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Diana developed extrasensory perception as a child, seeing auras and shadows that others couldn't. She experienced entities and strange creatures, feeling scared and alone. Her mother kept a secret about her own experiences until Diana revealed her own. Over time, Diana learned to ignore and distance herself from these experiences, but had vivid lucid dreams that sometimes came true. She later discovered that her mother also had the same perception. Diana's husband passed away unexpectedly, and she offered advice to the narrator, who was going through a similar situation with her son. Diana's story highlights the challenges and support she received in dealing with the unexplainable. La impactante historia de Diana al haber desarrollado una percepción extrasensorial que va más allá de toda explicación lógica. Atrévete a escuchar esta historia 100% real. Hola qué tal amigos, bienvenidos a otro episodio más de este su podcast Crónicas de lo Inexplicable. La historia que a continuación les contaré es sumamente interesante. Un día mientras yo estaba trabajando, cuando aún vivía en Ciudad Juárez, tenía una compañera de trabajo que después se convirtió en mi amiga. Ella me escuchó sin querer hablando por teléfono con mi hijo mayor, Fermi, ya que ese día él me había llamado muy desesperado diciéndome «Mamá, tus oraciones no sirven de nada». Yo obviamente me asusté y le pregunté «¿Qué fue lo que te pasó?». Empecé a llorar porque mi pobre hijo, que en ese entonces era un niño, no solo seguía viendo espectros y fantasmas, sino que alguien le había sujetado la pierna con fuerza mientras él hacía su tarea. La historia de mi hijo, para los que no sepan, está en el episodio 9. Después hice la parte número 2 en el episodio 26, pues él aún ya siendo adulto seguía experimentando sucesos paranormales. En fin, volviendo al relato del día de hoy, no puedo decir su verdadero nombre y pequeños detalles tienen que ser cambiados por petición de ella. La llamaremos Diana. Diana me escucha y llega a mi cubículo diciéndome «Oye, mil disculpas que llegué así sin más ni más, pero sin querer escuché lo que hablabas con tu hijo». Ella dice que decidió ir a mi cubículo porque, obvio, me escuchó que yo lloraba y aunque ella no tenía hijos en ese entonces sintió la necesidad de acercarse ya que ella tenía información importante que quería transmitirme. Me dice «Déjame contarte lo que me ha pasado, si tú me lo permites, porque toda mi vida he visto y experimentado cosas de ese tipo y puedo entender muy bien la frustración de tu hijo». Y es cuando empieza a contarme su historia. A la edad de más o menos siete u ocho años empecé a notar que yo no era una niña común como las demás y cuando digo esto es porque yo solía ver muchas cosas que en un principio pensé que toda la gente veía. De hecho, mi primer recuerdo fue cuando yo estaba en mi fiesta de cumpleaños. Mi mamá había reunido a algunos vecinos, familiares y amigos para festejar mi cumpleaños número cinco. Estoy a punto de soplar las velas de mi pastel. Mi mamá me dice «voltea a la cámara» y cuando volteo logro ver a todos los invitados que están ahí parados frente a mí. Cada uno tenía unas luces muy brillantes de diferentes colores alrededor de ellos e iban desde el blanco hasta el negro. Me llamó mucho la atención, sin embargo en su momento no supe darle una interpretación. Lo único que yo podía descifrar en mi mundo es que yo estaba muy feliz y emocionada por mi fiesta. Pasó un tiempo, tal vez unos dos o tres años y durante ese tiempo yo nunca volví a experimentar esto lo de las luces brillantes de colores. Ahora sé que lo que vi eran las auras de las personas. Tengo muchísimas memorias de cuando por las mañanas al dirigirme a la escuela y durante el camino que eran escasamente diez minutos los que caminaba para llegar podía ver a plena luz del día sombras. Sombras que me seguían. Estas eran por lo general sombras de personas. Sin embargo hubo ocasiones en que no solamente eran ese tipo de sombras sino que también fueron sombras de animales o de seres caminando en cuatro extremidades. Cosa que yo sentía que no era nada bueno. Me daba un terror y salía corriendo. Notaba que solo yo las veía, ya que mis vecinos con los que por lo general solía irme a la escuela ellos no veían nada. Hubo otras ocasiones en que eran extraños seres que salían de los botes de basura. Seres muy raros, no sé realmente cómo describirlos. Criaturas del tamaño de un gato o un perro pero con forma que no eran de este mundo, como salidos de las mismas películas de ciencia ficción. Cuando yo le empecé a platicar a mi mamá de todas mis experiencias ella se quedaba muy callada. O sea, yo esperaba que me diera una explicación, que me dijera algo, al menos algo así como No, hija, eso no existe, no hagas caso. Algo, una palabra de aliento de parte de ella. Con esto no quiero decir que mi mamá no me pusiera atención. Lo que pasaba es que ya después comprendí por qué lo hacía. Ella había estado guardando un secreto por muchísimos años que hasta que fui adulta lo supe. Conforme pasaba el tiempo, durante mi niñez y mi adolescencia yo seguí experimentando más cosas. Recuerdo muy bien que íbamos a la iglesia y recuerdo perfectamente cómo yo podía ver entre ese grupo de gente cuando hacíamos oración cómo unos pájaros negros, tipo cuervos, con garras se posicionaban en las cabezas de ciertas personas. Esas garras se incrustaban en sus cráneos y eso solo yo lo podía ver. Nadie más lo veía, obviamente, ya que toda la gente actuaba de lo más normal. Yo en media oración visualizando aquello para mí era terrible y por más que lo quería evitar, no podía. Esto ocasionó que yo me alejara de la iglesia. Para mí mi día a día era experimentar el ver apariciones de todo tipo de personas. No importaba dónde estuviera. Y no solamente personas, sino entidades que quizás, no sé, fueran de otro mundo. Si estaba en mi casa, de la nada salía caminando por el pasillo cierta entidad. Podía ser un hombre o una mujer y los podía ver la mayoría de las veces como cualquier persona, muchas otras veces solo medio torso. También eran en forma de sombras, sombras con figura humanoide, sombras de todos tamaños. Había una entidad en específico que solía llamarme por mi nombre. Yo solía ayudarle a mi mamá en ciertas tareas, en un taller de pintura que ella tenía a un lado de la casa. Yo por lo general los sábados estaba ahí, ya que también me gustaba pintar. Muchas veces me encontraba sola y desde que llegaba podía sentir esa presencia. Sin embargo, yo trataba de no poner atención, pero era una presencia tan fuerte. Mientras estaba muy concentrada haciendo algo, empezaba a sentir como mi piel se empezaba a erizar y podía sentir casi hasta su aliento en mi oído llamándome por mi nombre. Diana, era una voz de un hombre. Fueron tantas ocasiones que yo salí de ahí muy temerosa, hasta que un día, cansada, con cero energía, tenía más o menos alrededor de 19 años y recuerdo que cuando estaba yo ahí, inmediatamente sentí su presencia y le dije, ¿sabes qué? Ya me tienes cansada. Vete, déjame en paz. Pero era para mí una situación que ya no podía continuar. Sentía que me estaba volviendo loca. Y es cuando me di cuenta que esa presencia se fue alejando poco a poco, pues ya no le puse atención y desde ahí empecé mi táctica de pretender que no me molestaban, aunque realmente lo hacían. Me atemorizaban a tal grado. Me paralizaban por completo del miedo. En pocas palabras, me armé de valor y empecé a ignorar todo aquello. Noté que esto me empezó a funcionar, a tal punto que veía salir del baño o de la cocina a cierto espectro o a cierta entidad y yo hacía como que no estaba ahí. Noté que se empezaron a alejar. Sin embargo, empecé a tener sueños muy lúcidos y podía recordar perfectamente bien todo detalle. Hasta si me despertaba a medianoche y volvía a quedarme dormida, ese sueño seguía y era como si soñara capítulos o podía terminar la novela incluso hasta en dos días seguidos. Era realmente extraño. Y muchos de esos sueños se iban convirtiendo en situaciones que pasaban en la realidad. Me pasó en varias ocasiones soñar con diferentes personas que yo no conocía y que por azares del destino llegué a conocerlas. También varios ejemplos de ciertos lugares donde en mi sueño yo sabía que por algún motivo tenía que llegar a ese lugar. Pasaba el tiempo, semanas, incluso meses, y se me presentaba la oportunidad y exactamente como yo había soñado, ese lugar, sea oficina, casa, ciudad, era idéntico a los sueños que yo tenía. Y fue a raíz de uno de esos sueños cuando yo me doy cuenta de ese secreto que mi mamá tenía. Para esto debo comentarles que entre esos sueños tan lúcidos que yo tuve durante muchos años había uno en específico y era especialmente una casa. Y esa casa en mi sueño, exactamente la distribución, los colores, toda la decoración, fue la casa en la que yo terminé viviendo cuando me casé. Como les comenté, a raíz de estos sueños fue cuando yo me enteré algo muy importante que mi mamá había estado guardando por mucho tiempo. Yo tuve un sueño con mi mamá que me causó demasiada angustia. En ese sueño, yo veía a mi mamá por fuera de mi casa a través de la ventana, la veía llorando y sabía que ella no podía entrar. Para mí significaba algo. Cuando desperté, me sentí totalmente abrumada y sentí que no podía dormir. No podía hacer nada y se lo platiqué a mi mamá. Como yo sé que mis sueños significan algo, me dio temor. Y cuando se lo platicaba a ella, me llevé una gran sorpresa. Aún no había acabado de contarle todo el sueño a mi mamá y ella terminó contándome exactamente lo que yo había soñado. ¿Cómo pudo haber sido esto? Ella soñó exactamente lo mismo que yo. Es ahí cuando ella me platica que ella desde niña ha visto muchas cosas. Es cuando me doy cuenta que yo había heredado de mi mamá esa percepción que tengo de ver y sentir cosas que no son de este mundo. Amigos, con el tiempo me enteré de que el esposo de Diana falleció. Fue una muerte prematura y muy desafortunada. Fue algo inesperado. Empecé a preguntar más al respecto por respeto a ella. Quiero agradecerle a Diana por haberme permitido contar su historia y más que nada agradecer porque seguí muchos consejos de los que ella me dio en su momento cuando mi hijo atravesaba una situación tan difícil como lo era tener que enfrentarse con esos espectros y situaciones que no son de este mundo. Diana me cuenta que ella tuvo una larga plática con su mamá y que ella no había querido decirle nada al respecto de todas esas cosas y situaciones que ella vivió de niña. Quería dejar todo eso atrás y nunca se imaginó que Diana tuviera esa misma percepción que ella tuvo. Me cuenta que así transcurrió su vida y que con el paso del tiempo ella se acercó más a Dios. Y aunque dice que ya no va a la iglesia como antes, pues ya que los acontecimientos vividos fueron muy traumantes y no sabe realmente qué era lo que significaban esos pájaros negros con garras que ella veía cuando iba a la iglesia. Amigos, quiero comentarles lo que investigué acerca del sexto sentido o la llamada percepción extrasensorial, también conocida como criptoestesia. Es una habilidad paranormal relacionada con la recepción de información que no se obtiene a través de los sentidos físicos reconocidos, sino que se siente con la mente. Recuerden amigos que yo sólo transmito las historias que me comparten. No trato de convencerlos de creer en nada. Juzguen ustedes, son los que tienen la última palabra. Espero que la historia les haya parecido interesante. No olviden seguirme en las diferentes plataformas de podcast de su preferencia, Spotify, Apple Podcast, Amazon Music, YouTube, IHeartRadio, Pandora y Castbox, donde recibirán notificaciones cada vez que salga un nuevo episodio. Les invito a checar nuestro blog www.unexplainedpodcast.net Síganme en mis redes sociales, Instagram, TikTok, YouTube como unexplained.enigma, mi Facebook, Chronicles of the Unexplained, ex antes Twitter como Unexplained Page, donde comparto fotos y videos de índole paranormal. Les dejo los links en la descripción del episodio. Gracias y nos escuchamos en la siguiente Historia Inexplicable.