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Pastillitas del Rabdomante-Migrantes

Pastillitas del Rabdomante-Migrantes

luzbolo gimenezluzbolo gimenez

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Un relato sobre migraciones , abusos, lucha por sobrevivir, no rendirse pero lo difícil que resulta

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This podcast is called "Pastillitas del Rap Domante" and is hosted by Luis Jiménez, an Argentine cook and social educator. The podcast aims to recover the spirit of Latin American literary culture and highlight the richness of its people. In this episode, Luis tells the story of Lili and Josué, a young couple who emigrated in search of a better life. They face challenges and hardships, but their love and resilience keep them going. The story emphasizes the importance of empathy and understanding towards immigrants. Despite the difficulties, they continue to dream of a brighter future and hope to be reunited as a family. The podcast ends with a reminder that we should all have compassion for those who are forced to leave their homes in search of a better life. Buenos días, buenas tardes, buenas noches, cuando sea que escuches este podcast. Bienvenidos y bienvenidas a las Pastillitas del Rap Domante. Mi nombre es Luis Jiménez, soy cocinero, educador social, argentino. En definitiva, un rap domante más que busca desde niño y nunca dejará de buscar. Este espacio intenta recuperar el espíritu de la cultura literaria de Latinoamérica para no olvidar de dónde venimos y la riqueza de su gente. Empezamos. Hoy les quiero traer una historia, como tantas historias, de algún tema que me conmueve muchísimo, que es un poco amargo o abridulce, pero que es importante que recuperemos la empatía, esa sensibilidad que tenemos hacia el otro como semejante. Por lo pronto les voy a contar la historia de Lili y de Josué, que la he sacado de la red, que se llama Luces y Sombras, de una organización de emigrantes que está configurado en Estados Unidos, pero que cuenta la historia de una pareja que puede ser emigrante a cualquier lugar del mundo. El relato es el siguiente. Habla sobre Lili y Josué. Desde antes de nacer, para las niñas hay muñecas vestidas de rosado, con cuerpos sensuales, ejemplos de cómo vestir. Para los niños, automóviles que aspiran a conducir a velocidades altas para demostrar lo audaces que pueden ser. Pero nadie nunca les dice que pueden ser lo que quieran ser, que pueden jugar y divertirse en conjunto, que pueden estudiar, crecer, soñar, cambiar el mundo, que las niñas no tienen que mirarse al espejo buscando una modelo, ni que los niños tienen que contener las lágrimas cuando la desesperación y la tristeza los embarcan. El mundo ha metido también a hablarles de sexo y de placer, de cómo prevenir embarazos a edades tempranas para no dejar perdidos sueños propios, y de cuándo podría ser un buen momento para ser una mamá y un papá responsable. Y así sucedió en efecto para Lili y Josué, de quienes trata esta historia. Ella tiene apenas 15 años, él tiene 18. Son pareja y se tienen mucho cariño. Tienen además una pequeña hija de 6 meses, Noelia. Hace un tiempo empezaron a emigrar buscando mejores condiciones de vida, aquellas que la pobreza no los dejaba tener en su país de origen. Así cruzaron fronteras y llegaron a un lugar donde decidieron quedarse, porque ahí se encontraba la mamá de Josué. Él trabajaba por las noches, de 6 de la tarde a 8 de la mañana, más de 12 horas, lavando autos. El esfuerzo era mucho, pero lo hacía con gusto porque cuando pulía los autos recordaba a aquellos que le admiraban las revistas. Su salario era apenas de 200 pesos diarios, aproximadamente. Poco para llevar a su hogar. Es cierto que a veces ha sentido desesperado, pero le han dicho que como el hombre de la familia debe ser fuerte, sin importar lo que realmente sienta. Esa idea le pesa todos los días. Para Lili la situación tampoco es fácil. La verdad, dice Lili, es que yo no me acostumbro a ser esposa de mamá. Es como si estuviera jugando en las casitas. Lo que Josué gana no nos alcanza para lo que nos sedetamos. Yo pensaba que aquí las cosas iban a ser mejores, la vida iba a ser más fácil, pero qué va. Una amiga de Lili, de edad similar, le dio la idea de un trabajo por las noches con buena paga. Para ello resolvió dejar a su bebé en casa, de buena vez sí, contribuyendo en cuido con unas cuantas monedas. De todas formas ganaría suficiente. Lili se miraba al espejo y se sentía sensual, como una muñeca de escaparate. Así comencé mi trabajo de servidora sexual, en las calles de una ciudad lejana. Dos días por semana, atendiendo hasta tres clientes por noche. Ganaba 150 pesos por cada uno. Usted me entiende que yo tuve que empezar a buscar algo que hacer para ganar dinero también, es que no se alcanzaba, dice Lili. Un día que andaba trabajando en las calles, migración me detuvo, porque yo era inmigrante y no tenía papel. La vecina que cuidaba de mi bebé, al ver que yo no regresaba, se la entregó a mi suegra, y ella se la devolvió a Josué. Cuando migraciones, me mantuvo detenida, logré hablar con Josué, pero yo no le dije la verdad. ¿Se imagina qué horrible hubiera sido para él? Insistí en que me habían detenido cuando estaba haciendo mandados, y que mi hija Noelia estaba con la vecina mientras tanto. Josué nunca supo la realidad que vivía Lili. Durante su detención, ella sabía que al ser menor de edad, se devolverían a su país de origen. Pero eso era lo que realmente quería, regresar junto a su madre y llevarse a la pequeña Noelia consigo. Comenzar de nuevo. A pesar de la tristeza que sentía por alejarse de Josué por un tiempo, esperaba que él la entendiera. Por los próximos meses, le dijo, me voy a vivir con mi mamá y mi hija en mi país. Me voy a regresar allá. La verdad es que me hace falta tener una mamá que me cuide y me proteja. No sé si Josué pensará allá en algún momento a quedarse con nosotras. Yo creo que las cosas van a mejorar. Mi niña también va a estar mejor ahora, y espero que ella no pase por cosas tan difíciles como las que pasé yo. Lili y su pequeña hija retornan a su hogar de origen, con el anhelo de algún día poder reencontrarse con Josué, para ser la familia que en Juegos soñaron estar. Es difícil ser migrante. Los españoles lo pueden contar en Suiza, lo pueden contar en Alemania, lo pueden contar en Argentina, lo pueden contar cuando se fueron de acá. Mi bisabuelo, Navarro, decía, yo todas las patatas que tenía que comer en mi vida las comí en España, porque no había otra cosa. Y se fue a Argentina. Pero no fue fácil tampoco para él. Y los nietos de esa gente, o los hijos de esa gente, o gente que quiere una vida mejor, una vida sin miedo, sin bombas, sin hambre, o por amor, hay muchas formas de emigrar. Y todos tenemos derecho a eso. El mundo es de todos, no tiene fronteras. Y todos tenemos derecho a una vida digna. Sepamos entender cuando vemos a una persona que llega a una playa sin nombre, sin vida, sin identidad, vacío, desolado. Quizás ni llegan y sus papeles quedan mojados, porque tienen papeles, pero no son los que piden esa frontera. Nada, un minuto de pensamiento en el otro, y que algún día nos puede tocar a nosotros, a nuestros hijos, a nuestro primo, a un hermano. Nunca digas nunca. Prometo que la próxima será más divertida o más feliz. Les dejo un beso grande del rap domante en otra historia más. Gracias por escuchar. Los quiero. Subtítulos por la comunidad de Amara.org

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