soy turista. Entonces, si voy a un sitio donde la religión o donde las costumbres de las mujeres vayan tapadas, no voy a ponerme un short y unos tirantes. Me voy a poner una manga corta y un pantalón fresquito, por respeto.
No voy a hacer cosas en la playa. Es que ya no, es por respeto, sencillamente, porque la gente que te ve, pues se impresiona, se impacta. No te diría nada, porque son muy, muy educados. Y yo siempre me he sentido muy segura y siempre he viajado sola y me he sentido muy segura y nadie me ha mirado mal y nadie me ha tratado mal, pero yo creo que es porque respeto un poco la cultura. Y en Bali no hay problema.
¿Son machistas allí? ¡Oh, claro! La religión balinesa es muy machista. Pero son más machistas ellas. O sea, a ver, en el sentido, ellas viven, se levantan muy temprano, las pequeñas que se levantan, lo primero que hacen es limpiar el templo. En todas las casas hay un templo. Limpiar el templo, limpiar un poco todo el exterior, preparar. El hombre, antes de comer, de tomar su café, le tiene que llevar el café a los dioses. Le llevan un cafetito con una galletita y las ponen en todos los sitios de la casa que toca, ¿no? Y viven para eso, para hacer las ofrendas todo el día, para...
Los hombres no mueven un dedo, los hombres trabajan, los hombres no mueven un dedo en casa, en casa muy poco, muy poco. Yo este año los olvidé de limpiar el taller y bueno, no se podían creer. Las otras dos me decían, hay que limpiar el taller, que es donde trabajan. Pero ellas son felices así. Son felices porque quizá de jóvenes... Ahora hay muchas chicas, sobre todo en las ciudades es distinto. Hablamos de sitios rurales donde estoy yo, como San Paxilín, como Ahmed, sitios rurales.
De Ubud hacia arriba. De Ubud hacia arriba, todo el norte, de Añar, que es la zona más rica de Bali, donde están los alpesanos, pues las mujeres sí que trabajan de jovencitas para ayudar, para tener dinero para cuando se casan. Pero luego asumen que cuando son madres y tal dejan de trabajar y se dedican a la casa. Pero son felices. Pero son machismos entre ellos con su cultura. Tú, por ejemplo, como española que vas allí y estás viviendo allí sola con ellos, tú no...
No, que va al contrario. Y aparte, por ejemplo, si toman una copa o una cerveza me ofrecen, no se lo ofrecerían a una de ellas. Yo puedo ir con un short, y no hay ningún problema. Bali está muy acostumbrado y son muy abiertos. Nada que ver. Bali es una isla volcánica. ¿Y después de lo que pasó aquí con la isla de Palma en Canarias? ¿No te da miedo? Bueno, allí pasó algo más gordo. Yo creo que razaron todos a la vez, que no hubieron muertes.
El volcán Agum tuvo una erupción brutal. ¿En qué año fue? Yo tuve que retrasar el vuelo porque estaba cerrado el espacio aéreo. Es un tipo de volcán. Es un volcán que escupe piedras. Hay tipos de volcanes, no me acuerdo del nombre ahora. Está en Amed. Es una maravilla. Es una maravilla. No lo pienso. Vine en temblor este año, estando en un temblor pequeñito. Me desalojaron del restaurante. Se notó, pero fue muy rápido. Es una zona sísmica, muy sísmica.
Indonesia... De hecho, dicen que el Krakatoa fue el que organizó todos los continentes y eso está ahí en medio del océano. Madre mía. Elena, ¿qué significa hoy en día ser una mujer empresaria? Bueno, emprendedora, ¿no? Yo considero que tengo una firma más que una empresa, porque la empresa soy yo, básicamente, y mi equipo son los artesanos. Aquí me puede ayudar mi hermano, me ayuda a empezar el transporte. Significa echar un par, sobre todo en España. Pero si te gusta lo que haces, yo siempre cuando alguien me pregunta, si quieres emprenderte, es algo que ames.
Hemos tenido que hacer una pequeña parada que se incorpora con nosotras. Aquí mi querido Kiko. Hola, ¿qué tal? Hola, ¿qué tal? Arrimate un poquito, que luego no se nos escucha, que los micrófonos son tan buenos. Elena, nos estábamos hablando de lo que es hoy en día ser una mujer emprendedora, empresaria. Por el simple hecho de ser mujer, que era la siguiente pregunta, que si has tenido alguna vez algún inconveniente por haber sido por el hecho de ser mujer.
Yo la verdad es que no, yo creo que no. Me he podido encontrar en alguna situación con algún empleado de alguna empresa de transportes o alguna cosa así, pero yo no me he encontrado. Quizás porque también mi negocio es como que yo me lo hizo, me lo como todo. No tengo que depender de muchas personas. Los artesanos, yo además al artesano lo respeto mucho, que me respeta muchísimo, y lo que le digo a Misa, yo le digo lo quiero así, él me lo hace como yo lo quiero y si yo me equivoco y me dice así no puede ser, tiene que ser así, yo lo respeto y el precio lo pone él y todo.
Entonces siempre hemos tenido... De verdad que no me he encontrado con ninguna situación. Me las he encontrado cuando no era... Me las he encontrado cuando he trabajado para alguien. Sí me he encontrado con alguna situación embarazosa de alguien que ha querido arrimarse más a la cuenta, o algo así especial, sé que no le ha pasado. No sabes lo que pasa, yo creo que lo que tú haces... Es para mujeres. No, no, yo no lo veo para mujeres.
Yo veo que es un poco de arte eso. Es artesano y la artesanía es arte. Y el arte es un artista. Entre los artistas, veas las ramas que haya, yo creo que la gente se respeta mucho. Una cosa es el mundo comercial, el mundo de negocios, el puro y duro, pero en el arte, no sé, la gente es más respetuosa con todo, pienso. Yo no me he encontrado con ninguna situación embarazosa ni que me haya sentido mal por el hecho de ser mujer, de verdad.
Qué suerte. Con palos pelos hablo. Y tampoco antes, no sé, pero sé que existe, por supuesto. Pero sí que es complicado emprender en España. Es complicado porque no te lo ponen fácil. Porque los impuestos son muy elevados, los autónomos... Ha pegado un subidón. Yo cuando vi ayer lo que me han dado autónomos es que me ha dado una rabia. Me ha dado una rabia el autónomo en este país. Es que es complicado. Sí. Yo la verdad es que me estoy planteando tributar allí.
Pero tengo que ver el sistema cómo hacerlo. Porque claro, si vendo aquí... Pero bueno, ya me ha dicho la gestora que yo puedo tener como persona física un local aquí en mi página web. Vendo online. Es por todo el mundo. Y me lo estoy planteando. Porque es que yo lo de cotizar es que al final ya casi que no creo. ¿Dónde va toda esa pasta? No lo sé, no lo sé. Pero bueno, yo animo que la que tenga algo que adore, que le guste y que ame, lo haga.
Sí, tú estás a... Que te viene a tu hija y te dice, mamá, mamá, tengo esta idea. Quiero montar esta empresa. Tú la apoyarías. Sí. Porque mi mayor satisfacción es trabajar para mí. Si me equivoco, me equivoco yo. Me levanto yo. No sé. Pero tiene que ser algo que te guste. Algo con convicción. Algo que te guste. Algo que ames. Y mi proyecto es que lo amo muchísimo. Es súper guay para el pelo. Es chulo, sí.
Yo creo que tengo el pelo corto. Pero cuando tenga el pelo largo ya no estoy molestando. Yo creo que un día para los pelos será más conocido. Porque no hay mucha gente que se dedique solo a hacer... Es que además, tú sabes la gente que me ha preguntado ¿Cómo se puede vivir de vender palos para el pelo? Bueno, si vendes muchos. Yo no sé de ninguna otra empresa que se dedique a hacer esto. Yo tampoco. No sé de ninguna.
Siempre he entrado a mirarlo. Lo veo y entro y todos son tuyos. Siempre. Pero nunca he visto nada que no sea tuyo. Es que es muy concreto. El monoproducto... Yo solo vendo un producto. Si me he extendido los peines. Porque es verdad. Llego un momento y dices ¿Por qué no lo vamos a hacer? Yo tengo uno. Pero el monoproducto es muy satisfactorio. Es muy bonito y es muy arriesgado. Es como la telefónica. Es un producto. Es verdad que no conozco ninguna empresa.
Sí conozco artesanos. Vas a Etsy, que es una página web. Es un marketplace como Amazon, que es solamente de artesanos. Y hay muchos artesanos que hacen sus palitos. Pero ahora que hacen palitos, hacen utensilios de cocina. Otras cosas. Pero claro, solamente palitos, palitos, palitos. Conozco poca gente. Te has centrado en algo y vas a muerte. Y todo lo que conozco es porque me ha conocido a mí y ha copiado la idea. Me parece bien. Es un mercado para todos.
Me parece bien. Cuando te copias lo que haces es bonito y a la gente le gusta. Son joyas. Son pendientes en la cabeza. Claro, ¿por qué no? Elena, descríbenos un día cualquiera en Bali. Un día cualquiera. Me subo a levantar tipo seis de la mañana para ir al mercado con la mujer de Ketut, que se llama Ketut. Y vamos a comprar porque me encanta. Yo disfruto muchísimo. Vamos a comprar al mercado. Si puedo, damos un paseito antes.
Damos un paseito antes. Caminar un poco. Vamos al mercado a comprar. Y volvemos. Tomamos un café. Preparan el café a los dioses. Sus ofrendas, sus cositas. Y entonces, sobre las siete, siete y media, pues ya Ketut ya se mete en el taller. Y ya le pongo allí el concepto del taller. Comemos sobre las... Allí el concepto de comer juntos no existe. Bersema se llama. Bersema es juntos. Solamente lo hacen cuando hay ceremonias especiales. Allí las mujeres hacen la comida, preparan la comida después de haber tomado su café.
La dejan preparada. Siempre hay una olla de arroz. El arroz es la base de la alimentación, como en toda Asia. Ahora hay unas cosas muy modernas que son como unas... Ellas no lo hacen allí el arroz. ¿Se come con arroz? Sí. Me encanta. Yo como con las manos. A mí me encanta comer con las manos. Yo es que quedo así. Está más rico. Mi hija número doce. Le encanta comer con las manos. Irene, que ha estado con mi hija cuando era pequeña, lo que más se acuerda de eso es de comer con las manos.
Yo sí. Con las manos. Aparte, si vas a un restaurante, es muy curioso porque no tienen cuchillos. Tienen cuchara y tenedor nada más. Es diferente. Es muy diferente. Entonces, me voy a la comida preparada y me vuelvo al taller, hablo con Ketut, miro cosas, veo cómo va esto, cómo va lo otro, para aquí, para allá. Y cuando a las doce o así cada uno come cuando quiere, igual confíes con uno, con dos, pero no se sientan todos a comer.
Es decir, la comida está hecha, te llegas allí y sobre las once y media te vas a comer, comes y te tomas unos cuantos cafés que el café valenciano es riquísimo, sigues trabajando, a las cuatro o cinco se pliega y ya está. Ayudas a las chicas a hacer una ofrenda. Es una vida muy tranquila. Muy tranquila, muy en la casa. La casa es enorme. El espacio es enorme. El espacio es muy grande, pero el hogar no tiene su rincón para meterse dentro.
Yo si tengo que hacer mis e-mails o hablar con clientes de aquí o hacer cositas aquí, pues hablo por Internet, hablo como sea y ya está. ¿No te has planteado comprarte tu propia casa allí? No, yo la alquilaré. Hay mucha gente que se dedica a esto, porque allí es mucho más barata. El concepto de comprar no existe, como aquí, en la hipoteca. Hoy tienes confesiones. Puedes comprar la propiedad por X años de tu vida. Luego ya no es tuya más.
Tienes suerte con el propietario que a lo mejor te la renueve, pero si tú has hecho una confesión de 20 años y a lo mejor los hijos del propietario te la quieren renovar, pues no te la renuevan. Yo soy más de alquilar, así que en la vista de un alquiler, allí hay un alquiler de 400 euros o así al mes, pues tener algo un poquito bonito y en condiciones. Es diferente el concepto, pero hay mucha gente haciendo negocio con la inmobiliaria, con el tema inmobiliario, porque Bali es un gran reclamo turístico.
Porque me han preguntado, más de cara a los turistas. Bali es un gran reclamo turístico, entonces la gente invierte grandes cantidades de dinero en las villas, eso es lo que más pena me da de que están construyendo muchísimo. Yo estoy contenta donde estoy, la zona de Ubud hacia arriba no se está explotando tanto porque es la zona más hindú, entonces respetan más sus tradiciones y no venden, dejan los campos de arroz, pero de allí para abajo todo el arroz y todo está construido.
Changu, Uluwatu, todos lo están cargando. Uluwatu no había nada, todo era prados y ahora es impresionante todo lo que hay. Y esto reventará. Como en todo sitio. Porque tú has explicado un miércoles de día y un sábado por la noche. Eso es lo que yo quiero saber. Yo la verdad es que no, si me bajo Uluwatu o me bajo, pero no, un sábado por la noche yo lo que hacen ellos, a lo mejor se juntan unos cuantos en casa, entonces si visitas y si pasa tiempo en la propiedad, ataja a su casa, le ofrecen un café, es una cultura muy de compartir.
Es muy curioso cuando alguien se casa, todo el barrio le lleva arroz, huevos, azúcar y un poco de dinero por persona a la pareja que se casa, cuando hay un entierro, una cremación, y luego los que se casan hacen unos pinchos y todo es comida, entonces la pandemia eso ha sido un poco, porque es la cultura de compartir, ellos tienen la creencia que si ellos dan, recibirán más. Tienen esa creencia. Por eso hacen las ofrendas tan bonitas, todo tan bonito, ellos creen que si tú eres bueno con los vecinos, todo te viene, y es que tienen razón.
Es la ley del universo, es así. El sábado los chavales les gusta mucho el karaoke. Eso es todo, así hacen. Se ponen ahí, se juntan unos cuantos y se sientan unos cuantos, se ponen a beber cervecitas, o harak, que es un dícor que hacen en casa también, y es fortote, te tomas dos o tres copitas de harak y te metes. Son como muy sanotes, y se reúnen a eso, a cantar, sobre todo, les gusta mucho cantar.
Elena, con la voz que tienes, ¿no te has planteado hacer también tu propio podcast? Con la voz que tengo, yo me siento la voz súper ronca, ¿no? Tengo una conocida en Bali que si un día escucha este podcast, y si esto se escucha, tu herramienta es la voz. Es que haces unas historias en Instagram directamente por escuchar, ¿ves? Digo la voz. Dice, tu herramienta es la voz. Tú no te das cuenta, pero esto es tu poder, la voz.
Tu voz, para mí, suena distinta a la que suena la demás. Claro, yo no lo sé. Yo me corto Instagram, y yo le hablo a la cámara, como me veo yo sola, y me miro la cara, y si tengo buena cara lo dejo, y si no, me la quito. O sea, no hay ningún problema. Pero si es verdad que me pongo nerviosa cuando hago un directo, por ejemplo, yo vocalizo poco, hablo muy deprisa, tendría que intentar practicar un poco estas cosas, ¿no? ¿Qué me lo han dicho? Me lo ha dicho esta persona, que tú tienes que la voz, la voz, y compartir, y hablar, y hablar, y eso.
Y los vídeos hablados, nada de música, no, no, hablados, nada de subtítulos. Tú hablas, subtítulos en inglés si quieres, para los que no son españoles, pero tú tienes que hablar. Yo no me gusta hablar mi voz. Elina, muchas gracias por la charla tan amena, por el vino fresquito, y no sé si lo sabes, pero yo termino mis podcasts siempre con un chiste. Y aquí va mi chiste. Esto va un tío por la calle, y se encuentra con un amigo, y le dice, ¿qué haces aquí?, y le contesta, aquí estoy haciendo tiempo, y en esto que pasa una señora, le dice a la señora, ¿qué buen tiempo hace?, y le contesta el amigo, pues lo ha hecho mi amigo.
¡Muy bien! Hasta aquí el podcast. Muchas gracias. Gracias, hasta luego. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org