In this message, the speaker discusses the importance of repentance in our relationship with God. They explain that seeking an understanding of how God works in the lives of others without personally repenting will never bring true transformation. The speaker emphasizes that repentance is not just feeling guilty or avoiding consequences, but truly recognizing our offenses against God and desiring to change. They highlight that everyone has sinned and needs to repent, regardless of the severity of their actions. The speaker emphasizes the need to confess our sins to God and receive His forgiveness through Jesus Christ, which leads to a life filled with the Holy Spirit. They also mention the danger of comparing ourselves to others and feeling superior. The speaker concludes by stating that repentance is a continuous process, as we will still face struggles in this physical world, but with Christ and the Holy Spirit, we can have victory.
Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a tratar de dar un contexto real de lo que nos puede pasar en el día a día, enfrentándonos cotidianamente a lo que para muchos es normal y de hecho nos saca de lo que debería ser nuestro vivir como cristianos delante de Cristo Jesús, del Espíritu Santo y de Padre Dios. Bien, esto es un tema bastante complejo de explicar pero creo que es bastante simple de vivir y en verdad voy a empezar argumentando que si alguna persona busca una explicación de cómo Dios actúa en la vida de otras personas y quiere sentir eso dentro de él sin llegar a sus pies, pues es algo que jamás va a ocurrir en su vida.
Esto es como cuando una persona padece una enfermedad catastrófica y llega alguien que ya superó esa enfermedad, aquel que está viviendo esa enfermedad y posiblemente esté con muchas preguntas, inquietudes, miedos y situaciones de esa naturaleza, aquel que ya vivió esa experiencia y que ya sabe que opera algo superior en él, bueno, entiende claramente cómo se siente aquel que está padeciendo el mal. Este es un ejemplo o una analogía que pongo como para entender que sólo Dios se revela a quien se llega a arrepentir delante de Él.
Esto no es un tema de que yo puedo darme el lujo de mirar cómo es Dios, analizar un concepto de Dios, revisar las experiencias en uno o en otro y después de esta argumentación tomarme el tiempo para llegar a decir, bueno, voy a darle una oportunidad a Dios para que me acepte y me debe con Él. Créame que hay personas que no de esta manera literal lo dice, pero actúa en este sentido y son muchos. ¿Por qué? Porque no ha llegado una comprensión de primero entender que la relación con Dios es tan íntima e individual, pero que tiene requisitos para poder llevarse a cabo, que no es como yo creo que puedo llevar a cabo mi relación con Dios.
Puedes intentarlo todo el tiempo, pero lo que vas a llegar a tener es confusión, desánimo y sobre todo impotencia, porque a la final Dios no es sirviente de nadie. Dios es servidor, claro que es servidor, y es un servidor maravilloso, porque sólo porque Él sirve, es decir, tiene un valor superior a todo lo que nosotros podamos imaginar, es porque estamos aquí. ¿Qué dice la Biblia acerca del arrepentimiento, por ejemplo? Uno de los versículos más populares en relación a este tema es el que está en segunda de crónicas en el capítulo 7 en el versículo 14 que dice, si mi pueblo que lleva mi nombre se humilla y ora y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
Poniéndolo en el contexto más de Cristo Jesús, en el libro de Hechos, en el capítulo 3, 19, dice, por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que tengan y vengan tiempos de descanso de parte del Señor. Y uno que es muy común y que muchas veces deben haber escuchado, es el que está en primera de Juan 1, 9, que dice, si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
Pero aquí hay algo que es fundamental. Aquí no dice si es que crees que eres pecador, o si es que piensas que vas a tener una opción de justificarte, o al fin y al cabo piensas que no eres pecador, y quieres venir a mí, bueno, vas a tener oportunidad. No, no. Aquí hay una premisa que es, todos hemos pecado, todos somos culpables delante de Dios. El hecho es que, por medio de las doctrinas, de las interpretaciones religiosas, en unos casos se clasificó como pecados mortales, pecados veniales, como faltas imperdonables, y cosas como estas, que se dieron para tratar de alivianar la carga que en verdad está impuesta en la Biblia sobre cada uno de nuestras vidas.
Y claro, dentro de todo esto, este contexto de liviandad se va haciendo cada vez más fuerte, al tener ahora personas que abiertamente declaran no creer en Dios, no tener una relación con Él, no importarles, de hecho ni siquiera pensar que hay una vida después de la muerte, en fin, y arraigarse a conceptos que han sido desviados por las interpretaciones equivocadas de las doctrinas. Entonces, ¿qué estás viviendo en tu vida? ¿Estás viviendo una relación con Dios basada en Su Palabra por medio de Cristo Jesús? ¿Has entendido lo que significa Cristo Jesús en tu vida? ¿O estás teniendo solamente ideas que crees que son adecuadas porque coinciden con los pensamientos doctrinales de tu iglesia, o de los pensamientos del pastor, o porque has recibido muchos testimonios pero dentro de ti todavía existe un vacío que no está completo porque hay algo que falta y que es justamente lo que vamos a ver ahora, el arrepentimiento.
¿El arrepentimiento? ¿Qué es esta famosa palabra arrepentimiento? En hebreo se dice Teshuvá. Teshuvá significa volver a caminar por el camino donde yo me equivoqué y no volver a equivocarme. Bueno, entonces estamos hablando de que lo primero que tengo que hacer para poder llegar a tener un arrepentimiento genuino, primero, es saber que pude evitarlo, que no hay nada en este mundo que me pueda decir que yo no sabía cuáles eran las consecuencias que podría llegar a tener, y sobre todo a quien estaba ofendiendo, porque más allá de las consecuencias posiblemente esto nos ayuda incluso a tener un punto de reflexión, porque las consecuencias son las que llevan a muchas personas a no atreverse a hacer algo de la misma naturaleza en una segunda ocasión, pero la necesidad nuestra es tan grande que incluso con las consecuencias volvemos a actuar de esa misma manera.
¿Por qué? Porque ahí únicamente actuamos bajo la culpa, entonces la culpa, una vez que ha sido aplacada, no deja ninguna raíz para que nosotros podamos avanzar con conciencia de saber que no es el hecho de habernos librado de las consecuencias o haber superado las consecuencias lo que significa que me arrepentí, sino es saber a quién ofendí y que no quiero volver a hacerlo. Entonces tal vez dirán, wow, vamos a actuar por miedo. Sí, teme a Dios, tienes que temerle.
No podemos ser tan irreverentes. Si ante una autoridad humana que puede ponerte preso en una cárcel temes, ¿cuánto más a Dios, que es un Dios justo, sabio, todopoderoso, único, vivo, autoexistente, señor de señores, rey de reyes? Por esto es que el arrepentimiento es el canal que nos conecta a una vida plena. ¿Y de qué tengo que arrepentirme si yo soy bueno? Yo no soy malo, yo no soy una persona que hago cosas equivocadas. En fin, bueno, ¿bajo qué contextos te estás evaluando? ¿Bajo qué parámetros te estás poniendo esas características? Pongamos otro ejemplo.
No, es que yo no soy tan así como aquel que violó, que mató, que es un estafador o que oye equivocaciones o pecados que conocemos como muy fuertes. No he matado. ¿Bajo qué condiciones estás poniéndote delante de Dios como alguien que no tiene que dar cuentas? Veamos lo que nos dice la palabra de Dios. Veamos lo que dice en 1 Juan capítulo 1, versículos del 5 al número 10. Este es el mensaje que oímos de Jesús, afirma el apóstol, y que ahora les declaramos a ustedes.
Dios es luz y en Él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios, pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual. No estamos practicando la verdad. Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Y continúa el texto, dice, si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad.
Pero si confesamos nuestros pecados ante Dios, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón. Imaginen todo esto que dice Juan. Juan está hablando de algo que es ahora muy común. La gente, por mucho que escuche la palabra de Dios, y esto estoy hablando para cristianos y no cristianos, tendemos a sentirnos mejores en condiciones superiores a otros que posiblemente evidencien más un problema y estén evidentemente también, valga la redundancia, en pecado.
Pero les quiero hablar por un tema personal, particular. No hay nada más hermoso que declarar nuestras culpas delante de Dios, porque eso es lo que pide, abrir nuestro corazón. Él ya conoce todos nuestros defectos. Él ya sabe lo que hemos hecho. Él lo que quiere es que haya una conciencia de que, pudiendo Él terminar este mundo y a todos con Él, abre un puente de tiempo, de bondad, porque esa es la bondad, la bondad de Dios se manifiesta en todas las cosas.
Por eso sale el sol para justos e injustos, el oxígeno está ahí, los planetas siguen orbitando por donde están, o sea, toda esa sincronía perfecta que tiene Dios en su actuar. Pero eso es bondad, porque Dios es bondadoso, porque Él también es responsable de todo lo que creó. Pero misericordia se activa cuando dentro de esa bondad yo alcanzo a ver este acto maravilloso de Cristo Jesús, y como vimos en primera de Juan, donde dice que si confesamos nuestros pecados a Dios, Él es fiel y justo para perdonarnos, ahí entiendo que hay una parte adicional, que no es sólo bondad, que es maravillosa la bondad de Dios, pero que hay algo que es misericordia, pero para que actúe la misericordia yo tengo que confesar algo que ya es evidente delante de Dios.
Y esto no queda solamente en la confesión, porque Dios sabe que no podemos mantenernos en lo que decimos ni en lo que actuamos, porque sería una situación donde Dios podría perdonarnos y seguiríamos actuando de la misma manera, porque al fin y al cabo somos humanos y cometemos errores. La promesa es tener a Cristo, primero arrepentirnos, reconociendo que somos totalmente, y valga el término, inútiles, para poder llegar a estar a cuentas con Dios, tomamos la salvación de Cristo Jesús y tenemos la llenura del Espíritu Santo.
Esta vida en este mundo físico carnal que tenemos va a seguir dándonos guerra, por eso se habla de una buena batalla. No es algo simple, pero va a valer la pena. Y ahí empieza, y empezaremos a ver, por ejemplo, cuando dice el Salmo 51.1.2, ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor, conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones, lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Este es un Salmo que es extraordinario, porque esto es convicción, y esto no es sólo decir, por ejemplo, en el caso de David, límpiame de lo que hice con Urias y de lo que hice con Bethsabé, en el caso de Salomón, bueno, por decir con todo el adulterio que él vivió y en tu vida, de las cosas más obvias y que se descubrieron.
No, habla de todo el cotidiano vivir. Nosotros, dentro de nuestro contexto cristiano, reconocemos o decimos, por lo menos, tenemos diez mandamientos. Dentro del ambiente judío son 613, pero les aseguro que si nos ponemos a ver mucho más profundamente, saldrán miles de más. Y esto revela la incapacidad del hombre para poder llegar a estar delante de Él, porque ¿quién puede no cometer un pecado todos los días? Por eso, el texto afirma que la sangre de Cristo nos limpia.
¿Cuándo nos limpia? Cuando hemos reconocido nuestra incapacidad, cuando hemos reconocido que hemos ofendido a un Dios santo, y cuando reconocemos que Él, pudiendo terminar nuestra vida, nos da una oportunidad por medio de Cristo Jesús, para poder limpiarnos delante de Él, y llegar a tener una oportunidad de estar con Él en una vida eterna, junto a Él. Hasta aquí voy a dejar el mensaje, pero continuaremos hablando de esto, porque en verdad creo que es necesario hacer una conciencia, y repetir, y repetir, y repetir, hasta tener como puesto en nuestro corazón, de manera definitiva, que Cristo es nuestro único camino, verdad y vida, nuestro Salvador, nuestro Señor, nuestro Dios.
Bendiciones hasta el día de mañana. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org