Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
The Engordarte Podcast is aimed at promoting body positivity and acceptance for plus-sized women. Hosted by Ceci Esteve, a kinesiologist, model, and body diversity activist, the podcast covers topics such as the experiences of being a plus-sized woman, medical information without fat-shaming, fiction and real-life stories, and recommendations for embracing and enjoying life with a larger body. The podcast also features two Latin American nutritionists, Irene Schuerman and Raquel Lobato, who advocate for intuitive eating and reject weight-centric approaches to health. They discuss the negative impact of fat-phobia on mental, physical, and social well-being and challenge the idea that thinness equates to health. They argue that each person's body is unique and deserving of respect. The podcast highlights the harmful effects of calorie restriction and the obsession with weight loss, emphasizing that a person's worth is not determined by their size. The hosts encourage listeners to questio Engordarte Podcast. Alto contenido para que engordes el oído y dejes de hacer la vista gorda. Si tuviste la suerte de estar tocada por la varita helada de las gordas, te invito a quedarte en este podcast. Vamos a intentar darle forma a toda esta experiencia que es ser una mujer gorda, que siempre ha sido gorda y que, buenas noticias, siempre lo será. ¡Hola! Soy Ceci Esteve. Soy kinesióloga, soy modelo y activista por la diversidad corporal. Creé este podcast para mostrar una visión gorda de la vida. Busco acercar la información que me ayudó a mí a entender que no hay nada malo en mi forma corporal. Pónganse cómodos. Historias sobre gordas, data médica chequeada y no gordofóbica, historias de ficción y realidad gorda, música y recomendaciones para engordar tu cuerpo y tu vida con alto contenido en grasa, risa y honestidad. En el 2000 busco hombres de París, un cerebro inteligente que no se emborrache en viernes, y un tonto loco que se babó, solo el instinto anime que el sexo vuelva loco. ¿Te llevó a algún lugar esa canción? A mí me lleva a ese momento en el que para ser gorda tenías que pesar nada más que 50 kilos, un poco más. Los pantalones tiro bajo, los estiletos, los vestidos strapless. Esa moda extraña de ser cada vez más delgada incluso cuando ya eras delgada. Las publicidades de pastillas, los programas para bajar de peso, esa zanahoria, obvio, light, una zanahoria, propuesta allá adelante, inalcanzable. Hablando de light, de zanahorias y de comida, hoy tenemos a dos cracks, de esas que se salen del molde. Hoy vamos a escuchar a dos nutricionistas que la rompen en Latinoamérica. Y digo Latinoamérica porque tenemos una Argentina, obvio, industria nacional, y tenemos a una mexicana que les va a volar la peluca. Mi nombre es Irene Schuerman, soy licenciada en nutrición. Trabajo con un enfoque no pesocentrista hace ya más de tres años. Y la principal línea de trabajo dentro del enfoque es la alimentación intuitiva y la autoaceptación corporal. El pesocentrismo es una mirada que reduce el peso corporal como indicador suficiente para separar a las personas en sanos o enfermos. Desde esa perspectiva, ampliamente promocionada, obviamente, por muchísimos nutricionistas, el descenso de peso aparece en las consultas médicas como la primera medida para solucionar cualquier afección o dolencia de las personas. Vamos a escuchar a Raquel, que nos va a presentar también un poco su manera de trabajar. Soy Raquel Lobato, soy una nutrióloga antibiética. Es decir, trabajo bajo la filosofía de salud en todas las tallas y bajo el modelo de alimentación intuitiva. Mi marca es la alimentación intuitiva. Yo creo firmemente que la diversidad corporal es parte de la naturaleza humana. Y estoy muy consciente de que vivimos en una sociedad obsesionada con la vergadez que discrimina y estigmatiza a las personas gordas. Hoy en día, ayudo a las personas a sanar su relación con la comida y con su cuerpo, al tiempo que alzo fuerte mi voz, promoviendo la alimentación intuitiva. La gordofobia tiene graves consecuencias para las personas que portamos cuerpos con estas características. Sus consecuencias se ven tanto en la salud mental, como en la salud física y social. Por ejemplo, la gordofobia es una enfermedad que afecta a la salud mental, la salud física y la salud social. La gordofobia es una enfermedad que afecta a la salud mental, la salud física y la salud social. La gordofobia es una enfermedad que afecta a la salud mental, la salud física y la salud social. Sus consecuencias se ven tanto en la salud mental, como en la salud física y social. Las personas gordas tenemos derecho a un trato digno. Si deseas profundamente perder peso, te veo y te entiendo. Pero te invito a preguntarte, si no te hubieran impuesto la idea de que un cuerpo delgado es mejor que uno gordo, ¿seguirías haciendo las mismas elecciones? La receta para el éxito Muchas mujeres y hombres cumpliendo con la indicación médica de bajar de peso, siguen la receta al pie de la letra. Comer poco y ejercitarse mucho. Esa es la receta infalible. La receta para el éxito, ¿no? Para respaldar las agresiones y esta ley sin medicine, esa forma de ejercer la medicina que se asienta sobre estereotipos y convenciones ideológicas anticuadísimas y que no se actualiza, en el ámbito sanitario se utilizan dos, dos, indicadores simples para catalogar a las personas en sanas o en enfermas. Uno de estos indicadores es el índice de masa corporal, el IMC, lo conocemos casi todos. Pero fue creado por un matemático, Adolf, que te lees, le agradecemos un montón, para catalogar los hombres y buscar la perfección, digamos, del hombre blanco. Sin embargo, ese número que es la división del peso por la altura al cuadrado de una persona, es decir, por ejemplo, 74 kilos, divido 1.50, 64, dividido 1.50 por 1.50 y me da un número. Este índice se utiliza en mujeres, en niños y hasta embarazadas, y es un número arbitrario, inventado por esta persona, que representa solamente el espacio que ocupa un cuerpo en la realidad, digamos. Basándose en él, un capítulo aparte, ¿no?, para el tema del peso, dan un montón de indicaciones, muchísimas de ellas innecesarias, y casi todas poco saludables, con el único objetivo de que este índice sea menor, básicamente. Nos sugieren, en nombre de la salud, cambiarnos, achicarnos, reformarnos. Cuando te hacen creer que tu casa necesita mil y una reformas, es muy difícil poder sentirse a gusto y en calma en ella. Poder sentirse como... Sentirse como en casa. ¿Qué pasa cuando tenemos hambre? ¡Hambre! Como denominador común. Pero, ¿qué pasa en nuestro cuerpo cuando tenemos hambre? Esta fue la pregunta que le hice a Irene. La vamos a escuchar. El cuerpo humano necesita una cantidad específica de calorías para vivir. Esas cantidades varían para cada organismo, de acuerdo a su genética, su historia de vida, su edad, su sexo biológico, las necesidades particulares de cada quien, porque ya sabemos que una mujer embarazada va a necesitar más calorías que si no estuviera embarazada, por ejemplo. ¿Qué sucede cuando incorporamos menos calorías de las que necesitamos? Bueno, culturalmente creemos que pasa una cosa, pero biológicamente sucede otra. Culturalmente creemos que el déficit de calorías nos va a estar reportando mayor salud inmediatamente, porque lo consideramos sinónimo de comer menos ultra procesados, de adecuar las cantidades de un alimento, de asegurar nutrientes esenciales, de prolongar y mejorar el estado nutricional. Creemos así, de ese modo, que la consecuencia del déficit calórico va a traer un descenso de peso corporal que va a permitir que la ropa ahora entre, que las sillas y los asientos ya no sean un impedimento para estar cómodas, que las personas nos traten con el merecido respeto y que los profesionales de la salud ya no asuman que comemos mal y somos sedentarias solo por el tipo de cuerpo que tenemos. Sin embargo, biológicamente sucede otra cosa. El cerebro identifica un ingreso mucho menor de calorías necesarias para el funcionamiento e inicia un proceso de supervivencia que busca reducir al máximo cualquier gasto de energía que sea innecesario. Se empiezan a utilizar músculos y tejido adiposo para producir glucosa, empezamos a tener señales de apetito cada vez más intensas, comienza el mal humor y la pérdida de energía, se hacen presentes todos los síntomas de una hambruna. El cerebro activa un modo de reserva porque busca a toda costa que el organismo pueda continuar funcionando. Vale decir, nada de esto es normal. Cada organismo necesita consumir las cantidades justas y necesarias para vivir, ni más ni menos. Y eso no tiene por qué implicar una modificación en el peso corporal. Si lo que nos preocupa a la hora de comer es entonces el exceso de calorías, entonces tal vez deberíamos revisar más allá de lo biológico para entender el comportamiento de una persona, ya que al momento de comer lo que influye sobre nuestras decisiones alimentarias no es solamente el conocimiento en materia de nutrición, es también la relación de la persona con su cuerpo y con su alimentación, es el historial de dietas que haya tenido esa persona, es la capacidad adquisitiva en términos económicos, es lo que entiende por alimentación realmente saludable. Entonces, básicamente nos sometemos a nosotros mismos a una hambruna voluntaria con la única motivación de entrar dentro de un monte que no existe. ¿Cómo puede esto ser salud? Si vivieras en una sociedad que premiara y admirara la gordura, que diera mayores oportunidades laborales y sexoafectivas a las personas gordas, que discriminara a las personas delgadas, que no fabricara ropa en tallas pequeñas, que alabara y felicitara a las personas que aumentan de peso, que mostrara a las personas gordas como figuras exitosas y aspiracionales, ¿crees que seguirías deseando tener un cuerpo más delgado? Si es que el problema jamás ha sido tu cuerpo. El problema es la gordofobia. El deseo de adelgazar es un deseo por ganar privilegios. Y es que no nacimos deseando la delgadez, nos enseñaron a desearla. El deseo por cambiar tu cuerpo y por adelgazar es completamente normal y entendible, siendo que has crecido en una cultura que te ha enseñado a desearlo. Quizás uno de los primeros pasos para hacer las pases con tu cuerpo es reconocer de dónde viene ese deseo. Ese deseo por cambiarlo y entender que eso es algo aprendido. Y es que nadie nace deseando la delgadez. Nadie nace con juicios hacia los cuerpos. Nadie nace deseando modificar su cuerpo. Para que nos quede clarísimo, no nacimos pensando esto de nosotras. No nacimos pensando esto de nosotros. El ambiente, las palabras, las experiencias, los ejemplos, las publicidades, las novelas, todas esas cosas moldearon esta percepción que también es realidad. Somos gordas, somos gordos, somos gordes, existiendo, resistiendo y disfrutando. No hay dos mariposas iguales, no hay dos plantas iguales, no hay dos humanos iguales. Lo normal es lo diverso. Engordarte podcast. Alto contenido para que engordes el oído y dejes de hacer la vista gorda. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org