Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
Juan Sebastián del Bolso, a member of group number 9, discusses the history of volleyball in Argentina. Volleyball was introduced to Argentina in 1912 and quickly gained popularity. The sport went through changes over the years, and in 1932, the Federation Argentina de Voleibol y Pelota al Cesto was founded. In 1952, the federation merged with other provincial federations to form the Confederación Argentina de Voleibol. The national team had success in the 1982 World Championship, finishing in third place. The following years brought more achievements, including a bronze medal in the 1988 Olympics and a gold medal in the 1995 Pan American Games. Hola, buenas tardes a todos, todas, bienvenidos, soy Juan Sebastián del Bolso, integro el grupo número 9, el cual abordará algunos de los esportes y la inclusión en ellos. Hoy se realizará la segunda edición de mi sección, que será el voley inclusivo. Muchas gracias. Para ponerlos en contexto, en agosto de 1912, el voley llegaría a la Argentina gracias al profesor Philip Paul Phillips, director del Departamento de Educación Física de la Asociación Cristiana de Jóvenes de Buenos Aires y el mismo que está considerado como el introductor del básquetbol en nuestro país. Claro que eso no fue por casualidad, ya que el voleibol hizo su arribo junto a otros deportes de origen estadounidense, como el básquetbol, el béisbol y el softball. Y lo hizo para quedarse. Los primeros partidos fueron bastante diferentes a los de la actualidad, ya que los jugadores jugaban muy estáticos en sus posiciones y la pelota estaba más en el piso que en juego. Poco a poco el profesor Phillips fue introduciendo cambios en la práctica deportiva y ese mismo año se disputaron los primeros campeonatos internos. Puertas afuera, las iglesias evangélicas jugaron un gran papel para difundir el deporte, organizando torneos a partir de 1923. Justamente, fue a partir de la Federación Argentina de Ligas Juveniles Evangélicas Falfe, que el voleibol creció y empezó a masificarse. Y a partir de ese crecimiento surgió la necesidad de crear una institución que lo contenga. La iniciativa corrió por cuenta del profesor Enrique Carlos Romero Bres, hijo del creador de la educación física escolar, quien llegó a cabo conversaciones con representantes de la Asociación Cristiana y el club femenino IMAX Human, que desembocaron en la creación de una federación que reunió las prácticas del voleibol y la pelota al cesto, dos disciplinas que se encontraban en pleno crecimiento. El 12 de diciembre de 1932, se realizó en el Instituto Nacional de Educación Física, la Asamblea de la Fundación de la Federación Argentina de Voleibol y Pelota al Cesto, que designó como presidente a Romero Bres. El 23 de enero de 1933 se aprobó el Estatuto de la Federación que tenía los siguientes fines. 1. Representar en los deportes de voleibol y pelota al cesto a las instituciones afiliadas, en el orden nacional e internacional. 2. Fomentar y regularizar la práctica de estos deportes, dictando o adoptando los reglamentos que sean necesarios. 3. Organizar y patrocinar campeonatos y concursos nacionales e internacionales. 4. Establecer las normas de conducta deportiva que han de regir las actividades de la federación. Una de las primeras actividades de la federación estuvo la de organizar el primer partido internacional. Entre ellas, un hito que tuvo lugar en ese mismo año 1933, el primer partido internacional en Montevideo, Uruguay, otra ciudad a la que el voleibol había llegado por medio de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Los resultados favorecieron a los equipos charrúas, y se jugaron a dos juegos de 15 o 21 tantos, lo que marcaba que las reglas todavía no tenían la fuerza que llegaron a tener después. Los balones utilizados también eran diferentes a los actuales, eran de origen checolobaco y llevaban tientos. El peso y tamaño reglamentarios de la pelota recién se incluyó en 1938 en forma oficial. Y fue en ese año que el voleibol recibió un espaldarazo fundamental, cuando el Ministerio de Educación incluyó al deporte en los programas de educación física para la enseñanza media. Gracias a esa medida, las chicas empezaron a practicar en forma masiva pelota al cesto y hockey, mientras que para los varones estaban el básquetbol y el voleibol. Esta división por sexos, sin embargo no se respetaba al interior de la federación. Puede pensarse que la concepción original era que las damas practicarán pelota al cesto mientras los caballeros jugaban al volei. Y si el rol de las mujeres era menor en los inicios, en la década del 40 ya habían consolidado su espacio dentro, 75 años de historia, 1932 a 2007. Los Aires, Federación Metropolitana de Voleibol, 2007. De la disciplina. Y eso quedó claro en 1942, a través del primer fichaje de jugadores de la Federación Argentina. El crecimiento del volei se hizo notar y eso terminó generando su independencia. A principios de 1950, la Comisión de Pelota al Cesto solicitó autorización para realizar la separación de los dos deportes y constituir la Federación Argentina de Pelota al Cesto. La afinidad entre los deportes ya no era tal y la autorización se aprobó por unanimidad. Así, el 6 de octubre nació la Federación Argentina de Voleibol, FAV, eliminando del nombre al deporte que había dejado de pertenecer a ella. Sin embargo, no se trataba de una Federación Argentina, en el sentido estricto, ya que no incluía a todo el país, sino que agrupa a clubes de capital federal y alrededores, al estilo de la vieja Federación Argentina de Básquetbol o la AFA en sus inicios. El nombre, sin embargo, se modificó dos años después. Fue el 20 de marzo de 1952, cuando las federaciones provinciales decidieron unificarse. En esa fecha, los delegados de la FAV, la Federación Cordobesa, la Federación Chaqueña, la Asociación Mendocina, la Federación Santa Fecina y la Federación Tucumana, resolvieron constituir la Confederación Argentina de Voleibol, CAV. La única entidad representativa de voleibol dentro de nuestro país. Allí, la Federación Argentina renunció a su nombre y pasó a llamarse Federación Metropolitana. Fue el nombre con el que quedó definitivamente y mucho más adecuado a sus características. Antes de eso, igualmente, había dado los primeros pasos en la naciente organización internacional del voleibol. La Selección Nacional. Si hay que nombrar un momento que marcó un antes y un después en el voleibol nacional, no hay dudas, fue el Mundial Masculino que se llevó a cabo en nuestro país en 1982. Allí, un joven equipo argentino consiguió el tercer puesto, sorprendiendo a propios y extraños. Antes de eso, el volei argentino había sido campeón sudamericano en 1964 y supo contar con figuras importantes como Luis Rodolfo Lufrano, Carlos Portugal, Roberto Ramos y Julio Sorrequeta. Pero el impacto de un Mundial jugado en casa y con una actuación brillante fue extraordinario. Tanto que prácticamente adquirió un carácter fundacional. Los protagonistas dentro de la cancha fueron Hugo Conte, Baldo Cantor, Daniel Castellani, Raúl Quiroga, John Uriarte, Esteban Martínez, Carlos Bagenfeld, Alejandro Díaz, Carlos Getzelevich, Miguel Solari, Alcides Cuminetti y Leonardo Buiernes. El hombre que lideró el proceso fue el coreano Jung Hwan Song, que había llegado al país en 1975 para hacerse cargo del seleccionado. De su mano, Argentina consiguió ganar el Sudamericano juvenil de 1980 en Chile y dos años más tarde, con muchos integrantes de aquel equipo, se subió al podio en un Mundial por primera vez. Antes de que llegara él, nosotros teníamos muchas picardías bien argentinas. Para nosotros el más vivo era el que corría menos, el que se salvaba de hacer los ejercicios más duros, el que hacía ocho abdominales cuando había que hacer diez. Él cambió esa mentalidad, recuerda Daniel Castellani, el capitán de ese seleccionado y director técnico de la selección una década después. No siempre pudieron demostrarlo con la camiseta de la selección, por la falta de organización interna y la sucesión de conflictos, una constante en toda la década. En 1984, Argentina concurrió a los Juegos Olímpicos por primera vez en la historia. Pero Soún se había alejado, y en su lugar la Confederación nombró al chino Liceda. Pero el nuevo DT llegó a menos de 60 días del inicio de las Olimpiadas, con los lógicos inconvenientes de idioma y adaptación al grupo. Por eso la Confederación Argentina de Voley, CAV, dispuso que el argentino Juan Carlos Ballesteros acompañe al equipo a Los Ángeles y sea el encargado de dirigirlo. Pese a las desproligidades, el seleccionado nacional terminó en la sexta ubicación. La calidad técnica de sus integrantes los ubicaba cerca de la elite, por más que muchas veces le faltara organizarse como equipo. Cuando la preparación se realizó en forma adecuada, los resultados llegaron, en 1987 Argentina ganó el Preolímpico de Brasilia, venciendo por primera vez en la historia Brasil. Un año más tarde y con el mismo entrenador, Luis Muchuaga, logró el punto máximo, alcanzó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 88, venciendo nuevamente a los brasileños en el partido por el tercer puesto. El proceso que nació en el 82 se cerró ocho años después, jugando el Mundial de San Pablo en 1990, donde el equipo terminó en el sexto puesto. Allí el campeón fue Italia, en forma sorpresiva y conducido por el platense Julio Velasco, que había sido asistente de Soúl en 1982. Iniciaba una década soñada, donde los Azurri, serían los líderes del ranking mundial, ganarían dos mundiales más, 1994 y 1998, y el DT argentino llegaría a la estatura de leyenda en Italia, donde los clubes más importantes lo tentaron nombres serán recordados como los de la generación del 82. Mientras tanto, el grueso de la generación del 82 ya no volvería a vestir la celeste y blanca después del Mundial de 1990. Y un año más tarde estaba en marcha la renovación, con Javier Beber como el nuevo líder, había integrado el equipo olímpico en 1988, y Marcos Milinkovic como la carta de triunfo. En 1991 el seleccionado fue bronce panamericano en La Habana y empezaba a mostrar señales positivas que se hicieron realidad cuatro años más tarde. En los siguientes Juegos Panamericanos, que se disputaron en Mar del Plata, Argentina se quedó con la medalla de oro venciendo en una memorable final a Estados Unidos. Hasta entonces, el entrenador del seleccionado nacional ya era Daniel Castellani, que había asumido su cargo en 1993. Y Argentina volvió a dar el presente en cada una de las competencias de primer nivel. En efecto, el seleccionado fue incluido en 1996 en la Liga Mundial, una nueva competencia creada por la FIB en 1990 y que pretende reunir anualmente a los mejores seleccionados del mundo, al estilo de la Copa Davis de tenis. Su volei volvía a pertenecer a una elite, a la que llegaba como invitado al reconocerle sus méritos. Además, en ese mismo 1996 el equipo volvió a los Juegos Olímpicos, a los que no había podido clasificar en 1992, y terminó en un promisorio octavo lugar. Pero dos años después cayó a un decepcionante décimo primer puesto en el Mundial de Japón y el DT se enfrentó duramente con los líderes del equipo, Weber, Milinkovic y Juan Carlos Cuminetti. Tanto que, para la Liga Mundial de 1999, donde por primera vez Argentina fue sede de la fase final, Castellani recurrió a sus excompañeros Valdo Cantor y Hugo Conte para incorporarse al seleccionado. Esa Liga Mundial marcó la despedida de Castellani y el arribo como técnico de otro integrante de la Generación del 82, Carlos Getzelevich. Con él volvió Weber hasta llegar a ser el hombre récord de la selección, disputó cuatro Mundiales y cuatro Juegos Olímpicos. Y Hugo Conte siguió como parte de un equipo que en Sydney 2000 volvió a dar un gran impacto, venció a Brasil en los cuartos de final y se metió por segunda vez en la historia en una semifinal olímpica, terminando en el cuarto lugar. Conte, reconocido por la FIB como uno de los ocho mejores jugadores del siglo XX, cerró el círculo en 2002, otra vez jugando un Mundial en el país y en el mismo estadio, el Luna Park, que 20 años atrás. Otra vez Argentina terminó en el sexto puesto, pero la gran novedad de ese año la brindó el seleccionado femenino, que disputó un Mundial por primera vez. La histórica clasificación se consiguió en 2001 con, Celina Crusoe, Carolina Costa Grande, Mariana Conde, Romina Lamas, Micaela Bojel, Ivana Müller, María Laura Vicente, Natalia Brusa, Julieta Borghi, Mónica Kostolnik, Marianela Robinette y Georgina Pinedo. Todas ellas, dirigidas por Claudio Cuello, dieron origen al apodo con el que se conoce desde entonces al equipo nacional, Las Panteras. Era la primera vez que el seleccionado recurre a las jugadoras que estaban fuera del país y el resultado marcó lo acertado de la elección. Aunque en el Mundial no se pudiera superar la primera ronda, el hecho de haber clasificado marcaba un punto de crecimiento. Pero el proceso sufrió un golpe impensado por un conflicto dirigencial inédito, que provocó que Argentina quedara suspendida de toda competencia internacional. El protagonista fue Mario Goizmán, el histórico presidente de la Federación Metropolitana, que había sido expulsado de la Confederación Argentina que presidía Ricardo Rusomando. Cuando los conflictos entre la capital y el interior se hicieron irremontables, la Metropolitana fue desafiliada en 1990 y así permaneció por años, intervino la Secretaría de Deportes y se creó como instancia superadora a la Federación Argentina de Voleibol en 1996, con Goizmán como presidente. El titular de la nueva FAV fue el organizador del Mundial 2002 en un país que parecía estallar tras la crisis económica de 2001, recuerda Fernández Mouros. En efecto, el 6 de mayo de 2003 la FIB desligó a la Federación Argentina de todos los campeonatos internacionales, incluyendo el Bisbo Uli, con lo que Argentina se quedó afuera de la Liga Mundial y ni siquiera tuvo competencia oficial en los Juegos Panamericanos. Tuvo que intervenir el COI, del cual Acosta era miembro y se vio obligado a renunciar, para que nuestros seleccionados volvieran a la competencia, un año después. Los varones lograron insertarse rápidamente, clasificando a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y a los mundiales siguientes. Para las mujeres fue más difícil y no pudieron retornar al máximo nivel. Pero el cambio más importante que dejó el conflicto fue la modificación de la estructura organizativa. La Federación Internacional expulsó definitivamente a la FAV y en su reemplazo surgió la Federación del Voleibol Argentino, FUVA, que desde enero de 2004 es el único ente representativo del voleibol en la Argentina al cual reconoce la FIB. Esta entidad es la referencia en todo lo que tiene que ver con los torneos internacionales. A nivel interno, mientras tanto, surgió la Asociación de Clubes Liga Argentina de Bouli, ACLAP, que es quien organiza la Liga Argentina de Clubes de Bouli, una competencia que ha tenido sus vaivenes pero que se disputa con continuidad desde 1996. Y que, siguiendo los pasos de la Liga Nacional de Básquet, busca integrar a la competencia en una estructura nacional. El mapa del volei. Durante décadas, el volei de la capital y el del interior vivieron en un enfrentamiento que tuvo su punto máximo cuando la Federación Metropolitana fue desafiliada de la escena nacional. Algo increíble que se potencia ante el dato de que, más de la mitad de los jugadores del voleibol argentino pertenecen a la capital federal. Según el dato de la revista El Gráfico, en 1992-187 esta desigualdad se vio reflejada en el primer intento de Liga Nacional de Volei, que tuvo lugar en 1986. De los 14 participantes, la mitad eran de la metropolitana, 188 y los 4 primeros lugares de la fase regular fueron ocupados por clubes porteños, ferro, obras sanitarias, italiano y jeva. Las diferencias de nivel entre los torneos de Buenos Aires y los de las provincias siempre fueron tan grandes que a la hora de hablar de los clubes argentinos con mayor relevancia en la historia, el repaso lleva a esos 4 nombres más Boca o Gimnasia de la Plata, todos del área metropolitana. Se habla de la edición 1986-87 del torneo, que disputaron Ferro, Obras Sanitarias, Italiano, GBA, Boca, River y Náutico o Coas por la Federación Metropolitana. Los representantes del resto del país eran Somisa, de San Nicolás, Obras Sanitarias, de San Juan, Mendoza de Regatas, Banco Provincia, de Córdoba, Provincial, de Rosario, Social Monteros, de Tucumán y Regatas, de Santa Fe. Fue en 1996 que Goizman, desde la recién creada FAV, autorizó la creación de una liga profesional, con jugadores y entrenadores rentados. A esa liga volvieron Baldo Cantor y Hugo Conte, que tras jugar la final de 1998 dialogaban con la revista mística Cantor, tenemos que tomar el ejemplo del básquet y apoyar la liga nacional. Apuntar a la federalización y dejar de lado esta historia tan mezquina en donde siempre prevalece Buenos Aires sobre el resto. Esta tendencia todavía está latente. El torneo es organizado por la CLAP desde 2003 y no modificó su calendario como pedía Conte, ya que el año se divide entre el torneo nacional por un lado y los certámenes locales por el otro. Pero igualmente generó fenómenos inéditos, como la formación de equipos provinciales, gigantes del sur en Neuquén, Chubut-Bahalí o Mendoza-Voley, y la aparición de un elenco multicampeón como Bolívar, todo un hecho mediático de la mano de Marcelo Tinelli. De a poco, el bolivol fue quebrando el predominio capitalino para generar una liga que recorra en sus diferentes niveles la geografía nacional. Como ejemplo, se puede destacar que en la temporada 2008-09 participaron de las diferentes competencias, además de la ciudad autónoma de Buenos Aires, unas 14 provincias, Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, Mendoza, Neuquén, San Juan, Santa Fe, Santiago del Estero, Chaco, Salta, Corrientes y Tucumán. Desde la Liga 1996-97, que marcó el inicio de la nueva era, en la rama masculina también son mayoría los campeones que provienen del interior. El primero fue Peñarol de Mar del Plata y lo siguieron Luz y Fuerza de Necochea, Olimpícus de Azul, Rojas Cholem y Suizmedical Mortelos de Tucumán, además del caso de Bolívar. Los que ganaron campeonatos para capital fueron River, Náutico Coax y Club de Amigos, con apenas un título para cada uno. La Liga Femenina es otra historia y allí mandan los equipos de la Metro, sin excepción. River, Jeva, Gimnasia de la Plata, Banco Nación y La UBA se repartieron los títulos de las 14 ediciones disputadas hasta 2010, en las que el equipo campeón fue siempre un representante de la Federación Metropolitana. Historia de la FEUVA En agosto de 2003 la Federación Internacional de Válvol, FIBB, designó, para administrar de manera transitoria el voleibol argentino, a un denominado, grupo de trabajo, formado entonces por Juan Ángel Pereira, Eduardo Fernández, Miguel Marciotti y el arquitecto Alejandro Bolcheri. Esa designación permitió que los representativos argentinos de la disciplina retornaran a la competencia internacional, vedada hasta allí y, por ello, la selección femenina, conducida por Hugo Jauregui, tras obtener el subcampeonato sudamericano en Cali, Colombia, obtuvo la clasificación para la Copa del Mundo que se realizó en Japón, en noviembre de ese año 2003. Por su parte, los varones volvieron a la competencia en el sudamericano de Río de Janeiro, Brasil, donde terminaron terceros con un equipo alternativo, bajo la conducción de Fabián Armó. Luego, en enero de 2004, se llevaron invictos el preolímpico disputado en Caracas, Venezuela, que les dio el pase para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. A fines del mes de enero en la ciudad de Acapulco, México, el Consejo Directivo de la FIFA reconoció a de referéndum del Congreso de Porto, Portugal, en mayo, a la Federación del Voleibol Argentino, FVA, como único ente representativo del voleibol en la Argentina. Hecho que fue rubricado por la Confederación Sudamericana de Voleibol reunión de febrero en Saquarema, Brasil. Tras este reconocimiento, la primera mesa directiva de la nueva institución quedó compuesta de la siguiente manera. Presidente Alejandro Bolcheri. Vicepresidente 1° Juan Ángel Pereira. Vicepresidente 2° Héctor Fontichelli. Vicepresidente 3° Miguel Marciotti. Vicepresidente 4° Pedro Rinaldi. Secretario Rodolfo Paredes. Tesorero Raúl Borda. Tesorero 2° Eduardo Fernández. Tesorero 1° Juan Finoli. ¿Qué conocimiento tenemos acerca del bowling paralímpico? El volei sentado es una disciplina adaptada para atletas amputados, personas con discapacidad locomotora, con secuelas permanentes en rodillas, cadera, tobillo o similares. Los fundamentos, el sistema táctico y de puntuación son los mismos que los del voleibol convencional. Las diferencias con su similar aparecen en las medidas. La altura de la red es de 1,15 metros para hombre y 1,05 para mujeres. Además, la cancha mide 10,6 metros y está separada en zona de ataque y defensa. Todos los atletas están sentados y mantienen contacto absoluto con el piso, salvo para los desplazamientos. El saque puede ser bloqueado. Este deporte comenzó en 1956, en Holanda. En 1978 fue reconocido por la Organización Mundial de Deportes para Discapacitados y en 1993 se disputaron torneos mundiales en ambas ramas. El masculino es paralímpico desde Argen 1980 y el femenino desde Atenas 2004. En este deporte solo existen dos clases, la MD, minimal y diseíble, para deportistas con menor discapacidad y la D, diseíble, para los más afectados. Para garantizar la participación de todos, los equipos solo pueden tener un jugador MD en la cancha durante los partidos. El volei sentado es uno de los deportes que integra el programa D, Deporte Adaptado, de la Dirección de Políticas Educativas e Inclusivas, dependiente de la Secretaría del Estado de Deporte. El mismo nació en el programa en el año 2019 con la finalidad de integrar una nueva disciplina y poder formar parte de los Juegos Evita Adaptado disputados en Mar del Plata ese mismo año, con casi nada de experiencia, siendo la primera presentación nacional en la competencia más importante para el deporte adaptado en Argentina. Los resultados fueron más que importante y mejor de lo esperado. En la competencia nacional estuvieron a punto de quedarse con la medalla de oro ya que lograron jugar la final, lamentablemente por cambio de algunos reglamentos que ellos desconocían no pudieron quedarse con el mejor puesto pero aún así consiguieron ser medalla de plata. Hoy actualmente el volei sentado sigue con sus entrenamientos, con un equipo totalmente renovado. Ellos tienen cita todos los martes y jueves de 12 HS a 14 HS y los viernes de 14 HS a 16 HS en el Club Sporting Estrella a cargo de la profesora y coordinadora del mismo, Agostina Jofret. El staff del volei sentado cuenta con un total de cuatro atletas. Alex Alaniz, síndrome de Guillain-Barré Alejandro Andrada, malformación congénita y amputación de manos y miembros inferiores Diego Ponce, amputación de miembro inferior Malena Lima, malformación congénita Es importante dar a conocer que esta disciplina tiene las inscripciones abiertas para todos aquellos que quieran sumarse al mismo, solo deben pasar por la oficina de la Dirección de Políticas Educativas e Inclusivas y buscar a los referentes del programa, Mario Molina o Eduardo Illanes. Sino también comunicarse con el celular personal de la profesora Agostina Jofret. Las edades van de los 12 años sin límite de edad.