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This is a conversation about the importance of humor in a radio program called "¿Quién levanta el muerto?" They discuss how humor can provide relief and resistance in difficult situations. The hosts talk about the changing nature of humor and the limits of what can be considered funny. They also feature interviews with musicians and comedians who discuss their perspectives on humor. Overall, the conversation highlights the role of humor in navigating life's challenges and providing a sense of joy and freedom. El humor es esencial para la existencia de este programa que vuelve al éter con el mismo nombre de siempre. ¿Quién levanta el muerto? Ya nos venimos gerontes y el Alzheimer deja huellas imborrables. Más que lagunas son océanos de diáspora de materia gris. Pero en lo posible con humor. ¿Quién levanta el muerto? ¿Será posible caminar el 2024 sin humor? Apostamos a la acidez del caramelo media hora y lo dilatamos a una hora de programa. Una golosina, sí, para este paladar de posverdad. ¿Quién levanta el muerto? Como antídoto de la nada. Como chaleco de fuerza a fin de mes. Como pasatiempo del deseo. Porque el humor es un tumor benigno que se torna metástasis a la hora que se enciende la luz de aire. ¿Quién levanta el muerto? En este refugio inclasificable se escuchan carcajadas, murmullos y sonidos guturales que emergen como sobrevivientes de la Argentina que pide un poco de aire. Aprovechar que por ahora es gratis. Una boca nada para arrancar este nuevo ciclo. Y en este capítulo abordaremos una parte del humor. ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Buenas noches para todos y todas. Buenos días, buenas tardes, porque esta emisión de este programa también se puede escuchar por las redes, por internet, por un montón de lugares. Es cierto, es cierto. Donde lo encuentren. Y volvimos con ¿Quién levanta el muerto, Carlos? Acompañado de Diego en los controles y en toda la producción artística. Sí, posiblemente mucha más gente que se vaya sumando con el tiempo. Porque es un espacio abierto. Es un espacio abierto. Entrás y querés, salís y podés, me dijeron una vez. Exactamente, y hace 35 años. Decimos 35 por decir algo, pero pasa mucho, no sé. Fueron muchos años en la radio que nos acoge en este momento, que es Aire Libre, pero que también podemos salir en cualquier formato y plataforma. Sí, claramente. Decíamos, fuera de aire, que en aquellos tiempos eran tiempos del menemato. Una situación bastante parecida a la actual, ¿no? Así es. Nada más que esta parece aún más cruel y más directa y más rápida. El shock, como le dicen ellos. El shock, sí. Y para eso tenemos antídotos. Y, como decíamos en la apertura, el humor me parece que desentraña un montón de cosas, de situaciones, y también te pone en un lugar de, tal vez, poner el pecho en situaciones complejas de la vida de uno o de la realidad social. Y que, bueno, a través del humor se puede alivianar un poco todo este trance, ¿no? La decadencia. Yo lo veo incluso como resistencia, digamos. Tal vez te quieren con miedo y te quieren triste. Entonces, una forma de resistir es esto. Cuando pensaba el tema, me acordé y anoté un par de cosas que, si tengo los lentes, puedo llegar a, y digo justamente en línea con lo que venimos diciendo, me acuerdo, por ejemplo, de una banda que se llama Joy Division, y que Joy Division tiene la particularidad, que quiere decir, bueno, eran las esclavas del placer que el nazismo usaba con los judíos. Con las esclavas judías, digamos, esclavas sexuales judías en los campos de concentración. Y se las llamaba la división de la alegría o del gozo. ¿Qué paraduja? ¿Eh? ¿Quiere una más? Me encantó, me encantó. No la tenía hasta la década. En la ESMA, en la ESMA, Centro Clandestino de Detención, Tortura, Muerte, había un pasillo que los milicos llamaban el pasillo de la felicidad, que era una etapa entre un lugar que estaba entre la sala de tortura y la enfermería. En la enfermería se aplicaba en general el pentotal para los vuelos de la muerte. Bueno, ese pasillito se llamaba el pasillo de la felicidad. Qué perversidad, ¿no? Entonces, qué amplio que es el tema del humor, porque por acá, por este programa, en el día de la fecha, van a pasar músicos, artistas, hablando sobre qué es el humor para cada uno, qué límites hay. ¿Y de qué nos reímos? Claro, ¿y de qué nos reímos? Y vale reírse de cualquier cosa en cualquier momento. Sí, y a mí me va pasando a veces que a medida que me pongo más viejo, no me río tanto de lo que me reía antes, como que va cambiando mi humor personal. No estoy tan seguro de eso, pero... Hay una represión en uno, como diciendo, bueno, yo me reía antes de algunas cosas, tal vez... Sí, sí, pero para mí es una práctica, y creo que tenemos que practicar más la risa, el humor, reino de todo, reino de nosotros, creo que lo más, lo que nos puede llegar a hacer zafar de una vida, que en algún punto es bastante injusta, ¿no? Y bueno, una persona que siempre nos colabora, con quien levanta el muerto es Cacho Maraday, y ahora vamos a escuchar que le preguntamos a Cacho Maraday qué nos podía ofrecer a él, a través de unas preguntas que le hicimos, qué es el humor, y cuáles son los límites, bueno, él lo transformó en una canción, o sea, él produjo una canción sobre el humor político, en este caso. Lo escuchamos a Cacho Maraday, ¿a quién levanta el muerto? Donde, digamos, hay libre mercado, las costumbres son dulces. No, no. Como amor, como amor a mi comunidad, como amor, como amor a mi comunidad, amor en libertad, amor en libertad, libertad para el bien, somos gente de bien, libertad para el bien, somos gente de bien. Como el zurdo de mierda que sos, a un liberal no le podés ni lustrar los zapatos, sorete. No, no. Eso es un gusano asqueroso, arrastrado. Amar es odiar, el odio es amor, mentir es decir la verdad. No, no. Amar es odiar, el odio es amor, mentir es decir la verdad. La que muchos quieren escuchar. No, no. La que muchos quieren escuchar. No importa el grito sagrado, libertad, libertad, libertad. No, no. ¿Qué es la justicia social? ¿Es la envidia, el odio, el resentimiento? A ver. Si, hasta el cuarto. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. No podía hablar, no podía caminar, no podía pagar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Sacó una navaja, se cayó al piso, lo levantaron, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Se despertó después de media hora, insultó al dueño, insultó a la mesera y se puso a llorar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. El oficial lo llevó a la comisaría, el oficial lo llevó a la comisaría, le vomitó el patrullero, le vomitó el patrullero. Le echaron de la comisaría, le echaron de la comisaría, le echaron de la comisaría, le echaron de la comisaría. Ya era el día cuando llegó a su casa, ya era el día cuando llegó a su casa, su mujer lo estaba mirando desde el balcón, él se miraba el sacupato que le faltaba cuando escuchó ¿Qué haces acá? ¡Váyase de acá! Le echaron de su hogar, le echaron de su hogar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar, le echaron del bar. Le echaron del bar. Seguimos en ¿Quién levanta el muerto? Gracias, Cacho. Cacho es el que nos hace la artística, este pisador que escucha. Con esa viola bien violenta y rockera y heavy. Sí, se toca la viola, Cacho. Y bueno, esto es lo que nos ofreció Cacho, porque bueno, para él también es un referente de la música y también del humor. Artista, músico, terapeuta, compositor. Tiene todo, Cacho. Gran compañería, amigo. Y si se quieren acercar, aprender a tocar la guitarra, bueno, Cacho los espera con gusto. Y puede pasar un teléfono. Sí, sí, atiende a domicilio y también en su casa. 341-340-2923 Cacho Maradey, lo pueden buscar en las redes también. El Cacho hace de una realidad que estamos viviendo, le da un toque de humor y viene bien. Y sobre todo, para esto de que anunciaba el presidente, lo del pacto de mayo, el 25 de mayo. Sí, es una canción, como una canción de amor, en parte. Tal cual. Seguimos de esta forma, Carlos. Además de Cacho, también colaboró César Artero, que es comediante de la ciudad, es malabarista. Está en la mayoría de los lugares que lo inviten, él va y ofrece su arte. Ya sea a la gorra o dándole. Pero antes vos me querías decir, ¿de qué nos reímos, no? Porque en este tema del humor, también pensamos de que uno se ríe. Sí, va cambiando. No, si había límites para el humor. Esa es una de las preguntas que Artero, creo que, responde. Creo que nosotros pensamos que no hay límite para el humor. Lo que puede ocurrir es que nos limite con qué hacemos humor en la situación determinada. Digamos, si fallece un familiar y vos haces un chiste, puede ser que la otra persona esté en un momento, en un estado emocional que no lo acepte. Sobre todo cuando está en el cajón. Y ahí no creo que lo escuche. No sé, creo que los muestros por un tiempo escuchan. ¿Y sabés qué me enteré? ¿Qué? No lo comprobé, pero me lo dijeron y lo tiro acá a la audiencia para que se comuniquen al teléfono de la radio y después pasaremos el WhatsApp de la radio. Alguna vez, alguna vez lo vamos a pasar. Cuando nos acordemos, es que le siguen creciendo pelos al férito, al ser humano que se alejó de ser. Obvio, sí, es como la uña también. Porque en las películas de terror aparecen los muertos con la uña crecida y el pelo ralo y largo. Acá si hay televisión, si fuera... Me parece que hay una autopista acá también. Sí, hay una autopista de piojo. Uno piensa que a lo mejor al dejar de existir físicamente ya no te crece más nada porque ya dejó de funcionar el organismo. Es automático. También hay alguna... bueno, no sé si estamos viendo la mierda del humor, pero hay alguna reacción en el cuerpo, obvio. A ver, es cómico que un muerto se tire un gas. Eso suele pasar. Un pedo, se tira un pedo y bueno, y la gente... Por eso digo, la circunstancia es la congoja que uno tenga en ese momento. O sea, si a uno eso le puede dar gracia o no. Pero creo que se puede... Los judíos hacen un chiste con el holocausto. ¿Quién es mejor que ellos para hacer chistes de un dolor? Y así, supongo. Hay una manera de sobrellevar esto, este programa. ¿Te parece que lo escuchemos a César Artero? Dale nomás. Sobre los límites del humor. Dale, dale. Ahí va, quien levanta el muerto es esto. ¿Quién levanta el muerto? No, los límites en el humor no existen. No existen los límites en el humor. Porque están determinados por... Cuando se toman a manera del laburo es por el humorista. O sea, humorista es una persona que se dedica al humor y al estudio del humor y lo aplica con distintos recursos. Pueden ser chistes, lo que sea. Vos tenés humoristas que encontraron una dinámica tipo Corona, tipo Yayo, que te puede gustar o no gustar, pero que tienen a Lacran, por ejemplo, que tienen una manera, un insultar con tanta calidad que te hace morir de la risa. Las cosas como estar el humorista que es profano, que pueda putear, putear bien puteado, relajado, y que puede contar chistes de la suegra o se mete con los ciegos. También dicen que los judíos son los únicos que pueden hacer humor de los judíos. Entonces también hay muchos humoristas judíos que son buenísimos. Y las cosas que dicen no se pueden creer. Del holocausto, de cosas que uno no se podía ni meter en ese terreno. Y bueno, y así sucesivas los negros. Entonces, ¿quién puede tener ese medio negro para poder reírse de los negros? Después de la sexualidad, el clavestismo, la... bueno, todo un tema. ¿Cómo me río? Después las mujeres. Entonces hay tantas maneras de poder reírnos, de todo, y los límites se lo pone... No hay límites. ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? ¿Quién es el mejor jugador? Te ando los vertículos, te ando de ridículas partículas con ganas de salir. Minugo las partículas con bordo de acero y de cuyo nombre le va a dañar el del enfermado Toile. ¿El enfermado Toile? ¡El enfermado Toile! Dicho acero y de piel de fuego, otra vez soy de esos millones y millones de los que tanto lo voy. Por eso con la clase no puedo coger el cuello, porque ponen todo el peñón que yo no pueda dormir. ¡El enfermado Toile! ¡El enfermado Toile! Soy el primer interesado. ¡El enfermado Toile! ¡El enfermado Toile! Estoy buscando un hueco donde dejarlo. ¡El enfermado Toile! ¡El enfermado Toile! Estoy buscando donde depositarlo. ¡El enfermado Toile! ¡El enfermado Toile! No quiero que terminéis como siempre en mi mano. ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ¡Yo me muero! ¡Tenemos que salir! ¡Tenemos que salir! ¡Yo soy el primer interesado! ¡Tenemos que salir! ¡Tenemos que salir! ¡Estoy buscando un juego donde dejaros! ¡Tenemos que salir! ¡Tenemos que salir! ¡Estoy buscando donde depositaros! ¡Tenemos que salir! ¡Tenemos que salir! ¡No quiero que terminéis como siempre en mi mano! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ 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¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ No importa, es opinión el humor, más que manipulación, es opinión, es crítica, es transgresión, es cuestionamiento, también puede ser burla. Pero ¿manipulación? No lo veo, porque eso es un prejuicio de ustedes. Los médicos se ríen de cosas que si se las dijeran y se las contaran, si les hicieran esos mismos chistes a los pacientes, los pacientes los cagarían a trompadas, probablemente. Porque el humor también exorciza, exorciza la tragedia, exorciza lo dramático, entonces, según el contexto. ¿Por qué son mis referentes? Porque me gustan, no hay ninguna otra explicación, porque me hacen reír, porque me divierten y me entretienen. Y me gustan mucho los Monty Python, me volaron la cabeza cuando me los hicieron descubrir, Nino Viale me los hizo descubrir y desde ahí los seguí y cuando pude ver todas sus producciones me volaron la cabeza. Chachachá, acá, el fenómeno Chachachá, que formaba parte de Casero, Alberti y toda esa banda, toda la banda. Capusoto, esa banda junta para venir Aloy también, el guionista de Capusoto, favorito, para ir más atrás a los clásicos, Tati, Jacques Tati, y arriba de todo Buster Keaton. También Chaplin, pero Buster Keaton arriba de todo. Porque tienen, todos estos que te nombro para mí tienen una profundidad extra, o sea, me hacen reír y me hacen pensar. Me estoy olvidando seguramente, pero es una buena selección. ¡Ese es el control! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador! ¡Rastroborador!