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CIUDADANO DEL REINO

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vamos a abrir las sagradas escrituras en el libro de Gálatas, capítulo cinco. En los versículos del diecinueve hasta el veintidós. Gálatas cinco del diecinueve al veintidós. ¿Están conmigo? Muy bien. Hoy vamos a ver un tema que le hemos titulado Ciudadanos del Reino. Tituladas también familias de reino. Y yo quiero hablarles un poquito acerca de las características de un ciudadano del reino. ¿Cómo es un ciudadano del reino? ¿Qué ocurre con los que son parte del reino de los cielos? ¿Cuáles son las características esenciales del corazón y de la vida de un ciudadano del reino? Y y esto voy a entrar ya en un momento en la explicación de este tema y también a la lectura de las sagradas escrituras. Dice la palabra de Dios en la carta a los Gálatas según el apóstol San Pablo. Dice la palabra de Dios así. Digo pues, me parece que Pablo era colombiano. Digo pues dice ¿No? Digo pues andad en el espíritu y no andéis y no satisfagáis perdón los deseos de la carne porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del espíritu contra la carne es y estos se oponen entre sí para que no hagáis lo que quisierais pero si sois guiados por el espíritu no estáis bajo la ley y manifiestas son las obras de la carne que son adulterio, fornicación, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas ¿Qué dice? Y cosas semejantes a estas, ¿De dónde está en la biblia? No fuméis, no dice no fuméis. Aquí está, cosas semejantes a estas. Acerca de las cuales ¿Qué dicen? Vamos, lean conmigo, ¿Qué dice? Os amonesto. Ya os lo he dicho antes. Que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Más el fruto del amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, ansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley, pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Versículos veinticinco y veintiséis dice andemos también por el espíritu no nos hagamos malagloriosos irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a otros. Vamos a orar soberano rey del universo yo quiero orar en esta mañana y pedirte que por favor hables a nuestro corazón. Señor que nos dé tu favor señor en este día. Te pido señor que por favor en esta palabra traigas revelación para que nuestra vida sea cambiada y transformada. Yo sé señor que la palabra es como un martillo y nuestro corazón ahora está en el yunque de tu espíritu señor para ser moldeado y formado por ti. Por favor señor permite que traigas una revelación de cómo debe vivir un ciudadano del reino de los cielos. Te pido también señor que me des misericordia para yo poder enseñar señor a tu pueblo sabiduría para poder enseñar lo que tú me mandaste a decir y te pido por tu iglesia que también des discernimiento para que reciban esta palabra la entiendan y también la puedan compartir con otros. En el nombre de Dios. Amén y amén. Bueno, por una causa de un tratamiento estoy usando una cosa aquí en los dientes, entonces, si a ratos me escuchan hablar así, disculparán, ¿No? A ratos es una cosita ahí que tengo en la en la en los dientes ahorita. Me los estoy haciendo crecer porque son muy chiquitos. Muy bien, vamos a ver lo que dice la Biblia. Quiero empezar primeramente en este momento, le pido a mi corazón que les compartiera. He aprendido en la vida que los hijos del reino son personas que han sido transformadas por el poder regenerador de su espíritu santo. Son personas transformadas y restauradas en la presencia de Dios en sus vidas. En el momento en que una persona eh le pide a Jesús que entre en su corazón no solo su nombre fue inscrito en el reino de los cielos fue grabado en el corazón de aquel hombre y mujer. Es decir, que ahora dondequiera que nosotros vayamos somos portadores del reino porque ahora el reino habita en nosotros. Porque el reino de los cielos es justicia. El reino de los cielos es paz. El reino de los cielos es gozo. El reino de los cielos es gracia. El reino de los cielos es vivir en el favor de Dios. Es vivir en fe. Es vivir en misericordia. Es ser bondadoso. Es ser lleno de generosidad. El reino de los cielos es pureza de corazón. El reino de los cielos es reconciliación. El reino de los cielos es libertad. Esto requiere, esto quiere decir que donde yo voy puedo ver la justicia de Dios. Porque el reino de cielos está en mí. Porque yo soy su hijo y pertenezco a este reino. Esto quiere decir que donde yo voy puedo traer paz conmigo a ese lugar. Pero también veo la paz alrededor mío. Las personas que solo ven conflicto en todo lado. Tenga cuidado porque a lo mejor el reino está siendo perturbado en su corazón. A pesar de lo que esté viviendo alrededor mío, aquel que sabe vivir en el reino de los cielos está con paz en su corazón. Porque ese reino habita en su corazón. No solo cuando yo muera iré al reino de los cielos, queridos hermanos, sino que el reino de los cielos ya vive dentro de mí el momento en que yo dejé de vivir para este mundo. Dándome la paz, dándome el gozo, dándome la gracia hacia los demás. El reino de los cielos me ha puesto favor con Dios. ¿Cuántos han visto cómo Dios los bendice en medio de todos estos tiempos que han sido tan difíciles? ¿Se han visto la mano de Dios con ustedes? Ese es el reino de los cielos con ustedes. El reino de los cielos se ha acercado a ustedes. Y también a mí. ¿Han visto también que Dios nos ha permitido vivir con fe y esperanza en un mundo que ya no creen nada? Es el reino de los cielos habitando entre nosotros. En el reino de los cielos que habita entre nosotros también nos ayuda a tener misericordia con las demás personas. Cuando nosotros tenemos el reino habitando en nosotros somos misericordiosos con los demás. No solamente esperamos que tengan misericordia con nosotros, sino que impartimos misericordia. ¿Se acuerdan lo que decía Pedro y Juan? De lo que yo tengo, eso te doy. Vamos, diga conmigo, de lo que tengo. Eso doy. El reino de los cielos cuando habiten nosotros, nos hace ser dadores. Amén o no amén. Amén. Escuché hasta acá, muy bien. Es que de lo que yo tengo es lo que doy. De lo que habita en mí es de lo que otorgo a otros. Yo no puedo dar nada de lo que no tengo. Ni presumir algo que no tengo, diciendo que lo tengo, pero a la final se nota que no lo tengo. Se va a notar. El reino de los cielos hace que yo viva en abundancia. ¿Se han visto? Acá hay gente que dice ser cristiana, pero solo vive en lástima. Quiere que todos le tengan pena. ¿Cómo estás ahí pastor? Sobreviviendo, sobreviviendo, como dijo Mercedes Sosa. El reino de los cielos es abundancia. Diga conmigo abundancia. Y cuidado, no estoy hablando esa doctrina media rara, ¿No? De que habla de abundancia mientras más yo estoy hablando aquí que el reino de los cielos si es de siembra, pero una siembra que se cosecha en abundancia. El reino de los cielos tiene que ver con generosidad, con saber dar, antes que pedir. Porque el señor dijo que nosotros somos más bienaventurados cuando antes que cuando y entonces el reino de los cielos tiene que ver con dar no solo de lo que yo soy. Ese es el reino al cual pertenecemos. El reino de los cielos tiene que ver con pureza. Porque los ojos del puro dice todas las cosas para él son puras. En la carta a Tito capítulo uno verso quince dice que para el puro las cosas que ven son puras. Pero cuando el corazón ya está corrompido, está sucio, todo lo que vemos todo lo que vemos le parece mal, malicioso. Alguien habla de pronto una palabra y el otro ya la toma en doble sentido. El reino de los cielos no es truanerías. Truanería se significa cuando alguien habla todo el tiempo haciendo chistes en doble sentido. Sentido. A ver si me vuelve emocionado. El reino de los cielos tiene que ver con reconciliación. ¿Cómo es eso que yo digo que soy ciudadano del reino, que he nacido de nuevo, que soy cristiano, pero no perdono. Eso si no me pida pastor. Yo a ese no le perdono nada. Gloria a Dios. Hijo del diablo no. El reino de los cielos es reconciliación tiene que ver con paz tiene que ver con libertad pero no es la libertad que me hace a mí hacer lo que a mí me viene usted lo ha dicho sino que tiene que ver con una libertad que no me deja ser prisionero de mis propias pasiones bajas están conmigo entonces yo soy parte diga con yo soy parte de un reino poderoso. Dele la gloria al señor por eso. Esto quiere decir que donde yo voy voy a instaurar el reino al cual fui llamado a predicar. No es lo mismo, hermanos queridos, recuerden, a veces la gente dice, no, es que a mí me gusta tener paz y ser feliz. Dios nunca dijo en la Biblia que nos va a ser felices. Cuéntenme un versículo que dice Dios y los hombres. No, no dice, pero sí dice el Señor que nos dará gozo ¿Qué diferencia hay entonces entre el gozo y la felicidad? La Biblia dice que el gozo del Señor es mi fortaleza. ¿Qué quiere decir eso? Que yo voy a pasar por situaciones que a veces van a ser muy difíciles y críticas pero nadie va a robarme del gozo. Yo voy a estar contento y voy a tener contentamiento, escúcheme bien, no se llama resignación, se llama contentamiento. Hay dos cosas completamente diferentes. La una es resignación, eso se vive aquí en este mundo. Ay, pues, ¿qué más toca? No, pero en el reino hay gozo y hay contentamiento, quiere decir que yo recibo lo que viene y lo recibo de buena gana porque sé que Dios está conmigo y aún en el momento más crítico Dios se va a glorificar en mi vida. Ese es el reino al que pertenezco. No solo cuando yo muera iré a ver el reino, yo ya vivo en el reino. ¿Cuántos dicen amén? Entonces, no es lo mismo felicidad que gozo. La felicidad tiene que ver con las situaciones de la tierra, del diario vivir, que son temporales, pasajeras. Hay momentos de dicha y felicidad, pero el que tiene gozo permanece para siempre. Mientras que el gozo tiene que ver con la relación que yo tengo con el Espíritu Santo, que a pesar de una mala noticia, voy a tener gozo, según lo que dice la palabra. A pesar de los momentos difíciles, el gozo del Señor será mi fortaleza. La felicidad, ¿no? La felicidad es un momento de diversión, es egoísta, piensa solo en mí, pero el gozo nos da la fuerza a enfrentar la aflicción, el gozo nos da la fuerza para poder disfrutar los momentos difíciles y también los momentos buenos, el gozo es el que nos ayuda a vencer la tristeza, y dice la palabra, yo cambiaré mi tristeza, ¿Por qué? Por el gozo de Dios, yo voy a cambiarla, porque hijos del reino, quiero decirles en esta mañana, todo lo que somos o deberíamos ser, es un reflejo de las características de un ciudadano que ha nacido de nuevo, que es parte del reino de los cielos, donde nos encontramos, llevamos a nuestro reino con nosotros, somos parte de aquellos que generan cambio, somos los que son cambiadores de circunstancias, son aquellos que cuando oran saben que los cielos se conspiran con él para cambiar las situaciones aquí en la tierra. Los que son ciudadanos del reino viven en otra dimensión, hermanos. Bueno, sigo hablando en forma metafórica, por favor. Sí, porque ya algunos sí tienen cara de extraterrestres, y dicen, a ver si ha sido cierto que estamos en otra dimensión. Hermanos queridos, escúcheme bien, hay unas características del ciudadano del reino, y yo quiero que me acompañe un momento a las escrituras, y voy a hablarles por qué nosotros tenemos que aprender a vivir bajo esas características de un ciudadano del reino. Vamos a ver, dan hasta capítulo cinco, verso dieciséis, dice, digo pues, anden en el espíritu, y no sacien los deseos de su carne. La primera cosa que tiene como característica un ciudadano del reino, es que busca saciar al espíritu de Dios con su vida, pero no saciar su propia carne. Cuando hablamos de carne, ¿de qué estamos hablando? A ver, ¿de qué estamos hablando? Cuando hablamos de carne, estamos hablando de un sistema, de una manera de vivir que tienen los ciudadanos de este reino, de este mundo. ¿Se acuerdan? Jesús dijo que hay dos reinos, y él dijo, yo no pertenezco a este reino, ¿no es cierto? Entonces, los que viven bajo la carne, son aquellos que están, hermanos queridos, influenciados por lo que ellos piensan, por lo que ellos creen, por lo que ellos sienten. La palabra carnal, en sí, en las Escrituras, se traduce como palabra almático. ¿Qué quiere decir almático? Que él hace, con su vida, lo que su alma quiere. Entonces, él tiene pensamientos por encima de los pensamientos de Dios. Él tiene sus emociones por encima de lo que Dios piensa o siente. Y él tiene su voluntad subyugada a su propio criterio, y no a la obediencia a Jesús. La persona almática no es una persona mala. No, no es mala. Solamente es que no ha sido regenerado por el Señor. O son aquellos que ya se convirtieron y no dejan al Espíritu que los gobierne. Hay dos razones para ser carnal o almático. Número uno, es de que usted no ha nacido de nuevo. Número dos, es que ya nació de nuevo, pero no deja que el Espíritu Santo lo gobierne. ¿Sí me hago entender lo que quiero decir? ¿Están conmigo? Entonces, dice la palabra, digo, pues, anden en el Espíritu. ¿Qué quiere decir eso? Dejen que el Espíritu los gobierne. Si el Espíritu Santo nos gobierna, más adelante vamos a ver cuáles son esas características. Nuestra vida va a mostrar a Jesús dondequiera que estamos. Porque somos ciudadanos de ese Rey. Entonces, pero nosotros si, en cambio, nos centramos en satisfacer los deseos de mi propia carne, siempre voy a querer lo que yo deseo y lo que yo quiero. Impongo las cosas. Miren, eso se llama egoísmo. Mi felicidad por encima de la felicidad del otro. No me importa lo que el otro crea, lo importante es que yo me sienta bien. ¿Están conmigo? Y si alguien le reclama algo, por favor, no me llenes de tanto argumento. Me vas a sentir, hacer sentir acusado. Y Dios no juzga a nadie. ¿Si han escuchado eso? Dios no juzga a nadie. ¿Quién les ha dicho que Dios no juzga a nadie? El Señor dice en su palabra que un día vamos a ser juzgados. Los cristianos en el tribunal de Cristo y los que no se han convertido en el gran trono blanco. Pero un día va a haber juicio. No podemos andar en la vida ignorando que Dios no juzga. Dios sí juzga. Sino que su justicia es superior a la nuestra. Es muy distinta a la nuestra. Pero nosotros tenemos que saber que el ciudadano del reino no anda bajo los deseos de su carne. Entonces aquí dice que las características de los ciudadanos de este reino, hay unas características que dice aquí, que vamos a encontrar que tienen los ciudadanos de este reino. La segunda cosa que dice aquí en el verso diecisiete es porque el deseo de la carne siempre va a ser enemigo contra los deseos del espíritu. El espíritu nos va a hacer llegar siempre a tener dicha, gozo, paciencia, benignidad. Pero el deseo de mi carne se va a ir en contra de todo lo espiritual. Por ejemplo, yo les hago una pregunta. ¿A cuantos les cuesta levantarse temprano para venir al culto? Gloria a Dios, ¿no? ¿No? Esos son los deseos de su carne. A los que andan así ¡Ay, Señor! Así se enrollan así como, ¿no? En la sábana, así parecen un anuelo de piña. Y esos que no les gusta levantarse ¡Ay, Dios mío! Es que no, no, no. Yo me levanto, ya mismo me levanto y está así enrollado y dice ¡Te reprendo, sabanaz! Dice así. Y no se para nunca. Y ahí está enrollado, ¿no? Ahí está queriendo ganar ¿quién? Siempre. ¿No está? Pero ¿para qué te vas al culto de las siete si hay uno a las once? Quédate hijo mío, le dice. Y uno dice ¡Ay, Dios! Me está hablando, dice. ¡Gloria a Dios! ¿No? ¿Esos son los deseos? Nuestra carne quiere seguir descansando está cansadito, qué sé yo. Su carne le dice ¡Haga eso! Pero mi espíritu me dice ¡Oh, Señor! Mi primera hora es para mi rey. Yo me visto con todo y sueño, con todo y lagaña. Me voy para allá, a la casa de Dios. Y entonces mi espíritu me empieza a empujar por encima del deseo de mi carne. ¿Están conmigo? Lo pongo de otra forma. Están entre amigos, familia, hacen una fiesta, todos están ahí bebiendo y usted cristiano. Y van y le dicen ¡Hombre! Aquí nadie te ve, no está tu pastor le dice. Sí, así son, ¿no? Son unos diablos, demonios horribles. Y uno dice ¡Sírvete nomás, sírvete! Y uno dice ¿En verdad? No, pues Dios dice ¡No, no sombreguéis! No dice nada, que no tome un hit. Así que ¡Échale, vampiro! Y se la pega. ¿No? ¿Quién está ganando ahí? ¡Es mi carne! Porque mi carne quiere agradar a la gente de este mundo. Que no hay que quedar mal con la familia, por Dios. Pero mi espíritu me va a decir siempre ¡Ey! ¡Pancho! ¡Ya pues! ¡Ya naciste de nuevo! ¡Marquito! ¿Qué pasó? Ese es el momento donde vas a dar testimonio. Que si el resto quiere beber, que lo hagan. Pero tú, muestra a Cristo. ¿Están conmigo? Y entonces la carne siempre va a estar en contra ¿de quién? ¡Del Espíritu! Porque la carne quiere complacerlo a usted. Y así puedo seguir en los diferentes deseos de la carne. ¿Qué son? La vanagloria de este mundo. No, la vanidad de este mundo. ¿No? El darle rinda suelta al tema sexual. El deseo de la carne lo lleva a que usted siga siendo esclavo de sus propias pasiones. Pero el Espíritu va a estar en contra de ese deseo de la carne. Y entonces dice la palabra del Señor que estas dos cosas se van a oponer el uno con el otro para que no hagan lo que ustedes quieran. El Espíritu siempre va a oponerse a lo que usted no debería hacer. Miren, alguien una vez me dijo esto Pastor, ¿está mal tomar una cerveza cuando como un cevichito? Y yo le hago una pregunta. ¿Por qué me lo preguntas? Me dices que no sé no quisiera dejar de agradar a Dios. ¡Qué buena corazón de esa persona! Cuando él me dice eso, yo le digo, ¿qué te dice el Espíritu cuando tú me preguntas eso? Que no lo haga. Pues, ¿pa' qué me preguntas? Le digo. Ya el Espíritu te está diciendo no lo hagas. ¿Sí me hago entender? Hay alguna persona, por ejemplo, que puede estar luchando con cualquier otra cosa y pregunta siempre para ver hasta dónde Dios cede. Es como esos hijos malcriados, ¿no? Y el papá dice, no te doy permiso más de las siete. Siete y cinco dice. No, a las siete digo. Siete y cinco, dice. Y el papá dice, ya, ya, ya, siete y media dice. Y a veces creemos que Dios es igual. Negociamos con Dios, infringimos su palabra y creemos que Dios negocie con nosotros. Sólo hasta hoy, Señor, sólo hasta hoy. Hoy, hoy acaba esto. Y seguimos queriendo darle lugar a nuestra carne. Entonces, dice la palabra del Señor, ¿no? Verso dieciocho. Si somos guiados por el Espíritu, ya no estamos bajo la ley. Y aquí hay que tener cuidado. Escúchenme bien con mucha atención. He escuchado muchas enseñanzas que ya aquí en Gálatas se está anulando la ley de los mandamientos del Antiguo Testamento. Y Gálatas no está hablando de la ley de los mandamientos del Antiguo Testamento. Gálatas está hablando de la ley de la carne que quiere gobernar sobre la ley del Espíritu. Tiene una correlación con el capítulo ocho y el capítulo nueve del Libro de Romanos donde Pablo dice, ¿no? Que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha dado a mí libertad de la ley del pecado y de la muerte. Hay una ley en mis miembros, decía Pablo, que siempre me va a empujar a hacer lo que no quiero. Pero hay una ley del Espíritu que me va a decir a mí, ¿cómo debo vivir? Entonces Pablo cuando está hablando con los Gálatas no está hablando aquí de la ley de Moisés sino la ley de su propia carne. Entonces él dice, usted no está sujeto bajo esa ley. Y manifiestas son las obras de la carne. Aquí vamos ahí con la lista. Voy a ir acelerando un poquito. ¿Cuáles son manifiestas? ¿Qué quiere decir esto cuando Pablo dice y manifiestas son las obras de la carne? ¿Qué quiere decir? Número uno que a la gente que todavía no se deja gobernar por el Espíritu, se le va a anotar estas cosas. ¿Están conmigo? Van a ser visibles. Van a ser notorias en las personas que están rechazando a vivir bajo la ley del Espíritu bajo la ley de Cristo va a anotarse siempre que esta ley de la carne va a gobernar. Vamos a ver cómo está distribuida esta ley. Hay algunos preceptos de este reino, de este mundo. Por eso Jesús dijo, mi reino no es de este mundo. Entonces, ¿cuáles son? Vamos a ver la lista. ¿Me puedes ayudar? Muy bien. Aquí dice el reino de este mundo tiene ¿cuáles son las características? Número uno un corazón adultero tiene que ver con ese corazón que está pensando en cometer adulterio, no solamente con el que ya cometió adulterio. ¿Sí? Porque hay hay caballeros que no no han cometido adulterio, pero sí están a veces pensando y luchando con una idea de hacerlo. Y a veces son crueles, de verdad, no ustedes, pero otros de otros iglesias, hay personas, hombres que están pensando, señor, ¿y si se muere pronto? ¿Con quién me caso? ¿Será de casar? No, pues esta vez voy a escoger bien, dice. Un error no se comete dos veces, dice. Y empieza a maquinar en la cabeza cosas. ¿Saben qué dijo Jesús? Que el adulterio no solo se comete en el acto sexual, sino también se comete, ¿en dónde? En el corazón. ¿Aún siendo cristiano luchas con la pornografía? Eso es adulterio. ¿Te encanta andar viendo mujeres voluptuosas en tus redes sociales? Eso es adulterio. Sí, hay gente que dice, no, gloria a Dios, dice, ve cómo está el mundo tan sucio, dice, ve, terrible el mundo. Y anda viendo ahí cochinadas.com ¿Eso se llama? Diga conmigo. Igual mujeres, es lo mismo. Quizá las mujeres no están viendo de las nachas a los varones, pero hay un asunto. Ay, pero tan lindo que me hubieran salido los hijos y me casaba con ese, dice. Y es otra manera de cometer adulterio. ¿Están conmigo? Entonces el Señor dice que esto es una manifiesta obra ¿de qué? De nuestras pasiones de la carne. ¿Cuál es la segunda? Fornicación. ¿Sí? Viene de la palabra, ¿saben ustedes? Fornicación viene de la palabra griega porneia. Así que fornicación es un acto sexual fuera del matrimonio. Y no solamente el que lo comete, sino también el que lo consume visualmente. Hay una esclavitud de pornografía. Hay unas estadísticas terribles que aun la gente de fe casi el 35% de las personas que tienen fe y aman a Dios luchan con este hábito terrible. ¿Saben qué quiere decir de cada 10? Tres. Es un asunto terrible el que estamos Y entonces, claro, nosotros pensamos, no, mientras no lo cometa afuera y solamente pase en el secreto mío de mi habitación y mi celular entonces no es pecado. Pues Dios lo llama pecado. ¿Están conmigo? Vamos a seguir. ¿Cuál es el que viene? ¿A qué se refiere eso? A todos los pensamientos que tienen que ver con qué? Con un corazón que está ligado a pasiones bajas. Todavía estamos en el tema sexual, inmundicia. Déjenme ver cómo lo traduce aquí. Regálenme un segundito. Voy a leérselos aquí, a ver. Recículo diecinueve, ¿verdad? Permítanme un segundo. Dice aquí sensualidad y pasiones sensuales de muy baja moral. ¿Qué quiere decir eso? Inmundicia tiene que ver con todo lo que es sensualidad. Escúchenme bien que lo que voy a decir lo voy a decir con mucho respeto y con mucha honra a todos los presentes y a las damas presentes. Pero la manera en cómo nos vestimos también habla de cómo está nuestro corazón. La sensualidad es ese tema de ser provocativos para otros. ¿Se han dado cuenta? Hay personas que no miden esa parte y los sensuales no sólo son los que se visten mal sino los que miran de una manera incorrecta. ¿Están conmigo? Entonces, sensualidad no solamente tiene que ver de aquel que no tiene cuidado de la forma en cómo se presenta sino también de aquel que mira de una manera incorrecta. Sensualidad. Y yo veo que algunos cristianos todavía somos sensuales. Sensoriales, quiere decir nos dejamos llevar por nuestros sentidos. ¿No? Y hasta bailan. Si hay un movimiento así los he visto. Sexy, ¿no? Y de verdad nos reímos, ¿por qué? Porque a lo mejor lo hicimos, lo bailamos. Y hay un tema allí que cuando nosotros no corregimos esos hábitos la ley de este mundo de este reino sigue imperando en nuestro corazón. ¿Qué más dice aquí? ¿Cuál es la sirvia? No es la sirvia, es la siria. Tiene que ver con la codicia de los ojos. ¿Qué más? Miren, si se dan cuenta, los primeros cuatro tienen que ver con el tema sexual. Los primeros cuatro. Y luego dice, ¿qué más dice? Idolatría. ¿Qué más? Hechicería. Hechicerías. ¿Qué más? Enemistades. Enemistades, vamos a ver. La palabra idolatría tiene que ver cuando nosotros ponemos a algo o a alguien por encima de Dios. ¿A qué le dedicas más tiempo? ¿A qué le dedicas adoración? ¿A qué le dedicas tanto respeto y un amor sobrenatural? Eso es tu Dios. Eso es idolatría. ¿Qué más? Luego dice hechicería, ¿no? La palabra, ¿sabe cómo se pronuncia también en griego la palabra hechicería? Con fascinación. Aquellos que les gusta fascinarse por cosas que tienen que ver con el tema del tienen que tener cuidado. Hay personas que todavía siguen creyendo en que ya estamos en Cristo pero por si acaso pasa del huevo, dice. Ya estamos en Cristo pero refrígale el cuy, ¿no? Y empezamos a hacer prácticas que se suponen que ya no deberían ser prácticas de un ciudadano del reino. Ajá. Nace el bebé y enseguida le ponen manilla roja para que no lo gendis. Pero, ¿sí me hago entender lo que estoy diciendo? Son tradiciones de nuestro pueblo, de nuestra tierra, de nuestra gente, pero que no tiene nada que ver con Dios. Tiene más que ver con hechicería. Ay, Señor, dice, necesito conocer tu voluntad. Voy a ver si alguien me lee el café, el cigarro o el chocolate. Hechicería. ¿Están conmigo? ¿Alguien sabe lo que es la quiromancia? Cuando le leen, le leen las cartas, el oro, y a ver, ¿todo eso qué andan haciendo ustedes? Dios mío. Arrepiéntanse en el nombre de Jesús. Entonces, ¿qué más? ¿Qué dice? Enemistades. ¿Qué más? A ver, ¿cuántos de nosotros ya somos parte del reino y todavía dice, es que yo no voy a tal lugar porque ahí va a estar doña Pepita? Y yo con esa señora no me hablo. Eso es parte de este reino. Pero si somos ciudadanos del reino, tenemos que hacer morir esas cosas. ¿Están conmigo? ¿Sí? ¿Qué más? Pleitos. Hay gente que es peleona. Por todo anda peleando. Sí. ¿Me pueden servir un cafecito? Dice, ya, le pasan el cafecito. Ya sin azúcar. Por todo pelea. ¿Qué le cuesta pararse y coger un poquito de eso? Pero quiere. Se llama Armando Bronca, se llama el hermano. Hay gente que pelea por todo. Y eso tiene que ver con el reino de este mundo. ¿Qué otra cosa? ¡Celos! Sí. Hay gente que es celosa por nada. Yo sé que es difícil no provocar celos cuando uno es tan guapo, ¿no? Pero pero ya en Cristo, esas cosas no deben pasar. Hay un antídoto contra los celos, se llama la confianza. Y yo confío en Dios antes que en la otra persona. ¿Están conmigo? Sí. ¿Sigo? Sí. Seguimos. A ver, ¿qué más? ¡Idas! Hay pastores que yo no sé, me muero de idas, dicen. No sé controlar las idas, dicen. A mí me mata la idas cuando la gente no lee la Biblia. ¿Se da cuenta que hay gente que se muere de idas por algo espiritual? ¡Qué idas que no se apuran para ir a la iglesia! Cuidado, pues la ida no tiene que ver con nuestro reino, tiene que ver con el gobierno de este mundo. Y actuar con ira, pues, siempre va a provocar pecado. Por eso el Señor dice en su palabra, ¡Airaos, pero no pequéis! Y luego de ponernos llenos de iras, a veces quedamos enojados, pero el Señor dice, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, porque eso le va a dar lugar a ¿quién? ¿Cuántos quieren que el diablo vive en su casa? ¡Pero siguen de amistad en la casa! No, yo no le voy a hablar de mi hermana siquiera, dice. Diablo, está diciendo, diablo, ven y gobiérname. Así está diciendo. Usted no lo dice verbalmente, pero con sus acciones lo hace. Así que si hay un problema, arreglémoslos pronto, ya. No dejemos pasar el tiempo. Que no se ponga el sol sobre vuestro... ¡Seguimos! Dice la palabra, ¿qué más? ¡Contiendas! Tiene que ver con esos rencillosos, ¿no? Que andan armando peleas. ¿Sí? La Biblia dice que hay seis cosas que abomina Jehová y aún siete abomina su alma. Y una de ellas es el que causa distensión entre hermanos. Hay personas que provocan broncas con otros. Ellos nunca se meten en las peleas. Pero son de esas personas que vienen y te lanzan dardos así. Yo de vos no me dejo, dice. Y se va. Y deja una bronca allí. ¿Se ha visto? ¿Sí? Si hoy vino al culto, no lo vean, por favor. Déjenlo que sea libre. ¿Qué más? Disensiones. Tiene que ver con lo mismo. Herejías. Personas que hablan tomando el nombre de Dios en vano. Aquellos que le atribuyen a Dios cosas que no son de Dios o que le restan a Dios cosas que sí le pertenecen. Eso se llama herejía. Entonces cuando alguien empieza a quejarse de lo que Dios hace o de lo que Dios dice en su palabra está cometiendo una herejía. ¿Saben cuándo también tenemos el riesgo de cometer una herejía? Cuando nosotros no leemos la palabra. Y nos atrevemos a predicar a otros que han leído. Entonces terminamos torciendo las Escrituras. Eso también se llama herejía. ¿Qué más? Envidia. También a veces eso consume el corazón. La envidia es cuando yo anhelo la vida del otro pensando que es mejor que la mía. Eso tiene que ver con envidia. Estar anhelando lo que otro tiene. Y en vez de alegrarse porque al otro le va bien, está así todo el enojado, furioso porque al otro le va bien. Eso se llama envidia. La vez pasada cuando cambiamos de carro, ¿no? Yo dije, Señor, guárdame toda envidia. Sí, de verdad. Era un carrito usado, modesto. Pero a veces la gente puede decir, ay, del pastor, ya cambió. Míralo. Eso se llama envidia. ¿O cuántos también a veces mueren de envidia cuando ven en Facebook que todas sus amistades dicen, aquí en Walt Disney, ay, ¿yo por qué no estoy en Walt Disney? Lucho, ¿por qué no me has llevado? Y yo doy una bronca con Lucho. Por pura envidia. ¿Están aquí conmigo? Está bien anhelar mejores cosas, pero otra cosa es cuando ya mi corazón no tiene paz porque al otro sí le va bien, y a mí no. Por esa razón. ¿Qué más? Homicidios, borracheras, orgías. Aquí está, homicidios, dice en la primera carta de Juan que cuando yo odio a una persona ya he cometido homicidio. Cuando no perdono ya estoy cometiendo homicidio. Sí, homicidio es asesinato, ¿no es cierto? Cuando uno mata a otra persona. Espero no me censuren en Facebook, pero cuando tiene que ver con eso, eso se llama homicidio. Y cuando lo hago dice, borracheras, aquí hay un problema. ¿No? En naciones como la nuestra, el alcohol se ha convertido en un nexo social donde la gente cristiana y no cristiana cree que siempre tiene que haber alcohol en las reuniones. Y ahí es donde hay un problema. La palabra no dice nada cuando no, de verdad, voy a hablar con mucho cuidado, con temor y temblor, y le voy a decir tres cosas. Primero, cuando yo me convertí a Cristo, antes de conocer al Señor, yo era deportista y todo el tiempo siempre me mantenía en un régimen muy de cuidado, pero también en una temporada de mi vida la gente empezó a invitarme a beber, y yo probé el alcohol. Pero yo venía de muchas generaciones de alcohólicos en mi casa. Mis abuelos, mi abuelo, mis abuelos, mi abuelo, mi padre, y ahora yo. Y un día dije, no más. Cuando yo conocí a Cristo fue todavía con mayor valentía que pude parar eso en mi vida. Un poco tiempo me duró, casi unos meses. Y recuerdo que eso se volvía tan parte de nuestro círculo que cuando uno deja de practicar estas cosas, la gente ya deja hasta de invitarte. Ya no te invitan. Ay, ¿por qué no te invitan? Es que tú no bebes. ¿A qué vienes? Pero póngale cuidado. Alguien que ni siquiera teme a Dios te dice a ti, cristiano, que si temes a Dios, que no te van a invitar a una fiesta donde todos van a emborracharse porque tú no lo haces por causa de tu fe. Y tú estás triste porque no te invitan. ¿Sí me hago entender? Bienaventurados aquellos que por causa del Señor son vituperados. ¿Qué quiere decir eso? Que la gente los menosprecia, se burla de ellos. Pero en cambio, cuando nosotros queremos agradar más al hombre, vamos a buscar de alguna manera acoplarnos a lo que los demás hacen. Hermanos queridos, si la borraquera no es un problema, si la borraquera no es un problema suyo, pero lo fue, tenga cuidado. Yo tomé una decisión cuando dejé de beber para siempre. Mi decisión es nunca más beber. Y ahora, claro, estoy delante de amigos, y muchos amigos míos están tomando vino, y a mí me gusta el vino, en especial en la Santa Cena. Pero en esos momentos me suelen decir sírvete. Y muchas veces yo veo cómo me están mirando. Si me miran con cara así como me están mirando ustedes ahorita, yo digo no, muchas gracias. Pero, por favor, es un poquito para bajativo, dicen. Y yo digo gracias. Gracias. ¿Por qué? Porque Pablo dijo yo soy esclavo de la conciencia del otro. Esa es la ley de mi reino. No lo hago porque para mí esté mal. Lo hago porque sé que para el otro ya lo que voy a hacer está mal. Y preferible no lo hago. Pero a veces estoy con mi esposa en una noche romántica y le invito a una copa de vino. Hoy cae la paz, dijo. Y cuando hago esto es porque estoy en un ambiente donde sé que mi esposa sabe que yo no soy ningún borracho. ¿Están conmigo? Pero a veces nosotros decimos ¡qué me importa lo que el mundo piense! ¡Esta para acá! Esa JW. Johnny Walker, ¿no? Y entonces ahí hay un problema. Mi corazón todavía quiere seguir agradando a la carne. Quiero agradarme a mí, quiero agradar a los otros, no quiero ser rechazado. Quiero caer bien. Aún sigo siendo ciudadano de este reino. Quiero que vayamos a la siguiente para terminar. Dice la escritura aquí que las características del ciudadano de este reino en cambio son el fruto del espíritu. ¿Y cuál es el fruto del espíritu? ¡Lea conmigo! Hasta ahí. Si usted es ciudadano del reino, usted su corazón va a ser lleno de amor por las personas. Va a aprender a amar y va a amar, porque su esencia ya es amor. ¿Si se ha dado cuenta que hay personas que son tan llenas de amor que solamente un abrazo de ellas te estremece? Hay personas así, ¿verdad? Y eso tiene que ver con la presencia de Dios en tu vida. Porque es el espíritu de Dios el que gobierna ahora tu corazón. Ya eres ciudadano del reino. Diga conmigo, ¿soy ciudadano del reino? Lo segundo es que dice que va a haber gozo en tu vida. Hay un gozo que no lo vas a poder parar. Nadie lo va a detener. El diablo te va a querer quitar el gozo. Toca tus finanzas y vos dices, no importa, ahora veré a Jehová allí, en medio de la escasez. El diablo ahí, toca tus hijos y tú dices, hoy Dios se glorificará en mi casa, porque ese hijo que se me está volviendo rebelde, mañana estará sirviéndole al Señor. Yo lo sé. Nadie te va a robar el gozo. Toca tu salud. Alguna situación ocurre y tú dices, Señor, cuán maravilloso fuiste conmigo en todas esas situaciones, en el quirófano, en el tratamiento, en todo. Te he visto tu mano. He visto cara a cara a Dios. Y Dios me ha librado de la muerte. Entonces, nadie robará tu paz, porque la paz que viene de parte del Señor va a sobrepasar todo entendimiento. Nadie podrá robar tu paz. Y tú vas a tener paz en tu corazón. No quiere decir que no van a haber problemas. Habrán problemas, pero nadie robará tu paz. El ciudadano del reino va a llevar dondequiera que está paciencia. Hoy en día la gente es demasiado impaciente. Todo el mundo quiere hacer las cosas rápido. Hasta cuando oran, dicen, Señor, respóndeme, Señor, tengo paciencia, pero dámela ya. Nadie podrá robar la bondad de tu corazón, porque sobreabundará en tu vida esto. Nadie podrá robar la gentileza, que es la benignidad que dice la Escritura. Nadie podrá robar en tu corazón la fidelidad a Dios. Cuando eres parte del reino de Dios, tu vida va a tener una fe incomparable. Vas a confiar en Dios, vas a creer en el Señor. ¿Sí o no? Pero esto no lo haces tú con tu fuerza. Necesitas del Espíritu Santo en tu vida. Por eso en el inicio de esta enseñanza empezó a decir, anda en el Espíritu. Tenemos que caminar en el Espíritu. Otro día alguien me decía, Pastor, quisiera que usted nos ayude. Hay una situación, un grupo de amigos por ahí. Dices que fulano no se llama con fulano, y allá él de acá está hablando mal de él de allá, y pasa esto en este grupo y está pasando esto, y ya son llenos de ira, todos se pelean y todo. Rápidamente uno que es ciudadano del reino, ¿qué identifica cuando le dan todas esas características? En ese lugar el reino de los cielos no está gobernando. Hay otro reino ahí. El Señor también traerá una paz que sobrepasa entendimiento, pero también una mansedumbre a la hora de actuar. Yo he escuchado a la gente que dice, hermanos, es que hay que ser manso, pero no... Ya ven. Se han escuchado eso, ¿verdad? Eso lo dice la Biblia. A veces por ser manso vas a pasar por... Pero la gente no sabe cuán poderosa es la mansedumbre. Es tratar las cosas sin alterarte, de no dejar que nadie te turbe. Tener paz en tu corazón. Los demás te pueden provocar y tú estás ahí tranquilo. Ok, ok, vamos a solucionarlo. ¡Ay, qué bruto! Diceste como no pego un carajazo. ¡Párate, ponte en pie, grítalos! Y tú dices, no. Así no se arreglan las cosas. Nadie te quita esa mansedumbre. Cuando uno es parte del reino actúa diferente hasta cuando maneja el carro. Actúa distinto cuando juega fútbol. ¿Se ha visto a los cristianos que juegan fútbol? Son bien hacheros. Ellos con el cuento de que es mejor dar que recibir, dicen. Y dan. Pero diga conmigo, yo soy ciudadano del reino. Mi reino no es de este mundo. Nosotros somos gobernados nosotros somos gobernados por el Espíritu Santo. ¿Cuántos dicen amén? Dele la gloria al Señor esta mañana. Póngase de pie, por favor. Póngase de pie. Ahora, este mensaje termina haciendo una invitación a vivir en el Espíritu. Y la invitación tiene que ver con esto. Pero los que son de Cristo recuerden que ustedes ya han crucificado su carne. Quiere decir que tienen que hacer morir las obras en su vida. Las pasiones que los gobiernan, los deseos que los están gobernando, ya no tienen que gobernarnos más. Tenga dominio propio. Aprenda a dominarse. Aprenda a gobernarse bajo el poder del Espíritu Santo. No deje que el diablo lo gobierne. Miren, si el diablo gobernó la boca de Pedro para decirle a Jesús lo que le dijo. El diablo, dicen, entró y gobernó en el corazón de Judas, de uno que caminó con Jesús por años. Nosotros también venimos caminando con Dios por años y podemos traicionarlo como Judas. Porque el diablo puede llenar nuestro corazón. Si no nos llenamos del Espíritu, otro va a llenar el corazón nuestro. Por eso es una obligación al ciudadano del reino. Se ha dado cuenta que usted puede ser de cualquier ciudadanía. Pero si usted llega a un país, usted se somete a las leyes de ese país, ¿sí o no? ¿Sí o no? Dice la Biblia que todos nosotros somos extranjeros y advenerizos. Nosotros no somos parte de este mundo. Somos extranjeros aquí. Porque somos conciudadanos del reino de los cielos. Somos parte de un reino inconmovible, un reino de poder, un reino de gracia, de favor, un reino de misericordia, un reino que echa fuera demonios, un reino al cual los demonios se les sujetan. Somos parte de un reino que ve sanidades, que ve milagros. ¡Sí! Somos parte de un reino mucho mayor y superior a lo que este mundo puede darnos. Por eso no podemos perder de vista las leyes de nuestro reino. Dios te está invitando a que viva bajo su palabra la ley de este reino, del reino de los cielos. No de este reino que siempre va a querer complacer tus deseos. Es una lucha constante. Pero acuérdate, ya has sido crucificado. Tu carne murió en la cruz con Jesús. Ya no hay más condenación para los que están en Cristo. Pero si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Y no nos hagamos vanagloriosos. ¿Qué quiere decir eso? Mira, si Dios te está bendiciendo y te está ayudando, y estás creciendo espiritualmente, no te creas más que otros. ¿Por qué? Porque dice la palabra eso va a irritar el corazón de los demás. Y dice también, terminando esto, dice, tampoco provoques envidia, ni tampoco envidies a nadie. Tú tienes lo que tienes, porque por gracia de Dios, así le plasió. Así que demos gracias a Dios en esta mañana. Vamos a orar, Padre, en el nombre de Jesús. Yo te pido, Señor, que en este momento podamos, Señor, inclinar nuestro corazón ante Ti y poder recibir, Señor, Tu poderosa palabra en nuestras vidas, Señor. Señor, es un desafío muy grande para mi vida, Señor. El hecho de poder vivir bajo los parámetros de Tu reino. Cuando mi carne todavía quiere gobernar, dame sabiduría para identificar a mi carne. Cuando esta quiere sobreponerse por encima de la voluntad de Dios. Yo soy ciudadano del reino, yo no hago trampas con el fisco. Yo soy ciudadano del reino, Señor. Yo no traiciono a mi esposa. Yo soy ciudadano del reino, yo soy un buen padre para mis hijos. Yo soy ciudadano del reino, yo soy un buen hijo para mis padres. Yo soy ciudadano del reino, Señor, yo no ando mintiendo para sacar favores de la gente. Yo soy ciudadano del reino, yo no ando buscando aprovecharme de los demás. Yo soy ciudadano del reino, yo no ando como mendigo pidiendo todo el tiempo. Yo soy un dador porque en mí hay abundancia. Soy ciudadano del reino, Señor, porque no ando buscando lo mío, sino lo Tuyo. Jesús decía eso. Yo no busco lo mío, yo busco lo que al padre le agrada. Así se comportan los ciudadanos del reino. Soy ciudadano del reino, por eso soy paciente. No me peleo en los consultorios médicos con la gente, ni con el doctor que me hace esperar. Yo soy ciudadano del reino. Soy ciudadano del reino porque tengo fe en medio de circunstancias adversas. Soy ciudadano del reino porque, Señor, en mí está el fruto de Tu amor. ¿Cuántos dicen amén a eso? Yo soy ciudadano del reino porque en mí me llena en todo tiempo Su paz. Nadie me roba mi gozo. Soy ciudadano del reino, Señor, porque sé que Tú habitas en mi corazón. Señor, yo te pido en el nombre de Jesús, enséñame a vivir como un ciudadano del reino. En este mundo hay mañas, hay maneras de cómo hacer trampas, hay maneras de cómo llegar rápido a la cima. Señor, pero así piensa la gente que no te conoce y no te ama, pero Tus hijos que te aman, aquellos que han escuchado el mensaje de esta mañana saben que son convocados por el reino de los cielos a vivir de tal manera que sean luz en medio de las tinieblas. Así que yo oro, Señor, y como un día dijo Jesús, oro para que sople sobre ellos Tu Espíritu Santo y los envío a cumplir su misión de ser embajadores de Cristo en su tierra, dondequiera que están. Oro, Señor, para que los envíes como ovejas en medio de lobos, pero para que la bondad de Dios y Tu reino llegue a esta tierra, tenemos que vivir bajo los preceptos de Tu reino. Ayúdanos. ¿Cuánto nos hace falta Tu ayuda? Te necesitamos. En el nombre de Jesús, amén y amén. ¿Cuánto le da la gloria a Dios? ¡Aleluya! ¡Aleluya! Gracias, Señor, por las bendiciones recibidas a través de Tu Palabra en esta mañana. Y queremos ser gratos dándote los diezmos y las ofrendas en esta mañana.

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