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la china

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Diego Ruben Molina

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The speaker had never paid attention to China before, but suddenly became interested in the country. They started communicating with someone from China and received support and understanding from them. This made the speaker want to learn more about China and eventually led them to visit the country. However, they are unsure if they are fully accepted by Chinese society. Currently, they are waiting at the airport to get their visa to stay in China because they have fallen in love with the country and don't want to leave. Nunca miré a China. Y no porque es un país que no me guste o me llame la atención. Es más, es un país del cual ni siquiera lo tenía en cuenta. Porque es un país políticamente complicado. Por una vez, no sé cómo, China empezó a llamarme la atención. Yo venía en mi mundo y ella entraba y salía de su placar que la comunicaba con radio. Como si nada, arrancamos a entablar una comunicación de bajada en bajada. Hasta ese momento nuestras charlas eran de lo más común. ¿Vos cómo estás? ¿Qué comida hiciste ayer? ¿Te trajiste para comer? Cosas normales o comunes y corrientes, pero un día de la nada, mi vida por canchero o por idiota quiso aún hacer una argentinada. Y cuando conocí mi horror en busca de comprensión, encontré un puentecito chino. Eso de cuando éramos chicos, caminábamos sabiendo que íbamos a recibir todos los golpes sabidos y por haber. Hasta éramos conscientes que siempre había un hijo de puta que te pegaba además, porque te tenía en bronca. Sin importar en ese castigo, me maté. Todo, o mejor dicho casi todo, me castigaron duro y parejo. Menos esa, con sus ojitos chinos y su mirada tierna. Solo tuvo para mí un abrazo. Y una frase que pegó en el medio del cora. Nadie jamás puede decir que no comete un error. Y atrás de eso, un abrazo. Quiero decir que yo ya venía quebrado, con ataques de pánico de los que venía controlando, con una angustia que sabía que iba a tener problemas por el error cometido. Pero justo en ese momento, y exclusivamente en ese momento, ese abrazo, que para ella no significó nada, deduzco, a mí me armó de una, donde una energía, algo que me trajo a la realidad. Ahí levanté la mirada. Y me encontré con un país que ignoré durante mucho tiempo. Como si la tecnología de un país asiático me pegara una cachetada de realidad. En ese momento solo quise conocer China. Sus gustos, quien era el presidente, qué leyes predominaba, y por sobre todo, si cometía un delito en sus tierras, si el castigo sería cadena perpetua, o saldría como si nada, como si fuese un hurto. Y en Argentina, con esas cosas salí sin nombres. El tiempo pasó y las ganas de ir a China fueron más. Escribí cartas, hablé con la embajada y un día aceptaron mi estadía. A partir de ahí comenzó mi tour. Aprendí su cultura, reconocí sus calles y fui ahondándome en su mundo. Pero, amigo, no es todo escolar de arroz. China tiene sus mambos, y aún no está seguro si me aceptan. Dice que me quiere como turista, pero que no gusta. Que le dé tiempo para que se amolde mi presencia. Hoy espero en el aeropuerto, esperando que me sellen la visa para quedarme en ese país. Porque, sin pensarlo y por desconocimiento, un día conocí a China. Y nunca más me quise ir. Subtítulos por la comunidad de Amara.org

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