Details
Nothing to say, yet
Details
Nothing to say, yet
Comment
Nothing to say, yet
The main idea of this information is that a person who is just and righteous should never turn away from their righteousness and commit evil. Good deeds cannot compensate for wrongdoing, and the intention of the heart will be evaluated by God. Good works should not be used to justify evil actions but rather to overcome them. It is important to rely on prayer and the power of the Holy Spirit to resist temptation and develop a sincere heart that desires to please God. God is willing to forgive our ignorance and calls us to repent and live a life of righteousness. El que hace justicia es justo, y debe esperar a seguirlo siendo siempre. Ezequiel 18 dice en el versĂculo 24, Mas si el justo se apartara de su justicia y cometiera maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impĂo hizo, ÂżvivirĂĄ a Ă©l? Ninguna de las justicias que hizo le serĂĄn tenidas en cuenta. Por su rebeliĂłn con que prevaricĂł y por el pecado que cometiĂł, por ello morirĂĄ. ApartĂĄndose el justo de su justicia y haciendo iniquidad, Ă©l morirĂĄ por ello. Por la iniquidad que hizo, morirĂĄ. Hoy quiero plantear la pregunta, Âżpuedo llegar al cielo haciendo el mal y el bien? Dios nos habla a travĂ©s de Su Palabra, la Biblia. Nos deja ver que el corazĂłn quiere muchas veces inclinarse a hacer lo que no es correcto. Desde lo mĂĄs profundo, se quiere hacer lo que no estĂĄ bien. Y luego callar la conciencia haciendo una que otra cosa buena. Pero el corazĂłn del hombre es engañoso. Pensar de esta manera esconde realmente perversidad. ÂżPor quĂ© razĂłn quisiĂ©ramos hacer el mal y luego pensar que las obras buenas disminuirĂĄn o compensarĂĄn el castigo que merecemos, y serĂĄn como un boleto para ir al cielo? Porque detrĂĄs de ello queremos justificarnos para practicar la maldad toda nuestra vida. No obstante, Dios ha dejado esto muy claro. Una persona justa no debe nunca apartarse de su justicia. No debe querer hacer las obras de una persona impĂa. No debe pensar que sus obras buenas, llamadas justicias, le van a ser tenidas en cuenta el dĂa que tenga que enfrentar a Dios, sino que serĂĄ evaluada la intenciĂłn de su corazĂłn, de modo que por haber deseado hacer el mal y no haber deseado permanecer siempre en la justicia y la bondad, aquella persona serĂĄ castigada por eso. Algunos pensarĂĄn que las buenas obras deberĂan ser tenidas en cuenta como un medio compensatorio. ÂżPero por quĂ© no lo son? No lo son porque las buenas obras en realidad son producto de la fe. Es decir, las buenas obras vienen despuĂ©s de que el corazĂłn cree en Dios y tiene un fuerte y sincero deseo de agradarlo. Por lo cual, si en realidad lo que buscamos es hacer el mal y usar una buena acciĂłn para compensar esa maldad, entonces no hay un deseo puro ni tampoco sincero por agradar a Dios. Las buenas obras en realidad estĂĄn ahĂ para que las hagamos, para que andemos y vivamos en ellas, usĂĄndolas para vencer el mal con el bien, no para justificar el mal que hacemos. Ahora bien, alguien podrĂĄ decir, Oye, pero es inevitable que a veces pensemos algo incorrecto o que hagamos siempre todo bien. Por supuesto, la perfecciĂłn es sĂłlo de Dios y parece inevitable hacer todo bien. Pero hay esperanza. Por eso es por lo que Cristo vino al mundo, para deshacer todas las obras del diablo que nos inducen a lo incorrecto, para mostrarnos cĂłmo la oraciĂłn es el medio mĂĄs fuerte para vencer esa debilidad en la carne. Cristo partiĂł y dijo que al irse vendrĂa el EspĂritu Santo, el cual nos dotarĂa de poder, de amor y de dominio propio, de tal forma que con el tiempo cedamos cada vez mĂĄs hacia las cosas incorrectas, cada vez mĂĄs las resistiremos de tal manera que podremos desarrollar un corazĂłn sincero que no quiera hacer los deseos ni las obras de la carne. Esta es la verdad que Cristo dijo que nos liberarĂa. AsĂ entonces, el dĂa de hoy, se convierte en el momento en que debemos considerar que Dios, en estos tiempos, habla por medio de Su Hijo y nos dice a todas las personas que estĂĄ dispuesto a pasar por alto toda nuestra ignorancia con la que hemos pecado, con la que no hemos deseado tener un corazĂłn puro o recto todo el tiempo, y nos dice Dios por medio de Cristo que nos arrepintamos de todo nuestro mal, que aprendamos a hacer el bien cada vez en mayor medida. Se trata de vivir nuestra vida como dice el proverbio 4.18. La senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el dĂa es perfecto, por lo cual se hace verdadero lo dicho en Ezequiel 18.31. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habĂ©is pecado, y hacĂ©os un corazĂłn nuevo y un espĂritu nuevo. ÂżPor quĂ© morirĂ©is, cazada Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice el Señor. ConviĂ©rtanse pues, y vivirĂĄn. Saludos y que Dios te bendiga.