Fran learns to be organized. He didn't want to clean his room after playing. His parents didn't clean it either. Fran couldn't find his teddy bear, Osito, and had a nightmare about searching for him. The next morning, Fran found Osito behind the door in his messy room. He realized that if his room had been clean, Osito wouldn't have been lost. Fran cleaned his room and put Osito back on his pillow. They were both happy because Osito would never be lost again.
Fran aprende a ser ordenado. Un día más, Fran no quiso recoger su habitación después de jugar. Sus muñecos, juguetes, mochila y lápices de colores aparecían tirados por todo el dormitorio. —No quiero recoger —dijo de nuevo. —Está todo desordenado, Fran. Ya tienes edad para saber lo que está bien o mal. Tienes que aprender las normas que hay en casa. Una de ellas es el orden. —Y la limpieza —le dijo su madre seria. Y esta vez sus padres no recogieron su habitación como siempre hacían.
Después de bañarse y cenar, Fran se puso el pijama y fue a acostarse. —¡Fran, ve a lavarte los dientes y a hacer fis! —le gritó su padre desde la cocina. Fran entró en la habitación. —¿Dónde está Osito? —preguntó. Dormía todas las noches abrapado a su osito de peluche. —¿No te acuerdas dónde lo has dejado? —le dijo su padre. El niño buscó por toda la habitación. —¿Quién era Osito? —grimeó. Buscó a Osito debajo de la cama. Luego levantó el edredón.
Miró dentro del armario. Osito no aparecía. Su habitación estaba más desordenada que nunca. —Ya es hora de dormir. Mañana aparecerá. —¡A la cama! —le dijo su madre. Su padre tuvo que recitar el coche eléctrico y algunas piezas de las construcciones para poder abrir la cama. —¡No quiero dormir sin Osito! —lloró de nuevo. —No sé dónde está tu Osito, ni el cuento que dejamos a medias ayer —le dijo su padre, buscando con la vista por la habitación mientras lo arropaba.
—Ya lo leeremos otro día. —Hasta mañana, Fran —dijeron sus padres, al darle el beso de buenas noches, y apagaron la luz. Esa noche, Fran tuvo una pesadilla. Iba por la selva buscando a Osito. Cortaba ramas de árboles para poder alcanzar. Tuvo que cruzar un río. Escalaba por un tronco. Sabía que Osito estaba allí, pero no lo encontraba. Empezó a dar gritos llamando a su peluche. Se despertó gritando cuando escapaba de un león. Sus padres entraron a la habitación y Fran lloraba desconsoladamente.
—¿Qué te ocurre? ¿Has tenido una pesadilla? —le dijeron abrazándolo muy fuerte. —¡Osito! ¡No encuentro a Osito! —dijo Ipanto. —Seguro que mañana podrá estar. Ahora descansa —dijeron sus padres. Estuvieron un rato con él hasta que estuvo más tranquilo y se fueron a dormir. A la mañana siguiente, cuando su madre entró al dormitorio, estaba despierto. —Buenos días, cariño. ¿Qué tal has dormido? —le dijo, subiendo la persiana. Cuando Fran se incorporó de la cama, se dio cuenta de lo desordenado que estaba todo.
De repente, cuando menos lo esperaba, descubrió a Osito, tirado detrás de la puerta de la habitación. —¡Osito! —gritó muy contento. —Ha estado todo el rato allí. —Está todo tan desordenado —dijo su madre, saliendo de la habitación, sin acabar ni la frase. Fran se levantó y comenzó a recoger su habitación. Si la hubiera tenido ordenada, pensó, Osito no se habría perdido y su padre le habría leído el cuento de todas las noches. Después tomó a Osito de peluche en brazos, le dio un abrazo y lo colocó encima de la almohada.
Osito lo miraba contento, porque sabía que nunca se volvería a perder.