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El Único Y Maravilloso Rey 04Feb2024 - No.123

El Único Y Maravilloso Rey 04Feb2024 - No.123

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Transcription

This transcription is a discussion about Psalm 2:10-12, which talks about serving the Lord with reverence and being joyful in him. It emphasizes that Jesus is the Lord and that all rulers should serve him. The speaker encourages listeners to take refuge in Jesus and trust in him. The transcription also mentions the importance of understanding God's plan and sovereignty, as well as his faithfulness and mercy. It concludes by discussing the genealogy of Jesus in Matthew 1:1-17 and how it reveals his role as King. Salmos número 2, versículos 10 al 12, dice, Ahora bien, ustedes, reyes, actúen con sabiduría, que han advertido ustedes gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor reverente, y alegrense con temblor. Sométanse al Hijo de Dios, no sea que se enoje, y sean destruidos en plena actividad. Porque su ira se enciende en un instante, pero qué alegría para todos los que se refugian en él. Wow, este es un salmo que habla acerca de Jesús, Es profético porque habla de lo que va a suceder más adelante, cuando el Señor venga a establecer su reino en esta tierra. Y Dios le va a decir a todos los gobernantes del mundo, a todos los reyes, presidentes, líderes del mundo, les va a decir esto. Ustedes, gobernantes de la tierra, sirvan al Señor con temor reverente. ¿Cómo? El presidente de Estados Unidos, a quien muchos le sirven. El presidente de Rusia, que hace lo que quiere. ¿Y tantos más van a escuchar una orden? ¿Y van a escuchar de Dios qué? ¿Sirvan a quién? ¿A quién? Al Señor. ¿Y quién es el Señor? Jesús. Él es el Señor. Miren, este es un salmo profético, esto se va a cumplir. En algún momento en la historia del universo esto va a suceder. Y hacemos bien nosotros en empezar a vivir entendiendo que Jesús es el Señor. Que no hay otro Señor como Él. Y que Él es Señor de señores, Rey de reyes. Y que Él lo gobierna todo y todos le debemos a Él adoración y sumisión. Y Él dice, alégrense, sirvan al Señor con alegría. Él mismo está diciendo, sirvan al Señor con temor reverente y alégrense por servirle al Señor. Alégrense con temblor. ¿Cómo así? Eso suena raro, ¿no? Suena como que, ¿pero me alegro o no me alegro? O sea, ¿me alegro o tiemblo? O sea, ¿cómo es esta cosa? Yo puedo alegrarme sintiendo mucho respeto por la persona a la que le estoy sirviendo. Yo puedo servir con todo mi amor, con todo mi corazón y estar alegre porque servir al Señor va a ser lo mejor para todos. Pero, guardando la distancia, porque no le estoy sirviendo a cualquiera. Le sirvo al Señor. Le sirvo al que tiene mi vida y todo lo que tengo en sus manos. ¿Ok? Y el Señor, entonces, nos está diciendo, ¿qué han advertido ustedes? ¿Qué alegría para todos los que se refugian en Él? Está diciendo el Salmista. Y hoy, queremos pedirle al Señor que nos ayude a entender que necesitamos que nuestro corazón se refugie únicamente en Jesús. Es difícil entenderlo. Es difícil vivirlo. Porque cuando alguien se ahoga o está ahogándose en un río, ¿qué es lo primero que esa persona hace? Chapalear. Intentar salir. Él, por sus propias cuentas, por sus propios medios, con su propia fuerza, intentar salir, intentar salvarse. Y esto es como que Dios nos está diciendo, déjense llevar. Y uno cuando está en un río medio ahogándose, uno lo que menos quiere es dejarse llevar. Pero el Señor te está diciendo, refúgiate en mí. Déjate llevar por mí. Yo estoy en control. Yo estoy en control. ¿Ok? Y necesitamos pedirle al Señor que nos ayude esta mañana a entender que necesitamos refugiarnos en Él. ¿Ok? Así que les animo, por favor, a tener un tiempo de oración. Cada uno de manera individual. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Vean la oración. Señor, gracias por esta mañana. Y gracias por darnos el gozo de venir a escuchar de ti. De venir a entender quién eres tú. De venir a comprender tu palabra. Y ser enseñados por ella. Y ser también alentados, animados, fortalecidos por ella. Y no es porque ella tenga un montón de promesas. No es porque ella tenga fórmulas mágicas que nosotros tengamos que aplicar. O que nosotros podamos aplicar o en las que podamos confiar. Fórmulas mágicas. No. Es porque ella habla de ti. Ella habla de una persona. Tú. Y tú eres la fuente de nuestra confianza. Tú eres el único en quien podemos confiar. Y ayúdanos, Señor, a conocerte más. A entender quién eres. Para que podamos refugiarnos en ti en todo tiempo, Señor. Te lo suplico. En nombre de Jesús. Amén y Amén. Bueno. Muy bien. Bienvenidos todos. Gracias por estar aquí esta mañana. Nos encanta poder tener este tiempo de servicio entre todos juntos. Poder alabar al Señor y poder conocer también al Señor al que le cantamos. Al Señor al que alabamos. ¿Verdad? Y yo quiero preguntarles para arrancar. ¿Alguna vez han subido ustedes a un mirador? A un mirador. A un lugar alto. Desde donde pueden ver una ciudad o un paisaje muy bonito o algo especial de algún lugar. ¿Han podido subir a un mirador así? ¿Sí? ¿A dónde? ¿A dónde han subido? A ver. La calera. ¿Cómo? Uy, mirador de los nevados. Súper lindo. La calera. ¿Qué más? Medellín. Metro Cable. También funciona muy bien. Así es. ¿Dónde más? ¿Dónde más han ido a hacer con esos miradores? En el eje cafetero hay algunos. ¿Dónde más? En San José, Costa Rica. Bueno, hay algunos sitios también. ¿Y uno qué hace? Uno sube, llega allá. Hay sitios donde uno tiene una vista como 360. Uno puede ver todo. Todo, todo, todo. Uno puede ver la ciudad. Uno puede ver todo lindo, hermoso, un paisaje bien bonito. Pues bien. ¿Se los digo por qué? ¿Por qué se los pregunto? Porque hoy es como que nos vamos a subir a un mirador. Hoy es como que nos vamos a subir a un mirador en las escrituras. Para considerar, para tener una vista en retrospectiva del plan de Dios en el universo. ¿Ok? Del plan de Dios en la tierra, del plan de Dios con toda la humanidad. ¿Quién quiere subirse a ese mirador? Gracias a Dios no hay que pagar para subirse a ese mirador. Hay muchos miradores en los que sí hay que pagar. Este no. Y bueno, muy bien. Hagamos de cuenta que yo voy a servir como de guía turístico. Basado en lo que la palabra de Dios nos dice, nos enseña. Y vamos a ir haciendo el recorrido. Pero vamos a ir haciendo unas estaciones. Vamos a tener unas pequeñas estaciones de algo o de lugares o de personas. De momentos que el Espíritu de Dios resaltó en su palabra. Porque hay algo especial que nosotros debemos considerar en esos momentos. Es típico en los lugares turísticos que uno va caminando y todo es hermoso. Pero hay puntos específicos que enseñan algo, que dicen algo, que muestran algo específico. Y los guías turísticos, ¿qué hacen? Te hacen parar ahí y te hablan, ¿no? Y te dicen, te hacen entender. Algo así es lo que vamos a hacer la mañana de hoy, ¿ok? ¿Y qué vamos a entender? Vamos a entender esta mañana, o a través del pasaje que vamos a considerar, que nuestro Señor Jesucristo es Rey. Es Rey. Rey del pueblo de Dios. Y lo es porque tiene derecho a hacerlo. Lo es porque Él tiene del linaje de Aquel a quien se le prometió un reino eterno. Y no un reino en el cielo, no. No un reino en otro planeta, no. Un reino acá, en la tierra, en este lugar. Un reino que el Señor Jesús va a establecer. Un reino que Él va a liderar. Un reino que Él ya lidera, porque Él es Rey. Y eso es lo que vamos a considerar esta mañana. Y a través de este estudio vamos a considerar varias cosas. La soberanía de Dios. ¿Qué es la soberanía de Dios? La soberanía de Dios es el poder que Dios tiene para gobernar todo. Todo. Lo bueno, lo imperfecto, lo malo. Dios tiene la capacidad de coger todo y encauzarlo para su gloria. Y según sus propósitos, según sus planes. Vamos a entender también que Dios es fiel para cumplir sus promesas, para cumplir sus pactos. Que Él es misericordioso, tremendamente misericordioso. Que Él le da al que no merece. Y también vamos a comprender la autoridad de nuestro Señor como Rey. Rey de todos nosotros. Y a continuación lo que vamos a leer parece una simple lista de nombres. Una simple lista de nombres. Parece. Pero, no es solamente una simple lista de nombres. Hay mucho más. Hay un testimonio maravilloso de quién es nuestro Dios. De quién es nuestro Señor. Así que yo quiero animarlos a que busquen en sus Biblias el Evangelio de Mateo. El Evangelio de Mateo. Mateo capítulo 1. Vamos a ir a Mateo capítulo 1. Y vamos a considerar el día de hoy desde el versículo 1 hasta el versículo 17. No se afanen los que me conocen y saben que no se afanen. Son 17 versículos pero vamos a pasar rápidamente por ellos. No se asusten. Mateo capítulo 1 versos 1 al 17. Muy bien. Y vamos a ir arrancando. Y vamos a ir viendo. Entonces vamos a montarnos. Y vamos a arrancar el recorrido. ¿Listo? El versículo 1 de Mateo capítulo 1 versos 1 al 17 dice. Libro de la genealogía de Jesucristo. Hijo de David. Hijo de Abraham. ¿Quién es? En algún momento de su lectura bíblica se han encontrado con que en la Biblia hay muchos apartes en las que se nos habla de genealogías. Y entonces éste venía de éste y éste venía de éste y éste venía de éste. O éste engendró a éste y éste engendró a tal y éste engendró a tal y éste engendró a tal otro. ¿Alguno se ha encontrado genealogías así en la Biblia? Hay muchas. Hay muchas. ¿Por qué? Porque para los judíos la genealogía, el origen de cada persona, saber de dónde proviene cada persona es muy importante. Para los judíos es tremendamente importante. ¿Por qué? Porque ellos desde el principio siempre han estado muy interesados por su nación, su identidad como nación. ¿Y por qué su identidad como nación? Porque Dios decidió revelarse al pueblo de Israel. Y porque Dios estableció unos pactos, estableció unas promesas, estableció varias cosas con el pueblo de Israel. Y ellos procuran ser muy celosos en guardar y en tener detallado y registrado la genealogía de las personas, por lo menos en lo que fue la historia bíblica. Y acá Mateo nos está resumiendo lo que Mateo va a decirnos. ¿Ok? Y va a decirnos, y con esto Mateo nos está diciendo el propósito de su evangelio. ¿Cuál es el propósito del evangelio de Mateo? Explicar la naturaleza real, no real de existencia, sino real de realeza de nuestro Señor Jesús. Él quiere demostrar, no solamente a nosotros, sino a todos los judíos, a todos los israelitas, que Jesús es su Rey. Jesús es el Rey que Dios había prometido desde miles de años atrás. Y por eso Mateo termina su evangelio diciendo que los judíos crucificaron a quien? Al Rey de los judíos. Y todo el evangelio de Mateo procura eso, mostrar que Jesús es Rey. Y la primera forma en la que Mateo empieza a explicar que Jesús es Rey es a través de este pasaje. Y él es muy concreto, muy sucinto, y él va diciendo de una. Jesús, Hijo de David, Hijo de Abraham. ¿Ok? Pero, ¿cómo se transmite la autoridad, la posición, el poder en un reino? ¿Cómo se transmite? Es para nosotros es nuevo, porque nosotros no tenemos una organización de ese tipo. Nosotros somos un país democrático, ¿verdad? Elegimos con base en la democracia, ¿cierto? Pero hay países de Europa donde sí hay realeza, ¿verdad? ¿Cómo se transmite la autoridad, la posición? Exactamente. Por los hijos. Eso es un derecho hereditario. Es un derecho hereditario. Y necesitamos tener eso presente para lo que vamos a considerar. Y efectivamente el pueblo de Israel en un momento de su historia se configuró, se organizó como un reino. Como un reino. Antes de que ellos fueran un reino, ellos eran una teocracia. No una democracia donde todo el mundo elige, donde todo el mundo tiene derecho a opinar, a decidir, a elegir. Sino una teocracia donde es Dios el que gobierna. ¿Ok? En su momento Israel era una teocracia donde Dios era el que gobernaba, el que lideraba, el que reinaba y el que decía lo que Israel debía hacer, debía creer. Pero hubo un momento en el que el pueblo de Israel dijo, no queremos más esa figura porque todos los pueblos del mundo tienen reyes. Reyes que se ven, reyes que la gente puede observar, reyes que hablan y no queremos más esa figura si no queremos un rey. Y entonces Dios le dijo al profeta Samuel, ok, déjalo, déjalo. Listo, ellos quieren un rey, está bien. Y ellos se fijaron en un hombre, Saúl. Saúl fue el rey, el primer rey de los judíos. Pero Saúl, por providencia de Dios efectivamente llegó al trono, pero pecó. Desobedeció a Dios. No siguió lo que Dios le estaba diciendo. ¿Y cómo terminó Saúl? Muerto. ¿Y todos sus hijos? También. Y ahí se perdió el derecho que Saúl tenía darle a sus hijos, el derecho al reino. ¿Y quién recibió el reino de Israel? ¿A quién Dios le entregó ese reino? A David. Al gran rey David. Un nombre conforme al corazón de Dios, nos dice la palabra de Dios. Dios le entregó al rey David el reino. Efectivamente, eso fue lo que pasó. Y entonces, por eso Mateo dice, ¿Jesucristo hijo de quién? Ah, ¿hijo de quién? De David. Si David era rey, y Jesús era hijo de David, en términos de su genealogía humana, entonces, ¿qué derecho tenía Jesús? Ser rey. Ser rey. ¿Por qué? Ya, con ese simple hecho, Mateo está diciendo, miren, aquí no estamos delante de cualquiera. Aquí estamos delante de nuestro rey. ¿Quieren saber por qué? Porque él es hijo de David. Un argumento de muchos. Pero, ¿será que alguien puede gobernar Inglaterra sin ser inglés? ¿Será que un español puede gobernar Inglaterra? No. ¿Por qué? Porque además de tener un derecho hereditario, de recibir el derecho a gobernar por medio de linaje, heredad, pues yo tengo que ser parte del pueblo, ¿verdad? Yo tengo que ser nacional del país de donde es el reino. ¿Y qué dice Mateo después de que dice que es hijo de David? ¿Qué dice? Jesús es hijo de quién. Abraham. Y Abraham fue el hombre del que provino la nación israelita. Porque Dios decidió que por medio de Abraham se estableciera el reino, la nación de Israel. ¿Ok? Y esto es muy importante. Porque hubo un momento de la historia en la que Dios le prometió a Abraham ¿qué? ¿Abraham podía tener hijos? No tenía, no podía tener hijos. Pero no podía porque su esposa Sara era estéril. Y Sara no le podía dar hijos. Pero Dios a Abraham le prometió descendencia. Y pasaron muchos años, pasaron muchos años hasta que por fin Dios llevó a cabo la promesa y permitió que hizo que Sara quedara en embarazo y tuviera a Isaac. Pero antes de eso, la confianza de Abraham estaba depositada en ¿qué? La confianza que él tenía en que algún día iba a tener descendencia estaba puesta en ¿qué? En la palabra de Dios. En las promesas que Dios le había hecho a Abraham. Y entre la promesa que Dios le había hecho a Abraham, el pacto que Dios había hecho con Abraham, en Génesis 12, ahí hay algo. Ahí dice que a través de Abraham todas las familias de la tierra serían bendecidas. ¿Cómo? ¿Cómo es que hoy tú, tú, yo, soy bendecido a través de Abraham? ¿Cómo? A través de Jesús. A través de Jesús. ¿Ok? Y entonces Mateo nos dice, muy bien, lo que quiero hacer para arrancar es dejar claro que Jesús es rey. ¿Es rey por qué? Porque es hijo de David y porque tiene un derecho nacional. Es hijo de Abraham. Es como nosotros. Es judío. Es del pueblo de Dios. Y entonces Jesús tiene derecho. ¿Por qué? Porque viene del linaje de Abraham. Pero él no se queda ahí. Y en el versículo 2 al 16, Mateo empieza a llevarnos por la genealogía de Jesús. El linaje Jesús. ¿De dónde provenía Jesús? ¿De dónde había nacido Jesús? ¿De quiénes había nacido Jesús? Y entonces nos lleva a entender desde Abraham hasta José, el esposo de María, quien concibió a Jesús. Y vamos a ir leyendo. Y es aquí donde les digo que vamos a hacer una esparadita. Porque el Espíritu de Dios quiere enfatizar algunas cosas. Y dice, versículo 2, Abraham engendró a Isaac. Isaac a Jacob. Y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara. Cuando digo que el Espíritu de Dios quiere que enfaticemos algunas cosas, no es que el Espíritu de Dios me hablo a mí y me dijo, es que quiero que usted enfatice estas cosas. No. Es que en la misma palabra de Dios, ahí está la señal. Y es que si vemos, la estructura de todo este pasaje es tal engendró a tal, tal engendró a tal, tal engendró a tal. Pero solo en unos contados casos hace un comentario diferente. Y aquí lo está haciendo. Abraham engendró a Isaac. Isaac a Jacob. Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de, ¿de quién? De Tamar a Fares y a Zara. ¿Por qué el Espíritu de Dios puso que Judá engendró de Tamar y no puso que Abraham engendró de Zara, Isaac engendró de Rebeca? ¿Y por qué sí puso Judá engendró de Tamar? ¿Tamar quién era? Una mujer. Una mujer. Y es la primera mujer de la que se nos habla en la genealogía de Jesús. ¿Por qué? Tamar era la nuera de Judá. Tamar era la nuera de Judá. Judá era el hijo de Jacob y él tuvo dos hijos, perdón, tuvo tres hijos. Uno de sus hijos se casó con Tamar, pero él murió. Y entonces el segundo hijo de Judá tenía que casarse con Tamar. Esa era la ley. Se casó con Tamar. ¿Y qué creen que pasó? Él también murió. Y el tercer hijo tenía que tomar a Tamar. Pero ya el tercer hijo estaba asustado porque dijo, a ver, o sea, ¿qué le pasó a esta mujer? ¿Cómo es que esta mujer? Mi hermano marido se casa con ella y se muere. El que le sigue se casa con ella y se muere. Y ahora me toca a mí. ¿Yo qué voy a hacer? El caso es que él también termina muriendo. Pero Tamar quedó deshecha. Porque Tamar quedó sin pareja. Y Tamar debía quedar bajo la protección de Judá. Pero Judá le dice, mire, ¿sabe qué? Váyase para su casa. Váyase donde su papá. Vaya, viva ya. Y eso era una ofensa para Tamar. Era un rechazo público. En ese momento en la historia que Tamar volviera a la casa de su padre, sola, viuda, y viuda de tres esposos, era algo que la señalaba a ella de ser una mujer con muchas cosas muy difíciles. Y Judá le dijo, mire, ¿sabe qué? Váyase para la casa de su papá. Pues un día Judá se va de viaje. Y resulta que Judá, un hombre del pueblo de Dios, quiso tener una noche de diversión. Quiso tener una noche loca. Y Tamar había escuchado que Judá iba a estar ahí. Por alguna razón, Tamar se sintió movida a ofrecerse como prostituta sin que Judá se diera cuenta de que era ella. Ella sabía muy bien que él era Judá. Y ella accedió a tener un encuentro sexual con Judá. Judá estaba borracho. Esa noche no dio pie con bola. Esa noche él no sabía nada. Pero esa noche él tuvo un encuentro sexual con su mujer. Y ella concibió. Concibió a Fare. Y concibió a Tamar. A Sara. Y él nos dice, ¿cómo así? Oye, ¿qué es esto? ¿Es que acaso Dios permite que haya unión entre suegros? ¿Con mi suegra? ¿Con mi suegro? No, obviamente no. Obviamente no. Pero Tamar lo estaba haciendo. Porque ella quería recuperar su dignidad en cierta medida. Y Dios, para expresar su misericordia absoluta, no su aceptación frente a lo que ella entiende, pero sí su misericordia absoluta, el sufrimiento de esta mujer, el rechazo de esta mujer, el desprecio que tenían por esta mujer. Y él misericordiosamente toma a esta mujer y le da la posibilidad de estar dentro de la genialidad de Jesús. ¿Se lo merecía? ¿Pecó? Claro que pecó. Eso más. Pero Dios quiso expresar su misericordia a través de esta mujer. ¿Judá? ¿Judá merecía ser el padre de Jesús? ¿Haciendo lo que hizo? Judá no era un hombre de un estándar moral muy alto. Es más, él tenía un hermano que era, en serio, un verdadero ejemplo de persona. ¿Quién era ese hermano? ¡José! Pero ¿por qué Dios no escogió a José para ser el padre de Jesús? Aunque José, de José no se dice nada malo en la Biblia. Hay muy pocas personas contadas con esta mano. Yo me acuerdo ahora mismo, creo que son tres personas de las que no se dice nada malo en la Biblia. Y ese era el hermano de Judá, José. ¿Por merecimiento? ¿Quién merecía estar en el linaje de los reyes? ¿Quién merecía? ¿Por merecimiento? Tal vez sí. ¿Pero a quién escogió Dios? ¿A Judá? ¿Lo merecía? No. No lo merecía. ¿Pero Dios escogió a Judá? ¿Por qué? Porque él quería mostrar su misericordia. Y que esto no es por merecimiento, esto es por gracia. Esto no es por obras, esto es por gracia. Y entonces, Mateo nos sigue hablando. Y nos sigue diciendo. Versículo... Versículo cuatro. Bueno, tres. Fares engendró a Rom, y es Rom a Aram. Aram engendró a Minadab. A Minadab a Nazón, y Nazón a Salmón. Salmón, ojo, Salmón engendró, ¿de quién? Salmón engendró de Rahab a Boz. Miren, todos los nombres de las personas que aparecen en esta lista tienen un reconocimiento impresionante. ¿Por qué? Son fares. Hacen parte de la genealogía de quién? De nuestro Señor, de Jesús, de nuestro Rey. Yo no sé si ustedes tengan hijos que han hecho cosas maravillosas en el mundo. Pero papás de hijos que han hecho cosas maravillosas en el mundo, se sienten los más orgullosos del mundo. Pero nadie ha hecho algo como lo que Jesús hizo y hace. Estos son personas muy valiosas. No porque lo merezcan, porque Dios los escogió para ser parte del linaje de Jesús. Y acá dice Salmón engendró de Rahab. ¿A quién? A Boz. ¿Y quién era Rahab? Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, a los israelitas, y ella era cananita, ella vivía en ese lugar, el lugar donde los israelitas iban a llegar, a establecerse, el lugar de la promesa, el lugar donde fluye leche y miel, la tierra prometida, ella era habitante de la tierra prometida, pero no por estar en una tierra muy buena, ella era moralmente buena, o ella amaba a Dios, o ella confiaba en Dios. ¿Por qué Dios iba a expulsar a esas naciones y sacar a toda esa gente de ese lugar, de esa tierra y matar a todas esas personas? ¿Por qué? ¿Dios es injusto? ¿Dios hace injusticia? No. Eso era un juicio contra ellos. ¿Un juicio injusto? Pregunto, ¿un juicio injusto? No, un juicio justo. ¿Por qué? Porque eran pecados, eran pecados, eran personas que no amaban a Dios, que no obedecían a Dios, que no seguían a Dios. Y Dios, aunque a veces Él decide expresar misericordia con unos, con los que Él no decide expresar misericordia con ellos, Él expresa su justicia. En algún momento, lo hace. Tan así, tanta misericordia había tenido Dios con ese pueblo que es de Abraham, cientos de años atrás. Ella le había prometido a Abraham que esa iba a ser la tierra prometida. Dios estaba tratando con los cananitas. ¿Para qué? Para que se arrepintieran, para que siguieran a Dios. Pero ellos, cientos de años, cientos de años, no se arrepintieron. ¿Por qué Dios permitió que Israel durara 40 años más en el desierto? Porque cuando ya estaban ahí frente a Jericó, para arrancar y para atacar la ciudad y poder tener la tierra prometida, resultó que estos hombres no confiaron, los israelitas, no confiaron en Dios. Y entonces Dios hizo justicia con ellos. ¿De qué forma? Haciendo que anduvieran en el desierto ¿cuánto tiempo? 40 años. Justicia para Israel, pero para los cananitas que era. Misericordia, 40 años más de misericordia de Dios para con ellos. Diciéndoles arrepiéntate, arrepiéntate. Si no, los voy a juzgar. 40 años más. ¿Qué pasó? ¿Se arrepintieron? ¿No? ¿Pero Rahab? ¿Qué profesión creen que tenía Rahab? ¿A qué se dedicaba Rahab? ¿Qué creen? Era una prostituta. Era una prostituta. Que no era israelita. Que no venía de Abraham. Pero cuando por fin pasaron los 40 años, ya ellos tenían, Israel tenía que tomar posesión de la tierra prometida. José manda unos espías, dos, a ver la tierra prometida, a ver Jericó. Y Jericó, los gobernantes de Jericó sabían que había espías judíos ahí. Y los empezaron a perseguir. ¿Y quién cuidó de esos espías? Rahab. ¿Lo hizo por qué? Por conveniencia. Ellos puso su vida. Sabían que ellos habían estado ahí porque a donde llegaban todos los forasteros. Que van de viaje. Que no están cerca de sus familias. Que no están cerca de sus casas. No todos, pero gran número a donde van. A donde las prostitutas. Y entonces, ellos sabían. Y Rahab estaba exponiendo su vida por defender a estos israelitos. Pero los defendió y los cuidó. Por fe en Dios. Ella dijo, mire, es que nosotros hemos escuchado todas las maravillas que Dios ha hecho. Nosotros hemos escuchado que Dios abrió el Mar Rojo. Nosotros hemos escuchado que ustedes llevan 40 años en el desierto y que no se han muerto de hambre, no se han quedado desnudos, no se han enfermado. Aquellos a quienes Dios les había prometido que iban a recibir la tierra. Hemos sabido de todos los milagros y señales que Dios ha hecho con ustedes. Y ella creía en Dios. Ella tenía fe en Dios. Y el día de la toma de Jericó. ¿Quién fue la única persona que sobrevivió? Rahab. ¿Por qué? Porque lo merecía. Es una prostituta. Por gracia. Por fe. Porque ella creía en Dios. ¿Y cómo terminó? ¿En dónde terminó? ¿Siendo qué? Siendo parte del linaje de nuestro Señor. De Jesús. ¿Y dice esto? ¿Vos engendró de quién? De Ruth. Ella no era prostituta. A Obed. ¿Ruth quién era? Hay un libro en la Palabra de Dios que lleva su nombre, que habla de ella. Ruth. ¿Quién era Ruth? Era una Moabita. Era una extranjera. No era del pueblo israelita. Ella tenía derecho como los israelitas. Ella no era del pueblo de Dios. Ella estaba excluida del pueblo de Dios. Ella estaba por fuera del pueblo de Dios. Pero por alguna razón su suegra terminó en Moab. La que sí era israelita. Noemí. Noemí era israelita y ella terminó en Moab. ¿Por qué? Porque su marido se la llevó para allá. ¿Y allá en Moab quiénes murieron? El esposo de Noemí y los tres hijos de Noemí. Y Ruth había sido esposa de uno de los hijos de Noemí. Y de un momento a otro estas dos mujeres quedan desamoradas. Porque se quedaron sin maridos que las protegieran, que les proveyeran, que les cuidaran. Y quedaron en el aire. En el aire. Y Noemí le dice a Ruth, mira, esta es tu tierra, esta no es la mía. Esta es tu tierra, este es tu país, esta es tu nación, no es la mía. Déjame, yo me voy para Israel. Déjame, yo me voy. Tú quédate acá, real tu vida, vuelve a hacer tu vida, cásate con alguien más. Yo me voy. Y Ruth queda. Ruth dijo, no, yo me voy contigo. Y Noemí le dijo a Ruth, pero ¿qué vas a hacer eso? Si yo no tengo nada que ofrecerte, no tengo nada que darte. Es más, te van a rechazar en Israel. Porque allá rechazan a los extranjeros. Los consideran impuros, los consideran sucios. Te van a rechazar, no va a haber nada bueno para ti, ¿cómo me vas a seguir? Pero Ruth, en un momento le dice, porque mi Dios es tu Dios. ¿Cómo? Tú tienes dioses acá, tú puedes adorar a esos dioses, dioses de D minúscula, falsos, acá. Y Ruth le dice, no, porque yo he visto el Dios que tú adoras, el Dios que tú amas. Yo lo conozco. Y yo quiero ir a donde Dios me está. No importa si me rechazan, no importa lo que me cueste, yo quiero seguir a ese Dios. ¿Cómo terminó la historia de Ruth? Es que no hay sino finales hermosos, en medio de vidas destruidas, en medio de situaciones tenazmente odorosas. Cuando alguien tiene fe en Dios, Dios reconstruye su vida, Dios le da propósito, Dios le da identidad. Dios le restaura. ¿Cómo terminó Ruth? Casada. Y siendo parte de qué? Una extranjera. Una extranjera. Terminó siendo parte de qué? El linaje de Jesús. Jesús. Versículo 6, dice Isaí, ah bueno, antes. Vos engendró de Ruth a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón. Llegamos al rey David. Llegamos al rey David. Miren, es que Ruth, Ruth fue abuela, no, dice abuela, de David, del gran rey David. Rahab fue paterabuela del gran rey David. Y aunque parecen historias individuales, parece que Dios está simplemente haciendo cositas en la vida de aquel, en la vida de aquel, en la vida de este otro. Y uno parece que si uno no andara, o si no estuviéramos en el punto alto, y estuviéramos ahí metidos entre la ciudad, como que solamente veríamos cosas que parecen ser individuales, separadas. Pero cuando nos levantamos y vemos todo lo que Dios estaba haciendo, todo estaba perfectamente conectado. Todo tenía sentido, todo tenía un propósito. Y hasta aquí vemos el gran auge del pueblo israelita. Porque Israel nació en Abraham. Cuando ya llegó David, David, esto era un reino gigante. Era un reino muy grande, muy poderoso. Y David, por medio de la gracia de Dios, extendió a Israel y hizo que Israel fuera un reino tremendamente influyente. Y Israel llegó a la cuspi, llegó a un punto muy alto de influencia en el mundo entero. Pero, después de David, empieza a haber un tiempo decaído, decaído, decaído, decaído. Y tiene que ver con David también. David merecía ser el escogido de Dios. ¿El escogido de Dios? No. Pero Dios le prometió a David, le había dado a David el reino. Y en un momento, Dios decide darle a David el reino por la eternidad. ¿Por qué? Pues podía pasar. Que alguien llegara a matar al rey David, matara a todos los hijos de David, toda la descendencia de David. ¿Y qué? ¿Y entonces qué pasaba? Se perdía el derecho al reino, porque ya nadie más tenía derecho y entonces había otro rey. Pero Dios le prometió a David que a través de él vendría un rey que gobernaría eternamente. Y Dios lo prometió a David. Y eso está en 2 Samuel, capítulo 7, versos 10 a 17. Yo quiero leerlo, no está acá. Yo fijaré lugar a mi pueblo Israel, dice Dios. Y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los ginecos le aflijan más como al principio. Desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel, dice Dios. Y a ti te daré descanso de todos tus enemigos, le está diciendo Dios a David. Así mismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos y duermas con tus padres, yo levantaré de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas y afirmaré su reino. ¿De quién está hablando? De Jesús. Él edificará casa a mi nombre y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Ahí está hablando de Salomón. Y le dice, yo le seré a él por padre y él me será a mí por hijo. Está hablando de Salomón. Y si él le hiciera mal, yo le castigaré con vara de hombres y con azotes de hijos de hombres. Está hablando de Salomón, el hijo de David. Pero mi misericordia no se apartará de él como la parte de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y le dice Dios a David, y será afirmada tu casa y tu reino para siempre. Delante de tu rostro y tu trono será estable eternamente. ¿Será estable cuánto? Eternamente. Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión. Así habló Natán, el profeta de Dios, a David. ¿David merecía que Dios le hiciera semejante pacto? ¿Que Dios se comprometiera con David de semejante forma? ¿Acaso David había hecho algo tan grande como para merecer semejante gracia de Dios? Él había sido un hombre bueno. Él había sido un hombre que amaba a Dios, sí. Pero era un pecado. ¿Por qué? Porque dice, Y el rey David, en el versículo 6 de Mateo 1, engendró a Salomón de la que fue mujer de Urias. Urias era otro hombre. ¿Cómo así? ¿David engendró a Salomón de quién? ¿De su esposa? ¿De la esposa de quién? ¡De Urias! ¿Cómo así? O sea, ¿David tuvo una relación extramarital? Sí. ¿David adulteró? Sí. Un día, David y su pueblo estaban en guerra. Pero David decidió quedarse en casa. No ir con su pueblo a pelear. Y mientras estaba en su casa, subió a la azotea. Y desde lo lejos, vio a una mujer, hermosa, bañándose. Obviamente en ese tiempo no habían casos como hoy. Y la vio. Y la codició. Y la dejó. La mandó a llamar. Y esa noche, él estuvo con ella. ¿Ella tenía chance de decir que no? Sí. Pero él era el rey. Él era el rey. Y mientras tanto, su esposo Urias, ¿dónde estaba? En la guerra, en la guerra en la que no estaba David. ¿Y qué pasó? Esa mujer quedó embarazada. ¿Qué pasó? Ahí le dice al rey David, mira, estoy embarazado. Y el rey David queda. ¿Y ahora? Nadie puede saber que tú y yo tuvimos esto. Y él decide mandar llamar a Urias a la guerra. Y lo manda a llamar. Y entonces él dice, bueno, lo voy a emborrachar. Para que vaya y pase la noche con su esposa. Lo emborracha. ¿Pero él se va para la casa? No. Se queda. Se queda en la puerta del palacio. Y cuando David se entera que no fue a la casa, sino que se quedó en la puerta del palacio. Ahí le dice David a Urias, ¿qué pasó? Pero si te dije que te fueras para la casa, que descansaras, que tuvieras un buen tiempo. Urias le dice, no mi rey. ¿Yo cómo voy a hacer eso? Si mi pueblo está peleando por usted. Y por el pueblo de Dios. Yo no puedo irme a disfrutar y a gozar. Si mis demás hermanos están muriendo. Y David dice, no. Y ahora, David hizo todo lo que pudo. Para que Urias pasara una noche con su esposa. Y no lo logró. ¿Qué es lo que hizo David? Un pecado lleva a otro pecado. David escribió una carta. Al comandante de su ejército. La cerró, la selló. ¿Y se la entregó a quién? A Urias. Y Urias tenía que ir a la batalla otra vez. Y entregarle la carta a su comandante. ¿Y qué decía esa carta? Que por favor pusiera a Urias en el frente de la batalla. ¿Para qué? Para que lo matara. ¿David merecía semejante regalo de Dios? ¿David no merecía semejante regalo de Dios? Pero una vez más. Dios escoge a una persona. Y decide expresarle su gracia. Y decide expresarle su gracia, su misericordia. A esa persona. Y ya. Y entonces. Salomón. Ensentó a Roboam. Roboam a Bías. Y a Bías a Asa. Usted en el versículo siete. Asa enjendró a Josafat. Josafat a Joram. Y Joram a Josías. Josías enjendró a Jotam. Jotam a Acas. Y Acas a Ezequiel. Ezequiel enjendró a Manacés. Manacés a Amón. Y Amón a Josías. Josías enjendró a Jeconías. Y a sus hermanos. En el tiempo de la deportación a Bábito. ¿En qué tiempo? En el tiempo de la deportación a Babilonia. ¿Se acuerdan que yo les había dicho? Que cuando llegamos a David. El pueblo israelí estaba en la cúspide. Después de David. El pueblo. Empezó a decaer. Pero habían llegado a la cúspide. ¿Por qué? Porque aún. En medio de su pecado. Ellos querían amar a Dios. Ellos querían. Obedecer a Dios. Y ellos vivían. Obedeciendo. A Dios. Como más pudieran. Pero después de David. El pueblo se. Desentendió de Dios. El pueblo rezó a Dios. Y se alejó de Dios. ¿Y qué pasó? Efectivamente. Las cosas empezaron a empeorar. Hasta el punto en el que llegaron. Deportados a Babilonia. Fueron invadidos por Babilonia. Un gran imperio. Muchos. Murieron. Muchos quedaron muertos. Por el juicio de Dios. Luego de cientos de años. De Dios decirles. Arrepiéntanse. Arrepiéntanse. Vuelvan a mí. Los amo. Amenme. Ellos no lo hicieron. Y Dios terminó. Ejecutando su juicio. Contra. El pueblo. Y los terminó enviando a Babilonia. Algunos. A los sobrevivientes. Y allá estuvieron deportados. En tierras lejanas y ajenas. Con 70 años. Pero. Dice el versículo 12. Después de la deportación. A Babilonia. Jeconía. Engendró a Zalatiel. Y Zalatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud. Abiud a Eliakim. Y Eliakim a Azor. En medio del. Juicio de Dios. En medio de la peor situación. Para Israel. El plan de Dios seguía su curso. El plan de Dios se vio afectado. ¿Algo se opuso al plan de Dios? Nada. Ni siquiera nuestro pecado. Puede. Interrumpir. El plan de Dios. Ni siquiera el pecado de una nación. Puede interrumpir. El plan de Dios. Nada. Puede haber. Versículo 14. Azor engendró a Zadok. Zadok a Akim. Y Akim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar. Eleazar a Matán. Matán a Jacob. Y Jacob engendró a José. Marido de María. De la cual. Nació Jesús. Llamado el Cristo. Llegamos a José. José. Era. Descendiente de David. Sí. ¿Era descendiente de Abraham? Sí. ¿Pero por qué. Le transfirieron a Jesús los derechos de José. Si José. No tuvo nada que ver en la concepción de Jesús. Porque en el pueblo israelita. Un hijo. Adoptado. Tenía. Todos. Todos. Todos los derechos. Que un hijo. Natural. Y José. Tomó a Jesús. ¿José sabía que Jesús no era su hijo? Sí. Él sabía. ¿Quién se lo había dicho? Dios. Jesús tuvo que ver algo en la fecundación. En la creación. María. María concibió el espíritu de Dios. Pero. José aceptó a Jesús como su hijo. Y eso le dio a Jesús. Todos los derechos. Legales. Civiles. Que José tenía. Y es interesante. En esta porción que dice. José de María de María. María. De la cual nació Jesús. Este verbo nació. En el original. Está en voz pasiva. Significa. Que María no hizo nada. Para que. En su vientre. Fuera concebido Jesús. O sea. Ya no hizo nada. Hubo un agente. Que lo hizo todo. Para que ella. Quedara en embarazo de Jesús. Es muy claro en el original. Siquiera fuera una voz media. Uno dice. Una voz media es que la persona. Hace algo. Y se beneficia de eso que hizo. Una voz activa es que. La persona hizo eso. Yo corrí. ¿Quién corrió? Yo. Una voz pasiva es. Me trajeron un café. ¿Quién trajo el café? Yo. ¿Quién se benefició del café? Yo. Voz pasiva. María no hizo nada. Recibió la gracia de Dios. Y Dios. Concibió en ella. Jesús. Eso es lo que dice el original. ¿Y cómo termina Mateo? Diciendo. De la cual nació Jesús. ¿Llamado qué? El Cristo. Llamado el Cristo. El Cristo. Es igual que el Mesías. ¿Y quién era el Mesías? El Salvador. Aquel que Dios había prometido. Para salvar al pueblo. Aquel que Dios había prometido. Para liberar al pueblo. Aquel rey eterno. Que gobernaría. Todo. Eternamente. Y Mateo está diciendo. Miren. Jesús es el rey. Jesús. Es el rey. Del pueblo. De Dios. ¿Y el pueblo de Dios se limita a los judíos? ¿A los israelitas? No. El pueblo de Dios es todo aquel. Que confíe en Jesús. Que cree en Jesús. Pero no creer intelectualmente. Únicamente creer. Con emoción. Creer con voluntad. Ellos que creen. Dice Juan. Son declarados. ¿Qué? Hijos de Dios. Si tú has creído en Jesús como tu salvador. Eres hijo de Dios. Y si eres hijo de Dios. Eres del pueblo de Dios. Y si eres del pueblo de Dios. Tienes un rey. ¿Quién es? Jesús. Jesús. ¿Qué revela todo esto? Revela la enorme. Enorme. Enorme. Gracia de Dios. Al usar a pecadores. Para cumplir. Con justos. Pero ojo. Tengo que hacer una aclaración acá. Porque suena que Dios es injusto. ¿Cómo es que le va a dar a David semejante beneficio? ¿Cómo es que le va a dar a Tamar semejante beneficio? ¿A Judá semejante beneficio? ¿Saben por qué se los dio? Porque alguien. Pagó. Por sus. Pecados. ¿Quién fue? Jesús. Dios extiende gracia. Pero esa gracia. No fue gratis. Es gratis para nosotros. Pero no fue gratis. ¿Quién pagó? Jesús. ¿Quién pagó el precio para que tú y yo pudiésemos recibir salvación de Dios gratis? Jesús. Dios. Extendió su gracia con todos ellos. Pero porque alguien iba a pagar lo de sus pecados. No fue injusto. Y Dios extendió su gracia. Reveló su gracia. Y tenemos en la genealogía a nuestro rey. A una prostituta. A una adúltera. Y adúltero. A un infiel. A gente pecadora. Pecadora. Pero perdonada por Dios. Y elegida por Dios para defenderle su amor. ¿Qué más vemos? Vemos que Dios cumple sus pactos. Dios le había prometido a Abraham hacerle una gran nación. ¿La hizo? Dios había prometido que a través de Abraham serían benditas todas las naciones de la tierra. ¿Lo somos? ¿A través de Abraham? No, a través de Judá. Iba a venir el rey. ¿Pasó así? Sí. Dios le dijo a David, te voy a dar a alguien que tenga tu reino y tu reino eternamente. Y tu reino va a ser eterno. ¿Se cumple? Sí. ¿Dios cumple sus promesas? Sí. ¿Dios cumple sus pactos? Sí. Es bonito pensar que Dios cumple esos promesas de bien que Él me hace a mí. Pero si tú no eres hijo de Dios, si tú no has creído en Jesús como tu salvador, Dios va a cumplir su palabra contigo. Dios va a ejecutar su juicio contra ti. Dios va a ejecutar su juicio contra ti. ¿Dios es soberano? Sí. ¿Dios lo gobierna todo? Sí. ¿Cuántas generaciones pasaron? Muchas. Y Dios entrepegó su plan. Cumplió sus propósitos en medio de cada realidad, de cada realidad. De cada persona. De cada familia. Dios cumplió su plan. Y Dios revela a través de esto su poder. Su poder. Su poder. Para que mientras que Él cumple su voluntad en la vida de cada individuo, en la vida de cada individuo, a la vez eso se entreteje con su plan. A la vez eso se entreteje con su plan general. ¿Dios tiene un plan contigo? Sí. ¿Es igual al plan que tiene contigo? No. ¿Dios tiene un plan contigo diferente? Sí. ¿Lo tiene contigo? Sí. Es individual. Son práctices individuales. Él está orando en tú, en tu vida. Él está orando en tu corazón. Él está orando en mi corazón. Pero a la vez, ¿todo eso está qué? Concluyendo de una manera maravillosa en algo que va a ser majestuoso, va a ser grandísimo. Porque Él obra individualmente, pero también lo hace de manera global, general. Y eso revela su poder. Eso revela su poder. ¿Por qué la iglesia cristiana está llamada a hablarle de Jesús a todo el mundo? ¿Por qué? Porque el plan de Dios es que nadie se pierda. El plan de Dios es que todos lo conozcan. Y lo que Él está haciendo en tu vida, así, individual, pequeñito, tiene el propósito de que eso sume al plan global de Dios de hacer que todo el mundo conozca a Dios. Y de hacer que muchos crean en Él. No podemos pensar que es mi vida con Dios, es lo que Dios está haciendo en mí, y es mi relación con Dios y solamente es una situación entre Él y yo y nada más. No. No es yo vengo a la iglesia y listo, o yo leo la palabra de Dios y ya nada más. No, no, no. Hay mucho más. Dios está usando tu persona, pero eso en algún punto va a conectarse con el mega plan que Dios está desarrollando en el universo. ¿Y tú quieres ser parte del plan que Dios está haciendo? Claro, todos unámonos, unámonos, caminemos en la misma dirección en la que Dios va. Eso es lo que tenemos que ver. Y al final esta genealogía nos deja que Dios es un Dios milagroso. Dios hace mitazos. Dios abre caminos. Dios le da esperanza al que no tiene esperanza. Dios acepta al rechazado. Dios es un Dios que hace cosas imposibles, que parecen imposibles. Dios cumple promesas. Dios siempre está obrando. Dios siempre está obrando. Y por eso queremos cantar, queremos cantar esta segunda canción, tercera canción, para decir nuestro Dios es ese Dios milagroso que abre caminos, que cumple promesas, que siempre, siempre está obrando. Vamos a cantar esta canción. Aquí estás, debemos mover, te adoraré, te adoraré. Aquí estás, obrando en mí, te adoraré, te adoraré. Aquí estás, debemos mover, te adoraré, te adoraré. Aquí estás, obrando en mí, te adoraré, te adoraré. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Aquí estás, flotando mi corazón, te adoraré, te adoraré. Aquí estás, flotando mi corazón, te adoraré, te adoraré. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Aquí estás, flotando mi corazón, te adoraré, te adoraré. Aquí estás, flotando mi corazón, te adoraré, te adoraré. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre caminos, cumple promesas, cruza en tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Siempre está, siempre está tocando. Siempre está, siempre está tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Siempre está, siempre está tocando. Siempre está, siempre está tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Siempre está, siempre está tocando. Siempre está, siempre está tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Aunque no pueda ver, estoy tocando. Siempre está, siempre está tocando. Siempre está, siempre está tocando. Milagroso, abre camino, cumple promesas, lucen tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre camino, cumple promesas, lucen tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre camino, cumple promesas, lucen tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Milagroso, abre camino, cumple promesas, lucen tinieblas. Mi Dios, así eres tú. Mi Dios, así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. Así eres tú. ¿Pueden tomar asiento? ¿Pueden tomar asiento? Ese es Dios. Ese es Dios. Ese es el Dios que tenemos. Ese es nuestro Dios, el que cumple promesas. El que abre caminos. Pero ¿y qué de Jesús? ¿Qué de Jesús, verdad? Bueno, para concluir, quiero que veamos qué tiene que ver esto con Jesús y con nosotros. Miren, que Jesús sea el Rey, que se despojó de su gloria para venir a la tierra y mostrarse y ser un manso cordero, no le quita que Él es el Rey. Él vino como un manso cordero. Vino y se cayó ante las injurias, las blasfemias, las mentiras, las groserías de la gente. Él no hizo nada para cumplir el plan de Dios por ti y por mí. Pero Él es el Rey. Él tiene gloria. El Rey. Tenemos que entender esto. Es el Rey del Pueblo de Dios, que gobierna la tierra. Y esto tiene que llevarnos a relacionarnos con nuestro Señor de una manera especial. Nuestro Señor es aquel a quien le debemos. Nuestro Señor es aquel que tiene gloria. Nuestro Señor es aquel de que debemos obedecer y servir, contemplar, como decía el Don Estado. Pero debemos servir y alegrarnos por Él, pero contemplar, porque Él es el Rey. Debemos entender, amigos, nosotros no estamos, el Pueblo de Dios no está para vivir para sí mismo. El Pueblo de Dios no está para el placer. El Pueblo de Dios no está para hacer de su vida una telenovela. El Pueblo de Dios no está para recibir y acumular y acumular y tener gozo y tener paz. Paz de la que el mundo ofrece. No. El Pueblo de Dios no está para eso. El Pueblo de Dios está para servir a su Rey. Para eso estamos tú y yo. Estamos tú y yo para servir a nuestro Rey. Por eso el Señor nos llama a unirnos a su plan global. Nos llama a unirnos a lo que Él está haciendo. ¿Qué está haciendo Él hoy? Está sanando corazones, aceptando pecadores. Está imputándoles el sacrificio de Jesús para declararlos justos. Está diciéndole a la gente que es pecadora. Está diciéndole a la gente que tiene un problema con Dios, que están siendo rechazados por Dios gracias a su pecado. ¿Y Él qué está haciendo? Le está diciendo a la gente, mire, Jesús es el camino. Jesús es el Señor. Síganlo. Créanle. Y van a llegar a mí. Nosotros no estamos para que nuestro nombre sea glorificado. Estamos para que el nombre de Jesús sea glorificado. Él es el Rey. Nosotros somos sus siervos amantes. Y aunque Él no esté en cuerpo presente, Él es el Señor. Y aunque Él no esté en cuerpo presente en esta tierra, aunque Él no esté en un trono de oro gobernando acá en la tierra, presente en cuerpo, Él está gobernando. ¿Saben cómo? A través de su iglesia. Él está gobernando a través de su iglesia. Porque Él es la cabeza de la iglesia. Y su iglesia es su cuerpo acá en la tierra. Él está gobernando. Y tú y yo somos ese cuerpo. Tú y yo somos ese pueblo. Tú y yo somos esos en quienes Dios está obrando de manera personal, individual, maravillosa, preciosa. Pero también somos ese pueblo de Dios que Él está usando para cumplir su plan global. Para que muchos crean en Él y nadie se pierda. Tenemos que ver a nuestro Rey como Rey. A nuestro Señor como Señor. No podemos pretender que nos sometemos a todo el mundo, nos sometemos a nuestro jefe, nos sometemos a nuestros socios, nos sometemos a nuestra esposa, a nuestro papá, nos sometemos al policía, nos sometemos al presidente. Pero no nos sometemos al verdadero Rey, al Rey de Reyes, a Él a quien debemos someternos. Así es como debemos vivir. Para terminar, quiero que cantemos esta última canción, Rey de Reyes. Vamos a cantar esta última canción para ustedes. Y en la oscuridad estaba toda la humanidad, hasta que desde los cielos nos viniste a rescatar. A través de una virgen elegiste tu nacer y del trono descendiste a un pesebre siendo Rey. ¡Gloria al Padre nuestro Dios! ¡Gloria al Hijo el Salvador! ¡Gloria al Santo Espíritu! Rey de Reyes, nadie hay como tú. Para revelar tu reino y alcanzar el pecador, a la cruz no te negaste para darnos salvación. Aun en tus sufrimientos tú veías más allá, no pensaste en el precio de entregarte en mi lugar. ¡Gloria al Padre nuestro Dios! ¡Gloria al Hijo el Salvador! ¡Gloria al Santo Espíritu! Rey de Reyes, nadie hay como tú. Hasta el fin del amanecer todo el cielo resonó, pues la muerte para siempre el Cordero conquistó. Y la tumba se abrió y vacía ahora está, todas las generaciones esperas se encontrarán. Y la iglesia comenzó, con su Espíritu nació, nuevas nuevas conocidas para toda la creación. Por su sangre, por su nombre y de su amor por la fe, Jesucristo ha vencido, nos resucitó por él. ¡Gloria al Padre nuestro Dios! ¡Gloria al Hijo el Salvador! ¡Gloria al Santo Espíritu! Rey de Reyes, nadie hay como tú. Rey de Reyes, nadie hay como tú. Pero tú eres un rey que no reina con setego de justicia, con vara rígida, dura. Tú eres un rey compasivo, tú eres un rey misericordioso, tú eres un rey amoroso. Tú eres un rey que tiene un corazón de pastor. Tú eres alguien que tiene la posición más alta, pero el corazón más tierno. Señor gracias, gracias porque soy de tu reino, gracias porque somos hijos de Dios gracias a ti. Pero gracias también porque aunque eres rey me tratas como siendo tú un pastor para mí. Me tratas como una oveja, no me tratas como un siervo, no me tratas como alguien más, me tratas como una oveja amada. Y eso es lo que haces con todos, nos tratas así. Y nos guías y nos muestras y nos llevas por verdes pastos, por lugares buenos, a veces lugares difíciles, tierras no tan fáciles de transitar. Pero tú estás rey y tú estás gobernando con esa vara de pastor que expresa su amor y expresa su compasión por todos nosotros. Te amo Señor, te amamos, eres el mejor rey, eres el único y verdadero rey, eres el rey que nos ama. Eres el rey que dio su vida por nosotros, te amamos, en nombre de Jesús, amén.

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