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Grandes Regalos - Mateo 2.1-12 No. 134

Grandes Regalos - Mateo 2.1-12 No. 134

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The speaker begins by encouraging the audience to read Psalm 8, reflecting on the glory of God in nature. They then transition to a prayer, asking God to reveal His glory through His Word. The sermon is titled "Great Gifts" and explores the idea that God exalts the humble, using the story of the wise men visiting Jesus as an example. The speaker emphasizes the importance of recognizing Jesus as Lord and offering Him our best. They highlight the significance of the star that guided the wise men to Jesus, symbolizing Jesus as the light of the world. The sermon concludes by encouraging the audience to worship Jesus and live a life of adoration. Muy bien, bueno, gracias por estar acá, les invito por favor a buscar en sus Biblias Salmos, Salmos, Salmos capítulo 8 por favor, Salmos capítulo 8 versículo 1 Salmos capítulo 8 versículo 1 dice, oh Jehová Señor nuestro, cuán gloriosa, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, has puesto tu gloria sobre los cielos, miren amigos cuando vamos de paseo, cuando vamos de camping, cuando vamos a un lugar bonito, a la playa, quien ha estado en la playa alguna vez, en el mar alguna vez, cerca al mar, si, si, hermoso o no, lindísimo, quien ha tenido la oportunidad de viajar un poquito más allá y de meterse más, mar adentro un poquito y de pronto bucear o ver por ahí todos los pecesitos y las cosas bien lindas que hay allí, alguien, si cierto, son cosas hermosas, pero bueno no hay necesidad de ir al mar, uno puede salir aquí a alguna montaña y hacer una caminata o simplemente basta ir a un parque y ver los árboles, todos los verdes diferentes que hay en los árboles y entiende uno lo que el salmista está diciendo acá, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra, basta ver a Isaac, basta ver a Jeremy para saber que el señor ha puesto su gloria en toda la tierra, ellos son hermosos, no tanto por los papás sino por Dios mismo, por Dios mismo que puso su imagen en ellos, ok, y efectivamente la gloria de Dios es evidente en toda la tierra y es evidente en los cielos también, pero qué pasa, que aunque la gloria de Dios es evidente, no la vemos, no la contemplamos, no la entendemos y eso pasa porque estamos muertos en nuestros delitos y pecados y por eso venimos acá, para escuchar acá y aprender de acá y ver a través de ellas la gloria de Dios, ok, así que vamos a pedirle al señor, señor déjanos ver tu gloria a través de tu palabra, déjanos ver tu gloria a través de tu palabra, vamos a tener un tiempo de oración cada uno por favor y tengamos esa oración con el señor, vale Papá gracias porque tenemos la oportunidad de ver tu gloria, de contemplar tu gloria y lo hacemos a través de tu palabra, lo hacemos a través de tus testimonios, de tus leyes, de tus obras de misericordia que quedaron registradas en tu palabra, lo hacemos a través de la vida de nuestros hermanos que cuando llegan a la iglesia y nos cuentan cómo estuvo su semana, bien o mal vemos tu gloria, vemos tu gloria en cada proceso con cada persona que estás llevando, vemos tu gloria cuando le provees a las personas lo que necesitan, vemos tu gloria cuando los pasas por desiertos para que te conozcan, para que entiendan quién eres, ahí también hay gloria tuya, señor y yo me siento agradecido, muy agradecido contigo, muy agradecido contigo porque yo soy una vasija de barro que refleja tu gloria, yo no tengo nada en mí de valor pero soy escogido por ti para reflejar tu gloria, y eso es un acto de gracia, yo te ruego por favor que me ayudes esta mañana a comunicar tu palabra me ayudes esta mañana a reflejar tu gloria a través de tu palabra, por favor ayúdanos a contemplar tu gloria esta mañana te lo ruego en el nombre de Jesús amén y amén. Bueno, muy bien, grandes regalos, grandes regalos, es el título de la predicación de esta mañana grandes regalos, ¿alguna vez les han dado un gran regalo? Pregunta, o puede que no haya sido un gran gran regalo pero si era un regalo con mucha emoción, con mucho afecto, de pronto, venga, ¿quién ha tenido la dicha de que su hijo le dé un regalo? ¿alguien ha tenido la dicha? y que se haya sacrificado, que haya sacrificado sus once, que haya sacrificado algo para podernos dar un regalo, ¿alguien ha tenido esa dicha? ¿qué se siente, papás, qué se siente cuando cuando un hijo sacrifica lo poco que tiene para darte algo y expresarte amor a través de ese regalo? ¿qué se siente? ¿emoción? ¿se siente uno amado? ¿se siente uno amado por el chino? sí, ¿cierto? dan ganas de quitarle todos los castigos que uno le había puesto, ¿cierto? da ganas, da ganas, eso es verdad, ¿y por qué? ¿por qué se siente uno así? se siente uno importante para él, se siente uno valioso, se siente uno que él agradece, de alguna forma está agradeciendo a través de ese regalo todo lo que nosotros procuramos por ellos, ¿verdad? o por él, y lo pregunto ¿por qué? porque justamente el mensaje que vamos a considerar hoy tiene que ver con este tema, la idea de lo que vamos a estar considerando hoy en el evangelio de Mateo capítulo 2 versículos 1 al 12, para que lo vayan buscando, Dios Padre quiso que unos sabios de oriente adoraran al Señor y le dieran a conocer a Herodes y a Jerusalén que el Cristo había nacido, que el Cristo había nacido, miren, hasta aquí Dios no necesitó relacionistas públicos, hasta aquí Dios no necesitó periodistas, Dios se encargó de comunicarle a quien Él quiso comunicarle que su hijo se había encarnado, que el Cristo había nacido, que el Salvador del mundo había llegado, y lo hizo de muchas formas, lo hizo a través de ángeles que anunciaron, le anunciaron al papá Juan el Bautista, le anunciaron a María, José, le anunciaron a los pastores, le anunciaron a Simeón, a Ana, muchos supieron que el Cristo, el Salvador, el hijo de Dios, había nacido y se había hecho hombre y estaba entre nosotros, pero Él quiso decírselo a Herodes, Herodes era el rey en ese momento, era el gobernante, era el que tenía el poder, era la persona más influyente de la zona de oriente donde suceden todas estas cosas, y pues Jerusalén, Jerusalén era la capital religiosa, la capital donde estaban todos los líderes religiosos, ok, y Dios quiso comunicarles a ellos que el Cristo había nacido, que el Salvador había nacido, bien, y lo hizo a través de unos sabios, de unos magos, dice esta versión, o sabios, o personas importantes que llegaron desde oriente hasta Jerusalén buscando al Salvador, ok, pero eso que tiene que ver contigo y conmigo hoy, ya tenemos la palabra de Dios, ya sabemos que Él se hizo hombre, ya sabemos que Él se encarnó, que tiene que ver eso contigo y conmigo hoy, vamos a considerar, vamos a ver justamente qué tiene que ver y pues les voy adelantando, tiene que ver con el hecho de que Dios exalta a los humildes, Dios exalta a los humildes, aquellos que le adoran, reconociéndolo como el Señor y ofreciéndole y adorándolo, ofreciéndole de lo mejor de sus besos, ok, cómo sabemos que alguien es humilde, con paz en esta historia lo sabemos porque reconoce que el Señor es el Señor y reconoce que Él es merecedor de nuestra adoración y hasta de nuestra adoración con lo que Él nos ha dado, vale, así que el propósito de este tiempo es que adoremos al Señor Jesús reconociéndole como nuestro Señor tal como lo hicieron los sabios y le ofrezcamos o empezamos a vivir una vida donde le adoramos ofreciéndole de lo mejor que Él nos ha dado a ti y a mí, vale, así que vamos a arrancar, vamos a arrancar con la noticia del nacimiento del Cristo y vamos a estar considerando el evangelio de Mateo y Mateo, Mateo fue el autor de este evangelio y una de las cosas que vemos de parte de Mateo es que él estuvo muy interesado en enseñar, en decir, en justificar que Jesús es el Cristo, Jesús es el Rey de Israel, ¿por qué? porque Mateo le está escribiendo este evangelio especialmente a judíos, le está dirigiendo su evangelio especialmente a judíos y los judíos ¿a quién estaban esperando? al Rey de Israel, al Cristo, al Mesías, al Ungido y Mateo siendo judío estaba muy interesado en que ellos entendieran que Jesús era ese Cristo, era el Rey, ok, y por eso Mateo nos habla de la visita de los magos, la visita de los sabios, ¿por qué? porque ellos reconocieron a Jesús ¿como qué? como el Rey, el Salvador, el Cristo, y ellos no eran judíos propiamente pero ellos entendían muy bien quién era el Señor Jesús y cuando llegaron a Jerusalén llegaron buscando al Rey de los judíos y a Mateo esta historia le pareció muy importante porque tiene mucho que ver con el propósito que había en su corazón al escribir su evangelio, así que vamos a leer del verso 1 al 7 del capítulo 2, por favor, verso 1 al 2 dice cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del Rey Herodes vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo ¿dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente y ¿venimos a qué? ¿a qué venían? ¿venimos a cobrarle o a adorarle? ¿venimos a pedirle o a adorarle? venimos a adorar realmente hay cosas muy interesantes en este pasaje y si uno quisiera ponerle foco y hacerle zoom y hacerle zoom uno sacaría cosas hermosísimas muy especiales muy intrigantes de este pasaje pero quiero simplemente mencionar una cosa maravillosa extraordinaria y es ¿qué fue lo que advirtió a los sabios de que el Cristo había nacido? ¿Quién me dice? ¿cuál estrella? ¿cualquiera? no, había una estrella por alguna razón Dios estableció que cuando Jesús naciera hubiese una estrella nuevo en el firmamento que anunciara el nacimiento del Salvador y eso es hermoso porque si conocemos a Jesús lo conocemos ¿cómo? ¿qué dijo Simeón a los ocho días que Jesús era? Jesús es la luz del mundo ¿y qué tiene una estrella? luz, brilla ¿verdad? pues había una estrella en el firmamento y los sabios de oriente al parecer eran personas que conocían mucho de astronomía y por alguna razón ellos sabían que había una estrella nueva en el firmamento y sabían que ella anunciaba el nacimiento del Salvador y ellos prendieron su viaje para buscar a ese Rey no sabemos de qué tipo fue ese viaje no sabemos qué características tuvo no sabemos de cuánto tiempo fue no sabemos qué tanto se tuvieron que esforzar pero de cualquier forma hubo esfuerzo de parte de ellos para buscar al Rey de los judíos ¿ok? ¿para qué? para adorarle la verdad es que no sabemos cómo fue que estos sabios se instruyeron sobre el futuro nacimiento del Señor no sabemos no sabemos cómo supieron de la señal de la estrella que aparecería con su nacimiento no sabemos cómo fue que ellos entendían que Jesús iba a nacer y que ese niño era Dios pero también era el Señor, era hombre de alguna forma Dios se los hizo saber de alguna manera ellos se enteraron ellos lo supieron y ellos entendían muy bien que con esa información ellos debían hacer algo acercarse y buscarlo para adorarlo y cuando apareció esa estrella se sintieron motivados justamente a eso buscarlo a reconocer al Señor Jesús como el Cristo el Salvador enviado por Dios el Rey de Israel y no fue casualidad que pasaran por el palacio de Herodes no fue casualidad que pasaran por Jerusalén no fue casualidad ¿por qué? porque el Señor el Padre que tenía un plan y era avergonzar a los orgullosos avergonzar a los sabios porque Dios que hace con los orgullosos Dios que hace con los orgullosos los humilla y Dios que hace con los humildes los exalta pues el plan era revelar justamente eso ir a donde Herodes al palacio y humillarlos a todos ellos pero mientras tanto exaltar a unos sabios de oriente que tenían plato que habla de que la humildad no es no se mide por cuánto tengas en el bolsillo sino que se mide por cuánta devoción tienes por el Señor y cuánto deseas adorar al único Dios y efectivamente ellos pasaron por Jerusalén llegaron allí y entonces versículos 3 y 4 dice del capítulo 2 que oyendo esto el Rey Herodes ¿qué hizo? se turbó se angustió se desesperó tuvo miedo y todo Jerusalén con él también se turbó y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo los líderes religiosos les preguntó Herodes a ellos ¿dónde había de nacer el Cristo? ¿dónde había de nacer el Cristo? ¿dónde debía nacer? ¿quién me dice? ¿dónde? ¡en Belén! muy bien ya son personas muy instruidas ustedes en Belén, en Belén. Herodes no sabía dónde era el lugar de nacimiento del Salvador Prometido por eso mandó llamar a los líderes religiosos y la aparición de estos sabios pues causó mucho revuelo en el palacio de Herodes porque ¿cómo es que nace el rey de los judíos mientras Herodes estaba gobernando a quiénes? ¡a los judíos! es como que de un momento a otro a Herodes le llegó el reemplazo, le llegó la competencia, le llegó el que lo iba a sacar de su palacio bueno no es de extrañar la actitud de Herodes pues cualquier hombre ambicioso interesado por el dinero y el poder expresa fácil de cometer cualquier pecado y efectivamente Herodes se angustió muchísimo y entonces hizo que llamaran a todas las personas que sabían del tema y preguntarles dónde iban a nacer y estos hombres sabían dónde iban a ser ¿por qué? ¿con base en qué sabían que Jesús iba a nacer en Belén? con base en la profecía que Dios había dicho 700 años antes a través del profeta Mikeas, eso ya lo vimos hace un tiempo ¿no? y estos hombres profetas versículos 5 al 6 le dicen alrededor de lo siguiente ellos le dijeron van a ser en Belén de Judá, en Belén de Judá porque así está escrito por el profeta y dicen citando al profeta dicen y tú Belén de la tierra de Judá no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá porque de ti saldrá, ¿saldrá quién? un guiador que apacentará a mi pueblo Israel es interesante que los grandes y respetados líderes de Israel religiosos aunque sabían dónde iba a nacer el Cristo no sabían que ya habían nacido y en cambio unos humildes sabios que no eran expertos en la palabra de Dios pero fueron guiados por Dios a través de una estrella que si sabían que el Cristo había nacido es como preguntarle al médico más encumbrado del mundo por qué razón el cáncer existe o preguntarle al médico más encumbrado del mundo una cura para el cáncer y que llegue el enfermero más humilde del mundo y diga yo sé cuál es la cura Dios estaba humillando a los orgullosos de una manera impresionante y Dios estaba exaltando a estos sabios dejando un ejemplo muy claro del corazón que Dios busca en todos nosotros un corazón un corazón que desea que adorar a Dios por qué buscaron los sabios a este salvador porque querían adorar a Dios tú y yo sabemos que tenemos un corazón humilde y nuestro interés en la vida es adorar a Dios y qué pasó versículos 7 al 12 vamos a leer inicialmente el 7 al 8 dice entonces Herodes llamando en secreto a los magos indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella y enviándolos a Belén dijo ir allá y averiguad con diligencia cerca del niño y cuando le halléis hacérmelo saber para que yo también vaya y le adoro alguien sabe qué hizo Herodes después de esto mandó a matar qué a todos los niños de Belén todos los que tenían menos de dos años miren lo que está haciendo Herodes es una conspiración está usando a los magos y dijo me cayeron de papallito a ver quién es ese tal rey de los judíos y poderlo matar antes de que me usurpe mi poder, mi trono, miren lo que pasó con Herodes lo que se ve en Herodes es un ejemplo de la maldad y la mentira que puede llegar a ver en el corazón humano en tu corazón en mi corazón porque realmente la última intención de Herodes era darle el poder darle el trono a otro rey eso era lo último que quería y movido por su codicia y su orgullo lo que quería era matar al rey de los judíos, miren nosotros no luchamos contra sangre y carne la lucha de Jesús no era contra Herodes ¿Quién creen que estaba detrás de Herodes queriendo matar al Hijo de Dios? Satanás ¿ustedes creen que no estamos en una lucha? muchas veces yo vivo creyendo que no estoy en una lucha, estamos en una constante lucha contra quienes principados, huestes de maldad, espíritus demonios que quieren que tú y yo no sigamos adorando a Dios, que quieren que tú y yo seamos piedra y tropiezo, que quieren que tú y yo deshonremos a Dios, que quieren apartarnos de Dios tú y yo tenemos que estar advertidos de esa lucha que estamos viviendo todos los días, todos los días, a veces de una manera muy clara y frentera que hasta nos espanta y salimos como quitados porque no pensábamos que la lucha fuera tan oscura y a veces sin darnos cuenta, pero estamos luchando contra sangre, no contra sangre y carne, sino contra huestes espirituales de maldad y desde aquí es evidente el interés de Satanás por bloquear el plan de Dios por tirarse el plan de Dios pero no lo logró y entonces ¿qué pasó? versículo 9. Ellos, quienes los magos, los sabios, habiendo oído al rey, se fueron hacia Belén y aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos. ¿Ellos habrían llegado a Belén sin necesidad de preguntar y hacer esa parada en el palacio de Herodes? ¿Habrían llegado? Miren, desde esa época ya había GPS. GPS celestial, GPS divino. Bueno, hoy en día tenemos a Waze, no necesitamos una estrella, pero ¿qué pasó? Se fueron y aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos hasta que llegando se detuvo sobre donde estaba el niño. Verso 10. Y al ver la estrella se regocijaron con muy grande gozo. Cuando vieron que la estrella paró, cuando vieron que la estrella se quedó quieta como reflejando un lugar, indicando que habían llegado al lugar, estos hombres expresaron todo su gozo porque habían llegado por fin y iban a conocer al rey, al rey de los judíos, al rey eterno, al señor del señor, envuelto en pañales. Humano, frágil, indefenso, pero al fin de cuentas, señor, que gobierna, que hoy está en las alturas con Dios Padre, y a quien tú y yo le debemos toda nuestra adoración, toda nuestra adoración. ¿Y qué hicieron los sabios? Miren, es interesante que no hayan sido ni los líderes religiosos los que hayan sido los protagonistas de esto. Es interesante que ningún líder religioso se unió al parche. Es interesante que nadie más en Israel se unió al Combo para ir a adorar al salvador. Llegaron solos. Llegaron solos porque era una cita divina que Dios había planeado entre estos hombres y el salvador. Y al entrar en la casa de los ciclones, vieron al niño con su madre, María, y postrándose. ¿Y qué? Postrándose. Lo adoraron. ¿Pero era un bebé? ¿Era un bebé? ¿Acaso es que tenía alguna capacidad para decidir, para dar? ¿Acaso es que fueron para buscar algo de él? Era un bebé. Era rey del Señor. Y lo adoraron. Y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes. Oro, incienso, y mir. ¿Cómo adoraron estos hombres al Señor? Postrándose. Mira, cuando es postrándose, es postrándose, es tirándose al piso por completo. En humillación absoluta, delante del Señor. ¿Y cómo más lo adoraron? Ofreciéndole ¿qué? Ofreciéndole presentes. Incienso, mirra y oro. Todos los presentes de altísimo valor. Todos los presentes que demostraban que estaban llevando tesoros de ellos mismos. Todos los presentes mostraban su verdadero deseo de adorar al Señor. No eran presentes cualquiera. Era lo más valioso. Era lo más importante. Era lo más valioso. Era lo más relevante. Era lo más importante. Que le llevaban al Señor, al Rey de los judíos, a ese verdadero deseo. ¿Y cómo terminaron estos magos? Estos sabios terminaron exaltados por Dios. Porque Dios humilla ¿quiénes? A los orgullosos. Y exalta ¿quiénes? Mira, tú y yo puede que nos encontremos en la vida muchas veces con un montón de orgullosos a los que les va muy bien. Pero en algún punto de su vida Dios los va a humillar. Y tú y yo podemos decir venga la humildad no sirve para nada. Soy humilde y más mal me va. Soy humilde y más duro me toca. Amo al Señor y más duro me dan. Pero ¿qué terminó? ¿Cómo terminaron estos magos? Exaltados. ¿Por qué? ¿Porque de quién estamos hablando hoy? De ellos. Porque vieron al Salvador, vieron al Señor. ¿Y por qué más? Terminaron exaltados porque tuvieron la dicha, el honor, el privilegio de adorarlo, de ofrecerle presentes. Miren, adorar a Dios es un privilegio, es un privilegio. Cada vez que tú y yo nos paramos acá frente a un televisor cantando una canción. Eso es un privilegio que Jesús compró para ti y para mí pagando con su sangre en la cruz. Dios exaltó a estos hombres, permitiéndoles adorar al Señor y verlo cara a cara. Y fueron exaltados porque tenían un corazón humilde, un corazón que deseaba adorar al Rey de los Judíos, al Cristo, al Señor Jesús. Y según este relato bíblico, los sabios lo adoraron postrando a la gente, reconociendo que Jesús estaba por encima de ellos, tenía total autoridad, que ellos lo único que merecían era postrarse delante de su presencia, reconociendo así el carácter divino de Dios, reconociendo que Jesús es Dios, reconociendo que Jesús es Rey. ¿La gente cómo se presenta hoy en día ante los presidentes? ¿Cómo se presenta la gente hoy en día ante los presidentes? ¿Cómo se presenta la gente ante el Rey de España? ¿Ante el Rey de Inglaterra cómo se presenta? Con una reverencia absoluta. Amigos, estamos delante del Rey del Universo. Nuestro Señor es el Señor del Señor. Él es. Él es. Y como los sabios haríamos bien, reconociendo que ante Él somos llamados a exaltarnos, a exaltarlo, y a someternos a su autoridad. ¿Cómo más lo darán? ¿Cómo más? ¿Qué más hicieron? Quiero que me digan. Quiero que me digan. Los sabios, ¿qué más hicieron para adorarle? Le ofrecieron presentes, regalos. Le llevaron ofrendas, ofrendas de agradecimiento, ofrendas que reflejaban su deseo de adorar al Señor. Regalos que mostraron que estos hombres tenían la actitud correcta para presentarse delante del Señor, delante del Rey. ¿Cuál es esa actitud? La actitud de adoración, de agradecimiento y de honra al Señor, ofreciéndole presentes de lo más valioso que tenían, de lo más valioso que Dios les había dado. Y es interesante que justo hace ocho días, cuando José y María llevaron, cuando hablamos de la presentación de Jesús en el templo, ¿qué llevaron José y María? Una ofrenda. ¿Y esa ofrenda qué era? Unos pajaritos. Unos pajaritos. Y hay una gran diferencia entre unos pajaritos y oro. ¿No sé uno? Unos pajaritos y oro, incienso, mirra, eran objetos muy valiosos del momento. El oro sigue siendo muy valioso. Tan valioso que hoy en día la gente ya no está invirtiendo en dólares sino en oro. Pero estos dos, José y María, ¿se presentaron delante de Dios con qué? Con una ofrenda. Con una ofrenda. ¿Qué hicieron los sabios? ¿Se presentaron delante del Señor con qué? Con una ofrenda para el Señor. Amigos, esto no es casualidad. Esto de presentarse ante el Señor con el propósito de honrarle con algo de lo que Él nos da es justo la actitud que Dios desea que tengamos. Porque es una actitud que muestra sometimiento, agradecimiento, porque de Él recibimos todo, todo lo que tenemos. Y yo no me estoy inventando esto, mis queridos amigos. Ustedes estarán diciendo, o podrán pensar, que este pastor empezó a acomodar la Biblia para pedir. No, amigos. Yo no me estoy inventando esto. Esto es lo que dice la Palabra de Dios. Quiero animarles a leer Deuteronomio, capítulo 16, versículo 16, la segunda parte del 17. ¿Qué dice? También está aquí puesta en la pantalla. Hablando Dios al pueblo de Israel, ¿qué les dice? Ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías. Deuteronomio 16, versículos 16, 17 y 16, segunda parte. Ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías. Cada uno con la ofrenda de su mano conforme a la bendición que Jehová, tu Dios, te hubiera dado. ¿Cuál es la actitud de adoración? ¿Cuál es una de esas actitudes de adoración que debemos tener frente al Señor? No llegar con manos vacías. Ofrendarle, traerle, ofrecerle algo de lo que Él mismo nos dio. ¿Cómo puede ser que tú y yo creamos que Dios, el Señor, es un banco? Y nos acercamos a Él solamente para pedirle y pedirle y pedirle y pedirle. Miren, sí, tenemos el derecho, gracias al Señor Jesús, tenemos el derecho de acercarnos confiadamente al trono de la gracia y pedir por todas nuestras necesidades, pedir que el Señor supla lo que necesitamos. Pero, ¿delante de quién estamos? Del Señor. Y antes que nada, nosotros necesitamos acercarnos a Él con una actitud de adoración, de adoración, porque Él también. Y eso implica, queridos amigos, adorarlo aún hasta con lo que Él nos da, hasta con lo que tenemos. Y si ustedes todavía no me creen, podemos sacar un montón de evidencia bíblica que habla con respecto a eso. Pero quiero mostrarles Proverbios capítulo 3, versos 9 al 10. Proverbios capítulo 3, versos 9 al 10. Ahí está el principio. Honra a Jehová con tus bienes. Honra a Jehová con tus bienes. Y con las primicias de todos tus frutos, con lo primero que te llega, con lo primero de tú, de tus ganancias, de tus negocios. De tu trabajo. ¿Y qué? Y serán, miren, miren lo hermoso. Tú y yo somos llamados, y nosotros deberíamos tener deseo de adorar al Señor hasta con nuestras propiedades. Pero el Señor no se queda ahí. Y el Señor nos dice, si lo haces. Escucha bien lo que tengo que decir. Serán llenos tus graneros con abundancia. Y tus lagares rebosarán de mosto. Tendrás todo lo que necesitas. Te voy a bendecir. Te voy a bendecir. Ahora, ojo, ¿no? Porque eso es una promesa. Eso es una promesa. Que siempre, sí o sí, la promesa de bendición de Dios para aquellos que son fieles con Él y le honran con sus bienes. Esa promesa se cumple, sí o sí, en un sentido espiritual en todos nosotros. Miren, aquel que es fiel con el Señor. Dios le concede bendición espiritual. Le concede paz. Le concede gozo. Le concede la posibilidad de esperar tranquilamente en medio de los problemas de la vida. Espiritualmente Dios nos bendice. Sí o sí, eso es una realidad. Eso sí lo puedo afirmar con toda seguridad. Y la mayoría de las veces, no puedo decir todas, pero la mayoría de las veces, Dios bien nos bendice materialmente, económicamente. No puedo afirmarlo en el ciento por ciento de las cosas, porque si no, invertir o dar en las iglesias sería el mejor negocio del mundo. Espiritualmente Dios te va a bendecir. Y la mayoría de las veces, materialmente, también lo va a hacer contigo conmigo. Pero, ¿cómo es que debemos darle con esa actitud de, listo, entonces voy a darle diez para que me de veinte? No, no es de esa forma. No es de esa forma. Dios bendice cuando yo deseo darle producto de un corazón que quiere adorarlo, adorarlo, adorarlo, honrarlo, reconocerlo. Es así. Así es. Así que, queridos amigos, esto nos habla de que Dios espera que honremos a Él y al Señor Jesús con lo que Él nos da. Que dice Proverbios, conforme, perdón, del Terrenomio, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiera dado. Hombre, ¿es poco lo que te llegó esta semana? ¿Muy poco? ¿Apenas sí la mesada que te dio tu esposo? ¿El diario que te dio tu esposo? ¿Tan básico como eso? Está bien. Conforme a como Dios te bendijo. A pactar. Hay una historia de una viuda. Es la historia que tenemos justo abajo en la urna de las ofrendas, para que ahí todos podamos depositar nuestras ofrendas con confianza. Es justo la historia de una viuda. Que mientras todos en Israel estaban dando y exaltándose por todo lo que estaban dando, esta viuda da el equivalente, más o menos, a una moneda de cincuenta pesos. Y Jesús la vio. Y Jesús dijo, esta mujer ha dado mucho más de lo que dieron todos los demás. Porque queridos amigos, no se trata de la cantidad. Se trata del corazón, de adoración al Señor. ¿Ustedes estaban pensando en el diezmo? Ah, aquí me toca dar el diezmo. El diezmo, el 10% de todo. Venga, pero es que el 10% es mucha plata. Si no puedo vivir con el 100%, ¿cómo voy a vivir con el 90%? Amigos, miren, si ustedes no quieren dar el 10%, no lo den. No lo den. No lo den. Den conforme al deseo que hay en su corazón de adorar a Dios. Y mi esposa y muchos dirán, oiga usted, ¿qué está diciendo? ¿No es que necesitamos plata en la iglesia para poder sostener la iglesia? Miren, esto no se trata de obligación. Esto no se trata de tocar el diezmo. Me toca dar el diezmo. Esto se trata de que yo quiero adorar a mi Señor. Y lo voy a hacer. Lo mejor que puedo. Sabiendo. Otro principio espiritual. Y es que mi Señor dio su vida por mí. Mi Señor entregó todo lo que tenía por mí. Mi Dios entregó a su Hijo por mí. Por mí. Y yo debería considerar muy bien. ¿Cómo quiero yo adorar al Señor que se entregó por mí? Al Rey que vino y se humilló para que tú y yo hoy pudiésemos cantar y adorar al Señor. Pudiésemos ser perdonados por Dios. Pudiésemos tener vida eterna. Amigos, si tenemos un corazón humilde, lo vamos a adorar. Y vamos a darle y ofrendarle con gozo, con libertad y con generosidad. Hombre, ¿ustedes creen que aquí les vamos a obligar a dar el diezmo? No. Es más, ¿saben qué nos gusta hacer en esta iglesia? Tarde. Tarde. Y ustedes ven que hay pan. Ustedes ven que hay desayuno. Ustedes ven que hay pizza cuando nos vemos con los chicos. Ustedes ven que la iglesia ha ayudado para que jóvenes, hombres, mujeres puedan ir a acampamentos a escuchar al Señor. Ustedes ven que la iglesia muchas veces ha dado felizmente mercados, bonos, cosas que la gente necesita. Yo le agradezco a Dios porque me dio esa camioneta antes de ser pastor. Para que la gente no diga que yo me estoy enriqueciendo. Porque la verdad es que yo no me estoy enriqueciendo. Aquí se les da libertad porque es la libertad que el Señor nos da para que tú y yo le adoremos a Él como Él lo merece. Y si tú no te adores a Él como Él lo merece, y si tú crees que Él merece, digo, ok, es tu corazón con Él. Si tú crees que Él merece más, maravilloso es tu corazón con Él. Y tú y yo deberíamos considerar todo lo que Dios ha hecho por nosotros y tener un corazón dispuesto a adorarle hasta con lo que Él nos da. El plan de Dios, amigos, con las ofrendas que le damos a Él, es que su iglesia se sostenga. ¿Por qué? ¿Por qué creen? Porque los obreros son dignos de su salario, dijo el Señor. Porque Él desea que se ayude a los necesitados. Él desea que se promueva su adoración y se enseñe de Él a quienes no le conocen. Para eso es que se ofrenda, para eso es que traemos nuestras ofrendas. Ahora, ¿el Señor es fiel con nosotros? ¿El Señor es fiel con nosotros? Pregunta, ¿qué tan fieles somos nosotros con el Señor? Miren amigos, ofrendarle al Señor y adorar al Señor, es una de las cosas que más nos bendice a ti y a mí. Y yo no estoy promoviendo un evangelio de prosperidad, es más, yo creo que los que han estado acá, en esta iglesia, creo que con esta, después de año y medio, un año, ya un año largo, y todos los que me conocen de antes, llevamos como cuatro años hablando la Palabra de Dios fielmente, creo que es la segunda vez que me escuchan hablar de ofrendas, la segunda, segunda. Y no lo hago porque quise hacerlo, lo hago porque me tocó hacerlo. Pero amigos, adorar al Señor es un honor. Pablo, un día, empezó una colecta entre las iglesias, para una ofrenda, para llevársela a los pobres de Jerusalén, a la iglesia de Jerusalén que estaba pasando por una situación muy difícil. Pablo, el apóstol Pablo, no un pastor que habla de prosperidad, no un tipo que llama a la gente a mecer billetes, no, Pablo, Pablo, Pablo, el que más autoridad, o uno de los que más autoridad tenía, llama a las iglesias a ofrendar para los necesitados, y una iglesia. Las de Macedonia, un grupo de iglesias, las de Macedonia, las más pobres, las más pobres, le clamaban a Pablo, le decían a Pablo, danos por favor, por favor, el privilegio de dar. Déjanos dar, déjanos dar. Y Pablo les decía, pero es que ustedes, ustedes son los que necesitan, es que yo debería estar recogiendo una colecta para ustedes. Y ellos dicen, mira Pablo, por favor, danos el gozo de dar para el Señor, danos el gozo, por favor, danos el privilegio, el honor. Y así lo hicieron. Y Pablo terminó poniéndolos a ellos de ejemplo de adoración. Porque amigos, sí, nuestra adoración debe significar sacrificio también. Debe significar sacrificio también. Y tú y yo no deberíamos conformarnos con dar cajas. Tú y yo no deberíamos conformarnos con dar cositas. Tú y yo deberíamos conformarnos con tener un corazón que desea adorar a Dios. Y si eso implica esforzarnos, lo hacemos. Para adorar al Señor, como Él lo merece. ¿Cuánto quieren dar? Ustedes verán. Es más, perdónenme por lo que voy a decir, porque hay mucha desconfianza en torno a este tema. No lo quieren dar acá, no lo den. Díselo para donde quieran. Pero denle al Señor, adoren al Señor con sus ingresos, con lo que Él les da. De alguna forma, Dios a todos nos va a sostener. ¿Qué concluimos amigos? Que nuestro Señor merece que lo adoremos con todo lo que somos y con todo lo que tenemos. Que le adoremos con toda nuestra mente, que le adoremos con nuestro cuerpo, que le adoremos con lo que tenemos. Él merece, Él lo merece. Y si lo adoramos con un corazón humilde y sincero, créanme, Él nos va a encantar. Él nos va a adorar. ¿Cómo lo hizo con quiénes? Con los sabios de Oriente. Quienes humildemente se postraron ante Él, lo adoraron y Dios los echó. Amigos, adorar a Dios es como comerse el plato más rico y fino del mundo. ¿Te va a costar algo? Sí. Pero tú mismo te vas a beneficiar de eso que estás comiendo. Porque adorar a Dios, aunque nos cueste, nos bendice de una forma incalculable a ti y a mí. Es como que lo que damos se nos devuelve. Y se nos devuelve, cuando digo damos, es damos adoración, ¿no? Damos adoración, se nos devuelve en cantidades que tú y yo no imaginamos. Esa es la lección que nos queda de los sabios de Oriente, a ti y a mí. Que humildemente adoraron al Señor, con su corazón, con su ser, con sus récords. Vamos a cantar estas dos canciones. Tu voz me llama a las aguas donde mis pies pueden fallar. Y ahí te encuentro en lo incierto, caminaré sobre el mar. Y a tu nombre clamaré, en ti mis ojos fijaré. Y ahí en ti empezaré a creceré en tu poder, pues tú y yo soy hasta el final. Tu gracia abunda en la tormenta, tu mano Dios me guiará. Cuando hay temor en mi camino, tú eres fiel y no cambiará. Y a tu nombre clamaré, en ti mis ojos fijaré. Y ahí en ti empezaré a creceré en tu poder, pues tú y yo soy hasta el final. Tu espíritu me guía sin fronteras, más allá de las barreras, adónde tú me llames. Tú me llevas más allá de lo soñado, donde puedo estar confiado, al estar en tu queredia. Tu espíritu me guía sin fronteras, más allá de las barreras, adónde tú me llames. Tú me llevas más allá de lo soñado, donde puedo estar confiado, al estar en tu presencia. En tu nombre clamaré, en ti mis ojos fijaré. Descansaré en tu poder, tú y yo soy hasta el final. Mi corazón encuentra valor, recuerda los días de sus maravillas y presta atención. Él es Emanuel, siempre ha estado aquí. No olvides tu pacto, descansa en tu oración y vuelve a decir, Dios tú eres fiel, fiel hasta el final. Nunca fallarás en la tempestad, porque sí eres lindo, fiel, fiel. Y me alegraré, aun en el dolor, pues soy tu amado y vivo soñado en mi salvador. Decídote que no es el final, veré la promesa, tu gracia y tu fuerza me acompañarán. Pues tú eres fiel, fiel hasta el final. Nunca fallarás en la tempestad, porque sí eres lindo, fiel, fiel. Y por la eternidad, nunca fallarás, vuelvo a descansar en que sí eres lindo, fiel. Fiel, fiel lo solo, pero tengo asisto, sé que tengo todo lo que en el Espíritu. Fiel, fiel lo solo, pero tengo asisto, sé que tengo todo lo que en el Espíritu. Fiel, fiel lo solo, pero tengo asisto, sé que tengo todo lo que en el Espíritu. Fiel, fiel lo solo, pero tengo asisto, sé que tengo todo lo que en el Espíritu. Fiel, fiel lo solo, pero tengo asisto, sé que tengo todo lo que en el Espíritu. Y por la eternidad, nunca fallarás, vuelvo a descansar en que sí eres lindo, fiel. Fiel, fiel hasta el final, nunca fallarás en la tempestad, sé que sigues siendo fiel. Y por la eternidad, nunca cambiarás, vuelvo a descansar en que sigues siendo fiel. Fiel, fiel hasta el final, nunca cambiarás, vuelvo a descansar en que sigues siendo fiel. Señor, si podemos adorarte es porque tú moriste en la cruz, es porque tú te entregaste, es porque tú no escatimaste ni a tu propio hijo, es porque tú le entregaste todo, no te reservaste absolutamente nada por un puñado de infieles pecadores, rebeldes contra ti. Pero te entregaste, lo entregaste, sufriste y moriste para que nosotros hoy podamos adorarte, podamos adorar al Padre, podamos ver, podamos contemplar algo de tu gloria. Señor, gracias, gracias, gracias porque ese día que naciste llegó la luz al mundo, gracias porque esa estrella reflejaba tu luz, gracias porque tú eres la luz que nos deja ver, que nos ayuda a entender quiénes somos, quién eres tú, para qué existimos, cuál es el propósito. Por ti, Señor Jesús, somos libres, libres del pecado, libres de la muerte, libres de la condenación eterna, libres del infierno, somos libres gracias a ti, pero lo somos porque a ti te costó todo, te costó sangre, sangre justa, sangre sin pecado. Señor, pecador, yo te alabo, yo te exalto, Señor, que yo no merezco tanta gracia, yo no merezco tanto favor, pero tú me llenas, llenas, llenas de misericordia absoluta. Señor, yo te pido a las personas que creen que pueden llegar a ti por otros caminos, o que creen que no te necesitan porque son buenos, o que creen que viven bien bajo su propia norma, que viven para el placer, que viven para los deleites, que viven para satisfacerse ellos mismos. Señor, yo te pido, por favor, que les muestres quién eres tú, y les muestres que el único camino que conduce al Padre y a la vida eterna es el camino de la vida eterna. Quién eres tú, y les muestres que el único camino que conduce al Padre y a la vida eterna es el que nos permite gozar de una vida plena acá en la tierra, a pesar de todo. Eres tú, Señor Jesús, convéncelos, por favor, de que sólo en ti hay vida, sólo en ti hay poder, sólo en ti hay esperanza. Convéncelos, por favor, de que ellos te clamen por arrepentimiento, de que ellos te clamen por salvación, de que ellos te clamen por conocer quién eres tú, y ellos dediquen sus vidas a adorar, a adorar. No importa el esfuerzo que haya que hacer, no importa, no importa, que vivamos para adorar. Por favor, Señor, con nuestro trabajo, con nuestros vecinos, con nuestros amigos, con nuestros recursos, con nuestro tiempo, con nuestro cuerpo, con nuestra mente, que todo sea un instrumento para adorarte a ti, Señor, el único merecedor de toda la gloria y la honra. En nombre de Jesús. Amén.

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