Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
In this transcription, the speaker discusses the concept of fullness and how it relates to our relationship with Christ. They explain that when we feel incomplete or unsatisfied, it is because we are not fully aware of what God has granted us through His Son. The speaker emphasizes the importance of understanding that we are complete in Christ and that the mind can deceive us into feeling needy. They also discuss different types of knowledge and how the human mind is inadequate for understanding the mysteries of God. The speaker encourages listeners to seek knowledge and communion with God in the spirit rather than relying on the limitations of the mind. They also highlight the significance of being content in all circumstances and not allowing worldly desires to distract us from the richness of the kingdom of God. The speaker concludes by stressing the importance of experiencing the fullness and satisfaction that comes from a deep communion with the Lord. Hola a todos, hoy quiero hablarles acerca de la plenitud, le hemos puesto plenos en Cristo, acerca de la plenitud y si usted me presta su corazón, su atención durante 45 minutos o 50 minutos, creo que va a ser altamente enriquecido, amén. Escuche esto, cuando una persona no experimenta plenitud, esa persona tiene una conciencia de incompleto, tiene una conciencia de necesitado, tiene una conciencia de que algo le falta, está insatisfecho, pero si esa persona está en Cristo, esa persona no está conociendo lo que Dios le ha concedido, porque Dios lo primero que nos ha concedido a nosotros es a su Hijo, y toda la plenitud de Dios está en su Hijo, y su Hijo fue impartido a nosotros. Por lo tanto, tenemos que comprender que cuando nosotros tenemos conciencia de necesitados, la mente, que es el alma, nos está jugando una mala pasada. Ok, póngale cuidado. Amados, Satanás tienta las tentaciones del enemigo, los engaños del enemigo, siempre nacen, casi siempre nacen de una misma forma, de la necesidad. Normalmente un engaño o una tentación del enemigo surge de una mente necesitada. Satanás, cuando Jesús estaba en el desierto, había ayunado 40 días, y teniendo hambre, ¿verdad?, porque tenía 40 días sin comer, ¿verdad?, le dijo, si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en lo que tú necesitas. Y normalmente, cuando una persona dice, ay, es que yo llevo muchos años sola, es que Dios sabe que uno es débil, es porque estás hablando desde la necesidad. Pero la Biblia dice que nosotros estamos completos en Cristo. Amén. Y si no experimentamos lo que es estar saciados, ¿a cuántos les tienta la comida después que han disfrutado un banquete? A nadie le tienta la comida. Es muy rica, me gusta, es mi favorita, pero ya comí. Cuando uno está saciado, no está buscando que comer. Amados, y la plenitud y el estar saciados es uno de los estados de mayor fortaleza que podemos experimentar en la fe. Y la necesidad es uno de los estados más vulnerables en que podemos vivir la fe. Por lo tanto, oro que el Espíritu nos ayude a entender la plenitud. Cuando yo le digo a usted, plenitud, tenga en mente, usted mete una copa debajo del grifo de agua y empieza a llenarse hasta que no se desborde por los lados, no hay plenitud. Por lo tanto, plenitud es algo que está, es desbordante en nosotros. ¿Cuántos dicen amén? Pero vamos a leer, vamos a leer. Otra cosa, antes de leer, otra cosa que quiero capturar su atención es esto. Amados, el Espíritu, estábamos hablando de la mente, no jugándole una pasada, que es alma, mente, alma, intelecto, voluntades, sentimientos. Ahora vamos a entender por qué es necesario que el Espíritu de Dios nos enseñe a Cristo. Dice, a Dios nadie le vio jamás, pero el Hijo, diga conmigo el Hijo, le ha dado a conocer. Es Cristo quien nos da a conocer al Padre. Y ese conocer no es un conocer mental, ¿ok? Sino que es un conocimiento espiritual, le da testimonio a nuestro espíritu. Y por eso tenemos que entender cómo es el conocimiento que Dios nos brinda en el Espíritu. Escuche esto, voy a repasar rápido así. Hay cuatro tipos de conocimiento que quiero dejarles plasmado. Hay un conocimiento que es un conocimiento intuitivo. O sea, este conocimiento intuitivo es adquirido a través del sentido común. Usted ve que los niños pequeñitos usan un iPad o un tablet y ellos ya van viendo porque ellos tienen una inteligencia o un conocimiento intuitivo. Ellos saben más o menos cómo se pasan y a veces las personas mayores no saben hacerlo. Pero ellos van analizando y van viendo. Ok, hay otro conocimiento que es un conocimiento afectivo. Se obtiene por medio de las emociones y los sentimientos. Dice, no, yo sé que tú me amas porque siempre me lo haces saber. Eso es un conocimiento afectivo. El conocimiento analítico se adquiere por medio de una reflexión lógica. Y el conocimiento sintético, esto solamente lo que quiero es desarrollar algunos matices, ¿verdad?, de lo que es el conocimiento. Y el conocimiento sintético utiliza varios enfoques para crear un nuevo concepto. Levante su mano y diga, ninguno de estos conocimientos me enseñarán a Cristo, me afirmarán en el reino. Ninguno nos sirve. Ni el intuitivo, ni el intuitivo, ni el afectivo, ni el analítico. La mente de los hombres es impotente, es inútil para conocer a Dios. Ok, como decía un pastor, Fabián, leyendo que él decía, ¿cómo le dices tú a un ciego de nacimiento la diferencia entre el amarillo y el verde? Si él no lo tiene graficado en la mente, si él es ciego de nacimiento, nunca ha visto lo que es amarillo, nunca ha visto lo que es verde, ¿cómo le puedes tú decir que el semáforo es rojo, si él no sabe lo que es rojo? Y no puede entenderlo. ¿Por qué? Porque es ciego de nacimiento. Hermano, así como es el ciego ante la tabla de colores, es la mente humana ante los misterios y las riquezas del reino. Por eso dice la palabra, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni, ¿qué dice? Ni ha subido al corazón de hombre, son las que Dios tiene para nosotros, pero Dios no las ha revelado por el Espíritu. Porque ni ojo lo vio, ni oído lo oyó, ni ha subido al corazón de hombre, pero a nosotros por el Espíritu se nos es enseñado. ¡Aleluya! Gloria a Dios, el entusiasmo de usted. De manera que así es la mente humana frente al conocimiento de Dios. Es impotente. A Dios no se le psicoanaliza. La semana pasada le dijimos que cuando yo uso la mente humana para administrar, para gestionar o para producir el conocimiento en el reino, estoy usando el órgano incorrecto, porque es el Espíritu el que nos da. Y este conocimiento, ¿cómo se llama ese conocimiento, pastor? Ese es el conocimiento, ahí dice, ginosco, ginosco, que es un conocimiento por experiencia. Debemos experimentar al Señor. Ya vamos a leer Colosenses, pero sólo quiero hacerle una introducción. Ginosco, el conocimiento por experiencia, es el que obtuvo aquel ciego, ¿verdad?, que le dijeron, tú, ¿qué dices del que te salvó, del que te sanó? Supuestamente tú eras ciego de nacimiento, ¿y qué dices que es aquel que te sanó? Y él dice que es profeta. Y le dice, ¿pero cómo tú nos vas a enseñar a nosotros, maestros de la ley, que ellos sí tenían un conocimiento intuitivo, uno analítico, uno sintético, uno reflexivo? Pero el ciego le dijo, mira, yo no sé lo que tú sabes, yo lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo, yo lo experimenté, experimenté su poder, porque él me dijo, bailábate, y aquí estoy. Entonces lo experimenté, no es que nadie me lo contó, ¿ok? Ahora, todo esto que le estoy diciendo es para que usted sepa diferenciar cómo es el alma, mente, la mente, el alma, administrando el conocimiento de Dios, y cómo es el espíritu. El ciego de nacimiento frente a la tabla de colores dice, ay, te bronceaste, te pusiste rojo o roja, y él no sabe. Ahí viene un negro, o ahí viene un, mira, este es más moreno, él no sabe que es negro, moreno o rojo, no lo sabe, porque su mente nunca ha registrado esos tonos. El hombre natural nunca ha experimentado, la mente natural nunca ha experimentado el conocimiento del Señor. Por eso la semana pasada leímos, Hebreos 4, cuando dice que la palabra de Dios separa el alma del espíritu, o sea, separa lo que es mental delante de lo que es espiritual. ¿Cuánto dan gloria a Dios por el conocimiento espiritual que su gracia y su palabra nos dispensa cada día? ¿Dan gracias al Señor? Colosenses 2, 9, Colosenses 2, 9 dice, porque en Él, porque diga, porque en Él, o sea, en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de Dios, de toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis, ¿qué? Completos en Él. Nosotros estamos completos en Él. Aleluya. Dice que es la cabeza de todo principado y toda potestad. Amados, hoy quiero enseñarles que conocer al Señor en el espíritu por comunión, ¿verdad? Es lo que nos va a llevar a experimentar plenitud, a sentirnos completos, a saber que estamos completos. Porque la mente natural es impotente, nunca vamos a experimentar plenitud desde la mente natural. Tenemos que pedirle al Espíritu que nos ayude a conocer todo lo que en Cristo se nos ha concedido. Por eso Pablo dice, apóstol Lore, para que nos bendiga. No, no, si mi oración es para que tú sepas, para que tú conozcas lo que se te ha concedido. Eres rico, pero cuando uno no conoce lo que se le ha concedido, entonces tiene conciencia de incompleto, de insatisfecho, de necesitado, y ahí es donde somos vulnerables. Hermanos, nos desenfocamos del propósito eterno cuando pensamos como necesitados. Estamos en una congregación donde se nos está entrenando en la palabra, estamos creciendo, pero hay pastor, yo necesito trabajar los domingos porque si no, ya usted sabe, esa necesidad la usa la circunstancia para sacarte. O hay, me ofrecieron otro que trabajo en la madrugada, en la noche no descanso nunca, pero tengo dinerito, a cambio de la salud, a cambio del reposo, a cambio de tener tiempo para, porque pensamos como insatisfechos. Amados, el apóstol Pablo dice, he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi necesidad, mi situación, perdón, he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Cuando una persona aprende a contentarse cualquiera que sea su situación, no es vulnerable a la seducción de este mundo de cosas. El mundo donde vivimos su atractivo nos seduce con las cosas y cuando a nosotros no logramos ver la riqueza del reino, vamos a ver la riqueza de las cosas. Y el mundo tiene muchas cosas para ofrecernos, de manera que si yo no aprendo a contentarme cualquiera que sea mi situación, entonces no voy a poder seguir escribiendo todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Por eso el apóstol Pedro también dijo que estemos contentos cuando tenemos abrigo y sustento, porque si estamos insatisfechos, amados, créame, la vulnerabilidad ante el mundo de cosas es mayúscula. Por eso Pablo continúa diciendo, porque vosotros estáis completos en él. Levante su mano, levante su mano, diga, yo estoy completo en Cristo, por diseño, estoy equipado, se me dio la vida y todo lo que pertenece a la vida y a la piedad se me ha sido dado por su divino poder. Aleluya, tenemos que disfrutar la plenitud que es en Cristo porque si no vamos a estar con una insatisfacción permanente persiguiendo las cosas como el ratón que persigue el queso porque el olor de queso lo descompone y va hasta que cae. Amados, la mente, el alma nos juega una pasada, nos engaña, haciéndonos pensar que vamos a perecer o que no vamos a tener que comer, si nos dio al Hijo, ¿no nos dará también con él todas las cosas? Aleluya, tenemos que creer que Él cuida de nosotros. Quiero que veamos cómo el apóstol Pablo dice que en 2 Corintios, capítulo 6, versículo 10, Segundo de Corintios, capítulo seis, versículo diez, una de las cosas, una de las cosas que la iglesia debe tener conciencia es de plenitud. Amados, cuando una mujer no está satisfecha, abre su oído a cualquier otra propuesta. Cuando un hombre no está satisfecho, hable, abre el oído a cualquier otra propuesta. Cuando un joven está insatisfecho, cuando un hombre está insatisfecho, cualquier persona o en un negocio, usted tiene un socio que le honra, usted tiene un socio que le hace participante de los dividendos, usted tiene un buen amigo, usted no se plantea otra cosa. Se requiere estar insatisfecho y hay personas que no experimentan al Señor porque la mente no les permite, porque no nos exponemos a la formación de Cristo en nosotros. ¿Dónde se forma Cristo en nosotros? En el alma, en la mente, porque en el espíritu somos perfectos. Por eso cuando Pablo dice, hasta que Cristo sea formado en nosotros, esa formación tiene que ser en nuestra alma, porque si no, el alma boicoteará toda iniciativa del espíritu, porque ella está programada por una naturaleza de pecado para resistir a Dios. Por eso escribió el apóstol, dice, pero el hombre natural no percibe las cosas del espíritu porque para él son locuras y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Y también dice, 1 Corintios 1.21, pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios, chinosco ahí, no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar al mundo por la locura del Evangelio. Porque para la mente humana el Evangelio es locura, pero para nosotros, poder de Dios, aleluya. ¿Dije correcto? Para nosotros, poder de Dios, poder de Dios, denle un aplauso al Rey de Gloria. Ok, mire lo que dice 2 Corintios 6.10, dice, como entristecidos, mire hermano, yo quiero que usted pueda ver esta riqueza, cuando el espíritu somete a la mente a la realidad del reino, entonces usted viene a gobernar sobre las circunstancias. Hay personas que experimentan, yo me leí un libro del apóstol Ballestrer y que me enriqueció profundamente, me aportó mucho conocimiento, y él decía que la pobreza es la lepra de la iglesia. Y yo decía, wow, eso es un poco fuerte. ¿Qué es la pobreza? La pobreza es interior, la pobreza no es la escasez. Usted y yo seguramente hemos experimentado escenarios circunstanciales de escasez, eso nos pasa a todos. El mismo Pablo dice, yo he aprendido a gozarme, a contentarme, a alegrarme, cualquiera que sea mi situación. He aprendido a estar saciado, pero también he aprendido a tener hambre. Hermano, mire esto, ¿cómo podemos decirle nosotros a alguien que aprenda a tener hambre? Lo que le estamos diciendo es, tienes que estar entrenado para que el día que no estés saciado, no maldigas a Dios, no reniegues. He aprendido a contentarme cuando tengo abundancia y cuando tengo escasez. Todos hemos juntado alguna moneda para comprar una barra de pan. A todos nos ha pasado, a todos nos ha llegado un recibo y nos descompensó la cuenta, a todos eso nos pasa, una multa del coche, se rompe el coche en un día y se nos descompensa. Pero la Biblia dice que tenemos que aprender a vivir en esos días, ¿para qué? Para que no comience la mente a construir realidades que no son. Y eso es el alma, la mente. Tenemos que saber nosotros disfrutar las victorias y reflexionar y aprender en el día difícil. Como dice el autor de Eclesiastes, Salomón, dice que en el día difícil consideres, reflexiones. ¿Qué me trajo hasta aquí? Porque igual ha sido una mala decisión. ¿O qué me trajo hasta aquí? Quiero decirle, una vez con un diagnóstico médico, yo estaba afectado y el Señor me dijo, yo soy Dios. Sobre todas circunstancias, yo soy Dios. Y yo sé sacar rentabilidad de los momentos más adversos que tú puedas vivir. Una pregunta, ¿dónde me habló el Señor eso? En el espíritu. En la mente, la mente decía, sí, sí, pero el diagnóstico está ahí, sí, sí, pero es que el médico, sí, sí, pero esto, sí, sí, pero aquello. Y entonces, ¿qué ocurre? Cuando Cristo es formado en el alma de nosotros, la realidad del espíritu absorbe la realidad de la mente. La somete, la gobierna, la domina y se impone. ¡Aleluya! Por eso es urgente que Cristo sea formado en nuestra alma. Amén. Entonces, el apóstol Pablo, viviendo circunstancias difíciles, le decía antes, la pobreza es interior. La escasez es circunstancial. La pobreza es cuando la gente piensa desde la necesidad, ordena su vida. Es que nosotros somos pobres. Sí, pastor, yo nací en una familia muy pobre. No, no, no, no, no. Usted nació en el seno del Señor. Usted nació por propósito eterno. Usted, a los que antes conoció Ginosco, también los predestinó, los preparó. Dios preparó un destino para usted. Usted no nació en una familia pobre. Usted es miembro de la familia de Dios. La riqueza que a usted se le ha dado por herencia es incorruptible. Ahora, si el mundo logra penetrar en nuestro corazón y definir lo que es riqueza, él la define como la acumulación de cosas. Pero, ¿se acuerdan cuando el Espíritu habla por Juan y dice a la iglesia, no recuerdo, en Apocalipsis, pero le dice, tú crees que eres rico, pero eres, porque dices en tu corazón, no tengo falta de nada. Pero tú no sabes que tú eres pobre, desventurado, miserable, porque en el reino no valen las cosas. La medida de riqueza de un hombre y de una mujer de reino es la capacidad que ha tenido de retener la sabiduría y el pensamiento y la inteligencia que Dios le ha dispensado. Y cuando usted retiene esa riqueza, usted va depositando, y a eso Pablo le llamó, echar mano de la vida eterna, del tesoro, del buen depósito que el Espíritu ha establecido en nosotros. El alma, la mente, intentará definirte siempre. Es que tú no estudiaste, es que tú esto, es que tú aquello, ¿verdad? Pero mire cómo Pablo aborda estas situaciones. Dice que ellos vivían, dice, como entristecidos, porque eran azotados, porque los perseguían políticamente, porque los perseguían religiosamente, porque los perseguían, no podían ir a un hospital a recibir atención médica porque tenían que vivir en los huecos por ahí, porque cualquiera que definía su fe como cristiana era otro rey, era otro gobierno, y eran vistos como alborotadores. Por eso él dice, como entristecido, que dice, más siempre gozosos. Ahí hay dos realidades. Ahí está la realidad circunstancial, la realidad, ¿verdad?, del alma, pero está la realidad del espíritu. ¿Y cuál es la realidad? Gozosos siempre, porque el gozo es un fruto del espíritu. Dice, como pobres, sí, es verdad, a veces no tenemos, más enriqueciendo a muchos, aleluya. Es verdad que a veces no tenía euros en el bolsillo, pero predicaba la palabra y la gente era enriquecida, era transformada, era ministrada, abrazaban la palabra, honraban la palabra, se producía convicción, gozo, paz, paciencia, longanimidad. ¿Sabe qué es la longanimidad? Long es grande, largo, es la capacidad de resistir adversidades sin perder la forma. Bendito sea el Señor, como pobres, más enriqueciendo a muchos, como no teniendo nada, más poseyéndolo todo. Esa es la realidad. Amados, alguien que sabe que está enriqueciendo a muchos, alguien que sabe que lo posee todo, alguien que sabe y que siempre está gozoso, nadie lo puede venir a perturbar, desarrolla una vida de fe imperturbable, aleluya. Amados, el mundo tiene muchas cosas para ofrecernos a nosotros, muchas cosas, pero la vida, la sabiduría, el consejo de Dios proviene del Espíritu. Cuando el Espíritu comienza a mostrarte la… ¿sabe qué es entender? ¿sabe qué es el entendimiento? Ver como Dios ve. Eso es entender. Yo puedo ver a mi hermana y nunca tendrá sentido mi amistad con ella si no la veo como Dios la ve. Porque como Dios la ve, pastor, imagínate cómo la ve que entregó a su hijo en la cruz, imagínate cómo la ve que cuando el hijo clamó con temor reverente al que lo podía librar y fue oído a causa de su temor reverente, no se negoció el rescate de mi hermana. Amados, cuando usted ve a la gente como Dios la ve, usted la va a amar. Es muy difícil. Amados, cuando una de las cosas, una de las cosas que el Espíritu hace en nosotros es iluminar nuestro entendimiento, cuando el conocimiento por el que vemos a las personas es del alma, es mental, siempre le vas a ver sus errores. Cuando la forma como vemos a las personas es espiritual, Dios siempre te va a mostrar sus virtudes y el valor que tiene para Dios. Cuando entendemos espíritu, alma y cuerpo desde la perspectiva de Dios, todo tendrá sentido. Creo que como generación, como una iglesia que se nos ha dado una palabra, se nos ha confiado una palabra, somos altamente favorecidos, levante su mano, diga, somos altamente favorecidos por oír lo que estamos oyendo. Porque muchos profetas y muchos justos adelaron oír lo que nosotros estamos oyendo hoy y no se les fue permitido, pero nosotros, por la gracia de Dios, oímos sin que esté velado para nosotros este conocimiento. De manera, amados, que la plenitud se refiere a la idea de experimentar llenura, satisfacción, placer, saciedad espiritual por causa de una comunión íntima con el Señor. Cuando usted desarrolla comunión con el Señor, siempre, siempre pensarás como completo. Usted sabe que desde que el hombre consideró ser como Dios, Satanás los tentó, les jugó una pasada. Porque dice la palabra, e hizo Dios al hombre, ¿cómo lo hizo? Y a su semejanza, Satanás los tentó con lo que ya ellos eran. Otra vez, Satanás los tentó con alcanzar lo que ya eran, pero qué pasaba, no sabían. Y la ignorancia es el estado de vulnerabilidad mayor que podemos experimentar. Por eso le dijo, que cuando comiereis, seréis como Dios, y ya Dios los había hecho a ellos así. Usted puede, yo no sé si a usted le ha pasado, que se da cuenta que tenía un billetico por ahí escondido y no sabía, y un día lo descubre, oh mira, justamente, lo haría Dios, bingo. Cuando tú posees algo, pero no sabes, siempre pensarás como necesitado. Y les dije al principio, Satanás tiene éxito engañando, porque él lo que hace es engañar. A los hijos de Dios no les hace falta nada, otra vez, no les hace falta nada. Porque ya les fue dado todo, porque si le dio al hijo, cómo le dará todas las cosas. Pero cuando nos hace pensar nuestra mente como necesitados, como vulnerables, entonces, somos caldo de cultivo para pensamientos, pensamientos, alma, mente, impropios, contradictorios. De manera que cuando usted está, desarrolla una conciencia de plenitud, hermano, usted es sólido como una roca. Aleluya. Cuando usted desarrolla una conciencia de plenitud, a usted no lo van a venir a engañar, ni a perturbar. Cuando usted desarrolla conciencia de plenitud, usted tiene paz en medio de cualquier adversidad. Y si hay algo que perturba al diablo, es verte en paz, en medio de una tribulación, de cualquier situación. Esto está firme, yo sé en quién he creído, yo sé que el tiempo presente no se compara con la gloria venidera que en mí ha de manifestarse. Yo sé que el tiempo presente, esta adversidad, produce en mí un eterno peso de gloria. Yo sé en quién he creído. Eso es lo que nos hace sólidos como una roca. La gente miente por necesidad. ¡Ay, que el Señor me perdone! Porque la necesidad está codificada interiormente, en la mente, en el alma. Hermano, hay personas, aquí hubo una política española poderosa, con un capital político tremendo, con una proyección tremenda, y la encontraron en un supermercado robándose unas cremas. Hermano, ¿tú piensas que esa mujer tenía necesidad? No, la necesidad la tenía ella. Es un impulso. Es un impulso. Hay personas que no tienen necesidad, pero les gusta pensar que tienen necesidades, porque la mente construye insatisfacción en ellos. Hay personas, la mente les evita que ofrenden, evita que abracen, evita que honren. Dice, ahí está, esta hermana está pasando por una necesidad. Bueno, cada quien tenemos nuestras necesidades. Él no tiene, pero él dice, yo tengo las mías. Dios le ha suplido todo. Dios ha sido fiel en todo, pero él dice, pero yo tengo las mías. No le puedo dar. ¿Y para qué es eso? Por si algo me ocurre. O sea, es una mente insatisfecha. No hay nadie más necesitado que aquel que piensa que cuando abunde es que puede dar. Es como el que dice, hasta que yo no tenga casa, carro, nevera, colchón, todo no me caso. No se va a casar nunca, a menos que nazca en una familia pudiente. Y aún así, los papás de los hijos, perdón, los papás de gente que tiene recursos, le dicen, no, no se lo podemos dar todo. Que vaya entendiendo progresivamente cómo se crece. En una oportunidad, ¿han escuchado la canción de Juan Luis Guerra? Dice que yo le envío mis avispas para que le piquen. Dios le dijo a Josué, yo voy a quitarte los enemigos en el desierto, pero no los puedo quitar todos de un momento. Porque si no, vas a estar ocioso, duermes hasta las diez, se levanta. Entonces, no, yo tengo que quitarlos progresivamente. Alguno te hará madrugada. Y cuando había un ejército que venía y era más poderoso, el Señor envió avispas. Ellos venían con espadas, con una cabalgadura fuerte, pero las avispas les picaban y los hacían huir. Era Dios defendiéndolos. Pero es necesario que nosotros pensemos desde la plenitud. Cuando el Señor nos dice, estáis completos, le está hablando al Espíritu de nosotros. Y ahí somos perfeccionados y somos transformados de gloria en gloria, de poder en poder, de victoria en victoria. Hermano, el que piensa desde la plenitud, se le cierra una puerta y dice, Dios me la cerró. ¿Por qué? Porque tiene otra más amplia, más buena, me da acceso a otras cosas. El que piensa desde la plenitud, escucha al gerente que dice, va a haber un recorte de plantilla y dice, él es la herramienta que Dios ha usado. Pero si no, va a usar a otros. Yo sé cómo mi papá cuida de mí. Hermano, la plenitud es un modelo de vida. A los hijos no se les puede decir, no te compro esto porque no hay dinero. Mamá, necesito unas zapatillas para el colegio. Cuando haya dinero, no se les dice eso. Ya te las compraremos, muy bien, lo apuntamos. Porque si no, ellos crecen con un sentimiento de escasez, con una esencia de escasez. Y nosotros no podemos decirle, no hay. Eso puede ser una razón para orar. Pero no podemos decirle, no hay. Porque Dios es nuestro cuidador. Ahora tenemos que ser buenos administradores. Tenemos que saber administrar las cosas para que en el día de no nos falte. Tenemos que ser fieles en la siembra, en el reino, porque eso es lo que va a generar. Porque el Señor nos da pan para comer y semilla para sembrar. Si yo me como la semilla, que es lo que tiene el poder multitudinario, el Señor nos da pan para comer y semilla para sembrar. Si yo me como la semilla, que es lo que tiene el poder multiplicador, entonces estoy anulando una cosecha. Pero no se trata de que el Señor nos mantenga a nosotros en un estado de escasez permanente. ¿Cuántos dicen amén? Hermanos, el alma de nosotros tiene que ser conformada a la imagen del Hijo de Dios. Nuestra fe es como una montaña rusa, baja, sube, baja, sube. Por eso esa fe no es útil. Gálatas 2.20 dice, con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo. Yo, alma, más vive Cristo en mi espíritu. Y lo que ahora vivo en la carne, ¿lo vivo qué? Lo vivo en la fe del Hijo. Hermanos, la fe del Hijo no cambia. La fe de nosotros es emocional. La fe de nosotros es circunstancial. La fe de nosotros es vulnerable, cambia, se goza cuando llega la buena noticia y se deprime cuando se va la buena noticia. Pero la fe del Hijo es una fe inalterable, inquebrantable, es una fe sólida, es una fe como Él oraba, Padre, gracias, porque yo sé que Tú siempre me oyes. Así ora el Hijo. Esa es la realidad que nos define a nosotros. Como comencé diciéndole, la necesidad es el área de mayor vulnerabilidad de una persona. Lamentablemente, en nuestros países, en América Latina, por la necesidad se prostituyen las niñas. Por la necesidad se prostituyen las niñas. Por la necesidad los jóvenes caen en redes de tráfico de drogas, de muchas cosas. La necesidad hace estragos. Bueno, Pastor, pero eso es una necesidad, sí. Es escasez de alimento, de ropa, de vivienda, pero hasta que eso no penetre en tu interior, no se le puede definir que es pobreza. Hay personas que en un ranchito le dicen a los hijos, escúcheme hijo, usted vive en este rancho, pero este rancho no le pertenece a usted, eso es una etapa de su vida. Es como un tren que pasa por muchas estaciones, y en esta estación de la vida te ha tocado vivir, pero usted no se relacione con estas latas, con este ambiente, usted nació para cosas mayores. Ese es alguien rico que está viviendo una etapa difícil de su vida. Yo conocí a una persona que le dieron, en la ciudad donde yo vivía, le dieron un baño en un terminal de buses, y él lo mantenía limpiecito, más limpio que el de cualquier casa, y cobraba la voluntad al que entraba. Cuando una persona llegaba de viaje iba a orinar y le dejaba ahí una moneda. Con esa moneda la fue montando y durante los años construyó una gran casa. Le pagó los estudios a sus hijos, sus hijos no tenían necesidad de ningún bien. Viajó con la familia a su país de origen, con todos. Hermano, porque eso se llama mayordomía. Cuando el Espíritu de Dios forma a Cristo en nosotros, en nuestra alma, y pasa a gobernar, pero si nos gobierna el alma, amado siempre, tendremos lástima de nosotros mismos. Es imperativo que entendamos como generación las riquezas que Dios nos ha dado en Cristo. Es imperativo que desarrollemos una conciencia de plenitud. Es imperativo porque si no hay personas que se someten a vejaciones laborales, porque dicen, es que si yo me voy de aquí, ¿dónde voy a ir? Y su dignidad la dejan de lado. No, amados, nosotros somos sustentados en el Señor. Ese empleo, ese negocio, eso es lo que Dios usa para sostenerte, pero no te va a dejar. No podemos someternos a un sistema que nos somete y nos degrada y nos humilla, porque es como si eso fuera el que nos sustenta. La vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando pases por las aguas, no te anegarán. Cuando pases por los ríos, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego, no te quemarás. Esa es la realidad que a nosotros nos gobierna. Es hermoso cuando yo escucho a mi Señor Jesucristo. Que Pilato le dice, ¿no me respondes a mí? ¿Tú no sabes que yo puedo dejarte en libertad? ¿O puedo condenarte? Él dice, no, no, no, no, no, no. Tú no tienes autoridad sobre mí. Mi reino no es de este mundo. Claro, por eso tú me ves que yo no estoy con una escolta militar y por eso no me tratas como rey, porque tus ojos están velados para entender lo que es el reino de Dios. O sea, tú eres un ciego, no te puedo explicar lo que es verde, rojo o amarillo, porque naciste ciego de nacimiento. Para percibir la riqueza del reino, tiene que sernos enseñado el Espíritu. Cuando dicen amén. Jesús nunca aceptó presiones de nadie en la tierra. Porque la vida, diga conmigo la vida, que depende de Dios, nada lo presiona. Imagínate, Pablo decía, a ver, estoy entre dos decisiones. Yo quisiera irme con el Señor y disfrutarlo a Él. Pero claro, por amor a los santos, prefiero estar aquí extendiendo el reino, afirmándolos, capacitándolos en esta realidad. De manera que en esta disyuntiva no sé qué es más bueno, qué es más bueno. Que el Señor decida, las dos cosas me dan placer. Si me voy, lo veo cara a cara, lo voy a disfrutar. Y si me quedo, entrenando a mis hermanos, afirmándolos, viendo crecer, viendo cómo desafían al imperio y a la muerte por medio de una verdad que se les ha revelado. Guau, eso sí es un deleite, eso sí es un gozo. De tal manera, mi amado hermano, que estoy seguro que ni la vida, ni la muerte, ni principados, ni potestades, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada me puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Hermano, eso es una mente sometida al Espíritu. Seguiremos con esta serie. ¿Cuántos están siendo edificados? Seguiremos aprendiendo juntos a Cristo. Seguiremos disfrutándolo. Siempre es un disfrute cuando Dios nos ministra. Siempre es un disfrute cuando entendemos este reino glorioso. Yo disfruto profundamente.