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¡El perfecto amor echa fuera el temor y el pecado!

¡El perfecto amor echa fuera el temor y el pecado!

Carlos Garcia

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The main idea of this information is that perfect love casts out fear and sin. It explains that while understanding the consequences of sin is important, it is not enough to simply fear punishment. Instead, we should focus on the sacrifice of Christ and the love He has shown us. We are encouraged to live a life pleasing to God and to imitate His love. It also warns against the temptations of Satan and emphasizes the need to seek Christ and allow Him to transform our lives. The overall message is to overcome sin through the perfect love of God. El perfecto amor echa fuera el temor y el pecado. Primera de Juan 4.18 dice, En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo, de donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. Si bien, comprender que el pecado trae consecuencias graves y que a raíz de elegir practicar muchos pecados que aparecen enlistados en la Biblia, llegamos a saber que la paga será la muerte eterna o no poder heredar el reino de Dios, como lo dice en 1 Corintios 6.9, Gálatas 5 o Apocalipsis 21.8, para muchas personas no resulta suficiente temer al infierno. Esto es porque Dios nunca disuadirnos de llevar vidas justas y buenas a través del temor, sino que en realidad, todo lo que se dice en las referencias antecitadas sobre las acciones y actitudes que hacen que no se pueda heredar el reino de Dios, son sólo para que estemos enterados de las consecuencias que enfrentaremos. Por ejemplo, 1 Corintios 6, 9-10 dice, ¿no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan como varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Mientras que Gálatas 5 del 19 al 21 dice, y manifiestas son las obras de la carne, que son, adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas acerca de las cuales os amonesto. Como ya os lo he dicho antes que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. También Apocalipsis 21 del 7 al 8 dice, el que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi Hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos, tendrán su parte en el lago que arde con fuego y asufre que es la muerte segunda. Quizá a alguno llegue a aterrarle pasar el resto de la eternidad en el infierno tras darse cuenta de que las cosas que practica son pecado. Sin embargo, no es esto lo único que debe una persona saber para vencer su deseo de pecar. También es necesario que sepamos que la mejor manera de vencer ese impulso de pecar es poder mirar a la cruz en la que Cristo murió y ser capaces de contestar a la pregunta, ¿por qué dio su vida el Hijo de Dios? ¿Lo hizo para que yo pudiera andar en el placer de la carne y del pecado todos los días de mi vida? No, lo hizo porque la paga del pecado es la muerte, y Él fue quien tomó mi lugar. Dio su vida por mí porque así de grande fue Su amor que no quería que yo fuera castigado por mi pecado, sino que fuera visto por Dios como una persona justa. Si tan sólo fuéramos capaces de valorar este sacrificio, si tan sólo pudiéramos entender lo que significó para alguien como Cristo tener una perfecta relación con Su Padre, y luego tener que cargar con nuestro pecado y las consecuencias de dicho pecado en sí mismo, y tener que decir, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Como podemos ver, el amor que tuvo Cristo hacia nosotros al dar Su vida por todos los que éramos injustos, esto sí que debe simbrar nuestra conciencia todos los días. Esto sí que nos debe empujar a pensar, ¿qué haré ahora con mi vida, ahora que sé que Dios me da la oportunidad de ser librado de la paga del pecado? ¿Negarí a Cristo para continuar en mi pecado? Haré y cumpliré sólo aquellas cosas de las que me convienen, pero que me permiten seguir pecando? Ambas preguntas, de tener una respuesta afirmativa, sólo pueden recibir condenación, y sólo hacen evidente que amo la perversión y la maldad y que no las quiero dejar, aunque sepa que el pecado realmente es destructivo y trae consigo la condenación en el infierno, y que, en la lucha contra el pecado, un hombre justo como Cristo tuvo que sufrir y morir. No obstante lo anterior, y en lugar de preguntarnos si debemos continuar con nuestro pecado, ¿no sería una mejor pregunta pensar, me dispondré a conocer a mi Salvador y cómo quería Él que fuera mi vida? Después de todo, la Biblia dice que no solamente murió en la cruz por mí, sino que también resucitó, lo cual es maravilloso porque ahora sé que esta vida terrenal no es lo único que hay, y aun ahora, en este momento, Cristo puede verme, Dios también puede verme y puede enguiarme, así que, ¿por qué no mejor comenzar a buscarlo para vivir por Aquel que dio Su vida por mí, y esforzarme por llegar a estar con Él, imitando el amor que ahora entiendo que tuvo por mí, y dándolo a los demás, no sólo permitiendo que el temor al castigo dirija mi vida, sino echando fuera todo ese temor por medio del amor que ahora veo que Dios tuvo conmigo, y que es necesario que yo ponga en práctica, y pida a Dios que me perfeccione cada día más y más en ello. ¡Vamos! Abramos los ojos. Hemos sido librados de la esclavitud al pecado. Fuimos hechos libres, no para servir a la iniquidad por medio de la carne, sino para vivir guiados por el Espíritu, para dar fruto en toda cosa buena que Dios quería que diéramos, desde que dijo, haré al hombre a mi imagen y semejanza. Por último, si acaso estoy logrando disuadirte de dejar el pecado, si quizá me estoy acercando, es bueno, pero recuerda, no podrás tú solo. El pecado está a la puerta y el mundo a tu alrededor no conoce otra cosa más allá del pecado. Además, el tentador, Satanás, tratará de poner malos pensamientos en tu mente. Él trabajará y se esforzará para hacerte tropezar, y usará todas sus artimañas para engañarte, de tal forma que sigas pensando que el pecado y las cosas malas que disfrutas sean buenas. Eso es lo que él tratará de hacerte pensar, y así provocará que sigas siendo un esclavo del pecado. Sin embargo, no olvides que Cristo, Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cristo apareció para deshacer las obras del diablo. Él es el camino, es la verdad y es la vida. Búscalo a Él y verás cómo se mostrará en tu vida. Cuando lo haga, muchas cosas tendrás que cambiar. Muchas cosas serán descubiertas para ti por medio de la luz de Dios, y tal vez cuando las malas obras y malos pensamientos que tenemos sean hechos evidentes por medio de su luz, tal vez nos duela o quizá nos incomode, pero ten en cuenta que dolerá porque Dios nos está amando a través de la corrección, y nos está librando de la esclavitud a la que estábamos sujetos por no saber hacer el bien. Aceptémoslo. Venzamos el mal con el bien. Venzamos el pecado por medio del amor que Cristo ha mostrado al morir por nosotros, y echemos fuera el temor a cambiar, no por razón del castigo, no solamente pensando en el infierno, sino por medio del perfecto amor del Hijo de Dios. Porque como dijimos al principio, en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor lleva en sí castigo de donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. Saludos, y que Dios te bendiga.

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